Todo empezó con una simple frase.

-Yo puedo hacerlo mejor que Saori.

Recuerdo claramente como empezó todo, recuerdo la diversión en esos ojos esmeraldas.

Mierda recuerdo incluso lo atontada que quedé después de semejante caída y como ella reia suavemente por ello.

Mis manos aferran la tela del vestido blanco mientras mis ojos miran de un lado a otro nerviosamente.

Un carraspeo a mi derecha atrae mi atención, y yo giró el rostro tan rápido que siento al instante una punzada de dolor en el cuello.

El me mira seriamente, o al menos eso creo, ya que su tétrica máscara me impide ver su rostro.

-Eh...

-Sea bienvenida diosa Athena- exclaman a coro los trece chicos arrodillados al pie de las escaleras y yo de nuevo giro de golpe la cabeza hacía ellos.

-Mierda, debo dejar de hacer eso- susurro para mi al sentir de nuevo el dolor en el cuello.

De nuevo ese carraspeo y yo asiento, aferro el baculo dorado con mi mano derecha y me levantó, lentamente desciendo las escaleras hasta estar frente a ellos y con lo que yo considero dulzura les sonrio.

-Muchas gracias- exclamó yo con torpeza.

Pues estuve a casi nada de caerme de cara al suelo, debo aprender a caminar con tacones de nuevo por suerte el dichoso báculo me ayudo a no caerme estúpidamente y rodar sobre Mu.

-Aunque quizás eso no hubiera sido tan malo- no puedo evitar pensar al ver los bien formados brazos del chico, diablos soy una pervertida.

Agradezco a todo lo puro y santo del mundo ( que soy yo, ja modestia a parte), que ni Shion mi mucho menos Mu, puedan leerme la mente, eso seria jocosamente vergonzoso.

-Ahora que hago , ya llevan mucho tiempo ahi, mejor les digo que se levanten. Pobrecitos sus piernas se deben haber dormido ya- pienso con lástima mientras ellos permanecen ahi sin levantar el rostro siquiera.

Me apoyo ligeramente en el báculo, los estupidos zapatos me lastiman.

-Pueden levantarse- exclamó mientras me enderezo e intento ignorar el escozor en mis pies, estupidos callos.

Sus armaduras tintinean un poco cuando ellos se levantan, y sin evitarlo suspiro mentalmente al ver frente a mi a trece guapisimos chicos, ¡kyah! todos son más altos que yo.

Si han sido vistas fijamente por un guapo chico sabran lo que siento, multipliquen eso por trece y sorprendanse por el hecho de no haberme desmayado ahi mismo.

Mi corazón se acelera y mis mejillas se sonrojan, que vergüenza lo han visto.

Clavo la vista en el suelo y al fin Shion se apiada de mi.

-Pueden volver a sus puestos caballeros, la princesa necesita descansar.

- ¡Si!- Exclaman al unísono de nuevo.

Golpean con su mano derecha su pecho y tras hacer otra reverencia ellos se retiran.

Suspiro soñadoramente y me giro a ver a Shion, el cual se alarma de inmediato.

- ¡Athena!- Exclama el.- ¡Su nariz esta sangrando! ¡Sabía que aun estaba débil!

-Que oso- pienso mientras con mi mano tiento mi rostro y efectivamente ahí hay sangre - Ahora como le explicó que mi desangramiento no es por eso.

Bueno seguro se preguntan que paso, bueno eso es un relato para otra ocasión.

Solo les dire que esta esta es la historia de como yo una chica casi normal de 24 años termine convertida en Athena...