Notas de la autora: este fanfic es totalmente chorras, yo sólo aviso porque luego hay por ahí mucha gente extraña que no pilla las gracias y no quiero reviews diciendo que si este fanfic es una tontería y eso. Ya me lo digo yo XDDD
TRATO HECHO
"Oye, Ed" dijo Winly distraídamente mientras trasteaba con sus herramientas "Me he fijado en que algunos alquimistas llevan un tatuaje con el símbolo de la alquimia, como tu maestra..."
Se volvió hacia Ed con una sonrisita.
"¿Tú tienes alguno?"
"Bueno... sí..." respondió él, mirando hacia otro lado.
"¿De verdad? ¿Dónde?"
"Em... bueno..."
Winly lo observó de arriba abajo. Ed sólo llevaba el pantalón corto azul que se ponía para las revisiones de sus miembros de metal, así que no podía ser muy difícil encontrárselo.
Se acercó a él, lo levantó del sofá y lo examinó minuciosamente.
"Vaya... pues no lo veo. ¿Dónde lo tienes?"
Ed seguía mirando hacia otro lado, con cara de circunstancias.
"Mmm... a ver" dijo ella, pensativa" si estás medio en pelotas y aun así el tatuaje no se ve por ningún lado, tiene que estar en algún sitio que esté escondido..."
Volvió a mirar a Ed a la cara con una sonrisa malévola.
"Ed... ¿llevas el tatuaje en el culito?"
"¡¡¡No!" gritó él, completamente rojo.
"¿Ah, no? Pues entonces... no me digas que está en..."
Lo miró con incredulidad, señalándole esa parte tan íntima y personal.
"¡¡¡¡¡¡¡Nooooo!"
"¡Pues entonces ya no quedan sitios!" dijo Winly, exasperada.
Y luego añadió, con desconfianza:
"Ed, me estás mintiendo. ¡Sí que lo tienes en el culito!"
"Bueno... sí..." murmuró él, muy bajito.
"¿Ves? ¡Lo sabía! Si es que soy taaaaaan lista..."
Winly volvió a su trabajo. Pero al cabo de un rato se volvió otra vez a mirar a Ed, con la sonrisita malévola en la cara. Se fue al sofá y se sentó a su lado, todo lo pegada a él que pudo.
"Eeeeeeed..." dijo, mirándole con ojillos suplicantes "¿Me lo enseñas?"
"¡¡Ni de coña!" gritó él, apartándose.
"Vaaaaa..." ella se acercó más.
"¡No!" él se volvió a apartar.
"Vengaaa..."
"¡Que no!"
"Por fiiiiiii..."
Cuando ya estaba al borde del sofá, a punto de caerse, Ed (mirando hacia otro lado para que Winly no viera lo rojo que estaba, por supuesto) dijo:
"De acuerdo, pero con una condición."
"¡Sííííí!" gritó ella, triunfante. "¿Cuál?"
Ed tardó un rato en responder.
"Que... que... que... si yo te enseño "eso", tú me tienes que enseñar a mí el tuyo."
Winly se quedó parada.
"¡Ed, eres un...!" empezó a decir, pero se calló a medio. "En fin, supongo que es justo. Está bien, trato hecho."
Le tendió la mano a Ed, que la estrechó sin mirarle.
"Trato hecho."
