Capítulo 1: Smells like… coming home.


Al mismo tiempo en que mis manos se asían con fuerza de los apoyabrazos del asiento, mis ojos se cerraban y me esmeraba por permitir que lo único que nublase mis sentidos fuera la ecléctica melodía que viajaba desde el iPod, a través de los auriculares, hasta llegar a lo más recóndito de mi mente.

Desde chica padecí cierto pánico a volar pero a diferencia de lo que la mayoría de las personas hace, yo nunca dejé que el miedo a estar en las alturas, suspendida en un avión que ante la inmensidad del infinito cielo parece incluso más frágil de lo que en realidad es, me domine.

La constante a lo largo de mi vida es la necesidad de ser yo quien tiene el control, y en base a esto es que desde hacía años había encontrado una solución a esa sensación de ansiedad que me invadía cuando el avión ascendía o descendía.

No soy gran fan del movimiento grunge, aunque debo reconocer que tampoco me es indiferente. No obstante encuentro esa guerra que se libra entre guitarras distorsionadas y fuertes y marcados beats de batería, como una batalla sónica hipnotizante.

Y en ese momento, suspendida en el aire, al mismo tiempo en que mi ansiedad y los latidos de mi corazón se aceleraban, lo hacía también la intensidad de la música que se filtraba por mis oídos, haciendo que me pierda a tal punto que cuando el avión toco tierra firme, mi atención dejó de estar precisamente en el descenso.

Las mismas manos que antes se aferraban a los apoyabrazos, ahora descansan lánguidas sobre los mismos. Entretanto mis dedos intentaban seguir el tempo que la batería imponía, mismo que mi cabeza, la cual se movía al ritmo de la música, distando de lo que pasaba unos diez minutos antes cuando estaba rígida, junto al resto de mi cuerpo, en el asiento.

Al tiempo en que todos comenzaron a removerse en sus lugares, aguardando impacientes por el momento en que se nos indicara que podíamos comenzar a abandonar el avión, mis labios se curvaron lánguidamente hacia arriba, permitiendo que una sonrisa se forme en ellos. Mis ojos se abrieron lentamente y tomé una gran bocanada de aire, para luego expulsarla junto con mis miedos, comenzando a reír en silencio. Incrédula de mi misma, y del ordinario ritual que necesitaba para poder estar en control de algo que quizás a otra persona le requeriría años de terapia, e incluso algunas drogas prescritas.

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Mi mano derecha se aferraba a la correa del morral que llevaba encima, y del cual no tenía planeado despegarme, y la izquierda simplemente se hundía en el bolsillo del jean. Mi pie derecho golpeaba contra el piso de modo silencioso, marcando el tempo de la canción que se reproducía en ese momento. Y mis ojos oscilaban entre el reloj y las valijas que pasaban delante de mí, sobre la cinta, mientras aguardaba sin prisa por la aparición de mi equipaje.

El aire de Los Angeles es diferente, la atmósfera que se respira es diferente, la gente que te rodea es diferente. Y si bien jamás pensé en sentir a Nueva York como mi hogar, en ese momento, estando ahí, en lo que es quizás lo opuesto de la ciudad de la gran manzana, me daba cuenta de que lo era.

Nueva York se había convertido, innegablemente, en mi lugar en el mundo.

No era la primera vez que iba a Los Angeles, y definitivamente no iba a ser la última, pero no importaba cuántas veces aterrizase en esa ciudad, siempre la sensación de no pertenecer iba a apoderarse de mí. Es algo contra lo que ya había dejado de lidiar desde hacía un largo tiempo.

Mi valija por fin apareció entre tantas otras de gente que se arrojó en busca de las mismas con alacridad. Yo, sin embargo, opté por esperar hasta que la misma estuviese justo delante mío para retirarla, apoyarla en el piso y comprobar que todo se hallase tal cual lo estaba cuando la despache.

Una vez comprobado eso, desplegué la manija, y me giré comenzando a caminar hacia la salida, en busca de un taxi.

About a girl viajaba a través de mis oídos, y estaba segura de que era mínimo la quinta vez que la escuchaba desde que había comenzado a reproducir Dumbuzz, nombre bajo el cual se hallaba mi playlist de vuelo.

Involuntariamente mi cabeza comenzó a mecerse una vez más en sincronía con el ritmo de la música, y mis pies me trasladaban hacia la salida sin ser consciente de nada. Hasta que levanté la vista y a la distancia divise una sonrisa por demás familiar, y que no logró otra cosa más que provocar una sonrisa idéntica en mí.

Intuitivamente mi mano se alzó para quitarme los auriculares y dejarlos colgando en mi cuello, un paso más y literalmente fui consciente de como el aire escapó de mis pulmones al sentir un cuerpo colisionando contra el mío, y dos brazos rodeándome con fuerza. La sonrisa en mi rostro se acentúo aún más, y mis ojos se cerraron involuntariamente al verme embriagado por un perfume que no me resultaba extraño.

Mi mano soltó la valija y un segundo después yo también me veía devolviendo el abrazo, y hundiendo mi rostro en su cuello, justo antes de apretarla contra mi cuerpo brevemente previo a liberarla y dar un paso hacia atrás.

"Te extrañé tanto, no puedo creer que estés acá" escuché caer de sus labios, e inmediatamente esa sensación de no pertenecer que la ciudad me entregaba desapareció. Porque no importaba cuán hostil fuese la misma, si la persona frente a mi tenía la habilidad de hacerme sentir en casa, todo estaba bien.

"Difícil creer que no puedas creer que estoy acá, dado que creo que hemos estado planeando este viaje desde hace dos meses" bromeé y terminé riendo al ver su mirada de desaprobación ante mi empleo de sarcasmo.

"Te extrañé, y eso es lo que importa. Podrías decirme que vos también, no vale de nada tu actitud flemática, fría… no después de todo lo que hemos vivido"

"Actitud flemática? No tengo ni idea de que hablas" volví a bromear, sonriendo divertida.

"Bien, no lo querés decir, no importa. Sé que me extrañaste, es lo lógico, y no te preocupes, no sos la única a la que le pasa… Digamos que tengo ese efecto en las personas"

"Uno de los tantos que tenés. No hay nadie inmune, no?"

"No" sonrió y no pude evitar sonreír con ella. "Lista para abandonar LAX y continuar la conversación en un lugar más privado?"

"Eso se puede interpretar como-"

"Tu hotel, o mi casa?"

"Mi hotel"

"Perfecto, mi casa entonces" volvió a sonreír satisfecha, mientras yo agitaba mi cabeza divertida.

No me sorprendió que la conversación hubiese tomado ese rumbo, no era nada nuevo. De hecho, tras haber pasado por esa situación infinidad de veces, en esa oportunidad ni siquiera había perdido tiempo en hacer reservas en un hotel en el cual obviamente no iba ni siquiera a dormir una sola noche.


Título: Te Llevo Para Que Me Lleves series. ABOUT A GIRL

Disclaimer: I do not own anything Glee related. No copyright infringement is intended.

A/N: I'M SORRY IF YOU GOT AN ALERT IN YOUR INBOX BECAUSE OF THIS FIC. I'M THINKING ABOUT UPLOADING AN ENGLISH VERSION IN A LITTLE WHILE, SO IF YOU'RE INTERESTED PLEASE LET ME KNOW. X

N/A: About A Girl es parte central, y principal de lo que denomine "Te llevo para que me lleves series", más que nada porque así logre englobar esta idea que contiene dos one-shots (Rearviewmirror, el primero de ellos, que ya está publicado) y este fic multichapter.

El fic ya lo tengo terminado, creo que se va a actualizar dos o tres veces por semana, y tiene una percepción, enfoque y forma de narrarlo que dista un poco del resto de las cosas que he subido hasta ahora. Esta narrado en primera persona, y por ende lo único en lo que se centra es en narrar la historia desde los ojos del protagonita, dando única relevancia a lo que el protagonista percibe como relevante en cada situación. Así que estaría bueno que tengan eso en mente si se deciden a darle una oportunidad para no decepcionarse después.

Si me leen, saben que siempre elijo títulos ligados a la música, en este caso la elección fue About a Girl de Nirvana por dos motivos: el primero, porque la historia es acerca de una chica, y el segundo porque fue esa la canción que escuchaba cuando me surgió la idea de esta historia (despues de ver Nobody Walks)

Dicho eso, a quienes siguen leyendo, muchas gracias :).

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