¡Hola! He tenido un fin de semana horrible, y para desahogarme, he escrito dos pequeñas historias. Ésta es la primera. Espero que os guste.

Frustración

Sintió el sudor correr por su frente, pero no se detuvo. Golpeó un vez más el saco de boxeo, mientras la adrenalina corría por sus venas. Estaba llena de frustración, de rabia, y necesitaba desahogarse de alguna forma. La cara de esas cinco mujeres la perseguía cada vez que cerraba los ojos, y tenía que hacer algo. En ocasiones se preguntaba qué hacía allí, qué era lo que la seguía impulsando a seguir en el FBI, en la UAC, a levantarse cada día y ver el horror más grande jamás imaginado a manos de monstruos humanos. Ni siquiera la satisfacción de casos resueltos, de niños que vuelven con sus padres, de maridos que recuperan a sus mujeres, de hermanos que abrazan a sus hermanas, ni de los sudes que terminan en la cárcel o muertos, la hacen sentir mejor en estos momentos. Cada vez que escuchaba a JJ o a Hotch eso de: "tenemos un nuevo caso", le daba un vuelco al corazón. Amaba su trabajo por encima de todas las cosas, pero algunas veces le costaba entender porqué hay tanto horror, porqué hay gente capaz de hacer tanto daño. Es su trabajo tratar de entenderlos, pero no, hay veces que eso es imposible.

Seguía golpeando con fuerza el saco de boxeo, derecha, izquierda, derecha, izquierda, mientras visualizaba la cara del sudes en el saco. Era su manera de concentrarse, de sacar toda la rabia que sentía por todo el dolor y el horror vivido a diario. Unos casos golpeaban más que otros, y ese había sido de los más duros. Cinco mujeres asesinadas después de ser violadas y torturadas, y el sudes se había suicidado, antes de preferir terminar en la cárcel. Eso era lo que más le había dolido a ella, que no iba a pagar por todo lo que les había hecho a esas pobres mujeres, y por lo que sufrirían ahora sus familias.

Cuando sintió que el cansancio empezaba a invadirla, decidió parar. Su respiración era acelerada, y se quitó los guantes tratando de controlarla. Se sentía más relajada, a pesar de todo. En momentos cómo éste, el boxeo era un buen método de sacar toda la tensión acumulada.

Recogió sus cosas y saludó con la cabeza a las pocas personas que quedaban en el gimnasio, mientras se dirigía a las duchas. Allí la conocían, pero nadie hablaba con ella. La veían pelear y hacer deporte y era conocida cómo la chica solitaria.

Emily salió al aire fresco del mes de Octubre y respiró hondo. Esperaba que el próximo monstruo al que tuviera que enfrentarse, fuera menos monstruo que éste último.

FIN