Maraton DC
DC es de Gosho Aoyama.
Los resultados del deseo
-Shinichi…
-Shh – Le susurro mientras se apoderaba de sus labios.
Estaban juntos, solos en la mansión del detective, en el cuarto del chico, dejándose llevar por el silencio, por la oportunidad y por el deseo oculto en ambos, especialmente Shinichi, ya que para él, le era imposible aguantar más las ganas de apoderarse de Ran, de su ángel.
Ran cayó hipnotizada, sentada en la orilla de la cama mientras Shinichi se quitaba con rapidez la camisa, no quería perder tiempo. Una vez que deleito a la chica con su desnudo torso, se tiende en la cama con ella debajo y vuelve a apoderarse de sus labios con salvajismo mientras sus manos se apoderaban de aquella cintura femenina y fue acariciando desde ese punto hacía arriba, sobre la fría tela de la blusa, que no duro mucho tiempo ya que Shinichi la apartó del inocente cuerpo de su ángel y lo tiró, sin importarle donde caiga.
-Ah – Murmuro la karateka al sentir los labios y la lengua del detective sobre su pecho derecho y como sus dientes devoraban sin piedad su pezón – ¡Ah! Sh-Shinichi…
-¿Te gusta? – Ve como apenas el ángel movía su cabeza en forma de afirmación.
-Shinichi…H-Hazlo – La pasión provocaba que sus mejillas tuvieran un leve rubor rojo cereza.
-Eso haré, eso pienso hacer mi ángel – Le susurro sensualmente en el oído mientras sus atrevidas manos intentaban quitarle su larga falda hasta las rodillas que era blanca y con dobles.
Finalmente ambos estaban desnudos y el detective no espero más tiempo y comenzó con las penetraciones. Eran dulces, perfectas y sin prisa, para no dañar a la chica por ser su primera vez. Cuando lograron acostumbrarse a dichas acciones, Shinichi comenzó a acelerar cada vez más rápido, teniendo de resultado gemidos y leves gritos por parte de Ran, quien abrazo el cuello del chico, enredando sus dedos en el negro cabello.
Llegaron al clímax del placer y Shinichi se deleito como ella tiraba su cabeza hacia atrás, experimentando aquella hermosa sensación que solo él puede darle y sus ojos mostraban un brillo de éxtasis absoluto. Sus labios volvieron a encontrarse y bailaban un hermoso compás mientras aún seguían dentro del otro, todo porque estaban destinados a estar juntos, tal como debe ser, así de simple.
-Te amo Ran, mi Ángel encarnado.
-Yo también te amo Shinichi – Y un destello salió de su dedo anular, el causante fue un simple, pero hermoso, anillo de oro, adornado con solo un rubí rojo de 4 quilates.
-Y vamos a ser muy felices cuando nos casemos, eso te lo prometo – Besando aquel anillo que era el de compromiso para luego besarla a ella nuevamente.
Fin
