Nota de la autora: Holaa! Después de un siglo he vuelto con algo que para mí es un reto: escribir este fic que he tenido en mente desde hace cuatro años —ya hasta sueño con él—. Esta historia está ambientada a una fecha inexistente, es decir, habrán cosas que parecerán del futuro pero otras que serán antiguas. Además está ambientada al género omega!verse, estoy más que segura que ya conocen demasiado bien el omega!verse como para explicarlo, aunque cabe a destacar que no será como todas lo están pensando.

Me he basado en mi videojuego favorito desde la infancia, Resident Evil, me enamoré de ese juego enserio.

Disclaimer general: Los personajes no me pertenecen y jamás me pertenecerán. Todos los derechos reservados a Hajime Isayama.

Advertencias: Este fic es Yaoi (Chico x Chico) así que si no te gusta hay una puerta imaginaria muy grande donde puedes salir. Es un UA (universo alterno) con un poco de OoC. Contendrá gore, lemon y también contendrá embarazo del sexo masculino a su debido tiempo.


Los monstruos son reales, los fantasmas también son reales.

Ellos viven dentro de nosotros y algunas veces ganan.

Stephen King.

Metamorfosis.

Hace tiempo la primera epidemia biológica azotó una ciudad casi por completo, ésta había llegado como un nubarrón negro que al ser respirado la gente caía en un sueño extraño en donde perdían la humanidad y se volvían una especie de monstruos desfigurados. Estos monstruos parecían tener inteligencia y rapidez, sus ojos tenían un peculiar verde fosforescente en el iris y tenían una dieta bastante… especial.

La ciudad que hoy ya no existe perdió más de la mitad de la población, los que lograron escapar juraron que en su vida jamás habían vivido algo así. Todos estaban aterrorizados, el pánico reinaba en todos lados, los sobrevivientes tuvieron que ser sometidos a pruebas para asegurarse de que no padecieran el virus, para suerte de muchos el virus solo se propagaba a gente que no tuviera un sistema inmunológico fuerte, es decir, no se contagiaba tan fácil si eras alguien sano que no padeciera ningún tipo de enfermedad. Aun así la mayoría de la gente pedía más información.

La desesperación hacia lo desconocido por la gente que no estuvo ahí llegó a tal grado que el gobierno tuvo que mandar a una organización para destruir a las bioarmas, esta organización fue bautizada como "Legión del Reconocimiento" (L.D.R.) ellos se encargaron de ir a esa ciudad y pelear contra aquellos monstruos e intentar averiguar la razón de la epidemia… la operación fue un fracaso. De cuarenta soldados capacitados solo regresaron tres y ninguno de ellos supo lo que realmente pasaba allí, lo único que pudieron averiguar era que no solo había una raza biológica, sino tres, los apodaron según sus características.

La primera fue llamada "bioarma humana". Esta era la que predominaba en la ciudad, los portadores mantenían su forma humana pero con la piel morada o verde putrefacta llena de agujeros y sus ojos verdes fosforescente estaban inyectados en sangre.

La segunda fue llamada "bioarma gigante o titán". Los portadores de aquel virus crecían hasta alcanzar los dos metros y medio, perdían sus órganos sexuales y sus rostros se deformaban, no eran muy listos por lo que aniquilarlos fue fácil.

La tercera y última parecía ser la más difícil, esta fue llamada "bioarma mutante". Aquellos que portaban este virus tenían un hambre incontrolable y devoraban a las personas que aun vivieran, sus cuerpos mutaban conforme el tiempo pasaba hasta volverse una masa que se movía sin rumbo por la ciudad.

Las tres razas fueron suficientes para que el gobierno mandara bombas a destruir aquel lugar hasta volverlo cenizas.

Ese día llamado "el día negro" la humanidad recibió una advertencia de que el final se aproximaba. La misma catástrofe volvió a suceder cinco veces en ciudades más pequeñas y esta vez la L.D.R. pudo destruir a aquellas bestias volviendo a las ciudades habitables de nuevo.


Capítulo 1:

"La Epidemia"

La misma pesadilla de siempre despertó a Levi con el corazón en la garganta y el cuerpo tembloroso. Habían pasado más de quince años y él aun no lo superaba, no superaba su pasado, no superaba aquel recuerdo que lo atormentaba cada que cerraba los ojos como si los demonios de su pasado lo molestaran por no haber tomado la decisión correcta, pero ¿Quién puede saber cuál es la decisión correcta? Así es, nadie puede.

Levi se levantó de su cama con pesar y se asomó a ver el reloj que tenía en su pequeño tocador, eran las diez de la mañana. El hombre bufó con molestia, algo que él odiaba era despertarse tarde.

Fue cuestión de minutos para que Levi decidiera darse un baño. Comenzó a desnudarse y se metió a la regadera donde las gotas calientes de agua lo recibieron cayendo sobre su espalda, aquellas lo relajaron completamente logrando que olvidara parte de su pesadilla.

Ese día Levi había quedado de verse con su mejor amigo del trabajo, Clayton Stark. Levi sabía que ese tipo estaba enamorado de él, y Levi no podía corresponder sus sentimientos fingía demencia y seguía hablándole como sin nada.

Levi, quien ya estaba arreglado, salió de su casa para dar una caminata con Clayton. Para suerte —o desgracia— Clayton vivía en la misma colonia que él por lo que encontrarse era demasiado fácil.

— Levi —habló Clayton viendo a su amigo y compañero de trabajo salir de su casa.

—Clayton —saludó este tranquilamente.

Clayton era un hombre alto, de piel blanca, su cabello era ondulado de color negro, sus ojos tenían un hermoso azul, su rostro era fino pero más masculino que el de Levi, tenía el cuerpo musculoso y aun así a Levi no le interesaba ese hombre en absoluto.

Ambos se dispusieron a caminar por la zona sin decir nada.

Caminaron un par de cuadras cuando de pronto vieron a algunos miembros de la L.D.R. solicitando personas para unirse a su grupo, Levi los miró durante un rato deteniendo su andar.

—No te unirás a esa Legión —dijo Clayton como si le hubiera leído la mente al muchacho.

—No empecemos otra vez —dijo Levi con un poco de irritación.

—Levi, tu fuerza no se compara con la de esos monstruos. No quiero que mueras.

—No moriré, soy demasiado terco para eso.

—Es muy diferente decirlo ahora a cuando estés frente a una de esas cosas.

—Metete a tus asuntos, Clayton —contestó Levi con enfado.

—No puedo, sé lo que pasó antes, pero no te unas. No lo hagas por mí, piensa en tu hermano, ¿Qué diría él cuando te vea en las tropas?

—A él no debería importarle.

Clayton dio un largo suspiro.

—¿Lo dices porque él está en la L.D.R? —preguntó dándose cuenta de que Levi se estaba enfadando.

—Tienes cinco segundos para cambiar de tema o te romperé el rostro.

Clayton dio un pequeño salto y comenzó a balbucear cosas sin sentido buscando algún tema que pudiera evitar el odio eterno de su compañero.

—Err ¿Quieres ir a cenar conmigo al rato? —Clayton sabía que cometía un error al preguntarle eso a Levi pero tenía que decir algo.

Levi se quedó callado un segundo para después mirar a Clayton con infinito desprecio.

—¿No se te pudo ocurrir algo menos estúpido?

—Levi, necesitas comer mucho si quieres tener la fuerza para matar a esas cosas.

Levi sonrió ladeadamente.

—Has dado en el clavo —dijo Levi dándose la vuelta para regresar a su casa como sin nada. Esa actitud de Levi era normal, cuando se aburría de una conversación optaba por darse la vuelta e ir a su casa.

—Voy por ti a las siete —le gritó Clayton sonriendo.

—Si llegas tarde tu cabeza volará —contestó Levi alejándose de la vista de Clayton.

La sonrisa de Levi se borró tan pronto supo que Clayton no lo seguía. Siempre era lo mismo con él, actuaba sobreprotectoramente y siempre que Levi mencionaba algo respecto a la legión del reconocimiento Clayton se ponía en el puesto de su hermano mayor, por eso cuando Stark le ofreció una cena este aceptó con tal de que no comenzara a regañarlo por lo mismo de siempre.

Al entrar a su pequeña casa suspiró y se recargó en la puerta ideando como escaparía para escribir su nombre en la lista de la L.D.R. cosa que no podría hacer porque Clayton de seguro se quedaría frente a los soldados que reclutaban a la gente con el pretexto de que los ayudaría cuando la verdad era que estaría atento para detener a Levi si lo veía.

Al final Levi optó por arreglar su casa hasta que dieran las siete, nada de su casa estaba desordenado pero aun así su pequeña obsesión con la limpieza le obligaba a hacer quehacer cada día sin falta. Comenzó con su pequeña sala y finalizó en su pequeña habitación.

Levi escombraba su armario cuando en el fondo vio una mochila que él guardaba por si sucediera otra epidemia biológica, "un hombre precavido valía por dos", eso era lo que su madre solía decir siempre. El chico la miró con atención y, como todavía quedaban dos horas para la dichosa cena, decidió llenarla con cosas de supervivencia que encontró en su casa y la dejó sobre su cama para después meterse a bañar ya que nunca está de más darse dos o tres duchas al día.

Dieron las seis cincuenta cuando Levi había terminado de arreglarse para aquella cena. Como no sabía a donde irían optó por ponerse unos jeans negros de mezclilla y una camisa blanca adornada con un pañuelo alrededor de su cuello, se veía realmente bien.

En poco tiempo oyó que alguien tocaba la puerta y la abrió para encontrarse a Clayton vestido con un traje gris.

—Vaya Levi, te ves muy bien —dijo su compañero mientras miraba atónito a Levi.

—Solo son unos jeans y una camisa, no le veo nada especial —contestó sin prestarle atención a la mirada de Clayton—. ¿Ya nos vamos?

Clayton parpadeó varias veces para luego asentir y tomar a Levi del brazo para jalarlo hacia su auto.

El camino hacia el restaurant fue demasiado silencioso pero Levi y Clayton parecían demasiado pensativos para darse cuenta de eso.

Llegaron a un restaurant elegante con paredes de color dorado y candelabros largos en el techo. Levi se preguntó a si mismo si la ropa que llevaba era demasiado informal para ese tipo de lugar, al final suspiró dándose cuenta de que no importaba mucho.

Ambos fueron hacia sus mesas reservadas previamente por Clayton. Levi cayó en la cuenta de que toda la conversación de esa mañana ya estaba planeada. La mesera llegó con una sonrisa en el rostro y anotó las órdenes de ambos chicos para después retirarse grácilmente.

—Levi, ¿podemos hablar? —preguntó Clayton mirando como Levi limpiaba sus cubiertos con una servilleta.

—Ya estamos hablando —respondió prestándole más atención a su tenedor.

—De un tema en específico —aclaró cuando la camarera llegó a dejarles sus platos de comida y bebidas respectivas.

Levi intentó prestar atención pero un ruido extraño lo alertó un poco, sonó como un gemido de dolor, un gemido que él parecía conocer muy bien.

—Oye, ¿Levi estas bien? Tu piel esta pálida —dijo Clayton llamándole la atención a Levi el cual volteo a ver a Clayton casi en automático.

—Sí, estoy bien —contestó metiéndose un trozo de comida a la boca, Clayton lo imitó.

—De acuerdo porque tengo algo que decirte —Levi se quedó estático mirando a Clayton—. Hemos sido amigos durante tres años y pues últimamente he comenzado a sentir cosas por ti… Levi, me gustas.

Clayton tenía una sonrisa en el rostro y Levi se echó para atrás en el asiento, no por la confesión de Clayton, sino porque volvió a escuchar aquel gemido pero esta vez más cerca de él.

De pronto todo parecía moverse en cámara lenta. Su piel se erizó cuando vio a uno de ellos corriendo hacia Clayton, Clayton dio un salto y antes de darse la vuelta hacia aquella cosa, aquella cosa se le lanzó encima y rápidamente arrancó un cacho de su piel logrando que emitiera un aullido de dolor.

Los gritos despavoridos de la gente comenzaron a sonar logrando que Levi saliera de ese shock, con rapidez el joven dio un vistazo al cuerpo de Clayton el cual tenía un rostro desfigurado por el dolor mientras sentía como era devorado vivo.

—¡Clayton! —gritó Levi incapaz de hacer algo por ayudar.

—C-corre… —susurró sus últimas palabras en voz ronca mientras la sangre abandonaba su cuerpo en chorros y su piel se ponía de un color blanco para después tornarse lila.

Levi obedeció al instante echándose a correr y mirando a varias personas más ser devoradas, corrió hacia el auto de Clayton e intentó encenderlo conectando los cables debajo del volante, para su mala suerte había conectado los cables erróneos logrando que el claxon sonara y llamara la atención de esas cosas, desconectó rápidamente los cables e hizo otro intento fallido mientras ellos se acercaban al auto con rapidez, lo intentó de nuevo y esta vez funcionó. Su cuerpo estaba temblando y sudaba frío, había olvidado lo que se sentía estar en una situación de esa magnitud.

Levi pisó el acelerador y comenzó a manejar hasta su casa esperando que ahí no hubiera gente infectada y así poder agarrar su mochila e idear una forma de escapar de la ciudad antes de que el nubarrón negro llegara.

En el transcurso pudo ver que nadie se había dado cuenta del suceso de hace unos minutos, Levi comenzó a temer por toda esa gente inocente que moriría en la nueva epidemia.

Llegó a su casa y prendió todas las luces con miedo de encontrarse a una de esas cosas que él apodó como 'zombis' dado a que eran demasiado parecidos a esos monstruos de las películas, libros y videojuegos de terror. Entró a su habitación y se quitó esa ropa poniéndose algo para la ocasión, el chico se puso el pantalón más cómodo que tenía, una playera negra cómoda y fresca, unos zapatos de campismo, después abrió un cajón sacando de ahí una pistola 9mm, tomó su mochila colocándosela en su espalda y corrió hacia el auto.

Levi intentó arrancar el auto pero este no avanzaba, ya no tenía gasolina. Suspiró intentando mantener la calma, pensando en que hacer en una situación como esa, al final decidió salir del auto y comenzó a correr, fue entonces cuando se dio cuenta de que los zombis habían llegado a su colonia. Levi se preguntó mil veces si lo que le habían dicho sobre que esas cosas no te convertían en zombis con las mordidas estaba erróneo puesto que veía que había más y más de ellos sin que llegara el nubarrón.

Su respiración estaba agitada y los pulmones le ardían, el chico ansiaba llegar a la salida de esa ciudad, pero sabía que era imposible.

Cuando la segunda epidemia sucedió se dieron cuenta de que no solo las personas salían de la ciudad, sino también las bioarmas y para evitar otra catástrofe decidieron poner murallas en cada estado las cuales contaban con solamente dos salidas/entradas.

Disparos comenzaron a escucharse a lo lejos, Levi sabía el significado de esto, lo más seguro era que las tropas estacionarias intentaban controlar la situación.

Las tropas estacionarias; ellos se encargaban de mantener el orden dentro de las murallas que dividían a los estados. Cuando una epidemia sucedía ellos debían enviar a los sobrevivientes a las salidas, servían de apoyo a la L.D.R.

Levi corrió hacia donde los sonidos de disparos le guiaban y llegó para encontrar a un grupo de seis personas con el escudo característico de las tropas estacionarias disparándole a una horda de zombis, pero aquellas criaturas no morían.

—¡A la cabeza! —gritó Levi acercándose a los hombres los cuales lo ignoraron—. ¡Disparen a la cabeza! —repitió acercándose a ellos cada vez más.

—Largo de aquí, idiota —le contestó uno de ellos deteniéndolo con el brazo.

Levi le lanzó su mejor mirada de odio logrando que aquel hombre desviara la mirada y se dio la vuelta, estaba más que claro que ellos no le ayudarían a salir de ahí.

Antes de que Levi comenzara a correr fue detenido por una chica. Aquella chica parecía tener menos de dieciocho años, su cabello negro estaba amarrado en dos coletas largas, tez morena, su rostro era adornado por una nariz puntiaguda, unos labios delgados y unos enormes ojos grises que lo miraban suplicante, llevaba puesto el uniforme de las tropas estacionarias.

—Lléveme con usted —rogó la chica al borde del llanto.

Levi se quedó quieto un segundo pensando las opciones que tenía, no pudo pensar mucho ya que el sonido de alguien siendo comido lo alertó. Levi giró la cabeza para ver a tres de los seis hombres muertos mientras que dos de ellos jalaban a su compañero el cual era retenido por un zombi que le mordía la pierna con fuerza.

—Sígueme —le dijo Levi a la chica.

Levi comenzó a correr hacia un callejón que lo guiaría a un lugar en donde los autos viejos eran abandonados, al llegar ahí se escondió tras un autobús que daba la impresión de que al tocarlo se desmoronaría de tan oxidado que estaba.

—Me llamo Levi ¿Cuál es tu nombre? —preguntó seriamente mientras sacaba su arma.

—Mina Carolina, grupo 13 de las tropas estacionarias, graduada en vigésimo lugar, especialista en…

—Solo te pregunté tu nombre, no todas esas mierdas —Levi le interrumpió con cierta irritación mientras fruncía el ceño.

—Lo s-siento, le prometo no contestar más de lo que debería, me mantendré bajo sus órdenes y…

—Te contaré un cuento Mina, había una vez una mujer muy idiota que en medio de una epidemia comenzó a hablar desesperadamente y como su estúpida voz que solo emitía idioteces atraía a los infectados un hombre le disparó en la cabeza para que se callara, ¿comprendes? no hables idioteces si amas tu vida —volvió a interrumpir a Mina mientras revisaba su arma.

—Usted está hablando mucho.

—Pero no son idioteces ¿o sí? —dijo el chico con seriedad y Mina decidió quedarse callada.

De pronto Levi pareció erguirse en su lugar y sus ojos se abrieron alerta, Mina lo vio con miedo.

—Están aquí —esa frase que Levi citó fue suficiente para que la respiración de Mina se entrecortara.

Levi comenzó a caminar lentamente hacia el extremo del autobús con el arma preparada.

—Cuando te diga 'ahora' tú correrás hacia el auto rojo —susurró Levi sintiendo como la adrenalina lo envolvía. Mina asintió con el corazón en la garganta.

Podían oír los gemidos de aquellas cosas más cerca de ellos, estaban arrastrando los pies lentamente, de repente ya no se oyó nada.

Levi se echó hacia atrás y antes de que se diera cuenta un infectado había asomado su cabeza mostrándola completamente descompuesta mientras que otro ya se había lanzado hacia la garganta de Levi.

Esas cosas que eran muy semejantes a cadáveres descompuestos, cuyos ojos derramaban sangre, cuyos dientes se veían podridos pero seguían lo suficientemente fuertes como para desgarrar a alguien, esas cosas sorprendieron a Mina desde que vio a una por primera vez.

—¡Ahora! —gritó el chico dándole una patada al zombi y Mina corrió hacia el auto rojo que estaba a unos metros de ahí.

Mina corrió sin mirar atrás, empezó a escuchar disparos y cuerpos cayendo así que supo que Levi los había matado, estaba a punto de llegar al auto hasta que uno de ellos se arrojó con la boca abierta hacia ella, su instinto logró su salvación ya que tomo su navaja y la clavó en la cabeza de este oyendo el crujido de su cráneo. La sangre salió a chorros ensuciando su cara y lo aventó lejos.

La sangre de los zombis era diferente, era más obscura que la de una persona normal y tenía un olor nauseabundo muy parecido a cuando encuentras a un perro que murió hace más de dos meses.

—¿Estas bien? —preguntó Levi tendiéndole la mano a Mina, esta la tomó y se levantó.

—Ese olor… —balbuceó la chica en voz baja.

—Te acostumbraras, ahora tenemos que ir a una de las colinas más altas de por aquí antes de que sea media noche.

—Pensé que iríamos a la salida —le dijo la chica preocupada.

—No, lo más seguro es quedarnos en una colina alta, además de que la salida más cercana está a tres días caminando desde aquí.

—Pues vamos en auto.

—¿Acaso eres idiota? Los infectados atacan a las personas que producen calor, o sea a todos los no infectados, ahora imagínate miles de cuerpos calientes acumulándose en una zona… Sera un festín para esos malditos.

Mina lo miró con atención, ella no tenía idea de eso, en sus años como cadete nadie le había dicho eso sobre los infectados.

—¿Por qué yo no sabía eso? —se preguntó en voz baja.

—Quizás porque tus superiores son demasiado despistados o porque su silencio vale millones —contestó dejando sorprendida a su compañera.

—¿Q-qué? ¿Por qué dices eso? —le preguntó tomándolo del brazo.

—Porque ya había vivido una epidemia así. Hace quince años estalló la primera epidemia en una ciudad que fue olvidada, yo fui una de las víctimas que sobrevivieron y aunque en ese entonces tenía diez años recuerdo todo perfectamente. Cuando escapamos de la ciudad varias personas fueron interrogadas tal vez en ese momento el gobierno pagó para que no hablaran, es solo una hipótesis así que no te lo tomes tan a pecho.

Mina iba a preguntar algo pero fue interrumpida por un gemido.

—Vámonos, es mejor huir a perder el tiempo matándolos —dijo Levi antes de correr y de que Mina lo siguiera.

El camino fue algo agotador puesto que ninguno de los dos paró para siquiera respirar, no podían hacerlo, tenían el tiempo contado.

Fueron varios minutos de correr cuando llegaron a un parque ecológico llamado 'Arabella' el cual se distinguía porque desde allí se podía ver toda la ciudad, en la parte más recóndita existía un pequeño edificio con terraza abandonado que solo los pobladores o los turistas perdidos conocían.

Levi entró junto con Mina a aquel sucio lugar, subieron corriendo las escaleras hasta llegar a la terraza, Levi dio un sonoro suspiro.

—¿Qué hora marca tu reloj? —le preguntó Levi a Mina.

—Son las doce con doce —contestó mirando el reloj de su muñeca.

Levi se acomodó en su lugar y recargó sus brazos en el barandal.

—Prepárate para el verdadero apocalipsis —dijo dejando a Mina confundida.

Su confusión desapareció cuando a lo lejos un humo negro poco visible comenzó a ser su aparición en los límites de la ciudad avanzando con rapidez hacia donde ellos estaban, al avanzar ese humo las luces de la ciudad se apagaban dejando a aquella zona en penumbra.

—Cada vez que el nubarrón llega la luz se va —explicó el chico mientras sacaba de su mochila una linterna.

Mina lo miró cuando oyó su voz, Levi parecía estar calmado aunque por dentro no era así pero debía mantener la calma por el bien de la menor.

Al final el humo negro llegó hacia ellos como si de una tormenta de arena se tratara, ese aire era pesado pero al estar frente a tus ojos era invisible, de hecho todo el humo que hace unas horas estaba lejos ahora ya no se notaba, daba la impresión de que había desaparecido.

—El humo —susurró Mina sintiendo miedo.

—El humo ya está aquí, la nueva epidemia biológica acaba de comenzar —dijo el hombre mirando con seriedad la ciudad.

—¿Qué pasará ahora? —preguntó la menor con pánico.

—No lo sé, pero nuestra prioridad es salir de aquí con vida —finalizó el mayor mirando a Mina la cual asintió. Después de eso ambos decidieron dormir un poco antes de encarar a aquellas bestias.

'Aquel día la humanidad recibió una advertencia de que el final ya estaba ahí.'


Fin del capítulo.

N/A: Bueno espero que les haya gustado.

En este capítulo sé que hubo muchas cosas que no entenderán pero no os preocupéis las aclararé más adelante.

La razón de que Mina salga en este fic es porque detesto un poco utilizar OCs todo el tiempo y además como parece que todos la han olvidado decidí ponerla como compañera de Levi.

Agradezco de nueva cuenta a Psychopathpinkgirl por prestarme a su OC (Clayton) y dejarme matarlo luego luego x3

—Neko, aquí falto el Yaoi y el EreRi

Oh eso ya lo sé, pero como esta fue solo la introducción entonces no quise adelantarme tanto, en el próximo capítulo habrá tantito yaoi.

Y pues eso fue todo mis niñas.

¿Review?

Su Neko se va.