Renuncia: Todo a Marvel.


Lazos


«Mother do you think they'll drop the bomb?
Mother do you think they'll like this song?
Mother do you think they'll try to break my balls?»

Mother, Pink Floyd.


Le había visto crecer, día tras día, desde que no era más que un pequeño chiquillo con mejillas de durazno y cabellos de sol dorado. Bajo sus alas tuvo siempre la dicha de observarlo cambiar, muy lentamente -aunque nunca, jamás, creyese que había dejado de ser un niño-, a formas largas y delgadas, con sus luces brillantes y multicolores, y aquella energía suya en particular.

Peter era un hijo para ella. Peter era su niño, aunque no realmente, pues ella le había visto crecer y preguntar por sus padres, mas también le había llevado hasta el jardín de infantes y había ayudado a escoger el peluche más tierno del lugar; y le había preparado el almuerzo en cada día de escuela, para que al salir siempre se fuera con un beso en su frente de leche. Peter era un hijo para ella, al que siempre iba a amar. Al que siempre apoyaría como Spider-Man.

Aunque ahora, en su mirada, pudiese ver otro mundo, otras palabras jamás escuchadas, otros anhelos y otros pecados. Aunque ahora, de pie frente a la gran puerta de la casa, Peter temblara bajo la máscara -un temblor esperanzado-, con los puños cerrados hasta hacerse daño en los dedos ampollados. Y ella se acerca y levanta la máscara que era el símbolo protector de la ciudad, del que tanto se había enorgullecido siempre.

Aguarda un minuto. Y otro. Y otro.

Es su hijo, al que ha adorado desde siempre. Pero no es cierto; no es el mismo Peter, pues en ese fútil instante de miradas cruzadas, hay cansancio y dolor. Bajo aquellos zafiros las arrugas se tornan cicatrices y la mirada (de arrepentimiento) le taladra el alma. Le pesan los huesos y las malas decisiones.

—Te ves tan cansado, Peter.

Peter añora decirle algo, cualquier cosa, sin embargo no puede hablar.

Las palabras se le atoran en la boca, en una tela de araña.

—El universo no te ha tratado bien ¿verdad?

Peter reacciona al fin, y parpadea dolido. Se nota incómodo, como debatiendo algo consigo mismo. Al final asiente.

Tan diferente.

Pero

es su familia, o algo así, y cuánto ama volver a verlo.

Aunque sea por un instante.