Prólogo

10 años atras

POV AMU

Nombre: Amu. Edad: 5 años. Padres biológicos: desconocido.

El primer recuerdo que tengo es el fuego rodeándome, yo llevaba un vestido rosado con un short rojo y unas converse apacece un niño de cabello y ojos zafiro que me carga en su espalda y me lleva hasta afuera de lo que solía llamar mi hogar, después todo se oscureció. Al despertar, me encontraba con unos cuantos vendajes y encima de una cama. Me levante y pude ver sentado en una silla al frente mio a un niño de cabello azul durmiendo. Él llevaba puesto un polo blanco,un short verde y unas zapatillas negras. Se notaba los vendajes que llevaba. Por curiosidad, me acerqué a él para verlo mejor, se veía como un gatito indefenso. De repente se despertó.

–Sabías que está mal quedarse viendo a la gente mientras duerme. –dijo con una sonrisa burlona.

–Pensé que estabas dormido ¿Quién eres?¿Donde estoy? –dije, dando un paso hacia atrás.

–Soy Ikuto y estas en el orfanato Fortuna. Y tú, ¿quién eres? –dijo con un tono serio.

–Yo soy Amu y tengo 5 años ¿y tú? –dije un poco tímida.

–Yo tengo 5 años y he vivido aquí ese mismo tiempo. –dijo con cierta tristeza. En ese momento entra una señora de 40 años.

–Que bueno que hayas despertado. Yo soy Nabuko Saeki, la directora del orfanato Fortuna. Dime, ¿Cuál es tu nombre, pequeña? –dijo ella con un sonrisa.

–Amu, Nabuko-sensei. –dije sonriéndole.

–Eres muy suertuda, Amu. Si no fuera por Ikuto, hubieras muerto en el incendio. –dijo Nabuko.

–¿Tú me salvaste? –él asintió –Muchas gracias por salvarme la vida, Ikuto. –dije mientras lo abrazaba.

–No fue nada. –dijo desviando la mirada. Pude sentir sus mejillas algo calientes, después me separé.

–Bueno, Amu. Desde ahora esta sera tú habitación. Si quieres la podemos decorar. –dijo Nabuko.

–Nabuko-sensei, ¿Dónde estan mis padres? –pregunté.

–Amu… tus padres estan ahora en el cielo. Pero nosotros seremos te cuidaremos. –empezaron a salir lagrimas de mis ojos –No llores, mi niña. Tú nunca estarás sola. –dijo mientras me limpiaba mis ojos.

–Ok, Nabuko-sensei. –dije tratando de sonreir.

–Entonces, nos vamos. Mañana será un gran día. Despídete, Ikuto.

–Buenas noches, Amu.

–Hasta mañana, Ikuto. –se fueron.

Me recosté en mi cama y me quedé dormida. A la mañana siguiente, Nabuko-sensei me enseño todo el orfanato y la parte escuela de este, Ahí conocí a varios niños. Pasé una de las mejores semanas, pero cada vez que me encontraba con Ikuto, él me evitaba. Un día, a la hora del almuerzo, pude verlo sentado en una mesa, solo. Me acerqué y lo acompañé. Algo había en él que me llamaba la atención. Apenas terminó, salió corriendo al jardín. Yo lo seguí pero lo perdí a la altura de un árbol de cerezo. Miré hacia arriba y lo encontré encima de una rama.

–¿Qué haces ahí arriba?¿Por qué me has estado evitando? –pregunte curiosa.

–No es algo que te interese. –me respondió de manera fría.

–Sí no me lo dices, yo subiré. –lo reté

–No te atreverías, no creo que sepas subir árboles. –dijo

–¿Eso crees? –respondí. Siendo sincera, no sabía como subirlo pero igual lo hice. Estaba apunto de alcanzarlo cuando resbalé. Creí que iba a caer pero una mano me sostuvo.

–Eres una niña muy rara, ¿lo sabías? –dijo mientras me subía a su rama.

–¿Mira quién habla? Tú eres el raro por salir corriendo. –dije ya sentada en la rama.

–Discúlpame por eso. Es que te pareces mucho a mi hermana menor. –dijo.

–¿Tienes una hermana, Ikuto? –dije impresionada.

–Siendo exactos, hermana melliza. Nuestra madre era profesora de la escuela del orfanato. Sin embargo, nuestro padre la abandonó al enterarse que estaba embarazada. Ella murió dando a luz a mi hermana. El nombre de mi hermana es Utau, ella fue adoptada por una familia hace un año. Lo único que tenemos para no olvidarnos es una fotografía de nuestra última navidad que pasamos juntos.

–Lo siento mucho, Ikuto. Pero piensa que en donde esté tu hermana la están cuidando bien. –dije.

–Tienes razón, Amu. –dijo viendo al cielo.

–Ah, y gracias por evitar que caiga. –dije mirando al suelo.

–No tienes que agradecerme, te atraparé las veces que sean necesarias. –dijo mientras me despeinaba.

–Ikuto, no me despeines. –dije molesta.

–Hasta enojada te ves linda. –ne dijo al oido. Yo me sonrojé como un tomate y el se burló por eso pero no me moleste y reí con él.

Desde ese entonces fuimos grandes amigos. Una navidad, intercambiamos regalos: yo le regalé una llave y él me regaló un collar con un candado del mismo diseño de la llave.

Pasaron 5 años. Una familia se llevó a Ikuto hace unas semanas. Ahora he siendo adoptada por una pareja de clase alta. Mi nueva madre se llama Midori Hinamori y mi nuevo padre, Tsumugu Hinamori. Ellos perdieron a su hija, Ami de 13 años, hace un año en un accidente de tránsito. Mis padres me quieren mucho y siempre me cuidan. Mi nueva casa es muy grande y hay muchas personas que me atienden. Me he hecho amiga de una sirvienta llamada Temari. Ella es como una hermana mayor para mí. Estoy emocionada por mi nueva vida. ¿Que cosas me esperarán? Y ¿Volveré a ver a Ikuto?