Hola! Bueno lo primero agradecerles por los comentarios a mis fics. Recibí varios mensajes privados que me decían que mi redacción había mejorado drásticamente. Bueno los one-shorts que estuve haciendo fueron para probar mi redacción y al parecer esta está muy mejorada. Sin más que decirles espero que disfrutéis esta historia, y si ustedes me lo piden podría hacer una versión de Akane y Ranma, claro que habría algunas diferencias.
Vida de una pareja anormal:
Prologo:
El alba había aparecido en todo su esplendor por el cielo e iluminaba la gran casa ubicada, no muy lejos de la aldea de Kaede. Ubicada a mitad del bosque, tenía todo el esplendor de una casa de un señor feudal. Abarcaba gran cantidad del terreno del bosque y, no muy lejos había una corriente de agua que otorgaba una vista y comodidad digna de un dios.
La luz se filtraba por una de las habitaciones. Donde se podía ver a un hanyou, un marginado de la sociedad, abrazando posesivamente una hermosa joven. Ambos recostados en un futon sin más prendas que su propia piel. Ella acurrucada en sus brazos y el abrazándola, colocando sus fuertes brazos en su pequeña cintura. Una imagen digna de una pintura.
El joven hanyou empezó a despertar, al abrir los ojos, se pudieron apreciar dos orbes, tan doradas que hasta el mismísimo sol tendría envidia. Y estos dos hermosos ojos dorados reflejaban a simple vista. Felicidad. Era tan obvia que hasta un ciego podría verla. Empezó a levantarse con suma delicadeza, lo menos que deseaba era despertar a la hermosa joven que compartía su lecho. Amaba verla dormir. Sus pestañas tapando las dos orbes marrones, que tanto amaba; su pequeña boca entreabierta, incitando, en una súplica casi oculta, a probarla; sus bellas facciones dibujando una sonrisa casi imperceptible.
Si alguien le hubiera dicho que terminaría casado con una miko y , para rematar del futuro. Hubiera soltado una carcajada irónica. Pero ahora esa era su realidad, y a decir verdad le encantaba.
Sonrió. Hace unas cuantas semanas toda había sido un caos, por algo muy simple su timidez. Siempre se había considerado un guerrero fuerte, pero al momento en que debía enfrentar a la vida de pareja, se desmorono.
Cuando recordó las fases que expuso el monje, no sabía si echarse correr o afrontarlo como hombre. ¡Pero él era un guerrero! Si había que pasar por esas fases para que Kagome fuera suya ¡lo haría!
Todo fue un caos total, ahora toda la aldea creía que tenía gusto tanto por mujeres, que por hombres. Y todo gracias al pervertido de Miroku. Lo hubiera matado de no ser, por su esposa, Sango. Ella lo había amenazado de muerte si legaba a matar a su marido, ya que no quería quedar viuda y mucho menos con ¡tres hijos! Pero si le permitió darle un escarmiento.
Tuvo que pasar las siguientes facetas: Primero, ser su prometido y los derechos y obligaciones que este conllevaba. Segunda, la despedida de soltero (obviamente idea de Miroku). Tercera, la boda. Cuarta, la luna de miel. Quinta, la vida de esposos.
¡Uff!, si se ponía pensar todo lo que había sufrido para estar con Kagome, sufrió, es verdad, pero tuvo una gran recompensa. Después de todo Kagome estaba con él.
-En que piensas Inu – oyó la melodiosa voz de su, hora esposa. Estaba tan internado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando había despertado.
- En lo que tuve que pasar para poder estar contigo – dijo con algo de picardía.
-Fue un camino duro para el fuerte de Inuyasha – dijo ella mostrando una sonrisa, mientras hacia ese comentario con cierta burla.
-pero valió la pena – replico él. Y con ansias se fundió con su esposa en un beso.
Porque no importaba lo que hubiera sufrido, si era por Kagome. El iría hasta el otro extremo del mundo, por sus caprichos. Él amaba a esa mujer más que a su propia vida. Y ahora era suya, egoístamente suya. Y él se encargaría de que eso fuera permanente.
