Hola, aquí estoy con mi primer fic en el mundo de Naruto.

Espero que les guste y si es de su agrado, deje su comentario, subiré recurrentemente debido a que pronto estaré de vacaciones. Corazones y abrazos para todos 3

Aclaraciones: Ni Narutín ni ningún personaje me pertenece, son del destructor de parejas ship; Masashi Kishimito.


10 de octubre (I)

"Siempre algo me devuelve a ti, nunca toma mucho tiempo."

De regreso a Konoha observó la silueta de Sasuke caminando prolijamente; espalda recta, pasos sincronizados, mochila y katana en espalda como corresponden, ropa y máscara anbu sin rasguño alguno. Se sorprendió de sí misma al mirarlo tan descaradamente y volvió su vista al frente, un punto fijo cualquiera, suspirando. La misión no había sido complicada, más que aquel momento en donde una shuriken le había rozado el muslo izquierdo abriendo la tela y dejando una línea de sangre marcada en su piel.

Suponía que el momento de paz luego de aquella guerra tan despiadada estaba dando sus frutos, noquearon a unos cuantos rebeldes de la villa del sonido, quitaron los pergaminos y se largaron de ahí luego de que revisara el perímetro con su byakugan; limpio.

Sasuke le había mirado el muslo pero Hinata ni siquiera se había inmutado ante el ardor así que no puso más reparo, solo era un leve rasguño. Estaría bien. Minutos después lograron visualizar la entrada y se destensó, no sabía por qué pero el Uchiha la ponía ciertamente inquieta. Luego de 4 años, insertada en la elite ninja le era difícil ponerse nerviosa con alguna situación o personaje en particular, sin embargo, Sasuke le despertaba un pequeño retorcijón en el estómago combinado con una buena dosis de músculos tensos.

Estaba segura que eso se debía a la profunda y seria mirada que le brindaba el ojinegro cada vez que la miraba. No podría describir aquello pero era abismal, a pesar de estar rodeado de gente podía sentir aquella soledad emanando de su cuerpo. La misma sensación que, seguramente, ella exudaba desde que fue desterrada de su clan.

No obstante, antes de profundizar sus pensamientos fueron interrumpidos por el azabache.

-¿Te duele la pierna? – sonó ridículo pero, aunque sonara fantástico, Sasuke se incomodó ante aquel silencio está vez entre ambos. Solían ir de misiones ocasionalmente, cuando se presentaban principalmente y es que la paz había llegado luego de finalizar la guerra, sin embargo, últimamente Hinata le provocaba un interés que jamás aceptaría en voz alta.

-Estoy bien, Uchiha-san. No se preocupe. – una pequeña sonrisa pacifica se instaló en su boca y Sasuke asintió satisfecho.

Le gustaba salir de misiones con la ojiperla debido al constante silencio del cual eran presentes, ella no molestaba y solo hablaba por cosas puntuales, más que nada cosas de la situación o la estrategia que usarían, pero pocas veces era necesario. Así que solo caminaban en silencio, si había que prender una fogata, buscaba unas cuantas ramas y hacía una pequeña bola de fuego, luego ella cocinaba unos cuantos peces que lograba pescar y dormían a la intemperie. Al llegar a la aldea lo saludaba levemente con una reverencia o un melódico "Uchiha-san", le preguntaba si se encontraba bien y seguía su camino, dejándolo ciertamente con ganas de querer decir algo más, pero nunca sabía qué. Y era extraño, o nuevo, para él querer seguir algún tipo de conversación con algún humano a parte de Naruto o Sakura. Hinata parecía la menos ideal para interesarse, sin embargo estaba ahí desde hace unos meses atrás.

-¿Irás hoy a la barbacoa? – procedió nuevamente, el silencio lo estaba atormentando, aunque ya habían llegado a la entrada de Konoha.

Hinata lo miro bajo la máscara de león y negó – No lo creo, posiblemente tenga otros asuntos que resolver.

-¿Cómo cuáles? – cuestionó imprudente, con una sonrisa bajo la máscara.

-No son de su incumbencia, Uchiha-san.

-Podrías considerarlo – insistió nuevamente, divertido por el deje de molestia que imponía en su voz.

-Está bien, lo consideraré. – suspiró y lo miró antes de ingresar al edificio Hokage – Pero no creo que sea muy necesaria en aquel lugar. – agregó quedamente.

Sus hombros se levantaron – Yo tampoco, pero hoy es el cumpleaños del dobe.

Se quedó quieta un momento, no lo había recordado con la misión que habían tenido. Era importante este día para el mundo shinobi pero aun así no se animaba del todo, había desarrollado una comodidad extrema con el silencio y la soledad que imaginarse en lugar lleno de gente solo la hacía incomodarse.

Una vez frente a Kakashi Hatake entregaron su informe y salieron de aquella oficina, Hinata seguía metida en sus propios pensamientos y Sasuke tuvo que agarrarla por el brazo para que le prestara atención, no fue brusco pero inmediatamente el contacto contra su piel le arribó una cantidad de emociones jamás experimentadas deslizándose por todo su cuerpo. Por otro lado, Hinata reaccionó tarde y quedó con la vista fija sobre la mano de Sasuke antes de soltarse rápidamente, el corazón se le aceleró y un leve hormigueo se le instaló en la boca de estómago, quería vomitar.

-Pasaré por ti a las siete – sentenció confuso antes de desaparecer en una nube de humo.

Hinata quedó con las palabras en la boca, no quería ir pero Sasuke era terco y difícilmente podría faltar a lo que dijo. O quizás sí, era lo que rogaba en su interior.

Se encaminó a su casa deprisa para meterse a la ducha y descansar algo en la comodidad de su cama antes de que, posiblemente, el Uchiha pasara por ella. Esperaba que desistiera y comprendiera que ella realmente no quería ir. Algo como leer sus más íntimos pensamientos, pero eso era imposible. Solo restaba confiar en el destino.

La ducha la relajó sin lugar a dudas, y al salir ya refrescada se acercó hasta la pequeña mesa de cocina que tenía, devoró el tazón de ramen que había comprado de camino y finalmente se estiro en la comodidad de su gran cama, un lujo que pudo darse tras tres misiones nivel jounin.

Le gustaba vivir sola, raramente extrañaba a su clan, a Neji, a Hanabi y a su padre. Pero aquel lugar en donde no tenía que rendirle cuentas a nadie, hacer orgullosos a ningún anciano o incluso a su mismo padre y depender de la constante protección de su primo la hacía autónoma y, en cierto sentido, feliz. Hanabi la visitaba cada cierto tiempo para contarle las nuevas noticias sobre el clan o incluso su propia vida en la academia, Neji la saludaba y la invitaba a tomar el té cuando podía pero nunca era igual.

Desde que había sido excluida de la rama principal su vida había mejorado considerablemente, y los únicos logros que debía realizar era para ella misma. Por eso mismo, había ingresado a anbu a los 15 años y no se arrepentía, su utilidad como persona había aumentado el doble. La timidez y vergüenza habían desaparecido eventualmente tras los entrenamientos bajo ninjas sin emoción alguna. Y también el presunto amor que tenía por Naruto Uzumaki había desaparecido hasta solo quedar una profunda admiración hacia su persona.

Cerró los ojos satisfecha, haciéndose el ánimo de asistir a tal evento. Aun así, internamente rogaba que Sasuke desistiera o se quedará dormido.

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Exactamente 7 en punto Sasuke se paró frente a su puerta y golpeo tres veces sin obtener respuesta alguna, dos minutos después nuevamente lo intentó esta vez un poco más fuerte. Para su suerte, surtió efecto pero no el que esperaba, Hinata le abrió con todo el pelo pegado a su cara y el un pequeño pijama de algodón lila que resaltaba aún más su figura. Claramente ninguno de los dos demostró tal vergüenza pero la silueta de ella casi perfectamente delineada le hizo dudar sobre mirarla a los ojos o mantener la mirada en esa cintura tan pequeña de la que era poseedora.

-Lo siento – murmuró, aun levemente dormida – me quede dormida.

Sasuke la observo en silencio y negó diciéndole que no importaba, más que nada por la situación en la que se encontraba. Titubeando entre saber que realmente contestarle, pero nada, realmente, nada salía de su boca.

-Pasa, no demoraré mucho. – alargo su brazo invitándolo a pasar y el únicamente por inercia accedió asintiendo.

Ordenando un poco su cabeza y concentrándose en su cara más que en lo que había abajo le miro con cierto reproche pero luego espiro y asintió:- Hmp. – fue lo único que logro formular.

Hinata se adentró y técnicamente 5 minutos después salió con unos pantalones y un sweater color negro de cuello alto, botas ninjas, dientes cepillados y una coleta alta. Algo dentro de Sasuke se removió nuevamente, pero esta vez más cálido y arrollador que la sensación que había experimentado al tomarle el brazo.

-Lista – anunció y el trance de Sasuke se fue disipando al recordar la compostura que debía mantener.

-Vamos – su voz salió ronca y profunda sorprendiendo a Hinata.

Esta vez Hinata lo miró con las cejas enarcadas y se acercó preocupada a su cara, alzando la mano y colocándola justo sobre su frente – no vayas a pescar un resfriado, deberías salir más abrigado para la otra ocasión.

Ni siquiera estaba enfermo, pero asintió solo para que Hinata quitara su mano de ahí. Necesitaba aire, así que lo más rápido que pudo salió del pequeño departamento de la Hyuga y se sintió como un idiota por lo estúpido que se había comportado. Su voz había costado salir por el letargo que tenía frente a la presencia de la Hyuga. No tenía idea a lo que se estaba sometiendo.

-Yo creo que deberías volver a casa si te sientes mal – sugirió nuevamente esta vez evitándolo el contacto.

-No, estoy bien – Sentenció al momento que su mirada se posaba esta vez en los ajenos – vamos.

Hinata le siguió lentamente manteniéndose a su lado en silencio y cuestionándose mentalmente la sensación que Sasuke le había provocado. Sumida en sus propios pensamientos, Hinata no se percató de que el mayor la miraba cada cinco segundos intentando decirle algo más que comentar sobre el clima. Por el contrario, él tampoco se percataba cuando levantaba la vista hacia el frente y ella levantaba la vista y por la esquina de su ojo le miraba el perfil cuidadosamente. El interés mutuo pasaba desapercibido frente aquel silencio e intercambio de miradas precavidas.

Diez minutos más tarde de aquel juego infantil pararon frente al restaurant de carne encontrando a un Shikamaru caminando a paso lento, casi soñoliento. Hinata y Sasuke lo saludaron al mismo tiempo y el Nara reaccionó apenas levantando su mano en una forma floja.

-Problemático – comentó una vez llegando al lugar, el único bullicio provenía de la mesa más grande del lugar, ya conformado por casi todos los shinobis de su generación.

-Mph – concordó el Uchiha avanzando hasta el lugar.

El saludo de Naruto se hizo casi un pitido en oído una vez que escuchó el tan acostumbrado teme. Y Sakura a su lado se levantó únicamente para saludar a Hinata con un corto abrazo y arrastrarla hacia el asiento de su lado, emocionada ante la presencia de la casi desaparecida Hyuga. Sasuke la observó levemente sonriente antes de tomar asiento a su lado y servirse un poco sake. Diez de octubre. Que buen día para celebrar, pensó, al ver la leve sonrisa de Hinata en aquel ambiente.