Los personajes de Miraculous Ladybug No me pertenece, sin embargo este One Shot es de mi total autoría.
Sin más deseo que lo disfruten y que tengan un Feliz Halloween adelantado.
A Adrien le gustaba Halloween.
Le gustaba como la fantasía llegaba a las calles parisinas durante una noche mágica, el cómo podía convertirse en lo que él quisiera, desde un súper héroe hasta en un siniestro fantasma. Amaba olvidar su vida como niño modelo y poder pasear por todo París disfrazado de cualquier monstruo terrible o de algún ser fantástico (En compañía de sus guardaespaldas en cubierto claro está) y aunque no lo dejaban comer los dulces que recolectaba sí que lo dejaban jugar alrededor como cualquier niño normal.
La noche de brujas le otorgaba la posibilidad de ser un chiquillo común y feliz, no el niño prodigio Adrien Agreste ni el hijo del rey de la vanguardia. Podía ser simplemente él, Adrien. Un niño rubio de unos ocho años de edad. Incluso los infantes jugaban con el como si fuera uno más, como si siempre lo hubiese sido.
Era curioso como al terminar dicha celebración se sentía como si fuese algún tipo de cenicienta versión crío quien al llegar a la hora límite debía volver a su horrible y solitaria vida.
A Adrien le gustaba Halloween, le gustaba como su padre una vez al año le permitía divertirse aunque fuera un poco. Le gustaba como en sus venas se desataba una chispa de rebeldía que le hacia creer que dicho sentimiento duraría para siempre, como si por fin su vida no fuese tan miserable. También estaba el hecho de que en aquel día habia visto a su madre por última vez. Por alguna razón lo ponía feliz saber que en aquella fecha algunos años atrás estaba riendo con su madre tomados de la mano mientras llevaban un disfraz a juego. Como cualquier madre con su pequeño hijo, disfrutando de lo que sería su último día juntos.
Pero Adrien algunas veces odiaba Halloween.
Odiaba su fugacidad. Odiaba el no poder quedarse allí por siempre, siendo cualquier cosa que él quisiese ser. Odiaba la esperanza que le daba algo que finalmente no era real. La ilusión ya no era suficiente.
Y Entonces llegó Plagg y con él su nueva vida como el súper héroe de París donde podía ser quien realmente era. Sin máscaras e irónicamente siempre llevando una.
Ahora todos los días eran Halloween para él, los techos de los altos edificios eran como un patio de juegos y la punta de la gran torre Eiffel era como su segundo hogar. Sin embargo algo seguía sintiéndose corrupto, como si la libertad de su nueva vida como Chat Noir solo fuera un sucio espejismo de igual forma que cualquier 31 de octubre.
A pesar de que existía Chat Noir el estúpido de Adrien Agreste seguía allí, en algún rincón de la grande y solitaria Mansión Agreste. Temblando y llorando como el verdadero cobarde que era. Y es que la máscara de Chat Noir no estaba allí para darle valor. El valor de enfrentarse a su padre, el valor de gritar para que alguien lo salvase.
Que tétrico se había vuelto el Halloween.
