NO HAY ESCAPE
Los personajes que aparecen en todos los capítulos de este fic, no me pertenecen, son creación de J. K. Rowling / Warner Bros. (Excepto que yo fuera a crear alguno si considero que sea necesario para mejorar mi fic)
Spoilers de DH!
Agradecimiento especial a Alecrin, que con sus historias me hechicé más con esta pareja, y a sus sabios consejos.
(Para el final del capitulo recomiendo escuchar: "City of blinding lights" de U2)
NOTA: Para los que ya han leido mi fic, les aviso que no eliminé ningun capitulo, solo que luego de pensarlo, uni los 2 primeros capitulos porque me parecian muy cortos y que ademas hablaban de la misma situación. Así queda mejor ordenado. (Aquí está continuado el que llamé "en las nubes")
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Capítulo 1 – EL PACTO
Allí estaba él, esperando el momento de aborda su vuelo.
No podía creer que él, el príncipe de las serpientes estuviera en un simple aeropuerto muggle común y corriente, en lugar de usar un traslador u otra herramienta que la magia les proveía para dirigirse a donde quisieran. No, él debía esperar a subir a ese estúpido aparato llamado avión.
Pero debía seguir las normas que fueron establecidas para cumplir con este pacto, habría de ser más tolerante, aunque este punto nunca fue su fuerte.
Al pensar eso recordó como es que llego a estar en este extraño contexto, todo comenzó aquel miércoles por la mañana:
- Buenos días Señor Malfoy, ¿A que debo su visita?
- Buenos días Señor Ministro, vengo a verlo porque ya he colmado mi paciencia. ¡Y demando, exijo que haga algo al respecto! - Dijo Draco con furia en sus ojos de acero.
- ¡Momento! Usted a mí no me exige nada buen Sr. ¿Pero porque me dice usted esto? ¿De que habla?
- ¿Acaso no ha visto la fiesta que siguen haciéndose los medios con mi persona? Parece que no les bastara con mis "cortas vacaciones en Azkaban", o como yo lo llamo cuando conocí el infierno en la tierra.
- No, - el menor de los Malfoy extendía su ilustración - ellos continúan escarbando más y más hasta encontrar oscuras razones para volver a ponerme bajo la lupa de la justicia.
- Bueno, pero usted ya conoce como son los periodistas, sabe que…
Pero el Ministro fue interrumpido con otro estallido de furia del Slytherin.
- ¡No me venga con esa Ministro! ¿Pero no se entero que su empleado estrella se hizo eco de esas historias maquiavélicas de "El profeta" y esta comenzando una nueva investigación a mis acciones? ¡Me quiere ver encerrado de por vida tras las rejas, y lo hace porque me odia, y me tiene envidia!
Por la forma en que se expresaba el joven, al ministro casi se le suelta una mueca risueña comparándolo con un adolescente fastidioso, en vez de con el hombre ya crecido que tenia enfrente. Pero se puso serio para acotar:
- Debo recordarle que el Sr. Ron Weasley es un Auror, no un simple empleado. Si, es verdad que me comento su alarma con las noticias del diario. Como se que usted no es de su simpatía no me sorprendí, pero de eso a otra investigación… no imagine que llegaría a hacerla.
A estas alturas el rostro de Draco se estrujaba de odio - ¡Maldito Weasley, pobretona comadreja, como demonios llegó a ser un Auror! No, si siempre lo digo, esos idiotas tienen suerte.
- Si, imagínese bien Ministro, porque está revisando mi pasado- como si no lo conociera-, mi presente y calcula cuales serán mis próximos pasos. ¡Ya no soporto vivir más así! ¿Cuando será el día que sus empleaduchos me dejarán en paz? ¿No les basta con que mi padre siga encerrado en esa mugrosa celda? Ese Weasley me tiene entre ceja y ceja hace más de 10 años.
- Uf, tampoco para que se haga victima – Sr. Malfoy deje de faltarle el respeto a los Aurores o si me dará motivos para encerrarlo ¿Pero que pretende usted? ¿Que impida esa investigación?
- Eso es exactamente lo que vengo a pedirle. Quiero vivir en paz de una buena vez, ya pague mi condena. Y la justicia dictamino que con mi tiempo en Azkaban fue suficiente para dar por terminado mi caso. ¿Cuánto más quieren de mí?
- Pero yo no puedo impedirle al Sr. Weasley como Auror que es hacer sus tareas cuando sospecha que son necesarias, al menos que… - el hombre quedo pensativo.
- ¿¡Que Sr. Ministro!? ¿Qué?
- Bueno, mire Draco, el escuchar lo afligido que está, se me ocurre una idea. Hay una forma, no estaba seguro de comentársela porque es de suma confidencialidad. (Espero no estar cometiendo un error, en fin…) Pero también contemplo que con su astucia e inteligencia podríamos terminar ganando las dos partes.
- ¿Qué ministro? Haría lo que sea por dar fin a este entuerto (hmm bueno, lo que sea, lo que sea no… a ver con que me sale este burócrata.)
El ministro comenzó a cavilar una idea. Un poco arriesgada quizás, pero de seguro muy buena.
- Bueno, mire… si los Aurores ven que usted se esfuerza por ayudar a la comunidad mágica seria visto con buenos ojos. Esto podría interpretarse como que está a favor nuestro y no en contra. Y de esa manera si se podrían frenar las supuestas investigaciones ¿Me entiende?
Malfoy estaba confundido - La verdad no del todo, aun no me explica en que consistiría mi "ayuda" - Que se apure ya, ¡Me esta matando con la intriga!
- Vea, es una misión sumamente delicada y confidencial. Claro, solo los Aurores están en conocimiento para evitar que lleguen a oídos imprudentes. Solo ellos conocen y pautan también los detalles de esta secreta gestión.
Al notar que estaba dándole muchas vueltas al asunto, el ministro fue al grano.
- Sin más rodeos joven, le explico, junto a varios Aurores, un selecto grupo de magos trabajan para nosotros de incógnito muy lejos de aquí, en varias ciudades muggles, hemos tenido fuertes sospechas que antiguos colaboradores de "usted-sabe-quien", se escaparon de la última guerra oscura y están viviendo por esos lugares.
- ¿Se refiere a Mortifagos?
- O no, favorablemente nuestros asuntos pendientes con Mortifagos han concluido con éxito.
- ¿Entonces? ¿Quiénes?
- Estos solo fueron unos magos oscuros que colaboraban desde el exterior con el Sr. Oscuro, formaron una banda que prestaban servicio en lo remoto ocasionalmente. Al terminar la guerra, los identificamos fuimos a por ellos y ya estaban en el exilio. Ellos aceptan vivir con y como los muggles y supieron adaptarse a esa vida en la clandestinidad. Además de para salvarse, creemos que aun tienen la lejana esperanza de algún día volver a sembrar el terror.
- ¿Que es lo que espera que yo haga ministro?
- Bueno Señor Malfoy, pretendo que usted ayude integrándose a este grupo de hechiceros junto a Aurores en esas ciudades, para encontrar, capturar a los ocultos y poder enjuiciarlos. ¿Me dirá su respuesta ahora?
- ¿Vivir con muggles, en una ciudad muggle, con cosas muggles? ¡Por Merlín, jamás se me hubiera cruzado esa idea por la cabeza! Seria algo nuevo de ver…
– Pero Sr. Yo no se nada de muggles, no se como haría, no se que…
- No se preocupe ya he pensado en eso, por eso es que lo enviaré con magos que están altamente preparados en el tema, y considero que con su astucia e inteligencia van a poder llegar a buen destino en esta misión. Nos estaba faltando alguien con sus características, un poco más gélida si me lo permite.
- Este viejo no es tonto, seguro esa manada de magos mojigatos con sus sensiblerías no podrían jamás enfrentarse con cosas como las que yo pase. -¿Entoncesse ha decepcionado con ese grupo?
- No Malfoy, no estoy decepcionado en absoluto, al contrario son magos muy preparados sobre el mundo muggle. Además no olvide que estarán supervisados por los Aurores.
Al escuchar Auror una vez más, en la mente del rubio solo se apareció una imagen, la de un muchacho con ojos verdes y lentes.
¡Demonios! Espero no encontrarme con ese insoportable de Potter, ya bastante tuve de él durante estos últimos años pavoneándose con ser" el mejor de todos", y para peor que los imbéciles periodistas lo consideraran motivo de culto para cada tapa del Profeta. Nunca debería de olvidarse que mi amada madre fue la que le salvo el pellejo al mentirle al Sr. Oscuro que continuaba muerto, solo para saber si yo aun me encontraba con vida.
- Quizás este Potter en esa misión de seguro, ¿él es Auror verdad?
- No él no está allí, se encarga de otros asuntos para el ministerio.
Para no meterse en detalles con esa otra actividad secreta que estaba en manos de Harry, el ministro volvió al tema en cuestión.
- Lo que si le puedo adelantar es que no estará en una misma ciudad todo el tiempo, de ser necesario deberá en alguna que otra ocasión, actuar en otros parajes de ese país, pero siempre volviendo a un centro de operaciones fijo en una metrópolis.
- Ministro, ya me da mucha intriga, ¿De que país me habla? ¿Es en Europa al menos? – Que no se abuse enviándome al lugar mas recóndito y miserable del planeta porque ahí si no se…
Buscando calmar un poco las ansias de Draco, el ministro trataba de resolver si aceptaba o no este pacto.
- Por favor no me pida que le cuente más sin antes saber si usted acepta formar parte en esta tarea. El pacto que le propongo es más que interesante, recuerde que de trabajar junto a los Aurores de más esta decirle que puedo augurarle un buen tiempo de paz, incluso mis facultades pueden crear una orden interna para impedir que se lo investigue en un futuro.
- Bueno, aunque no se nada de muggles, soy lo suficientemente inteligente como para cumplir con mi labor de espía perfectamente. Acepto pero quiero tener esa orden por escrito, no porque no confíe en usted, solo por si alguna comadreja se mete en mi casa. – Esto del espionaje empieza a sonarme entretenido.
- Si lo sabia, este muchacho es inteligente y astuto, es lo que buscamos, claro es un Slytherin, astucia jamás le faltará.
- Bien, en este caso hablaré con los indicados para comentarles su decisión de acompañarnos en esta tarea. Se le enviará el informe necesario para cumplir con la misión.
En ese momento lo sobresaltó de sus meditaciones una fuerte y muy poco entendible voz de una mujer que provenía de los aires diciendo:
"Ultimo llamado a los Sres. Pasajeros del vuelo 901 de British Airways con destino a la ciudad de Nueva York, por favor abordar por puerta 15".
Y así nuestro Príncipe de mirada de acero abordo sin pensar lo que el destino le deparaba, ya que estar con muggles no sería su única nueva experiencia que la vida le destinaba para experimentar por primera vez… Aunque él se creía bastante maduro por sus 28 años, aún tenía mucho por descubrir.
Ya sentado en los mullidos sillones de la sección ejecutiva del vuelo 901, no podía dejar de ver las jocosas señas que una mujer uniformada hacia indicando medidas de seguridad hacia los pasajeros. – Bah, si cae este monstruo con un par de movimientos de mi varita y estaré a salvo, ridícula mujer.
No dejaba de pensar en como pueden los muggles viajar así, con el terrible escándalo que hizo el gigante en despegar del suelo para lograr volar.
Pero al ver a una hermosa y escultural rubia con uniforme, que se le acercaba arrastrando un carrito.
- Bueno, esto se pone más interesante, aunque sea una asquerosa muggle esta más que buena.
- Buenos días Sr. ¿desea algo de beber?
- Si, un whisky de fuego estaría bien.
- Hay, usted perdone pero esa marca no la tenemos aquí, ¿puedo ofrecerle otra?
- Ya empezamos… – murmuró por lo bajo Draco-
- ¿Decía usted?
- Eh, no nada, que entonces sírvame el más fino whisky del que dispongan.
La rubia procedió según lo indicado, y se retiro sin más, claro que sin dejar de mirarlo de reojo, ella tampoco había sido indiferente a la belleza de ese muchacho.
Al probar el liquido el rubio pensó – No esta tan mal, pero no es como el de fuego… hay Merlín, deberé de conseguir aguante de donde no lo poseo para soportar lo que me espera vivir.
Más relajado por el alcohol ingerido, el Slytherin se fundió en su sillón reclinándose a sus anchas, por supuesto se había asegurado que ningún asqueroso muggle se sentara a su lado, obligando a la empleada de la aerolínea a que le de una ubicación donde no se haya vendido el asiento de su costado. – Lo que me faltaba, pasar todas esta ridículas horas volando en este armatoste y encima tener que tolerar las habladurías de algún insoportable muggle, contándome su triste vida.
Miró por la ventanilla a las nubes y se perdió nuevamente en sus pensamientos:
Sentado en su habitación en la mansión Malfoy, estaba Draco estudiando un mapamundi tratando de adivinar a que país lo mandarían, de repente lo distrajo un sonido en la ventana.
Llegaba su negra lechuza con un sobre, abrió la ventana y lo tomó, de dentro de éste salió expedido un papel escrito y otro sobre.
Leyendo la nota que decía lo siguiente:
"Estimado Sr. Draco Malfoy,
En estas breves líneas le informaremos sobre su misión.
Primero, deberá dirigirse al aeropuerto internacional de Heathrow en Londres con un equipaje liviano; el día viernes por la mañana y en el mostrador de British Airways le darán un pasaje de avión a su nombre, el que deberá abordar en seguida.
Una vez arribado lo esperará un automóvil negro con un símbolo que sabrá identificar allí, y lo llevará a su destino. Cuando usted se instale, un colega y guía completara las instrucciones a seguir.
Lo saludamos cordialmente y agradecemos su colaboración prestada.
PD: Encontrará que adjuntamos otro sobre con un pasaporte a su nombre y un registro de conducir del Reino Unido (un certificado muggle para que pueda salir y entrar de las fronteras; y otro para que pueda manejar automóviles, les serán de mucha utilidad en el futuro)
Ministerio de Magia
Departamento de Aurores"
Notó que no daban mayores datos en la escueta nota. Solo los imprescindibles. Ya que en caso de que se perdiera esa información seria muy grave por supuesto.
- ¿Estaré haciendo lo correcto? Yo, Draco Malfoy, vendiendo mis colaboraciones al ministerio de magia por solo protección. Quizás debería de buscar otras alternativas más potentes y con menos entrega de mi persona… pero todas las que se me ocurren no me traerán nada bueno y empeorarán mi situación. Desde esa terrible guerra hace diez años que me quedó bastante claro que el negro lado de la magia no trae más que dolor y desastres.
Cavilando sus opciones, el rubio descartó las que lo pondrían nuevamente en el lado oscuro, y en consecuencia en riesgo.
- No, mejor sigo con este plan, es seguro y no será tan malo después de todo, no me viene mal alejarme de aquí por un tiempo y tener nuevas experiencias…
Armó su maleta con lo imprescindible y se despidió de su madre, que ya estaba al tanto de los planes de su hijo.
Narcissa no estaba de acuerdo en absoluto con ello, pero lo acepto ya que no quería volver a ver sufrir a su hijo en Azkaban. Bastante tenía con que su amado marido estaría allí hasta el día de su muerte.
Mientras Draco recordaba la última mirada que cruzo con Narcissa Malfoy Black al dejar la mansión, nuevamente una fuerte voz proveniente de los aires lo quitó de su meditación:
"Estimados pasajeros, les habla su capitán. Les informo que en breves minutos estaremos arribando al aeropuerto de La Guardia en la ciudad de Nueva York. Les pedimos que abrochen sus cinturones. Muchas gracias."
Bien, Draco, prepárate que aquí comienza, a ver con que te encuentras… – Y luego de pensar eso soltó un fuerte suspiro.
("City of blinding lights")
Tal como lo anunciaba la nota, al llegar a la entrada del aeropuerto lo espero un lujoso automóvil negro. Con un chofer a un lado que lo saludo, y el rubio subió confiado al ver en la chaqueta del hombre un pequeño escudo con el sello del ministerio de magia.
El llamativo bólido negro arranco hacia el destino de Draco Malfoy, en todos los sentidos…
Aunque el príncipe de Slytherin jamás lo admitiera, esta experiencia que recién comenzaba a vivir le resultaba como aire fresco en su vida. Y el pensar en jugar al espía secreto hasta le caía sumamente divertido.
Abandono Londres dejando los agobiantes problemas de ser hijo de un ex mortifago y de la inquisición de los medios.
Estaba por atardecer en la ciudad, en un hermoso otoño por lo que el clima era muy agradable. Podía ver que en las calles las hojas marrones formaban una preciosa alfombra cubriendo los mosaicos de las aceras. Y como de a poco comenzaban a encenderse las infinitas luces de los edificios que dejaba a medida que avanzaba el paso del automóvil.
Draco quedo encantado de ver las maravillas de esa mágica ciudad, al caer en la graciosa coincidencia caviló – Se que es muggle, pero tiene algo de magia… aunque ya me advirtieron que no será esta la única plaza de acción. Espero poder disfrutarla un poco al menos. ¡Y encontrar gratas y sensuales acompañantes, por más trabajo que haya estos no pretenderán que Draco Malfoy se mantenga casto!
El chofer tomo un rumbo para una zona menos bulliciosa de la ciudad alejándose de poblados rascacielos, en una serena calle estacionó el coche frente a un edificio de rústicos ladrillos a la vista con un portón negro de hierro.
Se sintió extraño al advertir la paz de aquella arteria, parecía que se encontraba en otra ciudad.
El rubio descendió del automóvil tomando su equipaje de mano, que era lo único que acarreaba, y quedo solo en la entrada de aquel lugar.
Al acercarse notó que había varios botones pegados a la pared, pero no le habían indicado que hacer hasta que se hoyo una voz femenina que le dijo: - Pasa y sube por el ascensor hasta el último piso.
Acto seguido sonó una chicharra fuerte abriendo el portón dándole paso.
