Disclaimer: El Universo de Harry Potter, sus personajes y todo lo reconocible son propiedad de JK Rowling. Yo solo juego con sus creaciones y todo es sin fines de lucro. la trama de esta historia sí es mía y su adaptación, distribución y/o traducción está prohibida sin mi previo consentimiento.
Aviso: Esta historia participa en el minirreto de marzo para La Copa de la Casa 18/19 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
—Hazme caso, Albus. Scorpius caerá rendido ante ti —aseguró Rose.
—No estoy muy convencido de que funcione —le repitió Albus. Esa era la única excusa que ha estado utilizando y no era para nada válida.
—Sí que funciona. A papá le resultó —sonrió ella.
—¿Cuándo? —pregunto Albus, con sus cejas unidas.
—En un baile de navidad. Montó una escena de celos a mamá y ella en ese momento se percató de su enamoramiento hacia ella, aunque no hizo nada… Como sea, una escena de celos es la mejor manera de confesar tu amor siendo tan cobarde como lo eres.
—Pero…
—Ya basta de tonterías. Sé que estás demasiado celoso, solo díselo —sonrió para darle más confianza y admiró a Albus quien, a regañadientes, salía de su escondite y se dirigía hacia Scorpius.
Era la fiesta de Slughorn y Albus no podía ir solo. Ella ya tenía una pareja, muy buena, por cierto, así que no podría acompañarlo.
Observó a los chicos comenzando a hablar. Ambos siempre habían sido muy pacíficos, por eso sabía que nada pasaría a mayores. Ella ha estado cerca de un mes oyendo el enfado de Albus por la cercana relación de Scorpius con Anthony. Cuando el rubio oxigenado oiga eso, se dará cuenta de los sentimientos de Albus hacia él.
Esperó unos minutos observando. Ellos estaban algo acalorados. Luego de unos minutos Albus llegó a su lado con una terrible expresión de odio y Scorpius había desaparecido.
—¿Qué pasó? —preguntó entre curiosa y decepcionada.
—Te odio, Rose —espetó Albus, demasiado agresivo para su gusto.
—¿Y yo qué hice? —preguntó indignada —. Solo quería que tuvieras una pareja para la fiesta.
—Pues ya no tengo ni pareja ni mejor amigo.
—¿Por qué?
—¡Él no es gay! —exclamó.
Rose tuvo que aguantar la respiración para evitar una carcajada.
No funcionó.
—¿De qué te ríes? —preguntó Albus, enojado.
—Es que… creí que lo había aceptado.
—La única persona que tiene que aceptar algo aquí eres tú. Acepta que Scorpius no es gay y por tu culpa ya no será mi amigo.
—Albus, hace dos meses tú tampoco eras gay.
—¡Por tú culpa Scorpius se ha espantado, no volverá a hablarme! Nunca más aceptaré un consejo tuyo.
En el fondo, Rose sabía que gracias a su idea Scorpius y Albus en treinta años más estarían casados y con ocho hijos.
Pero para Albus seguía siendo un mal consejo.
Hola!
Pues, quiero aclarar algo. Scorpius no se espantó, esa solo fue una exageración de Albus. Simplemente se sorprendió de descubrir que le gustaba, esa fue su manera de reaccionar. Creí conveniente aclarar eso, para que no hayan malentendidos. No quiero que piensen mal de Scorpius.
No sabía escoger entre Scorpius/Rose o Scorpius/Albus, porque ambos me gustan mucho. Pero como no quería dejar de lado a Rose, esta me pareció una idea perfecta.
Bueno, ya me despido. Suerte a todos los participantes.
