Ambiciones Adictivas
Por: Ariotciv
Parte I:
Mientras movía mi cuerpo sensualmente, escuchaba con los ojos cerrados la música cautivadora que resonaba en el famoso local. Insinuante capturaba miradas extasiadas de deseo y sin si quiera abrir los ojos, podía reconocer el gran efecto que con mi presencia causaba. Caminaba con elegancia por la pasarela, un paso a la vez, luego un movimiento que dejaba a muchos con el aire estancado en los pulmones debido a la emoción momentánea, hasta acercarme al primer tubo metálico, que estaba incrustado al principio de la pasarela.
En aquel trance, el cual solo podía soportar bajo una gran dosis de sustancias ilegales, bailaba aquella exótica danza que enloquecía a toda hormona y por la cual podía comer decentemente una vez a la semana. Dejaba en cada uno de mis movimientos el aire impregnado el delicioso aroma a canela que mi cuerpo debido al constante movimiento desprendía, embriagando conscientemente a todos los que estaban sentados en primera fila.
A medida que la música continuaba, la bebida corría y el dinero entraba, pude percatarme de la intensidad con la que unos ojos grises atónitos me observaban desde la barra. Debido a la oscuridad, ya que las luces solo iluminaban levemente la pasarela, la cual tenia el suelo negro recientemente encerado con ciertas bombillitas de colores para crear una mejor ilusión, no pude definir exactamente al susodicho al cual atendían como si fuese el mismo embajador.
Sin tomarle mucha importancia, seguí bailando, a fin de cuentas si me detenía significaba menos dinero en mi cuenta bancaria. El trabajar como bailarina había sido resultado de la trágica muerte de mis padres a causa de una gracia estupida del niño que vivió, como consecuencia no pude terminar de pagar mis estudios en Hogwarts y ahora trabajaba en este lugar tan indecente para poder al menos mantenerme.
Al no poder pagar las mensualidades, no pude terminar de estudiar, traducción: no tenía ningún diploma de ningún tipo. Fue cuando por casualidades del demonio encontré el local que para aquel momento abría, tres meses atrás. Al principio me era muy difícil, la cantidad de piel expuesta no figuraba en mi concepto de decencia, pero una vez comencé a conocer las ventajas del trabajo, ya me daba igual si mostraba un poro mas. Las ganancias no eran la gran cosa, pero mantenían el apartamento que se ubicaba en un segundo piso en un lugar tranquilo.
Estaba tan absorta haciendo mi trabajo que no me percate de que un idiota que trabajaba poco y ganaba demasiado para su posición en el Profeta, estaba tocándome la pierna con sus asquerosas manos húmedas y callosas debido al exceso de su escritura manual.
-¡!Imbécil!!-grite furiosa y para recordarle la única regla que tenía el local plasmada en un cartel del tamaño de una pared, le golpee con la pierna derecha en la nariz. Mi intención era lastimarlo no romperle la nariz. Al parecer la suela de mi tacon negro era demasiado fuerte para su sensible piel y delicado hueso. En segundos, chorros de sangre le mancharon su camiseta Armani blanca y después de eso comenzó a gritar.
Cinco minutos después…
Lo que ocurrió después fue tan rápido que me costo un minuto acomodar los sucesos hasta que se tornaran coherentes. El sonido de botellas rompiéndose, gruñidos, puños, mesas rotas y gritos histéricos daban vueltas en mi cabeza confundiéndome aun más. Mi visión se comenzaba a tornar borrosa y mi costado se sentía un poco extraño. Tras analizar mi posición poco estable me percate de que estaba herida, recostada en la pared que daba a los baños. Lentamente baje la mirada para enfocarme en la sensación caliente que emanaba de mi costado y no pude evitar gritar al descubrir que me estaba desangrando.
-Oh mierda…-murmure para mis adentros ya que por alguna razón que me era desconocida nop podía articular. Intente levantarme pero mi cuerpo al parecer había perdido demasiada sangre y me fue imposible. ¿Qué diablos había ocurrido? ¿Por qué no lograba recordar nada?
Los minutos continuaron transcurriendo y llegue a un punto en el que todo parecía irreal, ni si quiera podía escuchar correctamente. El olor asfixiante del cigarro y del alcohol comenzaban a causarme nauseas o tal vez era la herida que tenía en el costado que no podía ver porque ni si quiera me podía mover. Extasiada en aquel mundo de perdición, a segundos de una muerte segura, unos brazos fuertes me levantaron del suelo con delicadeza. El impulso de abrir los ojos que tuve fue reprimido por el cansancio y la debilidad que comenzaba a sentir. El hecho de pensar en moverme causaba estragos en mi cuerpo.
Su cuerpo se movía con agilidad pero a un paso moderado. Quien quiere que fuese conocía demasiado bien el local porque en menos de diez minutos ya estábamos fuera. La brisa era fría y aun en aquel estado degradante no pude evitar reaccionar.
-Muy pronto estarás bien…-Le escuche comentar y segundos después sentí como colocaba mi cuerpo con sutileza dentro de la comodidad de un vehículo. Nuevamente intente moverme, abrir mis ojos, hacer algo para zafarme de aquella situación que para nada era conveniente, aunque me estuviese desangrando no podía permitirle a nadie conocer mi identidad, mi preciado secreto mágico.
-Quien eres?-pregunte resignada a la inmovilidad.
-Procura no moverte, no deseo que los asientos se manchen. – dijo en un tono de fastidio, ignorando mi pregunta.
Los minutos transcurrían lentamente. Era como si la muerte estuviese dándose puesto, como si deseara que sufriera aun más antes de desaparecer.
-Procura mantenerte despierta, si es que deseas vivir.-ordeno la voz. Fue en ese momento cuando un vehículo del lado contrario ilumino el interior del vehículo en el que me encontraba y pude ver su imagen reflejada en el retrovisor del auto. Era el…definitivamente el mundo estaba en mi contra.
