¡He vuelto! Llevaba ya un tiempo sin subir ninguna historia nueva debido a la falta de ideas pero justo ayer se me ocurrió esto. Espero que os guste.
PD Laurel está viva en esta historia
Sara terminó de aplicarse el maquillaje y miró su reflejo en el espejo. No le apetecía nada acudir a su cita de esa noche, pero tanto su madre como Laurel le habían hecho jurar que, por lo menos le daría una oportunidad, de modo que se había arreglado un poco, aunque no tenía ninguna intención de volver a ver a ese tipo una vez la cita hubiese acabado.
Sabía que su madre y Laurel tenían buenas intenciones al intentar emperejarla con este tal Zack, un compañero de trabajo de Laurel en la fiscalía, pero ella no estaba interesada en absoluto en tener una relación estable y ese chico no parecía del perfil de tener una aventura de una sola noche.
No, eso era mentira, si que estaba interesada en tener una relación estable, pero no con una abogado de Star City, o con cualquier otro hombre o mujer que su madre pudiese presentarle, sino con un cierto ladrón de Central CIty con el que había formado equipo durante más de seis meses, viajando en el tiempo para evitar que un psicópata inmortal acabase dominando el planeta.
Tan solo había un pequeño problema; Él no la recordaba.
Habían pasado casi diez semanas desde que encontraron a Leonard flotando entra los restos del Oculus. Milagrosamente seguía con vida y lo llevaron de inmediato a la Bahia Médica para que Guideon le tratase.
Sara no se apartó de su lado en ningún momento durante los tres días en los que estuvo inconsciente. A pesar de que el resto del equipo no dejaban de insistir en que fuese a descansar y que la avisarían si pasaba algo, ella se negó a soltar la mano de Leonard y amenazó a todos con romperles varios huesos si intentaban alejarle de él aunque fuese tan solo por un instante.
Sabía que probablemente no estaba actuando de la forma más racional, pero no podía evitarlo. Leonard estaba allí, vivo y según Guideon se iba a recuperar completamente y podía despertarse en cualquier momento. Sara no le había contado a nadie como habían cambiado las cosas entre ella y Leonard poco antes de su supuesta muerte. El beso, la charla en la que él, a su peculiar manera, había confesado que tenia sentimientos por ella, su respuesta...
¿Quieres robarme un beso Leonard? Mas te vale ser un gran ladrón
Esas palabras no habían abandonado su mente desde que dieron a Leonard por muerto. Más de una noche había llorado hasta quedarse dormida, odiándose a si misma por haber sido tan estúpida, y tan cobarde, por no haberle confesado que ella también había pensado en un futuro para ellos, un futuro que ya nunca iba a existir por que él estaba muerto.
Afortunadamente, por una sola vez, parecía que el universo estaba dispuesto a darle una segunda oportunidad. Leonard estaba de vuelta, podía corregir sus errores, podía confesarle lo que de verdad sentía por él, podía decirle que ese beso en el Oculus no había sido solo por la tensión del momento, o por lastima, sino porque se estaba enamorando de él, y quería tener un futuro a su lado.
Pero claro, las cosas nunca podían ir tan bien, al menos no para ella. Cuando Leonard finalmente se despertó, no parecía saber donde estaba y a Sara le llevó un buen rato lograr que se calmase. Cuando terminó de explicarle que estaba en la Wavereider, que estaba a salvo y que no tenia nada de que preocuparse, Leonard la miró fijamente durante casi un minuto antes de pronunciar las palabras que romperían en mil pedazos el corazón de Sara.
"¿Quien demonios eres tú?"
Sara noto como una lagrima resbalaba por su mejilla y se la limpió sin preocuparse por si se estropeaba el maquillaje. Aun le resultaba doloroso pensar en ello.
Guideon les había informado de que Leonard había olvidado por completo el ultimo año de su vida, lo cual significaba que también la había olvidado a ella. Con un nudo en la garganta Sara le había preguntado que probabilidades había de que la recuperase, a lo que Guideon le había informado que eran inferiores al 1%.
Leonard había exigido de inmediato que le devolviesen a Central City. Habían intentado explicarle que él formaba parte de ese equipo y todo lo que habían hecho juntos durante los últimos meses, pero a él le dio absolutamente igual. Ese ya no era el Leoanrd Snart que se había sacrificado por el equipo en el Oculus, sino el mismo bastardo de corazón frío que era cuando se conocieron, y que no dudaría en matar a ninguno de ellos si fuese necesario, excepto a Mick ya que era el único al que conocía.
Así pues decidieron que lo mejor era hacer lo que les pedía y devolverle a Central City 2016. De todas formas, con Vandal Savage muerto todo el equipo iba a volver a su época para tener un tiempo de descanso. Sara había ido a ver algunas veces a Leonard durante los primeros días, con la esperanza de que él acabaría recordándola, pero no recibía más que indiferencia por su parte. Finalmente renuncio, era demasiado doloroso mirar a los ojos al hombre al que amaba y verlos fríos como el hielo, sin recordar nada de ella, de todo lo que habían pasado juntos. Mick le había prometido que la avisaría que Leonard empezaba a recordar algo, pero habían pasado más de dos meses y no había tenido noticias suyas, de modo que ya había perdido la esperanza.
Decidida a no pensar más en Leonard, eligió un par de pendientes y comprobó una vez más la dirección que le había enviado Zack, al mobil, un par de horas atrás. Frunció el ceño con disgusto. Parecía que Zack ni siquiera se había molestado en preguntarle a Laurel que clase de comida le gustaba, porque había reservado mesa en un restaurante italiano del centro de la ciudad, y ella odiaba la comida italiana. En cuanto leyó el mensaje pensó en decírselo, para cambiar de lugar, pero se lo pensó mejor y no dijo nada. Al menos, de ese modo tendría una excusa para irse pronto si la cita no iba bien.
Salió de su apartamento y empezó a caminar por las calles de Star City, ya que ese restaurante no estaba demasiado lejos de donde vivía cuando se topó de frente ni más ni menos que con Leonard Snart.
"Vaya esto si que es una sorpresa" La saludó "Tan grande que es esta ciudad y yo me topo con una de las dos únicas personas en ella que conozco"
Esto no puede estar pasando Pensó Sara en completo shock. Lo ultimo que necesitaba ahora era verle a él "¿Que demonios estás haciendo aquí?"
"Tengo un asunto pendiente aquí y he venido a zanjarlo" Leonard la estudio con ojos fríos y calculadores "Te veo muy arreglada. ¿Acaso tienes una cita?"
"Pues si, tengo una cita, y estoy llegando tarde por tu culpa, de modo que si no te importa..."
"¿Puedo preguntar con quien?" La interrumpió Leonard.
Sara apenas fue capaz de controlar su furia. ¿Que derecho se pensaba que tenía él para hacerle esas preguntas después de todo lo que había sufrido por su culpa? "Eso no es de tu incumbencia"
"Ya veo, no quieres dar nombres por si sale mal, muy lista, espero que por lo menos te lleve a un sitio decente"
"Tampoco es asunto tuyo, pero si tu vida es tan aburrida que necesitas meterte en la mía, te diré que vamos a cenar a un restaurante italiano que no queda muy lejos de aquí. Puedes venir a hacernos compañía cuando acabes con lo que sea que vas a hacer" Siseó Sara y apartó a Leoanrad de un empujón, sabiendo que tenia que alejarse de él cuanto antes, o acabaría haciendo una estupidez, como ponerse a llorar.
"Tú odias la comida italiana" Dijo Leoanrd entes de que Sara hubiese podido alejarse más de unos pocos pasos.
"Ya, bueno, la reserva ya está hecha y..." Sara se detuvo en seco cuando su cerebro procesó las palabras de Leonard. Cerró los ojos, notando como las manos empezaban a temblarle "¿Que acabas de decir?"
"Tú odias la comida italiana" Repitió Leonard "Si de ti dependiese podrías pasar toda tu vida comiendo únicamente pizza y hamburguesas, o al menos eso fue lo que me dijiste un día que estábamos en la Wavereider y me di cuenta de que casi siempre le pedías a Guideon que cocinara lo mismo para ti. También me dijiste que tus gustos culinarios era una de las pocas cosas que tu tiempo en La Liga de Asesinos no cambió en ti"
"Dios mio" Jadeó Sara, aun sin atreverse a abrir los ojos.
"Sara" Sara se estremeció al notar el aliento de Leonard haciéndole cosquillas en la oreja "Por favor, mírame"
Cuando abrió los ojos, la mirada de Leonard estaba muy lejos de ser fría.
