Holim :3

No diré mucho más que los derechos son de marvel y bla bla bla.

Amo a Soldado de Invierno, es mi obsesión, así que él necesita mucho amor y el Cap está más que dispuesto a dárselo. Aparecerán casi todos los Avengers creo(?) Espero poder plasmarlos a todos con su debida personalidad. Me carga el Occ, así que intento no hacerlo y eso. Mucho amor.

Ojala les guste y no sean tacañas, coméntenme ya que en general escribo bastante |3

By: HimeShip

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Capítulo 1

Estaba seguro de que no dormía, por lo que se sintió un poco mejor consigo mismo, eso solo significaba que Bucky le permitía estar ahí y verlo dormir desde el marco de la puerta.

Mantuvo la mirada fija en el bulto inmóvil bajo las sabanas. A pesar del silencio ni siquiera escuchaba su respiración, a pesar de su visión mejorada ni siquiera veía el subir y bajar de las ropas de cama cuando inflaba el pecho para tomar aire. Prácticamente no había movimiento.

Tragó saliva y se pasó la mano desde las cejas hacia el cabello desordenándolo un poco ante la frustración. No estaba acostumbrado a tener sentimientos encontrados, no esa clase de sentimientos. Se debatía entre la admiración y la ira y no estaba seguro a cuál de las dos apoyaba.

Le habían arrancado a su mejor amigo para crear al espía más letal de la tierra.

El Soldado de Invierno rodó por la cama hacia su costado izquierdo y le observó en medio de la oscuridad. Era la primera noche que compartían techo y, aunque no lo quisieran parecía como si ninguno de los dos se acostumbrara a la idea.

No estaba seguro de qué era realmente lo que sentía Bucky, pero Steve se desesperaba bajo su fachada comprensiva. Las manos le picaban por tocarlo, por abrazarlo, por hacerle preguntas, por mostrarle una y mil cosas, enseñarle lo que conocía del mundo y que juntos fueran aprendiendo más. Conociendo a Bucky seguramente se adaptaría mucho mejor que él a los cambios, por lo que sentía la necesidad de guiarlo en esta tierra extraña, aunque sea en el principio, y eso lo consumía en ansiedad, de solo pensar en explorar juntos. Su corazón burbujeaba y una sonrisa boba se hacía lugar en su rostro.

Una nueva aventura juntos como en los viejos tiempos.

No voy a escapar.

La voz de James sonaba extraña, lejana y se preguntó si era realmente sonaba así ahora o si es porque ni siquiera le ha visto mover los labios para decirlo.

-Bucky—le llamó con una sonrisa floja que no pudo contener—No estoy aquí porque crea que vas a escapar.

Había confusión en su expresión, pero no se atrevió a preguntarle nada por lo que continuo.

-Solo… estoy feliz de que estés aquí—es sincero. Los ojos entrecerrados del soldado se minimizaron, estudiándolo, pero no agregó nada más.

Volvió a reinar el silencio y mantuvieron sus miradas sobre el otro. Era una tensión extraña; Bucky parecía tener la mente en blanco mientras Steve trataba de no mostrarse inquieto.

La búsqueda había sido larga, casi imposible. Sam siempre que encontraba sus ojos asustados insistía: "No desesperes Cap, lo encontraremos". Siempre lo decía con mucha convicción, creyendo en ello, y más de una vez se preguntó si eso era lo que generaba en otros cuando los guiaba en batalla.

Gracias a la búsqueda su relación con Sam se hizo mucho más estrecha, incluso cuando no quiso hacerlo expuso sus debilidades ante Falcon sin miramientos.

Se había familiarizado con el hecho de que encontrarlo sería difícil, muy difícil, pero nunca espero que fuera imposible y mientras más tiempo pasaba, mientras los días se sumaban en semanas, formando meses, hasta transformarse en un año, la angustia que se apoderaba de su corazón se hacía presente en sus acciones. El imborrable recuerdo de él rompiendo el mobiliario en donde Bucky había pasado una noche le atacó generando una vergüenza innegable. La expresión atónita de Falcon observándole desde un rincón cuando una mesa se estampó contra un muro aún era visible como un fantasma cada que volvían a conversar.

Steve pestañeó, vio los ojos de James cerrados y aun así se quedó un poco más. Ambos sabían que solo le estaba dando el gusto de simular dormir, pero eso era suficiente para él. Steve busca darle tranquilidad aun cuando su mente es un caos y se ha fragmentado en pedazos, incluso en esta situación piensa en él y lo agradece.

-Buenas noches Buck. Descansa—es lo último que dijo antes de salir y cerrar la puerta para ir a dormir.

Cuando despierta en la mañana no tiene problemas para levantarse, va directo al baño para luego vestirse cómodamente y poder estar en los alrededores del piso. Al salir al pasillo escucha la televisión a lo lejos y al aparecer en la sala ve a Bucky sentado en el sofá con la mirada perdida en la pantalla mientras el noticiero habla de desvíos en las calles.

Aun lleva una muda del uniforme que le ha dado HYDRA y Steve evita hacer una mueca ante las ojeras que atenúan su mirada vacía.

-¿Has tomado desayuno?—le pregunta con las manos en las caderas y espera que caiga su mirada en él, pero no lo consigue. Bucky sigue atrapado en la televisión cuando niega— ¿Tienes hambre?

No hay respuesta igual que el día anterior, pero esta vez sus ojos grises encuentran los suyos al parpadear. Se resigna a tomar eso como un sí.

-¿Quieres bañarte antes de comer, Bucky?

La pregunta parece tomarlo por sorpresa porque observa el cabello mojado de Steve como si no lo hubiera notado chorrear sobre su camiseta. Entonces, levanta sus manos y se observa con cuidado, la mano de carne se cierra y abre un par de veces antes de que su cuerpo se levante y camine hacia él.

-Sí, Capitán Rogers—murmura con la mirada fija en la base de su cuello, logrando que Steve contenga un suspiro.

-Steve—le corrige como lo viene haciendo desde ayer.

Él está esperando instrucciones y Steve tiene ganas de golpearse la cara. Apaga la televisión con el mando a distancia y le sonríe cálidamente. Evita el contacto físico lo mejor que puede para guiarlo al baño de su propia habitación, pero se comienza a sentir incómodo al no saber cómo tratarlo.

-De acuerdo—habla para sí mismo— ¿Por qué Stark mantiene tantas cosas innecesarias en los baños?

-La personalidad del Señor es excéntrica, Capitán. Hay muchas cosas que aún para mis protocolos son difíciles de entender.

La voz de FRIDAY no altera en lo más mínimo a James por lo que supone que recuerda bastante bien la presentación del día anterior ante la inteligencia artificial de voz femenina.

-Ignora lo aterradoramente grande que es esto—le sugiere a su amigo mientras retira un par de toallas desde un mueble—Aquí tienes. Eh… no estoy seguro de si ocuparas la regadera o la tina, pero ambas funcionan igual. Tienen llaves monomando.

Después de una pequeña explicación de qué es una llave monomando le indica cómo funcionan con una simple prueba de temperatura.

-¿Estarás bien?—luego de escucharse cae en lo absurdo que suena la pregunta, pero no se retracta y solo espera. Lo necesita.

La cabeza castaña solo asiente y es lo suficientemente convincente como para dejarlo tranquilo dentro del baño.

-Cualquier cosa puedes preguntarle a FRIDAY o puedes gritar y vendré.

Apresuradamente va a su habitación y regresa para dejarle prendas de su propia colección a los pies de la cama. No está seguro de si le quedaran, pero será más cómodo que su uniforme por mucho que se encargue de lavarlo.

Cocinar le resulta una tarea bastante sencilla y sorprendentemente relajante. Antes de congelarse no tuvo la oportunidad de probar su nuevo cuerpo en las tareas domésticas, pero ahora puede decir con soltura lo cómodo que se le hace tener la fuerza suficiente para correr muebles o alcanzar la despensa alta sin una silla.

Hacer tostadas, exprimir frutas, freír huevos son sus principales prioridades basándose en los gustos de su antiguo Bucky, pero se preocupa de mantener en mente otras opciones por si toda esa información no está correcta.

Cuando el castaño aparece a su lado con una toalla sobre los hombros y ropa limpia no puedo reprimir la risa baja que escapa de sus labios cerrados.

-Creo que debemos comprarte ropa—le informa mientras alista la mesa para ambos.

Se mueve rápido e intenta no mirar demasiado al Soldado de Invierno, que por mucho que se apriete la cuerda del pantalón de buzo en la cadera le sigue quedando holgado y largo hasta arrastrar por el suelo.

James no dice mucho al sentarse a comer, permanece en silencio mientras degusta jugo de naranja y de vez en cuando mira a Steve, quien por su parte no se atreve a preguntarle lo que le gusta y por varias razones solo queda la frase en sus pensamientos.

-Hoy vendrá Sam. Falcon—le reitera, ya que no está seguro de si presta la debida atención cuando hay más gente—Él quiere conversar contigo para ayudarte. Si quieres… solo si quieres, claro. Sino, está bien. Puedes decírmelo, no hay problema.

Su voz demuestra su ansiedad, su miedo y sabe que Bucky puede notarlo. No le gusta mentir, no sabe hacerlo y aunque intenta ocultar sus sentimientos no es su especialidad.

-No voy a romperme—le contesta Bucky luego de beber con la vista fija en lo que queda en el vaso. El rubio cree dejar de respirar ante la inesperada respuesta.

-No es eso—se apresura a decir—Yo lamento preocuparme tanto Bucky, es solo que…

-No me molesta. Es extraño, sí. Pero no es incómodo.

Por instinto su mano derecha se levanta bajo la atenta mirada gris y termina cubriéndole la coronilla aun húmeda, desordenando un poco su largo cabello entre sus dedos en un suave movimiento. James parece desconcertado, como si estuviera procesando el gesto, pero se lo permite.

La charla con Sam es privada como había sospechado desde el principio. El moreno quiere crear lazos de confianza para ayudarlo con sus memorias, con sus traumas y la presencia de Steve, incluso como oyente, sería perjudicial para el soldado.

Dejarlo ir con Sam a una de las habitaciones de descanso y perderlo de vista por lo que sabe podría ser una hora genera un pánico aterrador que no pensó que sería posible. Su estómago se contrae, cayendo en el vértigo y vuelve a beber café para relajarse, se pasea por la sala como animal enjaulado y observa cada pocos minutos el reloj y la puerta.

No tiene razones para estar tan nervioso. Sam estará bien ya que Bucky no es agresivo por naturaleza y el Soldado de Invierno tampoco. Sin una misión sobre sus hombros no ve la necesidad de pelear por lo que por mucho que conversen no debería existir un peligro para ninguno de los dos, pero incluso convencido de ello no pudo evitar pararse frente a la puerta y debatirse entre golpear o marcharse más de un par de veces.

Luego de muchos minutos y ante el ruido de la puerta al abrirse Steve se apresuró por alcanzar el pasillo justo cuando James estaba a la mitad de este. Sus miradas se encontraron y el rubio mantuvo la conexión petrificado ante la inusual paz que le brindaba su presencia.

-Cap, debo hablar contigo—los pómulos elevados de Sam aparecen por sobre el hombro de metal y volvió a ingresar a la habitación.

Barnes toma su brazo cuando paso a su lado y lo aprieta unos segundos como si no quisiera dejarlo ir.

-¿Sucede algo, Bucky? Dime, te escucho—le asegura con convicción, cubriendo su mano derecha con la propia pero el contacto se pierde.

Bucky vuelve al sillón y Steve no tiene más remedio que continuar.

-Veo un problema de codependencia—le explica Sam a grandes rasgos y el rubio tiene que aceptar que gran parte es cierto—Y no solo es tuyo. Él también lo siente contigo.

-¿Por qué lo dices?

-Por cómo me responde. Piensa mucho en ti al responder y eso no es bueno—Sam tuerce los labios y parece meditar sus palabras—Es una… especie de ventaja que sea mutua así ambos pueden ayudarse, pero sigue siendo peligrosa.

Steve se cruza de brazos y se apoya contra la pared para escuchar con el ceño algo fruncido.

-No había pensado en ello hasta ahora—habla como si hubiera sido algo obvio—Generalmente se crea en la niñez y con lo que me has contado, más lo que yo sé de Bucky Barnes por historia, yo diría que siempre la han tenido e incluso ahora, con casi todos sus recuerdos perdidos, está reaccionando a la codependencia que tiene contigo y por eso regreso a ti.

Esa era la verdad de la situación. Ellos no lo encontraron y eso era lo que más le molestaba a Steve. Si no fuera porque Bucky se dejó atrapar, probablemente jamás habría encontrado a su mejor amigo y si lo hubiera querido habría desaparecido sin dejar rastros. Steve jamás habría podido encontrarlo.

Ese detalle le molestaba, le dolía. Él se estaba salvando por si solo y no tenía idea de cómo ayudarlo.

-Gracias por venir Sam. Yo quiero ayudarlo, pero no sé cómo hacerlo.

-Tranquilo. Según veo él también quiere que lo ayudes, Cap. Solo evita dejarlo mucho tiempo con Tony y estará bien.

El comentario relaja la atmosfera y ambos ríen ante la mención, sabiendo que el heredero Stark es algo difícil incluso para ellos.

Quedarse en casa de Stark no había sido realmente su idea, en realidad había sido algo sutilmente sugerido por Tony aunque sea difícil de creer. Al parecer la tecnología y el material del cual está hecho el brazo metálico se ha convertido en el más reciente capricho investigativo del millonario y, aunque ha ido despacio y no ha presionado al Soldado de Invierno para que coopere con él, toda esta hospitalidad y familiaridad claramente tiene mucho que ver con el crear la confianza suficiente para que James se deje inspeccionar bajo su mano antes que la de nadie.

Cada que Steve recae en eso sabe que está haciendo algo mal. Siente que de algún modo está ayudando a un hombre mimado a concluir con su último antojo estrafalario, pero mientras pueda mantener escondido a Bucky del mundo todo estará bien.

Se dedica a apoyarse en la isla luego de almorzar a un lado de Sam y ambos observan la nuca castaña asomarse desde el sofá, sumergida en uno de los tantos libros que hay por ahí.

Bucky es como un fantasma en el piso del Capitán. No produce ni el más mínimo ruido al trasladarse de una habitación a otra, ni siquiera al abrir o cerrar puertas, no toca nada que no sea estrictamente necesario para sobrevivir, apenas habla, apenas lo mira, apenas come y probablemente no lo haría si no fuera porque es Steve quien se lo propone.

A veces Rogers cree que James atraviesa una etapa de depresión, luego recuerda que podría ser un protocolo implantado, algo memorizado, tal vez así ha sido todos estos años que no han estado juntos… Y es que así quiere verlo "El tiempo que estuvimos separados" Nada de mencionar a HYDRA o a Zola o siquiera la palabra secuestro. La más mínima mención provoca que la resplandeciente y mágica sonrisa del Capitán América se transforme en una sentencia de muerte automática.

-¿Qué es lo que lee?—pregunta Sam con curiosidad mientras le agrega azúcar a su taza.

-Creo que es sobre la guerra. No estoy muy seguro, pero ayer estaba muy interesado en la sección de historia—su voz suena lejana y Sam lo observa por un momento antes tensar la mandíbula y guardarse su opinión— ¿Es malo para él leer sobre eso?

Ambos son conscientes de que como no saben todo lo que le hicieron a Barnes éste hasta podría escucharlos por lo que están al tanto de que la conversación podría no ser un secreto para nadie.

-No. No lo creo. Supongo que trata de familiarizarse con lo que pasaba cuando su vida cambió—contesta con una seriedad difícil de creer tratándose de alguien tan simpático—Habría que preguntarle si alguna vez ha ido al Smithsoniano ¿Crees que haya ido?

-No lo sé. Ni siquiera sé si conoce su existencia… ¿Crees que sea bueno llevarlo ahí? Incluso para mí fue un poco intimidante.

-Creo que es mejor ir de a poco. El Smithsoniano puede abrumarlo, es demasiada información en una sola visita. La enseñanza escolar de todos gira en torno a los Comandos Aulladores y sus hazañas de guerra, su legado y aun así ni la mitad de los estudiantes se aprende todo. No hay que presionarlo, debes dejar que avance a su propio ritmo.

Incluso escuchando sus consejos le cuesta procesarlo. No sabe qué es lo que puede decir, que cosas no debe, no está seguro de nada y mientras más vueltas le da más lejos se siente de la solución.

Casi entrada la noche aparece Tony en el piso con una radiante sonrisa y una pequeña caja en sus manos. El primero en verlo es Sam y disimuladamente trata de detenerlo.

-Vaya. Nuestro querido Falcon ha aterrizado en la torre ¿Cómo es que nadie me aviso?—comenta enarcando una ceja.

-¿En serio tengo que creer que no sabías? FRIDAY me ha saludado en el ascensor—se queja ante la evidente mentira.

Stark parece impresionado.

-¿Crees que yo sé todo lo que hace FRIDAY? Por favor. No soy tan controlador como crees. Podrías haberme ofendido.

En medio de la discusión, aun sentados en el sofá Steve se tensa y se inclina hacia adelante para proteger a Bucky de la vista de Tony, escondiéndolo. El Soldado de Invierno no hace preguntas, pero Steve le va contando igualmente.

-Él es Tony Stark. Hijo de Howard ¿Puedes recordar a Howard?—pregunta sin pensarlo demasiado y ante el error se gira hacia Bucky un poco pálido.

-Sí. Lo recuerdo.

-¡Sargento Barnes! ¿Cómo ha estado? ¿Lo ha tratado bien el Cap aquí?

Tony es alguien con un exceso de personalidad por lo que sin problemas se sienta a un lado del Capitán, inclinándose hacia adelante también, lo suficiente como para poder ver al soldado, ignorando completamente el escudo humano que está intentando ser el rubio aunque nota claramente su intención.

Ante la falta de respuesta su entusiasmo no disminuye y continúa con su monólogo.

-No estoy realmente seguro de cuando te van a dejar salir, pero por si acaso Pepper ha sugerido que es buena idea mantenernos comunicados, entonces me dije ¡Ey! ¿Por qué no? Estamos adaptando a un ex-espía ruso terriblemente letal que debe estar mucho más familiarizado con la tecnología que el anciano del Cap así que te he traído un regalo—habla con exceso de rapidez mientras le extiende una caja pequeña—Ya lo sé, no lo agradezcas. Por favor.

Steve parece tener todos los colores posibles de sacar de un prisma en el rostro. Probablemente si no hubiera entrado en shock habría pegado un grito en el cielo. Sam solo atina a cubrirse los ojos con la mano y respirar profundo.

James duda, pero lentamente toma la caja y la desmantela sin problemas bajo la atenta mirada castaña. En el interior, bajo un pequeño manual de instrucciones encuentra un celular con la pantalla totalmente lisa.

-Supongo que no estás acostumbrado a los smartphone debido a tu brazo, pero lo he modificado para que también pueda reconocer tu izquierda.

Bucky no parece abrumado, aunque tampoco emocionado. Simplemente observa. Toma el teléfono y toca el único botón en la parte de abajo, cuando la pantalla se ilumino muestra en el fondo dos pequeños ositos de peluche disfrazados apoyados el uno contra el otro.

-Es un detalle, para que te familiarices con él. Pepper creía que era mala idea, pero yo pienso que te hará bien—comenta, como si realmente fuera un mérito.

Los ojos grises se desplazan por la pantalla y le es muy fácil distinguir que uno de los ositos esta disfrazado del Capitán América, incluso lleva un pequeño escudo. El otro es similar, lleva una chaqueta azul con botones grandes. Recuerda haber visto esa chaqueta en el maniquí del museo por lo que asume que es él cuando servía a un lado del Capitán en la guerra. Su pulgar derecho se desplaza por el osito Rogers y levanta la vista hacia Stark que comienza a hablar sobre los contactos de teléfono y las marcaciones rápidas. El Capitán se ve enojado y alza la voz para detener a Stark con el que termina discutiendo en un duelo de miradas. Bucky siente la presión de sus respiraciones, pero ninguno trata de seguir la batalla en palabras. Tal vez se deba a su presencia.

Sam interviene para calmar los ánimos mientras Barnes observa sin intención de intervenir. Las palabras de Rogers son pocas, extrañas y la vehemencia de sus actos le descoloca. Se preocupa en exceso por él porque le han entregado un simple celular y aún no logra entender la razón de tal estado de ánimo.

Hace solo unos pocos meses estuvo dispuesto a matarlo sin miramientos, incluso lo intentó un par de veces. Le cuesta entender que en el racionamiento del rubio sus años de amistad pesen mucho más que esas acciones.

Cuando se encuentran solos de nuevo Sam se ofrece a preparar la comida para los tres y Steve vuelve a sentarse a su lado. Bucky lo ve apretarse el puente de la nariz y sus ojos azules caen en él con una suave y sincera sonrisa. Se acerca un poco, aunque no demasiado, aún existen varios centímetros entre su pierna y la otra.

Si no quieres no es necesario que lo utilices. Stark a veces es impulsivo, es una buena persona, solo que no se mide demasiado.

De pronto, mientras le habla mirándole a los ojos, logra percibir la necesidad de Steve por tocarlo. El brazo que éste apoya en el respaldo del sillón esta tenso y se mueve, pero ni siquiera lo alcanza a rozar cuando se detiene. No está acostumbrado al contacto físico más allá de los golpes por lo que no huir de las muestras de afecto de Steve le es más difícil de lo que pareciera.

La voz de Sam se escucha pidiendo ayuda en la cocina y, como si no lo quisiera, Steve se levanta y le vuelve a dejar en el sofá.


El rubio ve a Bucky desaparecer tras la puerta contigua y se queda observando el lugar que ocupaba. No quería repetir sus acciones de la noche anterior, en donde como un captor se había paseado por el pasillo que cubría la habitación varias veces hasta terminar sentado frente a la puerta que no perdió de vista hasta que se armó de valor y logro abrirla solo para encontrar a Bucky despierto. Tal vez él lo había sentido y por eso no lograba dormir tranquilo. Debe detener sus malas prácticas.

A pesar de recordarle a FRIDAY constantemente que debe despertarlo sin dudar ante cualquier actividad inusual en James, no logra entender por qué le cuesta tanto dormir. Observa la pared que les separa como si quisiera derribarla y, aunque sabe que a Tony no le importaría demasiado, debe ser consciente y ceder un espacio en el que Bucky pueda sentirse a salvo… incluso de él si es necesario.

Su mente divaga prácticamente una hora antes de poder apagarse.

Sam se queda un par de días con ellos antes de volver a Washington. Para ser lo más discretos posibles es necesario mantener la farsa de que solo está Steve en ese lugar y que su amigo, muy amablemente, de vez en cuando se da una vuelta por la torre para visitarle a él y a los Vengadores que residen ahí bajo la caridad de Tony.

Incluso luego de la ida de Sam, en donde el moreno le alcanza a comentar que en sus sesiones Barnes suele llamarle Steve, Bucky sigue insistiendo en dirigirse a él como "Capitán Rogers" y el apodo, ciertamente, ha comenzado a molestarle.

Llevan alrededor de cuatro días solos cuando, sin estar seguro de la hora, sus ojos vuelven a abrirse en medio de la oscuridad. No logra entender por qué ha despertado ya que no percibe ningún ruido a su alrededor cuando se queda un momento en silencio. Bosteza, cubriendo su boca un poco antes de, entre lágrimas, centrar su mirada en un punto demasiado oscuro para su avanzada visión.

No son muchas las luces del exterior por el piso tan alto en el que está, pero son lo suficientemente fuertes como para mantener una escasa visibilidad de su alrededor. No logra convencerse del todo de su repentino presentimiento, pero se moja los labios, un poco nervioso antes de hablar.

-¿Bucky?

No distingue nada, pasan segundos y no hay respuesta. Su cuerpo se estremece ante la incertidumbre y en cuanto alza un brazo hacia la lámpara de noche el sonido metálico del brazo reacomodándose se hace presente. Steve abre aún más los ojos un momento y se detiene de encender la luz. Se sienta en la cama, despacio, sin perder de vista el lugar de origen del ruido aunque aún no logra ver nada.

-¿Qué estás haciendo?—se preocupa de que su voz suene relajada, sin rastros que delaten lo ligeramente escalofriante que es la situación.

No obtiene respuesta por lo que gradualmente se levanta. Le da igual estar solo en calzoncillos y descubierto desde arriba, sabe que en éste minuto hay cosas mucho más importantes que su desnudez.

Sus pasos lo llevan a la opacidad de la entrada de su habitación, dispuesto a defenderse, pero trata de no mostrar una postura demasiado obvia para no asustar a su intruso. Entonces, ve a Bucky de pie, estático, mientras su mirada está perdida en la nada y una lágrima cae hasta su pómulo y cruza hasta el mentón. Olvida por completo su estrategia de defensa y toma su rostro entre sus manos, desesperado por la sensación de perderlo.

-¿Buck? ¡Buck! ¿Me escuchas?—al principio su voz es un susurro apresurado y de a poco comienza a hablarle con más fuerza al no ver reacción—Bucky. Escúchame. Por favor.

Barnes suelta un puñetazo hacia el centro del pecho de Steve, pero el rubio es lo suficientemente rápido para saltar hacia atrás aunque solo disminuye el impacto y logra alcanzarlo. Su respiración se acelera y observa la mano derecha empuñada aún en su dirección. No hay más movimientos de combate, solo se queda en la posición de ataque con una pierna para regular su equilibrio.

Steve no lo piensa demasiado y cubre ese puño con su mano. Percibe las vibraciones y los músculos del Soldado de Invierno se relajan automáticamente. Abre su mano y la presiona contra la suya, afianzando el agarre antes de volver a llamar su atención. Bucky vuelve a su posición original y sus ojos se cierran con fuerza como reflejo del dolor. Rogers ve la mano metálica moverse hacia arriba y aunque su instinto le pide alejarse se mantiene a su lado.

-Demonios. James. Dime algo—su voz le suplica en voz baja mientras con el pulgar y el índice aparta las escasas lágrimas que caen a su piel.

-Capitán…

Lentamente la mano de Bucky comienza a presionar el agarre que tiene con su derecha y parece que vuelve a respirar como si no lo hubiera hecho desde que entro en trance.

Steve cierra los ojos mientras un suspiro se le escapa. Es consciente del increíble bajón de adrenalina y de cómo su estómago parece haberse volteado, apretado y estrujado ante la presión de sus emociones.

Quiere abrazarlo, muere por hacerlo, pero solo es capaz de afianzar el agarre de sus dedos y acariciar lo que le es posible con la yema de los mismos. Barnes sigue con la mirada perdida en algún punto, pero él sabe que está presente porque su cuerpo se ha relajado e incluso le permite seguir con las caricias en su mano con la ligera invasión a su espacio personal que mantuvo mientras intentaba hacerlo volver en sí.

-Bucky… ¿Te sientes bien?—ladea un tanto la cabeza para llamar su atención y cuando su mirada gris cae en la suya en medio de la noche este vuelve a bajar la vista.

-Tuve un conflicto de intereses—le explica, evitando la pregunta. Steve sabe que es porque cree que la respuesta no le gustará.

-¿Intereses sobre qué?—su mano inquieta acerca los dedos ajenos y los aplasta contra su mejilla, acariciándose a sí mismo con ellos.

-Sobre ti.

La respuesta lo toma por sorpresa y no está seguro de querer escuchar el resto. No sabe si Bucky ha logrado recuperar algo de sus antiguos recuerdos y el ataque de antes solo indica que ha sido un problema con el protocolo adquirido como Soldado de Invierno.

-¿Quieres contarme sobre eso?—cree que esa pregunta es más apropiada que profundizar sin su permiso, pero la negativa del castaño no se hace esperar.

Pasan un momento en silencio. A Steve le pica el cuerpo completo y se siente incómodo en su piel por no tocarlo y reconfortarlo con un abrazo, con muestras de afecto a las que antiguamente estaban tan acostumbrados, pero rememora y tomarle de la mano como ahora es lo más lejos que le ha permitido llegar sin rechazar su contacto.

-¿Te acompaño a tu habitación…—se detiene porque la pregunta suena extraña y le deja mal sabor en la boca. Su amigo no reacciona y solo estrecha su mano otra vez—o prefieres dormir aquí, conmigo?

Con lo escasa que es la comunicación que puede ofrecerle por ahora apenas hacen contacto visual en la penumbra, pero toma eso como un sí. Da un paso hacia atrás y no tiene que tirar del agarre para que su intruso lo siga. Le preocupa que al soltar su mano pierda ese pequeño avance que han tenido, pero de todos modos abre las capas de la cama para recostarlo y cubrirlo. Al rodear sus pies toma la camiseta que se sacó antes de dormir y se la coloca antes de acostarse a su lado.

Los ojos, a los que no se les distingue el gris gracias a la oscuridad, le miran expectantes cuando se coloca de costado, frente a frente, aunque con una distancia considerable entre ellos. De extremo a extremo.

Steve siente el pecho apretado y la garganta seca ante las miles de cosas que quiere decir. Aprieta los labios, los separa, los vuelve a juntar y frunce el ceño para sí mismo antes de hablar.

-Si necesitar algo, cualquier cosa, me despiertas ¿De acuerdo?—Bucky se encoge en su lugar y supone que esa es su respuesta—Bucky, quiero que entiendas una cosa. Algo muy importante.

Rogers cree que ha llamado su atención por lo que aclara su garganta por los nervios.

-No te presiones para ser el de antes, no quiero eso. Solo quiero tenerte a mi lado, como estés, como quieras estar. Me tendrás contigo y seguiré siendo tu amigo sin importar lo que pase. No lo olvides.

Se aventura a buscar su mano derecha y cuando la encuentra la toma suavemente en la suya. Se siente tímido ante su rechazo, pero la acaricia, dedo por dedo, incluso sus nudillos en suaves masajes. El silencio se instala otra vez y Bucky cierra los ojos de un momento a otro para no volver a abrirlos.

Steve no está seguro de si podrá seguir durmiendo esa noche, pero no le preocupa. Su interior se regocija en una infinidad emociones que creyó nunca volvería a sentir. La mano de Bucky sigue bajo la suya y su respiración acompasada y rítmica solo le confirma una cosa, es quizás el mejor avance que han tenido hasta ahora y por eso sonríe, sonríe tanto al verlo que comienzan a dolerle las mejillas pero aun así no puede parar de hacerlo.

Bucky está dormido. Profundamente dormido.