DISCLAIMER: LOS PERSONAJES LE EPRTENECEN A TITE KUBO.
CAPITULO 1-.
El estridente sonido de la alarma lo despertó casi de inmediato. Nunca antes había tenido que usar alarma para despertarse pero, ya desde hace bastante tiempo que la necesitaba si no quería quedarse dormido.
Se alisto como rayo, no porque llegara tarde sino porque esa era su rutina. Antes de salir, reparó en el bulto que estaba en la cama. Apenas y se notaba que respiraba. Estaba bien.
En cuanto cerró la puerta el bulto comenzó a removerse. A veces él hacía tanto ruido que era estresante. Sabiendo que no iba a poder dormir se levanto. Tenía tantas ganas de quedarse ahí sin hacer nada. Todo el día. Pero no podía, tenía deberes que hacer. Arrastrando los pies, entró al cuarto de baño y casi tropieza por un charco de agua que había debajo de la bañera.
—Ese hombre nunca aprende— medio gritó levantándose. Siempre, siempre que usaba la bañera dejaba todo tirado. Ni si quiera se molestaba en limpiar después de salir. Era estresante tener que recordarle todos los días. Y como siempre, seguramente comenzaría con "tenía que irme a trabajar" o "el trabajo es primero" y luego se quedaba dormido. O simplemente salía de la habitación para hacer cualquier otra cosa que no sea discutir con ella. Él nunca quería discutir con ella. Para suerte de él pasaba los 7 días de la semana, 16 horas del día en el trabajo y el resto dormido hasta que tenga que ir nuevamente a trabajar.
Cuando, por fin, pudo recostarse a relajarse en la tina suspiro.
Así no se había imaginado su vida. Nunca creyó que acabaría todas las mañanas, enojada por que el piso del baño estaba mojado. O que no vería a su marido más que unos minutos antes de irse a dormir.
Ella no estaba viviendo. Nada.
Extrañaba jugar soccer, ver el atardecer, poder acostarse en su cama y escuchar música o… o pasar tiempo con su marido. Ya no era como antes. Cuando no podían separarse y si lo hacían, se reencontraban con una larga sesión de besos. Incluso en los primeros años de matrimonio era realmente bueno. Los habían disfrutado tanto. Toshiro llegaba a faltar a su trabajo, tomaba días de descanso o vacaciones para pasarlas ambos en el mundo humano. Extrañaba esos días. Extrañaba a ese Toshiro.
¿Cómo había cambiado todo?
Ni siquiera se dio cuenta. Un día estaba viviendo en el paraíso con Toshiro y al siguiente estaba amargada por que el piso del baño estaba húmedo cada mañana.
Llevaba 50 años de casada. Y ya se había acabado todo.
Se abrazó a sí misma. Ahora asustada. ¿Y sí había dejado de querer a Toshiro? ¿Y si él dejo de quererla a ella? Seguramente su vida amorosa con Toshiro había acabado.
No quería eso.
Quería volver a sentir como se estremecía con su toque, como sus besos le quitaban el sueño, como una sonrisa podía alegrarle la semana entera.
"Quizá simplemente ya se acabo el amor" pensó jugueteando con el agua y luchando por no llorar. Ese matrimonio era su vida, no solo porque dejó su vida, literalmente, para estar con él, sino porque ¿Qué mas haría? ¿Ir a buscar a otro? No. Nunca tendría lo que tuvo con Toshiro. ¿Pasar el resto de su larga vida shinigami sola? No soportaria tanta soledad.
Sus ojos se desviaron al reloj que estaba colgado frente al espejo.
Era tarde. Bastante tarde.
Ató su largo cabello descuidadamente, se coloco su uniforme y salió con shumpo directo al trabajo.
Cuando llego al escuadrón ya habían pasado 2 horas desde que empezó su turno. Tenía que ir con el capitán y explicarle.
Genial, lo último que quería que le gritara lo incompetente que era. Avanzó por los pasillos y notó que extrañamente, había muchas más personas que no conocía. Pero ella conocía a todos en el escuadrón. Lo que significaba que había nuevos reclutas.
Ni siquiera recordaba cómo se sentía ser nuevo recluta. De hecho la mayoría de los recuerdos eran momentos con Toshiro.
Los primeros meses no podían quitarse las manos de encima. No recordaba una noche o una mañana en que no hayan hecho el amor. Toshiro había sido tan apasionado. Solo pensarlo hacia que todo su cuerpo se estremeciera. También recordaba que cada vez que lo hacían, cada vez que la besa él siempre le repetía cuanto la amaba.
Nadie nunca hubiera creído que Toshiro era de los que decían "Te amo" de hecho casi nadie creyó que estaban juntos al principio. Pero nadie conocía a Toshiro como ella, o por lo menos como antes lo conocía.
Tocó la puerta de la oficina del capitán. Cuando escuchó el "pasa" tragó en seco.
Cuando abrió la puerta se sorprendió de no ver la cara del capitán, sino la de una chica que nunca había conocido. Tenía el cabello rubio largo, que terminaba en su espalda baja. Ojos azules y enormes con unas pestañas que no podían ser naturales. Su rostro era ovalado y su nariz pequeña y fina. Parecía modelo de revistas como las del mundo humano. Aunque esta no parecía que era anoréxica o que había recurrido a cirugías.
La chica hecho un último vistazo al capitán con una expresión coqueta, como si estuviera comiéndoselo con los ojos. Luego le dio una mirada a Karin, como si la estuviera evaluando. Salió de ahí pavoneándose casi chocando el hombro con Karin.
—Llegas tarde. — el capitán estaba sentado en el escritorio mirando los varios papeles que tenía que revisar. Ni siquiera la miro a los ojos.
—Fue tu culpa, no limpiaste el baño.
—Tengo trabajo no puedo ocuparme de esas cosas — Toshiro firmo algunas cuantas hojas. — No se sí te has dado cuenta pero hay nuevos reclutas. Tengo aun más trabajo.
— ¿Y crees que yo si tengo tiempo para preocuparme por ellas? ¡No eres el único que trabaja!
—Yo soy capitán. — Toshiro ni se inmutó ante la inminente discusión. No tenía tiempo para ello, de por si tenía suficientes preocupaciones.
—Y tienes un teniente y a otros chorro cientos de shinigami a tu mandó. Cualquiera puede hacer tu trabajo pero tú ni siquiera puedes limpiar el bendito baño.
—Karin, por favor no vengas a molestar. Estoy ocupado.
—Tenías tiempo para la recluta esa antes que yo ¿no? — puso sus manos en sus caderas lo cual, milagrosamente Toshiro se dio cuenta. Eso solo podía significar que la discusión apenas había comenzado.
—Yukiko estaba ayudando, algo que últimamente no haces mucho en este escuadrón. — dejo a un lado los documentos mientras miraba a Karin.
— ¡Yo ayudo en este escuadrón! — grito acercándose. Odiaba que Toshiro pusiera esa cara fría y sin expresión. Esa cara que ponía con todas las personas, antes para ella era la excepción, nunca se portaba tan distante pero ahora, era una más de los que no quería que se acercara a él. Ese era el objetivo de ese rostro, no mostrar si le importabas o no.
— ¿entonces qué estás haciendo aquí parada? — enarco una ceja.
Sus ojos no eran como antes, no daban a decir nada.
Todo él era tan frio. Sintió un gran dolor que le comprimía el pecho. Se acabo. su matrimonio se había acabado.
Contuvo las lágrimas, no quería que Toshiro la viera llorar por él.
Pero él ya sabía. Ella estaba triste. Quería decir algo. Debería decir algo pero solo se le quedó viendo cuando salía.
Se sentía idiota.
¿Cuándo había comenzado a tratarla así?
Rememoró los últimos años. Era un patán, era un idiota. Se habían distanciado tanto. Su trabajo lo absorbió y Karin quedó de lado.
Él no quería que terminara. Lo mejor sería hablar con Karin. Aun podían solucionarlo.
Se levantó y camino hasta la puerta pero cuando la abrió apareció Yukiko. Ella había sido de gran utilidad con el papeleo. Cuando llegó a su oficina, ella ya estaba ya haciendo papeleo, era más eficiente que su propia teniente.
— ¿Qué pasa? — preguntó tratando de evadirla.
—Le traigo un desayunó hecho por mí misma — dijo levantando el obento. No había almorzado aun pero no sentía tanta hambre.
—No tengo tiempo. — Yukiko no se apartó del camino. Lo cual lo irrito.
—Pero Hitsugaya-taicho…
—¿Sabes por dónde se fue Ka…Kurosaki-san— se corrigió, para mantener su profesionalidad le llamaba por su apellido en el trabajo.
Yukiko frunció el ceño.
—No. — contesto cortante. Toshiro ni siquiera notó que estaba enojada. — pero no se preocupe por ello en estos momentos Taicho. Sera mejor que se relaje unos momentos, últimamente ha estado demasiado presionado. — coloco sus manos en los hombros y lo llevó a su silla. Comenzó a darle un lento masaje que no parecía mal intencionado pero aún así le quito sus manos de encima. Sí Karin se fue con shumpo, y seguro que lo había hecho, ya no podría alcanzarla.
—Oh Karin-chan ahí estas — la teniente de la decima división se acercó a ella. Había estado entrenando en el dojo desde que salió de la oficina de Toshiro. Ella nunca se había caracterizado por encerrarse en su cuarto a escuchar música deprimente y llorar por sus pesares. Prefería matarse de cansancio. Estaba acostada en el piso de madera después de una ardua sesión de entrenamiento.
— ¿Qué pasa Rangiku-san?
—Te he estado buscando por todas partes. — reclamó haciendo pucheros.
—¿Por qué? ¿Me llama Toshiro? — sonó demasiado ansiosa para su gusto.
—No ¿Por qué?
—Nada — Esa era lo peor que pudo decirle a Matsumoto, un nada, en su idioma significaba "tengo algo condenadamente malo" por lo que ella recurría a su plan de "O me lo cuentas o me lo cuentas" lo cual no era nada bueno. Matsumoto no tuvo ni siquiera que decir nada porque Karin comenzó a hablar solita. — Toshiro y yo estamos separándonos — su voz se le quebró pero desvió la vista para que no viera que quería llorar.
—¿Qué? Pero ustedes no pueden separarse son la pareja más feliz que conozco. Además la más pasional, y eso que yo he visto muchas— aseguro poniendo un dedo en sus labios y rememorando la vez que los había cachado haciendo…"trabajo" a altas horas de la noche en la oficina de Toshiro.
Karin se sonrojo levemente.
—Todo se acabo Rangiku-san. Se nos acabo el amor.
—Oh Karin-chan el amor no se acaba. Se puede dormir pero tienes que luchar por despertarlo.
— ¿Qué quieres decir?
—Que aun puedes salvar tu matrimonio. Tienes que re-enamorar a mi Taicho. Y yo te ayudare.
MIL GRACIAS A TANIA WALKER POR AYUDARME A HACERLO A PESAR QUE ÚLTIMAMENTE ESTA SUPER OCUPADA.
¿QUE HARÍA SIN TI NEE-SAN?
REVIEWS SI LES GUSTO.
