¡Hooooola geeenteee! Ya los extrañaba T.T, hace rato que no publicaba ¿Por qué? Pues… no tenía inspiración ¡Pero llegó! Y publico el primer capítulo antes de arrepentirme =P
Ah, faltan tres días de clase y aún nos dejan ejercicios de álgebra (maldita álgebra) por lo que casi no pude sacarme los números de la cabeza para inspirarme.
Bueno, una última cosita: South Park no es mío (Pero lo pienso comprar, muahaha)
Inner Ken: ¡NI SE TE OCURRA! ¡South Park es perfecto como está!
(Bien, no lo compro) es de Trey Parker Y Matt Stone… ahora que lo pienso ¿Son dioses como L y Kira?
Inner Ken: no, no son Dioses cómo L y Kira… ellos no se odian.
Oh.
IF TODAY WAS YOUR LAST DAY
Capítulo 1: El niño de los ojos tristes.
La mano de Stan titubeó antes de tocar el timbre.
La imponente puerta pintada de café era lo que lo intimidaba. De hecho, todo en aquel suntuoso lugar lo intimidaba. Al traspasar la enorme reja de la entrada sintió un horrible escalofrío surcarle la espalda, y no averiguó si era por nervios o por el pesado y frio ambiente del lugar.
No puedo comprender por qué todo estaba tan frío, hacía un hermoso sol con ligero viento veraniego. La imponente casa tenía un extraño parecido al Rancho Neverland y Stan intentó ver si había algo escrito en las flores que había justo en frente de la entrada, en un espacio circular, pero no logró identificar nada (N/A: y no había nada escrito).
Ahí, parado frente a la puerta, sin decidirse a tocar, recordó como se había metido en esa.
Oyó a sus padres hablando sobre el tema. Que en esa familia, ese muchacho, algo sobre un tratamiento. Que no respondía a la terapia habitual. Habían comentado lo más cercano a un amigo que sería posible en el caso de este chico. Que tenía a 'alguien', pero este alguien se negaba a cooperar por obedecer a su amo. Que no querían irse de viaje de negocios y dejar el asunto de su hijo sin adelantar. Algo a lo que realmente no le puso mucha atención. Al final escuchó mencionar su nombre un par de veces.
En ese momento Stan, qué había escuchado todo desde la cocina, salió con un sándwich en la mano y preguntó si pagaban algo. Sharon y Randy se miraron y ella recordó que su amiga había comentado algo sobre eso, porque quitarle a alguien el verano gratis era algo prácticamente imposible. Y ya que a Stan no le entusiasmaba mucho quedarse en South Park, no veía problema en irse hasta Albuquerque con tal de ganar algunos billetes, y después de que escuchó lo que le pagarían no dudó un segundo en alistar sus maletas.
Ahora, allí parado, pensaba que debió haberse enterado de todos los detalles. Sabía solo superficialmente de qué se trataba. Pero seguro sus padres no habrían accedido con tanta facilidad si se tratara de algo peligroso, aunque conociendo a Randy…
Un pensamiento inundó su mente. El de llamar a sus padres para pedirles que le costearan un boleto de regreso, que estaba asustado, que no quería estar allí. Pero en el momento cúspide de estos pensamientos la puerta se abrió.
Stan se enderezó, por instinto, ante la criada de cabello castaño que apareció de repente en la puerta.
-Siga, por favor- dijo la chica y caminó hacia el interior. Stan obedeció, instintivamente -por acá- indicó extendiendo el brazo y señalando hacia una amplia habitación, dónde había una mujer pelirroja mirando por la ventana.
Stan penetró la habitación sin molestarse en no hacer ruido con sus pasos, sin embargo la mujer no se volteó. Stan se inclinó levemente y dejó las maletas que había cargado todo ese tiempo en el suelo, sin molestarse tampoco esta vez en no hacer ruido, pero la mujer no se volteó. Observó entonces la habitación, lujosamente amoblada; tenía una chimenea y un escudo de armas sobre ella, los muebles eran Chippendale auténticos, había un juego de té sobre una bandeja en la mesita del centro y esta estaba sobre una gran alfombra. En las paredes habían algunos retratos, sobre los cuales a Stan le llamo la atención uno de un chico pelirrojo con ojos verdes y piel pálida. Esa combinación de colores le pareció bastante alegre, sin embargo el chico de la foto no sonreía y en sus ojitos pintados había un brillo de nostalgia. La mujer aún no volteaba.
Stan decidió no darse por aludido con la actitud de la mujer pelirroja y se aclaró la garganta con intención de llamar la atención, pero la mujer no volteó. Ya había sido suficiente, cruzó la habitación hasta quedar a poco menos de un metro de ella y cuando se disponía a tocarla, la mujer se volteó súbitamente, haciendo que Stan diera un salto hacia atrás y quedara cogiéndose el pecho.
-Oh, tú debes ser Stanley- dijo la mujer ignorando que Stan estaba a punto de tener un ataque de asma –te vi entrar, pero como no tocabas la puerta, mandé una criada por ti.
Stan no dijo nada, aún estaba un poco asustado. Momentos antes había llegado a creer que la mujer era en realidad un muñeco de cera, y al verla moverse lo había asustado por obvias razones.
-¿Cómo estás?- pregunto la mujer intentando hacer que Stan hablara.
Stan se recuperó de su asombro y le pareció que esa mujer era una persona amable. Si era amiga de sus padres, aunque conociendo a sus padres…
-Bien, gracias- respondió sonriendo mecánicamente. Una de las pocas cosa útiles que había aprendido en la escuela era que si eras amable, había más probabilidades de que la gente te diera lo que quieres.
-Supongo que ya debes estar enterado de… el asunto- dijo la mujer desviando ligeramente la mirada.
A Stan se le hizo un nudo en la garganta, sabía algo del asunto, más no sabía bien con qué clase de persona tendría que tratar, ni en qué condiciones.
-Pero si quieres que te corrobore lo que tus padres te dijeron…- insinuó la mujer, a Stan le brillaron los ojos.
-Por favor- contestó rápidamente, era su oportunidad perfecta –Señora…
-Puedes llamarme Sheila- dijo Sheila saliendo de la habitación y comenzando a caminar por el pasillo.
Stan tomó nuevamente sus maletas y la siguió. Al toparse con un criado, la mujer le dijo que llevara las maletas de Stan a su habitación, que él iría más tarde.
-Bien, Stan- comenzó Sheila caminando por un largo pasillo cuyas paredes estaban tapizadas de la mitad para abajo con un papel rojo con motivos victorianos y para arriba con el mismo papel y el mismo motivo, pero de color blanco, entre ambos tapices había una franja de mármol –espero que esta comparación no te ofenda, pero supongo que ya sabes que tendrás que hacer de dama de compañía este verano.
El mentón de Stan cayó involuntariamente, no le habían dicho eso.
-Supongo que ya sabes la… situación de mi hijo- continuó ella sin siquiera voltear.
Stan medito un poco. Canadiense y adoptado habían dicho sus padres.
-Él… realmente espero que tú puedas ayudarlo- añadió con un dejo de nostalgia.
-Le aseguro que haré todo lo que esté a mi alcance- dijo Stan notando la tristeza en las palabras de Sheila.
Cambiaron de pasillo, ahora estaban uno que tenía los mismos patrones de papel tapiz, pero el inferior era color verde oscuro.
-Me encantaría mostrarte toda la casa hoy, pero realmente mi esposo y yo estamos bastante atrasados en el viaje y debemos partir esta misma noche. Así que te presentaré con mi hijo de una vez y los dejaré solos para que se vayan conociendo. Ordenaré a alguien que mañana por la mañana te muestre todo el lugar, no creo que esta noche quedes con ánimos.
A Stan le pareció algo extraña la última frase de la mujer ¿Por qué habría de sentirse sin ánimos?
Sheila se detuvo a mitad del pasillo, junto a una puerta pintada de wengue (1).
-Aquí es- susurró, pareciera que la simple oración le costara a la mujer un gran esfuerzo.
Tocó suavemente la puerta y, sin esperar respuesta, abrió.
-Kyle, buenos días hijo- saludó mostrándose lo más alegre posible, a Stan lo intimidó el ambiente de la habitación y no se movió del pasillo –mira, Stan ha venido a hacerte compañía- dijo moviéndose un poco a la derecha para que Kyle pudiera ver a Stan en el pasillo.
En ese momento Stan lo vio, era el mismo chico del retrato, con el mismo brillo nostálgico. Este chico estaba sentado junto a la ventana, ladeando un poco la cabeza para mirar a Stan. Luego volvió a mirar por la ventana.
-Los dejaré unos momentos solos- dijo Sheila y tomó suavemente a Stan por el brazo –entra- le susurró.
-P-pero yo…- musitó Stan resistiéndose, seguidamente miró hacia el muchacho de nuevo. Lo estaba mirando con ojos acusadores. Stan se sobresaltó y entró, esperando que el pelirrojo no lo hubiese notado… mucho.
-Vendrán a llamarlos a la hora del almuerzo- informó Sheila y luego cerró la puerta tras de sí.
El muchacho volvió la vista hacia la ventana.
Stan se meció un par de veces sobre sus pies y se aclaró la garganta. Decidió esperar a que él hablara primero, mientras se dispuso a detallar la habitación. Esta tenía una especie de forma de octágono alargado Había una cama enorme a la derecha de la puerta; justo en frente se encontraba la ventana por la cual Kyle estaba mirando, era la más grande de la habitación (Habían en total 3 ventanas) y tenía cortinas beige sobre el velo que las cubría primeramente; las paredes estaban tapizadas por un papel color verde adomo con otro motivo pero igualmente victoriano; el techo era blanco y estaba bastante elevado, tenía un candelabro dorado justo en el centro; había, además, en la habitación un escritorio café oscuro, con varios libros y esferos (o lapiceros, o plumas, o rapidógrafos, o como les llamen), dos muebles bibliotecarios repletos de libros, un gran baúl a los pies de la cama, un enorme armario al otro lado de la habitación; el suelo estaba cubierto por una alfombra azul oscura . Stan observó la habitación, la decoración de las paredes, una puerta que supuso era el baño y cada pequeño detalle, y el muchacho no hablaba. Decidió, entonces, que no sería agresivo mirarlo a él. Comenzó por el cabello, era un extraño cabello naranja que le caía irregularmente sobre la frente, parecía que hubiese tenido un afro en algún momento de su vida, pero ahora estaba aplacado; sus ojos eran verde claro, como el césped cuando amanecía con gotitas de rocío en las mañanas, y continuaban con ese brillo nostálgico; la piel pálida, que parecía nunca haber entrado en contacto con el sol. De nuevo le pareció todo esto una combinación divertida, pero el muchacho no sonreía. Bajó un poco más, el muchacho vestía una chaqueta naranja que tenía la cremallera abierta y en las piernas… un momento ¿Una silla de ruedas?
En efecto, el chico estaba sentado en una silla de ruedas.
Stan pensó un momento ¿Sus padres le habían dicho que ese chico era cuadripléjico? Lo más seguro era que sí, pero en su afán seguramente lo olvidó.
Tuvo la seguridad de que él no hablaría, así que decidió romper el hielo primero.
-Hola- fue lo primero que se le ocurrió. ¡Pero que imbécil! se reprimió interiormente un segundo después. Al ver que no le respondían dio unos pasos adelante –Tú no hablas mucho ¿Verdad?
-¿De qué organización eres?- preguntó secamente el muchacho de la silla de ruedas.
-¿Organización?- preguntó Stan confundido.
-No tienes cara de psicólogo ni rehabilitador… ¿De qué organización eres?- preguntó aún sin mirar a Stan.
-¿A qué te refieres?- preguntó Stan acalorándose. El muchacho no respondió.
El pelinegro tomó aire y de tres animados saltos quedó junto al pelirrojo, él se sobresaltó ligeramente y lo miró con los ojos bien abiertos.
-Te llamas Kyle ¿Verdad?- preguntó decidido a no dejarse intimidar por aquellos grandes ojos verdes. El chico notó que Stan no le iba a hacer nada malo y volvió a tomar esa actitud seria e indiferente, volvió a mirar por la ventana.
A Stan se le marcó una venita en la sien, tal parecía que él también era experto en el deporte olímpico de "Mira por la ventana e ignora a la visita" (N/A: ¡Deporte que yo practico!) Stan notó que esta era una persona con la que no era fácil de tratar, decidió aclarar las cosas.
-Escucha- dijo en tono firme para llamar la atención de Kyle, este volteó lentamente y lo miró a los ojos –no vengo de ninguna jodida organización como para que me trates como si me hubieran comprado para hablar con un niñito arrogante como tú…
-¿Acaso no te pagaron?- interrumpió Kyle.
Stan iba a retomar la frase que dejó en el aire, pero la pregunta le dañó todo el repertorio que estaba preparando en su mente.
-Me lo imaginaba- susurró Kyle ante el silencio de Stan, volvió a desviar su vista hacia la ventana. Stan se hastió.
-¡Ya deja de mirar por la ventana!- le gritó frunciendo el entrecejo y apretando los puños.
Kyle abrió un poco más los ojos y miró seriamente a Stan. Oh no, a él no. No iba a venir un muchacho altanero a gritarle ¡Ni más faltaba! Este tipo había cruzado la línea. Nadie, absolutamente nadie le faltaba el respeto a Él.
-¿Qué?- preguntó Kyle con los dientes apretados, aún incrédulo de qué ésa persona le hubiera gritado.
-Como oíste, que ya dejes de mirar por la ventana- repitió Stan. Si había algo que no toleraba era la insolencia, aunque la familia de este chico tuviera más dinero que la suya, no tenía el derecho a ignorar así a la gente.
-Para tu información, yo hago lo que me plazca- dijo Kyle apretando los puños. Los límites de tolerancia de Stan ya habían sido traspasados.
-De verdad eres la persona más irrespetuosa, insolente, altanera y grosera que he conocido en mi vida- dijo Stan acercando su rostro al de Kyle con expresión airada. En el fondo sabía que Cartman y Kenny maldecían mil veces más que este chico, pero no eran insolentes. Ok, Cartman tal vez un poco, pero no al nivel de Kyle.
-¿Quién te crees que eres?- preguntó Kyle manteniendo la mirada con Stan.
Hubo una terrible guerra de miradas en la que murieron más de 9 millones de combatientes, más la guerra no duró más de unos cuantos segundos.
-Esto se arregla ahora mismo- susurró Stan con rabia.
-solo di cuándo y dónde- contestó Kyle.
-Aquí y ahora- respondió. Kyle sonrió con cinismo.
-Vaya que eres idiota- coronó con orgullo. Stan dio un salto hacia atrás y colocó los brazos a los costados del cuerpo.
-¡Ven y pelea como hombre, marica!- retó sin medir sus palabras.
El rostro de Kyle cambió a una mueca de dolor. Sus ojos brillaron tristemente y volteó el rostro. Stan cayó en cuenta de lo que acababa de hacer. Soy un verdadero imbécil pensó y se acercó a Kyle.
-Largo- ordenó el pelirrojo con los dientes apretados.
-Kyle yo…- intentó decir Stan tocándole el brazo.
-¡No me toques! ¡Largo!- ordenó de nuevo volteándose y encarando a Stan, haciendo que este retrocediera asustado por la intensidad de las palabras de Kyle. Stan logró ver los ojos de Kyle por un momento, estaban inundados de lágrimas de dolor y rabia.
-Mira, Kyle…- intentó de nuevo decir Stan acercándose y procurando tocarle el brazo.
-Puta madre con este estúpido- susurró Kyle- ¡SEGURIDAD!- gritó y un par de segundos después se escucharon pasos apresurados en el pasillo.
Seguidamente irrumpieron tres agentes de seguridad privada en la habitación de Kyle.
-Sáquenlo- ordeno Kyle señalando a Stan.
-Espera, Kyle, no te precipites- dijo Stan con expresión preocupada mientras dos de los agentes lo tomaban por ambos brazos –Vamos, Kyle, nunca quise ofenderte- dijo mirando a Kyle sobre su hombro mientras los agentes lo hacían caminar hacia la puerta.
-¿Necesita algo más, señor?- preguntó el agente que quedaba. Kyle negó con la cabeza y observó cómo se llevaban a Stan caminando.
-Kyle, podemos arreglar esto, en serio- fue lo último que dijo Stan antes de salir de la habitación, seguidamente el tercer agente cerró la puerta tras de sí y Kyle volvió a quedar solo.
-que insolente- susurró volviendo a mirar hacia la ventana.
Stan caminaba junto con los agentes por otro pasillo, pensando en lo que pensarían (valga la redundancia) sus padres si volvía a casa tan pronto ¡No había pasado ni un día! Seguramente le daría uno de esos sermones que acostumbraban a dar los padres por estos tiempos, a lo mejor sería sobre la responsabilidad y tolerancia hacia las demás personas. Oh, y su madre se sentiría decepcionada de su actitud. Pero ¿Y qué más da? No era el niñito perfecto al que nuca regañaban, todo lo contrario. Tal vez esta vez también podría colocarse los audífonos de su celular, simular que escuchaba a sus padres y asentir una que otra vez mientras escuchaba "How you remind me". Si, tal vez así había sido mejor, el destino se había encargado de corregir su estupidez. Entonces ¿El destino estaba de su parte? ¡Cabronsísimo! ¡Podía hacer lo que quisiera y el destino lo arreglaría!...
Una vocecita infantil pero extrañamente seria lo sacó de sus (a propósito, muy pendejos) pensamientos:
-…aquí- fuel lo único que logró escuchar, antes de que los agentes lo soltaran y se fueran.
-¿Pero qué…?- preguntó sobándose las muñecas -¿Quién eres tú?- le preguntó a un niño un poco más bajo que él, de cabello negro.
-Tú eres Stan ¿Verdad?- preguntó este niño.
-Eh… si ¿Y tú eres…?- dijo Stan esperando que el niño completara la frase.
-Ven conmigo- dijo sencillamente y comenzó a caminar por otro pasillo.
Stan no tuvo más remedio que seguirlo. Al parecer en esta familia les encantaba dar órdenes. Tal vez este niño también era experto en 'Mira por la ventana e ignora a la visita'. Tendría que averiguarlo.
Caminaron en silencio por un pasillo con otro motivo de papel tapiz, esta vez el blanco estaba abajo y uno de color azul marino, en la parte de arriba y la acostumbrada franja de mármol entre ambos. El niño sacó unas llaves y abrió una habitación, entró seguido de Stan.
-Bien Stanley- comenzó Ike sentándose sobre la enorme cama que había en la habitación.
-Dime Stan.
-Ok, Stan, por lo que veo ya tuviste problemas con mi hermano- Stan asintió.
-Lo que pasó es que…- intentó explicar Stan de pié en frente del niño.
-Ya sé lo que pasó- interrumpió el niño -y sé que no es tu culpa. Kyle puede resultar… insolente en ocasiones.
Claro, 'en ocasiones' pensó agriamente Stan.
-Escucha, niño…- comenzó a decir Stan.
-Llámame Ike- interrumpió el menor.
-Ok, Ike, creo que pierdes tu tiempo al intentar hablar conmigo. Se nota que no le agrado a tu hermano y no veo problema en irme y afrontar el regaño de mis padres ¿Ok? Ahora, si me dices cual fue la habitación que amablemente tu madre me asignó para poder tomar mis maletas y largarme…
-¡No!- gritó Ike levantándose y agarrando a Stan por el brazo -¡Tú no te vas a ir!- sentenció.
-¿Eh?- musitó Stan confundido.
-Por favor, no te vallas. Kyle necesita a alguien desesperadamente- rogó Ike sin soltar a Stan.
-Pues que se busquen a otro, yo paso- dijo Stan intentando soltarse de Ike.
-No, debes ser tú, Stan- dijo apretando más fuerte el brazo del pelinegro.
-¿Qué? ¿Y por qué yo?- preguntó Stan forcejeando.
-Porque… ¡Porque si, Stan! ¡No puedes Irte!- gritó aferrándose más al brazo de Stan.
-Ok, ya me intrigaste ¿Por qué tengo que ser yo?- preguntó Stan dejando de forcejear.
-Bueno… siéntate- dijo Ike halándolo hacia la cama. Stan obedeció y ambos se cruzaron de piernas sobre la colcha –es algo demasiado simple, tal vez te parezca estúpido, o innecesario, o sin sentido, o…
-¡Dilo ya, mierda!- ordenó Stan cansado.
-Bien, bien, solamente que ustedes ya se conocían.
-¿Qué? ¿De verdad? ¿Cuándo?- preguntó Stan, verdaderamente no recordaba nada sobre Kyle, o tal vez si…
-Oh, pues mis padres me contaron que tú y Kyle eran buenos amigos cuando pequeños, seguramente no lo recuerdas… Kyle tampoco- terminó en un susurro.
-¿Kyle y yo?- preguntó Stan aún sin creérselas.
-Sí, veras, Kyle nació en South Park- explicó Ike –pero después se trasladaron acá para su… tratamiento.
-Oh- musitó Stan -Y por cierto… bueno, si no te parece agresivo el tema… ¿Qué tiene tu hermano?- preguntó bajando la voz, cómo si alguien más los pudiera oír en la habitación vacía.
-No te preocupes- dijo Ike con una falsa sonrisa, en soso ojos también apareció aquel brillo nostálgico.
EL canadiense iba a comenzar a relatar los nombres y cifras sobre la enfermedad de su hermano que se sabía de memoria desde hacía muchos años, pero fue interrumpido por golpes en la puerta.
-Adelante- dijo Ike, y la puerta se abrió.
-Señor- comenzó una criada de cabello negro y corto, con una diadema purpura (N/A: se supone que es Patty Nelson) -vengo a informarle que ya puede pasar a la mesa, el almuerzo está listo- salió sin esperar respuesta y cerró suavemente la puerta tras de sí.
-Vamos- dijo Ike bajando de la cama de un salto. Stan quedó un poco decepcionado, pero supuso que terminarían de hablar en otro momento, a lo mejor después del almuerzo.
Caminaron por varios pasillos, siempre Stan siguiendo a Ike por la enorme casa. Miraba la decoración de las paredes, observaba con curiosidad lo que alcanzaba de cada habitación, pero la mayoría estaban cerradas.
-Stan… Stan… ¡Stan!- escuchó que lo llamaban junto con varios chasquidos de dedos.
-¿Ah? ¡Oh! Ike ¿Necesitas algo?- preguntó ingenuamente Marsh.
-Em… no, pero ya llegamos- dijo Ike. Stan levantó la mirada y vio que se encontraban en el comedor.
Era un comedor enorme y lujoso. Las paredes… como siempre; había un bifé (2) en un costado que guardaba una vajilla de plata; una mesa de comedor realmente grande y rectangular color café oscuro; había numerosos adornos en las paredes y algunas grandes macetas con plantas (N/A: me parece un poco obvio, pero lo coloqué por si las dudas). La mesa aún no estaba puesta, seguramente porque esperaban a Ike y Stan, pero ya había alguien allí: Kyle.
Stan se heló al ver al pelirrojo, quién observaba ligeramente hacia abajo. Mierda, tendrían que almorzar juntos.
-Stan, siéntate- dijo Ike esperando que Stan se moviera.
-Oh, claro- dijo Stan. Iba a tomar asiento en la silla más alejada a la de Kyle, quién estaba sentado en la silla de en medio (N/A: El asiento más simétrico de la mesa, ya saben, en uno de los lados más cortos del rectángulo, dónde solo hay una silla y donde se sienta generalmente el padre).
Ike lo notó, entonces tomó a Stan del brazo y lo haló hasta dónde estaba Kyle. Lo ubicó en la silla de la derecha del pelirrojo. Ike se sentó junto a Stan.
Kyle no se inmutó y continuó mirando ligeramente hacia abajo.
Llegaron varios tipos vestidos de chef (N/A: nunca he sabido cómo se llaman, a veces los llamo chefs, pero ellos me dicen que hay solo un chef, y que ellos son… algo que no recuerdo bien) con bandejas en sus manos, que comenzaron a colocar la mesa, tres de esos hombres se colocaron detrás de los tres muchachos y les sirvieron por la derecha al mismo tiempo.
-¿Dónde están mis padres?- preguntó Ike a uno de esos hombres.
-Oh, debido a que están bastante atrasados en el viaje y la llegada del señor Marsh fue bastante precipitada, fu necesario que cuadrar una reunión de emergencia con los demás miembros de la agencia para dar detalles de su estadía en Barcelona.
-Oh… ok- dijo Ike sin entender un carajo de lo que le acababan de explicar.
Esos tipos no tardaron en acomodar la mesa y se retiraron, dejando a los tres adolescentes solos.
Stan observó su plato, realmente no tenía ganas de comer, tenía ganas de saber sobre la enfermedad de Kyle.
Kyle tampoco se movía.
Ike fue el primero que se animó, tomó los cubiertos y se dispuso a probar el entremés.
-Stan, come- ordenó en voz baja. Stan empuñó su tenedor, pero ahí se detuvo. De verdad, en serio no tenía hambre.
Kyle lanzó un largo suspiro antes de él también tomar los cubiertos. Comenzaron entonces a comer todos en un silencio incómodo.
-¿Te sientes bien, Kyle?- preguntó Ike mirando fijamente a su hermano. Kyle levantó levemente la cabeza.
-¿Hay algo que te haga pensar que no lo estoy?- contrapreguntó.
-Pues… casi no has comido nada- dijo, Kyle miró su plato, tenía razón –debes comer bien, Kyle.
-Si- musitó el pelirrojo.
Stan observaba en silencio, comiendo lentamente. En su interior esperaba que se armara una charla interesante entre los hermanos.
-Ah, cierto. Mamá me dijo que te avisara que hoy vendría el Dr. Doctor a revisarte.
Kyle detuvo el tenedor a mitad de camino entre el plato y su boca al oír esto, lo mantuvo así unos segundos y después lo bajó hasta el plato de nuevo.
-Disculpen- dijo colocando ambas manos en sus rodillas.
Stan miró a Ike confundido. Si Kyle ya no quería comer ¿Por qué no se retiraba? Casi inmediatamente recordó que era cuadripléjico. Se atragantó con su comida.
-Stan ¿Está bien?- preguntó Ike al ver que Stan llevaba su puño a su boca y comenzaba a toser. Kyle se limitó a abrir un poco más los ojos que de costumbre.
-S-sí, no es nada- dijo Stan reponiéndose.
Más tarde les sirvieron el plato principal y finalmente el postre. Los tres comieron en un incómodo silencio, Kyle probaba apenas los platos, seguidamente emitía un largo suspiro y los alejaba de sí.
Al terminar el postre, Ike le dijo a Stan que fueran a su habitación. Se levantaron de la mesa, dejando solo a Kyle.
-Oye ¿Por qué tu hermano no se levantó? Digo, ya acabó la comida- preguntó Stan a Ike mientras caminaban por un largo pasillo.
-Oh, es que no le gusta que nadie lo vea cuando usa la silla de ruedas… quiero decir, cuando se mueve usando la silla de ruedas. Creo que le parece vergonzoso.
-Ah, comprendo- susurró Stan. En realidad no comprendía.
Volvieron a la habitación de Ike, que era bastante parecida a la de Kyle, solo que todo estaba en tonos azules y ordenado de distinta manera. Se sentaron de nuevo en la cama.
-¿En qué quedamos?- preguntó Ike.
-Veamos…- susurró Stan mientras recordaba –Ah, sí, me ibas a explicar qué tiene Kyle.
-Oh, cierto, bueno…- miró su reloj de pulsera -¡Mierda! Voy a llegar tarde a pintura.
-¿Qué?
-Lo siento Stan, realmente tengo que irme- dijo Ike levantándose de la cama -¿de verdad comemos tan lento?- susurró saliendo abriendo su ropero y rebuscando –si quieres puedes estar en el jardín- dijo sacando una mochila algo grande y señalando por la ventana.
Cuando salió de la habitación, la puerta resbaló de sus manos y se cerró de un golpe.
Stan quedó solo.
Mierda, la curiosidad lo carcomía. Ya quería saber por qué Kyle era cuadripléjico.
Pero también quería saber otra cosa: ¿Cómo carajos llegaba al jardín?
Salió entonces de la habitación y decidió comenzar a caminar hacia la derecha, sin saber a dónde llegaría. Esperaba con encontrarse a alguien del servicio para que lo guiara, pero ya había caminado algo y no encontraba a nadie. Llegó a una especie de salita de estar y se sentó. Podría esperar allí indefinidamente. No había ventanas, por lo que tomó una figurilla de porcelana que había en la mesita de centro y comenzó a detallarla, dándole vueltas entre los dedos. Así estuvo u buen rato, hasta que alguien llamó su atención.
-Hey, Marsh- dijo una voz nasal y profunda. Stan se sobresaltó y dejó caer la figurilla, la cual se descabezó.
-Ou- musitó Stan al ver la figurilla en el suelo. Luego miró al recién llegado y ocultó con el pie la figurilla -¿Sí?
Este hombre no respondió inmediatamente, le dio a Stan una rápida mirada de arriba abajo.
-Eh… ¿Necesita algo?- preguntó Stan intimidado por el rápido chequeo.
-Marsh- susurró el extraño para sí mismo –soy Craig Tucker- dijo extendiendo la mano derecha hacia Stan. Éste se levantó y correspondió a la presentación.
-Stanley Marsh- contestó Stan. Se soltaron las manos.
-Oye y… ¿De qué organización eres?- preguntó este pelinegro.
Otro pensó Stan fastidiado.
-La verdad no soy de ninguna organización- respondió Stan sonriendo falsamente.
-Lo suponía- dijo Craig -Acompáñame, vamos al jardín.
¡Bingo! Ya podría ir al jardín. Esta vez no puso mayor atención a las paredes ni a las habitaciones, solo estaba ansioso por salir al jardín y, tal vez, charlar algo sobre Kyle con este tipo. EL viaje le resultó corto. Cuando se dio cuenta, ya había traspasado una puerta de cristal y el sol de la tarde calentaba todo su cuerpo.
Siguió a Craig por unos de los senderos del amplísimo jardín. Entre unos matorrales alcanzó a ver un antiguo parque de juegos para niños. Distraídamente se chocó contra la espalda de Tucker.
-Aquí es- dijo Craig en frente de un par de columpios. Se acercó y se sentó en uno, Stan ocupó el otro.
-¿Para qué me trajiste aquí?- preguntó Stan observando como Tucker miraba al suelo melancólicamente.
-Quiero… hablarte de Kyle.
-Fin del primer capítulo-
(1) Wengue: es un color café oscuro demasiado cercano al negro.
(2) bifé: es un mueble que, generalmente, se usa para guardar vajillas o juegos de té. Es como… como un armario, pero con estantes pequeños y puertitas de vidrio.
Mátenme si quieren por dejarlo así, pero, considerémoslo: casi palabras sin contar las notas iniciales…
Subiré el próximo en pocos días, claro, todo depende de sus reviews XD
Oh, cierto, puede que parezca que cambio súbitamente de ánimo mientras leen. Lo que ocurre es que cuando se me ocurrió la idea era casi media noche, yo estaba viendo un especial sobre Stephen Hawkins, leyendo una revista y escuchando música. La idea me llegó como un rayo y comencé a escribir, claro que a los pocos minutos ya estaba cayéndome de sueño. Por lo que decidí dejar el trabajo para el día siguiente. Y el día siguiente coloqué música de Vocaloid y Nickelback mientras escribía, y dependiendo de la canción, mi estado de ánimo cambiaba drásticamente.
Oh, y con respecto a los ojos de Kyle, yo los imagino como los de L (Death Note). Pero no tan ojerosos, aunque con la misma 'mirada de muerto' pero en color verde XD
La verdad, no me decidía a subir este Fic o no…
Bueno… ¿Reviews?
