Disclaimer: Digimon no es de mi propiedad. La historia aquí presentada es sólo con fines de entretenimiento.


Sueño Contigo


CAP I: El Concierto

Era la más hermosa sonrisa que ella jamás había visto, podía pasarse todo el día admirando aquella perfecta sonrisa, esos bellos ojos color zafiro y aquel cabello rubio que se agitaba sutilmente ante la pequeña brisa. Él la tomaba de la mano y sentía que unas mariposas revoloteaban dentro de su estómago, demasiado inquietas que hacían que en su fino rostro se vislumbrara una sonrisita nerviosa. El rubio le puso su mano sobre su cara, le acarició dulcemente y ella besó la mano con dulzura, entonces él se acercó a ella, la emoción invadió por completo su ser, no podía creerlo estaba a punto de besarlo y… «¡Tic, Tic, Tic!» El despertador empezó a sonar desesperadamente, haciendo que una joven castaña se levantara del susto, cayéndose de la cama llevándose consigo el artefacto.

—¡Maldita sea! —exclamó la chica, era su forma de decir "buenos días mundo"—. ¿Por qué siempre me despierto justo cuando me va a besar?

Una delgada castaña con el cabello alborotado puso el despertador en su mesita de noche, entre el cabello que le cubría la cara se distinguía sus ojos adormilados de suave color caramelo.

Debía llegar temprano a su trabajo, así que se metió a bañar, luego tomó café acompañado de una tostada la cual terminó de comérsela en el elevador mientras se ponía su saco y una zapatilla, Dios, si su jefa no fuera tan exigente y le diera si quiera 5 minutos más, no tendría necesidad de terminar de comer justo cuando salía de su edificio.

Tomó un taxi, de hecho se lo arrebató a un joven que quedó simplemente embobado con ella, bastó con poner carita de borrego a medio morir para qué este le cediera el auto.


La castaña se sentó en su escritorio, justo cuando su jefa pasó verificando que no faltara ninguna empleada, a su lado se encontraba una chica de cabello color morado con lentes redondos.

—Te salvaste por un pelito, Mimi —le felicitó la chica pelimorada—. Qué suerte tienes.

La aludida enseñó la lengua como forma de decir que se salía con la suya.


A la hora de comer, ella, la pelimorada y otra joven castaña de cabellos cortos se reunieron en el café que estaba frente a donde trabajaban.

—Hoy en día es más difícil encontrar personas que desean adquirir un seguro —se quejó la de cabello corto.

—Lo sé Kari, lo peor es cuando nos toca salir en busca de prospectos a los suburbios, las piernas no dejan de dolerte durante una semana —añadió la pelimorada.

Tanto la chica de lentes como la de cabello corto se la pasaron hablando sobre el trabajo, mientras que la otra castaña se veía perdida, con una mirada soñadora y una sonrisa plasmada en su rostro. La de pelo morado le chasqueó los dedos frente de la soñadora muchacha quien reaccionó.

—De nuevo embobada con un chico que ni por fotografía conoces —le replicó la pelimorada.

—Lo siento, Yolei, pero es que no puedo dejar de pensar en él —Mimi sonreía con alegría.

—Mimi, por culpa de ese chico desconocido que vez en sueños, no tienes novio porque estás esperando a conocerlo… sí serás una romántica empedernida —regañó Yolei, dejando escapar un suspiro de resignación.

—Pero es muy romántico, Yolei, ¿qué tal si en sus vidas pasadas Mimi y ese chico se conocieron y ahora se encuentran en sus sueños? —apoyó entonces la otra castaña.

—Es cierto, Kari, puede que eso sea, que ese chico tan guapo y yo nos conocimos en nuestras vidas pasadas y ahora lo sueño —Mimi se veía emocionada por esa idea.

—Perdonen hacerlas caer de su nube, chicas, pero eso me suena algo tonto —Yolei tomó un sorbo de su café, se veía un poco exasperada por lo crédulas que eran sus amigas.

—Hay lo dices porque como ya tienes esposo el cual te adora y a una hija simplemente preciosa, tú ya viviste tu sueño de amor, ahora deja que nosotras al menos nos hagamos ilusiones, porque aunque suene cruel, no sabemos si se volverán realidad —Kari le miró con cierto enfado a su escéptica amiga.

—Y acuérdate que cuando conociste a Ken no dejabas de hablar de él. A pesar de ser vendedoras de seguros, al menos a Yolei le fue muy bien, conoció a un detective que le va bien —agregó Mimi.

—Bueno, no me quejo, es verdad que Ken resultó ser el amor de mi vida y el hombre más encantador del mundo, además de ser responsable, lindo, cariñoso, detallista, romántico… —Mimi y Kari se vieron entre sí, las pupilas de su amiga estaban llenos de brillo, Yolei no dejó de hablar de su esposo por diez minutos— y sexi y bueno ya se imaginaran como es…

—¡Yolei! —reprimieron las castañas al unísono haciendo que su amiga se sonrojara.

—Pero lo que Ken gana no es suficiente para comprarnos la casa que queremos en los suburbios —finalizó Yolei, soltando otro largo suspiro.

—Pero lo que importa es que los dos están juntos, se aman y se apoyan, además tu hija es un amor, es más madura que Mimi —señaló Kari.

—Es cierto es más madura que yo… ¡Oye! —Mimi se indignó.

—Es verdad Mimi —esta vez Kari se había aliado con Yolei, así que Mimi tenía todas las que perder.


Regresaron al trabajo, recibieron llamadas, Kari tuvo que salir para ir a ver un cliente, así que se quedaron Yolei y Mimi, pero Yolei salía un poco temprano para ir por su hija a casa de sus padres.

—Suerte amiga, nos vemos mañana —se despidió la pelimorada.

—Salúdame a Ken y dale un fuerte abrazo a Ruki —Mimi le sonrió.

Al fin salió de su trabajo, odiaba los días que tenía que quedarse una hora extra a trabajar, pero todo fuera para tener su fin de semana deseado, aunque para ello todavía faltaran cinco días. El viernes por la noche viajaría Londres para ir al concierto de su banda favorita y no se lo perdería por nada, aunque le hubiera encantado que sus amigas le acompañaran pero Kari debía de hacer un examen el sábado y Yolei ya tenía un compromiso con su esposo por el aniversario de bodas y viajarían a Las Vegas.

Mientras iba a su departamento se acordaba como había adquirido los boletos, todo por llamar a la estación de radio y ser una de las ganadoras, fue la única ocasión que esperaba a que el despertador sonara para ir a recogerlo a donde se ubicaba la estación y recibirlos, no sólo eso, sino también le otorgaron el boleto de avión a Londres y el hospedaje en uno de los mejores hoteles de Londres. ¡Eso era suerte! La chica estaba feliz y guardaba sus boletos, sólo que no tenía con quien compartir el segundo, aunque en sí no había problema, podía ir ella sola.

Los días pasaban con lentitud, el miércoles fue especialmente pesado, porque le tocó ir a los suburbios a buscar prospectos y vaya que era difícil que uno que otro aceptara el seguro y le tocó la mala suerte de encontrarse con tipo pesado que le pidió que lo convenciera tener el seguro y ella se la pasó hablando de los beneficios que este le traería a su familia en caso de que él falleciera, pero lo que le molestó es que aquel tipejo le haya propuesto ser su amante.

Jueves, ya sólo era esperar un día más, trabajar un par de horas más para que el viernes saliera temprano y así regresar a su departamento por sus maletas ya hechas, las cuales había arreglado desde el momento que se ganó los boletos (hacía dos semanas y media) se hizo de sus ahorros para comprar obsequios a sus amigas, y aprovechar para conocer el mágico y maravilloso Londres.

Viernes, a cada cinco segundos veía el reloj de la computadora, el de su muñeca, el de la oficina… ¿Por qué la manecilla tardaba años en avanzar? ¡Dios, iba a perder el vuelo! La jefa pasó por su cubículo y la observo con aquellos ojos que a leguas denotaba la envidia y odio que le tenía a la castaña.

—¿A dónde piensa ir? —le preguntó la jefa de ojos color rubíes y su cabello de color rojo.

—Señorita Sora, perdón, pero hoy salgo temprano, he compensado mis horas de trabajo del día de hoy con las horas extras trabajados los días anteriores, además mi lista de clientes de este mes aumento un 20%, si gusta puede checar los informes que he entregado. Acuérdese que tengo días de descanso que no he tomado y pues por lo tanto el lunes no vendré a trabajar —estaba nerviosa, esa bruja seguro se inventaría algo para no dejarla salir.

—Ah, sí, pero los días de descanso no son acumulables… Necesito que me haga un informe de los prospectos que visitó la señora Smith para dentro de dos horas.

—¿Smith? Pero ella es muy responsable con sus informes.

—Lo sé, pero estamos a fin de mes y necesitamos toda la información para tener nuestros antecedentes y hacer nuestros estados financieros. Los necesito para hoy, ya que Smith se encuentra enferma y al parecer regresará para la siguiente semana —Sora le dejó caer un montón de papeles sobre el escritorio de la castaña, Mimi alcanzó a ver la risita de suficiencia que se le dibujo a la pelirroja.

—Pero mi vuelo saldrá en tres horas y no me dará tiempo, el aeropuerto se encuentra lejos —se dijo Mimi, a punto de estallar en lágrimas.

—No te preocupes Mimi, para eso tienes a tus amigas, nosotros nos encargamos del informe, tu vete a Londres —le dijo Kari que estaba acompañada de Yolei.

—¿En serio? —Mimi las miraba como si fueran unas Diosas.

—Por supuesto, eso sí, no olvides traernos un recuerdito eh —le pidió Yolei.

—Yo me conformo con que me traigas a un guapo inglés —dijo Kari.

Las tres chicas empezaron a reír.

Mimi estaba muy agradecida con sus amigas, así que no tardó en levantarse y marcharse de ahí, vio que el elevador estaba a punto de cerrarse, así que lo detuvo y en su prisa ni vio quién estaba adentro.

—¿Y los informes? —la voz de su jefa resonaba tras de ella, giró, sus ojos transmitían cierto miedo.

Sora estaba tras suyo.

—Eh, Kari y Yolei se harán cargo…

—Pero yo se lo pedí a usted.

—Lo sé, pero… pero es que debo de irme a Londres a un concierto de mi banda favorita, los Good Boys Bad que tocaran allí, me gane los boletos que sorteó una estación de radio y…

—¿Los Good Boys Bad? —repitió la pelirroja, Mimi asintió—. ¿Te ganaste boletos para ir a verlos a Londres? —la castaña volvió a asentir—. ¡Oh por Dios! Yo también llame para ganarme los boletos y no tuve la suerte que tú… ellos también son mi banda favorita.

—¿Eh? ¿Le gusta su música? —Mimi estaba impresionada, conocía a Sora por ser amargada, sola, rara, mala, entre otras cosas pero jamás pensó encontrarse con su faceta de chica que le gusta el rock.

—¡Por supuesto y sobre todo la música de GBB! —afirmó la pelirroja.

—Bueno, yo me gane dos boletos y pues no tengo un acompañante… ¿quiere ir conmigo? —no supo porque lo hizo, simplemente le pidió que le acompañara a Londres.

—¿Es en serio?

La castaña estaba a punto de decir que no, pero como solía ser ella, todas las personas por más malas que fueran, se merecían una segunda oportunidad.

—Sí —contestó con seguridad la castaña, sonriéndole.

—¡Gracias! —Sora se abalanzó sobre ella.

Estaba conociendo una faceta totalmente desconocida de Sora. Mimi iba a tomar el taxi pero entonces Sora se ofreció a llevarla.

—Será más rápido, me conozco unas rutas que hará que tengamos más tiempo —le dijo la pelirroja.

Estaba simplemente sorprendida, para nada se le veía esa mirada de pocos amigos que siempre cargaba Sora, ahora era totalmente distinta. Quedaron en verse en el aeropuerto en una hora.

Sora ya estaba esperándola, en el aeropuerto, a duras penas había llegado a tiempo, pasaron con la señorita para mostrarle los boletos, luego abordaron el avión y a pesar de las diferencias que existían entre las dos, en ese momento compartían el nerviosismo. Mimi estaba emocionada por ver a su banda favorita y conocer Londres y Sora al parecer por lo mismo, aunque Mimi aseguraba que la pelirroja ya conocía Londres.

—He venido a Londres antes, y conozco un poco, sé donde se encuentra este hotel porque lo que necesitamos ahora es descansar, el cambio de horario nos descompensa, así estaremos frescas para el concierto. Mimi, gracias por invitarme, a pesar de ser tan dura contigo… gracias.

—No hay de qué —se limitó a decir la chica, a ver si con eso, la pelirroja cambiaba su forma de tratarla.

El mejor día de su vida había llegado, estaban en primera fila gracias a Sora, haberla llevado tenía sus beneficios, pues la pelirroja tenía contactos. Estaban eufóricas a la espera de que el concierto iniciara.


Tras bambalinas, un joven se asomaba para ver la gente tras el escenario. Era muchísima y no podía evitar que los nervios le invadieran por completo. Un rubio checaba su guitarra, el joven levantó su mirada, poseedor de unos bellos ojos color zafiro, una sonrisa encantadora se le dibujo en su rostro.

—Tranquilo, sí te pones así, no podrás tocar la batería —le dijo el rubio.

—¡Pero Matt! Es la primera vez que tocamos frente a muchos… —le replicó ese chico.

—Sí, pero así se ha abierto el camino de grandes bandas, los Good Bad Boys iniciaron abriendo concierto de otras bandas famosas ¡y míralos dónde están! —dijo otro de los chicos.

—Tuvimos suerte que en su visita a Japón se hayan fijado en nosotros y nos hayan propuesto venir a Londres a abrir su concierto —afirmó otro joven que en sus manos poseía un bajo.

—Cada concierto que hemos dado en Japón en lugares pequeños solemos dar lo mejor de nosotros, esta vez, vamos a dar un poco más de lo mejor, chicos, ¡nosotros haremos vibrar a ese público! —dijo Matt, dándole animo a sus compañeros de banda.

—Bueno, eso será fácil, ya que el 70% de los que vinieron, se tratan de mujeres, y aprovechar que el vocalista de tu banda está guapetón… pues dalo por hecho —habló un joven moreno de cabello color chocolate y ojos del mismo color.

—Cállate Tai, que tu vienes de colado aquí —respondió Matt.

—Yo quería conocer Londres —se defendió Tai.

—Sí, pero hay formas más dignas de pedir que te traigan a Japón y no llenándome de regalos —le reprochó el rubio.

—Pero me salía más económico comprarte los regalos que comprar el boleto a Londres y pagar el hospedaje, contigo eso me salió gratis, además, soy tu representante —espetó el moreno.

—Te autonombraste nuestro representante… pero bueno, para que me desgasto, ya estás aquí y ni modo que regresarte —Matt se preparó para salir.

El rubio suspiró y se acordó de los sueños que tenía con aquella castaña que ni conocía, sólo que le era muy extraño soñar con ella todos los días y que sus sueños se tornaron más reales en cuanto llegó a Londres, que había sido el día anterior.


—¿Estás lista para gritar como loca? —le preguntó Sora.

—Sí, no me importa quedar afónica por una semana —afirmó la castaña.

La banda que iba abrir el concierto, salió al escenario, un hombre salió anunciando que se trataba de los Teen Wolves provenientes de Japón y pidió un aplauso. Empezó a iluminarse más el escenario permitiendo ver a los 4 integrantes de la banda, uno de ellos tras de la batería, otro en el bajo, otro en el teclado y un rubio que en ese momento se encontraba de espaldas con el micrófono en mano. La música se hizo presente, las chicas empezaron a emocionarse y gritaron como locas al escuchar la varonil pero hipnotizante voz del vocalista. Cuando el rubio llegó a la estrofa donde la canción se tornaba más enérgica, giró, viendo a la multitud, la cual se enloqueció al verlo, era mucho más guapo que el vocalista de la banda por la cual asistieron al concierto.

—N-no puede ser —soltó la castaña, mirando con los ojos bien abiertos al vocalista de la banda Teen Wolves.


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N/A:

¡hola! Cómo están? Espero que se encuentre muy bien en todos los sentidos :) bueno, pues les presento una pequeña historia (porque no será mayor a 5 capitulos) sobre una idea que me anduvo rondando durante varios días y pedía a gritos salir (ya hasta la soñaba) espero actualizarla cada semana o menos tiempo, espero que les agrade mucho y bueno, no mencione la edad pero aquí se las diré: Mimi 25 años, Yolei 25 años, Kari 24 años, Sora 26 años, Matt 26 años, Tai 26 años, Ken 26 años. Espero que el primer capitulo les haya gustado, y me dejen sus valiosas opiniones =) las esperaré ansiosa.

Se despide de ustedes con un abrazo y un beso:

XANHEX

=)