Sword Art Online: Una Lágrima de Esperanza.

La Batalla de los Dioses.

Capítulo I: Un Camino de Vuelta a Casa.

"No pude salvarte, no pude impedir que te fueras lejos, y no me refiero sólo a tu mente, sino también al hecho de que no tuve las agallas para enfrentarme a tu padre e impedir la boda a la que te estaban forzando desde antes de conocernos. Te veías tan frágil el día en que él me lo dijo, solamente podía mirarte furtivamente y tomar tu mano en secreto para que me diera las fuerzas de evitar ponerme a llorar como un niño en ese instante.

En mi mente se repite una y otra vez las venenosas palabras de Nobuyuki; y al mismo tiempo no puedo evitar cuestionarme qué habría pasado si hubieras sido tú quien hubiera saliera victoriosa de este maldito juego que nos condenó a los dos. ¿Sería todo diferente?, porque de cierta forma sin ti jamás todos nosotros habríamos podido escapar, sin tu sacrificio jamás habría tenido las fuerzas para poder derrotar a Heathcliff. Junto con ello, no paro de preguntarme una y otra vez ¿De qué me sirve haber ganado si no estás conmigo ahora?, pues no queda nada de mí si no estás aquí. Realmente ahora me dedico a deambular repitiendo tu nombre...Asuna, recordado nuestros días felices en aquel mundo, aquellos momentos donde estábamos juntos, en aquellos días donde eras mi mujer."

-Despierta hermano.- siento como alguien comienza a zamarrearme de un lado a otro, sacándome de mi profundo sueño.

-¿Sugu?.-tuve que pensar muy bien mi respuesta, debido a que por un minuto pensé que podría tratarse de Yui. Que iluso de mi parte. - ¿Qué pasa?.- la miro con mucho asombro.

-Me tenías preocupada, te estabas moviendo muy inquietamente. Pensé que te estaba pasando algo, aun no te recuperas del todo parece.- me respondió mientras tocaba con suavidad mi rostro como sólo ella suele hacerlo. -Ya baja porque el desayuno está listo.- al oírlo solamente asiento con la cabeza y sigo.

Una vez que me dejó solo en la habitación, comienzo a vestirme para ir a desayunar con ella. De alguna forma quería pasar un poco más de tiempo a su lado, para compensar los dos años que la dejé completamente sola, pues pensaba que quizás de esa manera ya no le fallaría a alguien más. Fue motivado en aquel pensamiento que finalmente tomé unos jeans cualquiera y me dispuse a acompañarla en la planta baja de nuestra casa. Una vez con ella, noté que me estaba esperando sentaba como de costumbre en el comedor, pero algo era diferente esta vez. En la mesa, junto a ella estaba un paquete, una caja que estaba completamente sellada.

-¿Y eso?.- le indico con mi dedo indicé, entretanto comienzo a dar pasos hacia adelante, en su dirección.

-No lo sé, pero tiene tu nombre.- me sonrió con naturalidad al ver mi rostro confuso.

Lentamente comencé a dirigirme en dirección hacia el paquete, no sé porqué me puse de esa manera, algo en mi presentía que nada bueno podía venir de ahí. Y mis temores terminaron por volverse ciertos al ver el nombre del emisor de la caja. No podía creer lo que estaba pasando, supuestamente él no debería estar aquí, ¿cómo es que pudo volver?. Lo único cierto es que nada tiene sentido en este momento. Fue entonces que mis labios comenzaron a moverse dubitativos pronunciando su nombre una vez más, esperando poder convencerme de esto: "Akihiko Kayaba".

Él supuestamente estaba muerto, yo lo derroté, de eso estoy totalmente seguro. Cómo puede ser que esté de vuelta, cómo es que tiene el descaro de mostrarse vivo y no importarle todas las personas a las que mató, incluyendo a Asuna. Tantas almas sacrificadas por nada, es por eso que no puedo evitar empuñar fuertemente mi puño, debido a la irá, gatillada por el recuerdo de mi esposa . Aún me pregunto por qué lo hice, pero en un acto muy impulsivo abrí la caja, llevándome una gran sorpresa al ver su contenido. No pude evitar que las lágrimas comenzaran a deslizarse por mi rostro; el impacto que generó el objeto que estaba en el interior terminó por romper lo que restaba de mi corazón. Era su anillo, nuestro compromiso, ¿cómo es qué él podía tenerlo?, ¿quizás él sepa cómo devolver la mente de Asuna a su cuerpo?, tengo que encontrar las respuestas de alguna manera y supongo que es lo que él espera que haga, por algo me ha enviado esto.

Una vez que recobré el aliento, pude ver una carta que estaba allí, junto al anillo de Asuna. Por ello, lentamente estiré una de mis mano para alcanzarla para poder leerla. No pude evitar abrirla de inmediato y comenzar a ver su contenido. Mis ojos se movían de un extremo al otro buscando respuesta, aquellas que solo podía darle aquel científico loco me condenó a está vida en soledad. La nota decía que debía estar dentro de una hora en la cima de la colina Silsitia, debía ir solo si quería obtener las respuestas que necesitaba.

Tuve que dejar mis dudas de lado, no podía hacer otra cosa si quería recuperar la mente de Asuna. Siendo sincero, no pude evitar pensar que todo esto era una trampa, un engaño o algo peor, pero si no asistía todo resultaría peor, pues quizás nunca más podría encontrarlo, ya que desde que volví a mi cuerpo he oído en las noticias que Kayaba estaba desaparecido desde hace varios meses. Nadie sabía nada de él, por ello, acudir a nuestra auto-acordada cita era mi única salida. Finalmente terminé por mentirle a mi hermana y correr hasta mi destino que me estaba aguardando. Pensaba una y otra vez que pasaría, que era lo que iba a decirme, si él estaba dispuesto a devolverme a Asuna, necesitaba encontrar algo que llenara todo este vacío que tengo. Fue mientras me hundía entre tan angustiosos pensamientos que noté que ya había llegado al lugar que decía la nota. Pero aunque intenté divisarlo por todos lados no lo encontraba, fue por ello que decidí sentarme en una banca que se encontraba en una de las partes más alta de la colina, con vista a la ciudad. Pensé que sería un buen lugar para esperar su llegaba; y tal como pensé, no basto mucho más para que me encontrara. Tenía un aspecto demacrado, lleno de ojeras, como si tuviera muchas horas de insomnio a cuestas, por lo que fue fácil para mí notarlo.

-¿Kirito?.- preguntó con voz temblorosa, mientras yo me volteaba a verlo.

-¿Dónde está Asuna?.- me levanté de golpe al verlo junto a mí, no podía seguir esperando.

-Todo a su debido tiempo.- me miró fijamente mientras acomodaba sus anteojos. - No seas impaciente. Pero puedo decirte que ella está bien.

-¿Cómo quieres que espere cuando veo su cuerpo cada día en el hospital?.- lo tomé por la camisa violentamente. Estaba totalmente fuera de mí, pero no podía quedarse de brazos cruzados cuando tenía al responsable de todo lo malo que ha pasado en mi vida.

-Yo creo que si quieres recuperarla, esta no es la forma.- me miró lleno de suficiencia y soberbia al ver que lo soltaba debido al asombro. - Solamente yo puedo ayudarte a traerla de vuelta, así que dime ¿Qué estás dispuesto a hacer por esa chica?.

-Lo que sea.- contesto de inmediato, sin dudarlo ni un solo segundo.

-Me alegra oírlo, porque te tengo una misión.- al verme un poco más calmado me invita a caminar junto a él, por lo que decido seguirlo.

-¿Qué quieres que haga?.- digo con mucha resignación.

-Necesito que vuelvas a SAO.- notó inmediatamente que le sorprendió mi reacción pues se pausó se inmediato. - Sí, aunque no lo creas el juego sigue funcionando, no todos han podido salir, ya que la única forma que lo hagan es que cada uno gane el piso 100.-

-Pero...- sin quererlo empiezo a tartamudear. No podía creer que lo que estaba oyendo era cierto, eso quiere decir que todos aun estaban atrapados, que el único que estaba de vuelta en su casa era yo. - Esa no era la regla. Dijiste que si uno ganaba, todos podríamos salir.

-Lamentablemente cuando uno de mis IA se descompuso ocurrió esto, yo no lo quería así, pero no puedo hacer nada.- me dijo mientras buscaba algo insistentemente en su bolsillo. - Por eso te llamé, porque necesito que vuelvas y acabes con el servidor defectuoso. Solamente así podrás traer de vuelta a los que siguen atrapados.

-¿Qué pasará entonces con Asuna?, ella murió.- sueno lleno de resignación y dolor. - Ella y muchos más murieron antes de que yo pudiera vencerte.

-Están de vuelta en el juego.- al oírlo lo escucho lleno de ilusión de recuperarla. - Es todo lo que puedo hacer por ustedes. Pero te lo advierto, sólo tienen esta oportunidad para lograrlo. Después de lo que pasó con el servidor, el juego ha tomado vida propia, por lo que esto es lo último en lo que puedo ayudarte.- de cierta forma sentía como el arrepentimiento rondaba en sus palabras, pero cómo podría perdonarlo después de todo lo que pasó, me es muy difícil olvidar. - Sólo un beater como tú puede lograr esto.

-¿Qué debo hacer entonces?.- le respondo desviando la mirada hacia otro lado, lleno de dudas. - ¿A quién tengo que acabar?, porque supongo que al igual que Yui tiene forma humana.-añado con obviedad.

-¿Conociste a Yui?.- me miró lleno de terror al escucharme, comenzando a dar pasos hacia atrás, alejándose de mí.

-Sí.- contestó de forma muy escueta.

-Es ella la que se salió de control, es a Yui a quién tienes que destruir.-

-¿Cómo? ¿Qué?. No puedo hacer eso.- lo miro con terror de tan sólo pensarlo.- Ella...Asuna...-pienso sin poder unir con éxito mis ideas. - Asuna jamás me lo perdonaría.

-Lamento mucho ponerte en esa posición, pero deberás elegir qué es lo que prefieres, la vida de Yui o la de Asuna.- me dijo para finalmente tomarme del hombro, supongo que esperaba darme un poco de contención. No, lo que intentaba hacer era convencerme, pues era evidente mi indecisión.

Tras pensarlo por largos minutos, tomó una determinación, una con la que nunca volvería a mirar atrás. - Lo haré.- le digo, causándole una felicidad totalmente visible e inmediata. Tenía que hacerlo, se lo debía a Asuna, a pesar de que me costará el hecho de tener que traicionar a una de las personas que más quiero, aunque se tratase solamente de una pequeña niña, no tenía más alternativa.

-Has hecho lo correcto, no sólo por ti, sino por todos esos chicos que esperan volver a sus casas.- me responde mientras me pasa una especie de disco que tenía guardado en su pantalón. - Esto te ayudará.

-¿Qué es?.- le digo con asombro al recibirlo.

-Es el portal al juego.- me responde. - Con él podrás regresar a SAO, también contiene unos atajos para que puedas pasearte de nivel en nivel. Recuerda que ya no podemos esperar tanto tiempo para que ganen, por lo que será de vital importancia esta ayuda.- agrega para finalmente abrazarme con fuerza. En un primer momento me resisto, pero luego termino por devolverlo. Aunque fuese demasiado tarde estaba intentando enmendar sus equivocaciones. - Ah, se me olvidaba. Hay una serie te ítems únicos para ti, además de contener tu habilidad de ESPADA DOBLE y una nueva, que ya sabrás que hacer con ella: SAETA DE LUZ AZUL.- lo quedo mirando muy extrañado al escucharlo.

-¿SAETA DE LUZ AZUL?.- muevo lentamente los labios, como intentando comprender a que se refería.

-Ya sabrás que hacer con ella, es todo lo que puedo decirte.

-¿Qué hago ahora entonces?.- le consultó alzando los hombros, no sabía cómo regresar a Swort Art Online.

-Pon ese disco en una computadora, toma tu nervegear y listo.- me explicaba para que tuviera claro todos los procedimientos. Era todo tal cual como la primera vez. - Pero recuerda, cuando entres tendrás las mismas reglas que los demás, ¡no puedes morir!.

-De acuerdo.- estaba dispuesto a todo con tal de volver a ver a Asuna, no me importaba el costo que eso tuviera para mí, por ello solo asiento con la cabeza.

Al terminar de escuchar todo lo que tenía para decirme, me fui rumbo a mi casa, muy pensativo de todo lo que estaba pasando. No sabía cómo iba a tomarlo Sugu, estaba seguro de que no estaría dispuesta a que volviera a arriesgar mi vida, pero debía hacerlo de todos modos, pues sin Asuna yo jamás abría vuelto a mi hogar. Una vez ahí, y tras abrir la puerta, pude ver a mi hermana parada frente a mí. Sé que debí saludarla como siempre, pero en vez de eso, le pasé de largo y en silencio, por lo que ella corrió tras de mí en busca de una explicación...Justamente aquella que yo no podía darle. Tenía que regresar, sabía que sería más doloroso para todos si le decía toda la verdad. Estaba seguro que ella podría seguir sola por un tiempo, era una niña fuerte y tenía la experiencia anterior de SAO. Fue por ello que la pasé por alto y comencé a subir las escaleras de forma indiferente, fue entonces que escuché que me gritó algo a lo lejos.

-No lo hagas.- bramó, como sabiendo qué estaba pasando.

-¿Qué cosa?.- le pregunte, intentando desviar su atención. - Solo estoy cansando.- me reí forzadamente sin siquiera voltear la cabeza.

-Tú lo sabes. Hazlo por mí, no vayas.- me suplicaba entre sollozos.

-No puedo escapar a mi destino, no puedo darle la espalda a los que me quieren.- contengo con éxito las lágrimas que estaban en mi interior, no era el momento para ser débil. - Espero que un día puedas perdonarme.

Seguí mi camino sin importar nada y me encerré en mi pieza con llave, para evitar que entrara aunque fuera por un momento, ya que ella sabía dónde estaba el duplicado, por lo que tenía poco tiempo. Tuve que dejar de lado el miedo e insertar el disco en la computadora, tomar el nervegear y ponerlo en mi cabeza. Fue entonces que todo volvió a ser como la primera vez. Sentía que daba vueltas por un orbita de colores sin dirección, estaba perdido y no entendía nada de lo que pasaba. Creo que estuve así una hora o por lo menos así lo sentí yo.

Al despertar me encontraba en un campo de flores a mi alrededor, arriba estaba un vasto cielo azul lleno de nubes. Permanecía inmóvil, sintiendo cómo la brisa fresca cubría mi cara y me daba un poco de paz, que tanta falta me hacía. Una vez que decidí ponerme de pie, veía como las flores que me rodeaban flotaban en todas direcciones debido al viento que estaba rondando por el lugar. Fue entonces que la vi tan cerca de mí, como un hermoso espejismo que me estaba atormentando, pero está vez era cierto. No podía creer que fuera verdad, no podía estar más feliz de esta nueva oportunidad que me estaba dando la vida. Pero tú no te veías igual, tenías la mirada perdida, llena de dolor y suficiencia. Quizás me odiabas por no volver antes por ti, por dejarte sola aquí, eran muchos los motivos ciertamente, pero lo único que quería que supieras era que nunca dejé de amarte, ni siquiera un poco. Motivado por la ilusión y el miedo en cierta forma, comencé a acercarme, esperando poder alcanzarte y decirte todo lo que había pasado en este tiempo, mientras tú permanecías impasible al final del camino, cubierta de pétalos que fueron impulsados por el aire, al igual que tu cabello, que se movía con libertad. Te veías hermosa, solamente deseaba estar a tu lado una vez más, recordar el sabor de tus labios y no volver a estar lejos nunca más. Pero al parecer no querías lo mismo, pues al notar que me estaba aproximando a ti, empuñaste tu espada y me miraste inquisitivamente, llena de rencor. No entendía nada de lo que estaba pasando, ni por qué estabas de esa forma, solamente pude nombrarte con dificultad al tenerte cerca de mí - ¿Asuna?.- para finalmente ver como una frágil lágrima se deslizaba por tus suaves mejillas.