Anna quiere curar a Ray.

Ray no solo es un producto premiun, es un producto perfecto.

Es el primer San Valentín en el buque. Los niños de Grace Field deciden festejarlo invitando a los de Goldy Pond mientras Emma sigue en cama recuperandose platicando con las chicas a quienes les entregaran sus Honmei-choko.

Tras reunirse con el quipo elite de Norman, Ray inventa una excusa para salir de la oficina con Emma para que no se vean descubiertos con respeto a la empatía de Emma con los demonios. Lo sé mal resumen.

Ray narra los sucesos desde su punto de vista.

La verdad, solo hice este fic de como persivo a Ray. En ese momento ya estaba al día con el manga cuando el capítulo era el 118 en español. Y un día antes fue su cumpleaños.

Ray es tan social como una piedra, tiene el ritmo de un cadáver y nunca más quiere ir a una pista de baile. Pero Anna está feliz con eso.

La cosa va así: es que hay una niña, vale. Y es que también la niña es un precioso rayo de sol. (Y teme quedarse ciego al observar tan directamente.)

—¿Qué? ¿Que Ray y Anna están en una relación, como, como una pareja, de esas del tipo enamorada? ¿... Eso es posible, siquiera? —y, está bien, hará como que la pregunta no le ha ofendido.

—Lo apruebo. —Esa es la única sentencia de Ray. (O: Donde Ray realmente quiere que sus amigos terminen juntos.)

Cantará la canción mientras la flor perfora su pecho; justo como ese ruiseñor.

Emma y Norman solo quieren salir con su mejor amigo. Ray les da razones para no hacerlo. [ TRADUCCIÓN [ [AU REN]

Yuugo odia a Norman, incluso más de lo que debería. [Semi Au] [REN Yuugo]

Y empieza con que son niños con los ojos llenos de amor y destinos ya marcados, donde no se puede escribir la palabra amor —y todavía así lo lograron—. Y con lo que termina es… que son niños enamorados (que no saben amar).

Hay pensamientos, siempre, y los últimos son los mejores y a su vez los más dolorosos.

Las recuerda perfectamente bien; son las preciosas y perfectas melodías que su madre cantaba.