Protegiendo algo importante

(Yu Yu Hakusho) By Loel J. Grey

Todos los derechos pertenecen a Yoshihiri Togashi y Jump Comics como todos los personajes que aparecen en este fic. No gano dinero, solo mato el tiempo.

Kurama observaba como dos chicas delante de él estaban sentadas ordenando sus apuntes de clase y comparando las respuestas del último examen, mientras estaba esperando su tren. Como por fin había conseguido entrar en la facultad de biología como profesor de primer curso, le tocaba coger cada día el tren desde su casa hasta la siguiente ciudad. Era bastante cómodo, aparte sería muy raro si un profesor saltara de árbol en árbol para llegar rápidamente a clase. Así que mientras observaba a las chicas y sin pensar en nada en concreto, no notó que algo se e estaba acercando; algo invisible.

Cuando por megafonía anunciaron el tren a Osaka, Kurama se levantó, pero de repente notó como si una tela invisible se pusiera alrededor de su cuello estrangulándolo.
Dejó caer su cartera e intentó quitarse aquella cosa invisible pero no lo consiguió. La tela le apretaba poco a poco y las arterias del cuello no dejaban fluir su sangre hacia el cerebro. Poco a poco a Kurama se le nublaba la vista. La poca gente de su alrededor no veía nada de un ataque o parecido porque Kurama pedía ayuda y tenía las manos en el cuello como para quitarse algo de encima que no existía. En un minuto Kurama dejó de respirar y cayó al suelo inconsciente.

La tela invisible desapareció y la gente formó un círculo alrededor del chico, nadie se atrevió a tocarle. Unos llamaron a la policía pero nadie vino. Entonces por fin, llegó la ambulancia y se llevó a Kurama al hospital.

El pelirrojo se despertó en una cama con sábanas blancas y la pared de color verde menta.

"¿Dónde estoy?" Miró a su rededor y reconoció que estaba en un hospital. Después de diez minutos en silencio, entró un médico y le dijo que tenía una hiperventilación, que debería descansar durante un ratito y tomarse unas pequeñas vacaciones para que no volviese a ocurrir, que eso a su edad le pasaba a muchos chicos jóvenes. Kurama pensó :

« Pero si yo no soy cualquier chico corriente, eso no era una hiperventilación", pero prometió al médico ir con cuidado y con esas palabras le dejaron salir del hospital. En la puerta principal se encontró con su madre que vino corriendo preocupada y regresaron a casa juntos. Por el camino Kurama explicó a su madre, Shiori, que sólo era una hiperventilación y que se tomaría unas vacaciones, aparte tenía una excusa para visitar a Hiei y los demás en el Makkai (el mundo de los demonios que está paralelo al mundo humano). Cuando llegaron a casa, Shiori preparó un poco de té y su hijo Shuichi, como se llamaba en el mundo humano, se fue a su habitación para quitarse la ropa y tomar un baño. Después de un día en la universidad y ese incidente tan raro la convenía mucho, la temperatura del agua era perfecta. Cuando estaba entrado a la bañera dejó escapar un suspiro profundo de cansancio y cerró sus ojos…

Su mente estaba todavía dando vueltas a lo que le había pasando en la estación de tren y no encontraba una respuesta coherente:

"Debería haberlo notado antes, pero esa cosa no tenía ningún Kekai, ni Youki en sí, ni tampoco tenía vida propia, es como si estuviera… muerto…", se puso la mano en el cuello y recorrió la zona donde esa "tela" le había tocado, no había heridas pero quitó la mano del cuello porque una sensación escalofriante le recorrió el cuerpo. Kurama abrió los ojos y vio una sombra que desaparecía. Se levantó y extendió el brazo para cogerla pero era demasiado tarde, había desaparecido y de repente aquella tela invisible volvió aferrarse alrededor de su cuello y estirándolo hacia atrás. Shuchi se cayo en la bañera y el agua rebosó al suelo. Kurama se golpeó la cabeza contra el bordillo. Con un brazo tiró la botella del jabón al suelo que se rompió en pedazos. El ruido de arriba hizo que Shiori que estaba abajo se preocupara:

"Shuu-chan, ¿estás bien?" Su madre preguntó desde el comedor donde estaba preparando la mesa para el té. Como no respondía subió las escaleras hasta el segundo piso y llamó a la puerta mientras llamaba a su hijo. No obtuvo ninguna respuesta, pero se podía oír el agua saliendo de la bañera, algo así como un pez salpicando. Shiori quería abrir la puerta, pero estaba bloqueada por dentro. La mujer golpeó la puerta e intentó abrirla, mientras que Kurama en el interior estaba intentando sacar la cabeza del agua, pero aquella "tela" lo sujetaba bajo el agua y no le quedaba mucho aire para aguantar más tiempo. El agua se había teñido del rojo de su sangre y un minuto después, dejó de reaccionar. Su cuerpo quedó hundido en el agua. Entonces fue cuando Shiori por fin pudo abrir la puerta y entrar en el baño para encontrase a su hijo bajo el agua roja. Un grito salió de su garganta y corrió hacia la bañera; sacó la cabeza de su hijo y vio que no respiraba. Tenía una herida muy grande en la nuca dónde se había golpeado. Lo sacó de la bañera con todas sus fuerzas, lo tapó con una toalla grande y lo intentó llevar a su habitación, pero pesaba demasiado. Un segundo después corrió hacia un teléfono que había en la escalera para llamar a la ambulancia. Resultó que todas las ambulancias estaban de servicio de urgencias y el médico, en la otra parte de la línea, le aconsejó lo que debería hacer. Shiori tapó la nariz de su hijo y le hizo la respiración artificial boca a boca. Unos 10 intentos más tarde Kurama volvió a respirar y escupió el agua que tenía en sus pulmones, después de abrir sus ojos y ver a su madre con lagrimas bajándole por las mejillas se levantó. Shiori abrazó a su hijo y Shuichi hizo lo mismo. Él se puso la bata y los dos bajaron al comedor a tomarse el té.

« ¿Seguro que no quieres ir al hospital ? »

"No, mamá, ya estoy bien, no pasa nada."

Shiori estaba preocupaba por su hijo, qué le pasaba, pero su hijo no tenía ninguna respuesta, sólo que estaba muy cansado y que después de tomarse el té subiría a su cama a descansar; y así lo hizo.

En su habitación cerró la puerta con llave, cosa que no hacía muy a denudo, y abrió la ventana, se sentó en el filo para observar como unas nubes negras de lluvia se formaban encima de la ciudad. La luna llena brillaba en la ventana de la casa, convirtiendo al chico pelirrojo en el famoso ladrón Youko Kurama. El pelo plateado flotaba por el viento fuerte que traía las nubes y empezó a llover. Las gotas de la lluvia caían en su cara y pensó :

« No me gusta la lluvia, mi cola se moja. »

Youko gritó hacia fuera:

«¡ Sal de una vez, y enséñame tu cara ! »

Pero no sucedió nada. El zorro estaba un poco preocupado, qué era aquella cosa que ya le intentó asesinar dos veces, pero que no lo consiguió… no sabía que pensar y a continuación sacó una semilla de su pelo para plantarla y hacerla crecer alrededor de su ventana:
"Ahora cualquier persona o Youkai que intente entrar, será matado," por su puesto excluyó a su madre y Hiei. Pensando que había asegurado todo, se sentó en medio de su habitación en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos apoyados en su cabeza.

Dos, tres, cuatro horas después le entró un cansancio insuperable y decidió cerrar un poco sus ojos para descansar un rato, pero ahí estaba de nuevo esa tela que volvió a aferrarse a su cuello. Kurama realmente luchó para quitárselo de encima pero sin éxito.

"¿Por qué las plantas no habían reaccionado ? Era muy raro. » pensó mientras con sus garras intentó quitarse esa cosa del cuello. De repente tuvo una idea absurda y bajó los brazos. La tela le apretó aun más pero de repente se aflojó y se cayó.

"Lo sabía ese algo reacciona a movimientos agresivos. Pero ¿qué demonios será?" No la podía ver, no sabía dónde estaba esa cosa ahora, no sentía ningún Youki, era muy raro, pero de repente una voz de fuera, que parecía venir de un árbol le llamó la atención:

« Jajajajajaja, ¿qué te pasa zorro? ¿Estás jugando con algo? »

Zorro… solo una persona le llamaba de ese modo, un pequeño demonio con el pelo negro. De un salto el demonio entró en la habitación, delante del zorro, y se apoyó en la ventana.

"Hiei!"

Los ojos de Youko se abrieron y se llenaron de lágrimas, hacía un año que no lo veía, un año sin su Kourime, su demonio de fuego del país de los Kourimes. Youko rodeó al demonio con sus brazos y Hiei le respondió con los suyos. Después los dos se quedaron mirando a los ojos y entonces sus labios se unieron en un beso largo cálido y apasionado. Al cabo de un rato, Kurama separó los labios y le preguntó:

"¿Qué ha pasado? ¿Por qué no viniste antes? ¡¿Por qué tenía que sufrir tanto sin verte durante un año ! » Hiei se sentó en la cama y no respondió. Kurama ni insistió, sabía que si Hiei no quería hablar, no había modo de sacárselo y bajó para preparar un poco de té. Aunque con sentimientos confusos, se volvió a transformar en su forma humana para no asustar a Shiori por si lo veía por el camino. Pasados diez minutos el pelirrojo subió con una bandeja y dos tazas de té. Hiei cogió una de ellas para tragarse el té caliente como si hubiera pasado mucho tiempo desde que se tomó algo caliente por última vez. Los dos estaban a oscuras porque Hiei insistió en no encender la luz y se quedaron hablando sobre lo que hizo Kurama durante todo el año allí en el Ningenkai, el mundo de los humanos, y lo que le había pasado con aquella tela rara invisible.

"Yo la puedo ver… ¡está ahí!" Señaló Hiei al suelo donde estaba la tela sin moverse.

"¿Cómo es que la puedes ver? No emite ningún Youki, » preguntó el zorro humano. Hiei se rió un poco y le dijo mientras lo miraba:

"¡Con mi tercer ojo puedo ver todo!" Kurama sonrió y le dio un beso en los labios a Hiei que sabían a melocotón; lo echó para atrás pero Hiei se resistió y gruñó entre sus dientes. Kurama parpadeó y preguntó a Hiei si estaba bien, pero él sólo apartó la cabeza y no dijo nada. Fue entonces cuando Kurama notó que las sábanas estaban mojadas de algo y olió a sangre. Kurama se levantó de golpe y corrió hacia el interruptor para encender la luz. Cuando su mirada se fijó encima del pequeño Kourime vio que estaba cubierto de heridas y sangre.

"¡Hiei!" Kurama no lo podía creer. Los brazos y piernas de Hiei estaban cubiertas de heridas y su Jagan estaba medio abierto y sangraba. Tenía cortes profundos en el torso y mordiscos que parecían de vampiros en su cuello.

"¿Quién te lo ha hecho?" Hiei apartó otra vez la vista pero el otro chico podía ver que habían lagrimas en esos ojos rojos de gema; caían gemas de su rostro al suelo. Kurama se arrodillo delante de Hiei y cogió una gema en sus manos y la sostuvo con mucho cuidado.

"Karasu."

"¿Qué?" Kurama miró a Hiei. Entonces Hiei empezó a llorar desde lo profundo de su corazón y dijo:

"Kurama ¡¡¡pensé que nunca más podría volver a verte ! » y se agarró al zorro. Hiei tembló, todo su cuerpo tembló y se agarró aun más a Kurama. El zorro lo cogió con sus brazos con mucho cariño, acariciándole su cabeza y su pelo sucio por la sangre. Cuando se separaron Kurama llevó a Hiei al baño para darle un baño caliente y limpiar sus heridas. Era horrible, todo el cuerpo de Hiei estaba cubierto de esas heridas que le hizo Karasu, pero después de un tubo de crema curativa e hierbas, los dos se acostaron en la cama y Hiei se encerró en los brazos de Kurama.

FIN cap 1