Hola, mi nombre es Ryan y soy el hermano mayor de Lace quien por problemas de conexión no puede estar aquí.

Sin embargo tengo un mensaje de ella que me escribió en un papel: "Hola chicas ¿Como estáis? Espero que esteis muy muy bien. Lamento no estar allí con ustedes pero joder, este mierda de internet no ayuda. Pro el momento mi hermano se hara cargo de la cuenta y le me dara vuestros mensajes. Espero que les guste y en cierta forma pueda a hacer a una persona feliz. Nos vemos pronto.

Sin anda más que decir, por favor lee tranquilamente.

Pan & Circo.

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No te amo, no que quiero y sin embargo debo quedarme contigo por el pan y circo de mi pueblo.

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Eren avanzo por el cuarto viendo como la gente sonreía de forma orgullosa e interesada, la boda de un príncipe siempre era el momento en donde las personas adineradas buscaban otra forma de obtener dinero mediante contactos. A los ojos del Yeager no era nada más que una prostitución moral, a cambio de una suma de dinero considerable te regalo un par de miradas coquetas y toda la atención que en mi propio palacio no me brindan. Eren suspiró con molestia, a veces le molestaba pertenecer a ese tipo de gente.

Se movió con agilidad entre la multitud y dibujo la más brillante y honesta sonrisa en su rostro cuando la figura de su hermana menor paso a través de sus pupilas. Esta al verlo corrió esquivando a la gente y lanzarse hacia él para ser girada entre los brazos de su familiar mayor, soltando y risas y abrazándose más a su espalda cuando este casi la deja caer adrede.

— No pensé que vendrías — Declaró una vez piso el suelo, deleitándose con la hermosa sonrisa del castaño mientras la gente a su alrededor los envolvía en un circulo. — Pensé que estarías viajando por el mundo aún —

— Bueno, puedo ir a conocer el mundo cuando quiera pero la boda de mi hermana será solo una vez— Eren paso su dedo pulgar por la nariz con orgullo sin embargo frunció el ceño cuando observo el provocativo vestido de novia que Mikasa llevaba, su estomago, piernas, brazos y parte de su pecho estaba al descubierto. Bufó — Por los dioses Mikasa ¡No puedes ir vestida así, aún eres una niña! — Reclamo, cubriéndola con su gran manta negra ocultando de esa forma todo rastro de piel.

La Yeager menos sonrió con timidez y solo beso la mejilla de su hermano en agradecimiento mientras lo guiaba hacia el gran salón donde la familia real estaba reunida, con sus manos entrelazadas sintieron como el no haberse visto en tres años empezaba a desintegrarse en aire, volviéndose solo una ilusión que el mismo amor que se mantenían comenzaba a eliminar.

Eren observo la espalda de su hermana mientras caminaba hacia su familia, de alguna forma parecía que hubiera crecido demasiado en tan solo tres años. Nunca espero el día en que su hermana se casara, nunca creyó que existiera un hombre que pudiera con su carácter y por supuesto, pudiera obtener su aprobación — Cosa que él aún no daba — lo aprobaría pero le haría la vida imposible al maldito ya que nadie le quitaba a su hermana querida.

La puerta del gran salón se cerro y entonces Mikasa lo soltó para correr donde su madre, Carla quien estaba charlando amenamente con Armin se giro para recibir a su hija con los brazos abiertos y estrecharla contra su cuerpo unos momentos; observando a Eren desde su lugar para luego estirar una mano hacia él en señal que se acercara. Yeager, siempre fiel a su reina camino a paso pausado y lento para luego envolverla entre sus protectores brazos.

— Bienvenido de vuelta hijo — Susurró ella contra su pecho, sintiendo ese suave olor a madures que su hijo emanaba, el olor de un hombre.

— Estoy de vuelta, madre —

Charlaron unos minutos sobre cosas triviales, Eren les conto sobre sus viajes y las fantásticas cosas que había sido capaz de presenciar a través de los años y los diferentes lugares del mundo. Les hablo acerca de la cultura China, de la gran torre en Francia, los hermosos ríos en Escocia y los irreales puentes de flores entre lagos y ríos en Japón, Armin quien siempre había deseado conocer el mundo abrió los ojos con aquel inusual brillo en sus pozos azules y se maravillo con cada palabra que abandonaba los labios del castaño, imaginándose los lugares con maestría.

Los minutos pasaron volando y prontamente la noche cayó sobre el gran palacio, dando inicio a la tan esperada celebración, la gran puerta del salón se abrió permitiendo a la gente entrar y observar la real habitación. La música no tardo en inundar el ambiente e incentivar a las jóvenes parejas a bailar, Eren, quien miraba todo sentado en el trono junto a su madre sonrió con orgullo al saber que su pueblo poco a poco comenzaba a unirse a la familia real. Para Yeager mayor, convertirse en el rey a los quince años fue difícil, en especial cuando se le ordeno casarse con su propia madre para mantener la tradición —Qué el no hizo — llevar el mando de una nación con conflicto bélicos bastante tensos fue un dolor de cabeza pero lo había logrado y tras dejar el mando de poder a su madre y hermana se dedico a recorrer el mundo.

Aún podía recordar aquellos días en donde la propia familia real no era capaz de salir a la calle por temor a ser asesinada por el mismo pueblo, el miedo y la angustia podían con el hambre y la pobreza, él sabía que la situación entre las bajas clases eran malas pero no pensó que llegaran a tal punto de ver a la gente muerta en los callejones. Por esa misma razón comenzó a olvidarse de sus ropas con grandes diamantes y detalles de oro para venderlos al mercado y de esa forma repartir el dinero entre la gente, escucho a cada persona de su pueblo mientras fingía ser un simple pueblerino para así ayudarlos y, poco a poco se ganó a la gente. No fue hasta que en un anuncio oficial de la familia Yeager que la gente supo a que familia pertenecía realmente.

La música cesó de pronto y la gente formo un largo camino desde la entrada del salón hasta el frente de los tronos, Eren miró a su madre y esta solo sonrió de forma amable y le indico que pusiera atención a lo que se avecinaba. Jean Kirchsteins se paró en el centro de aquel largo camino y se inclino con respeto hacia la reina para levantarse y hablar con una voz potente.

— Su majestad, my laidy — Expresó con todo el respeto hacia Carla — Princesa, gente de nuestro reino, desde hace ya ocho años somos testigos de la gran preocupación del gran rey Eren para con nosotros, fue el quien nos devolvió a confianza y cariño con nuestros gobernantes, nos ayudo y escucho cuando no teníamos a nadie que nos oyera y se lo agradecemos profundamente. Por esa misma razón, nuestro pueblo está preocupado de que nuestro Rey termine solo al no elegir una esposa —

— Madre, ¿Qué es esto? — Yeager pregunto entre dientes sin voltear la mirada. No le gustaba por donde iba eso.

— Un regalo Eren, nuestra gente está preocupada — Respondió ella mientras acariciaba su mano.

— Hemos tenido en consideración que nuestro Rey ha rechazado a todas las doncellas de nuestro reino y también de nuestros propios vecinos — "Por favor, no crea que sea lo que pienso" se dijo el castaño — Su majestad le presento a Levi Arckerman, séptimo hijo de la tercera casa Arckerman —

Eren se levanto de su trono y camino y camino hacia Jean con el rostro fruncido, no estaba enojado pero tampoco estaba contento, el que él no hubiera escogido una esposa no se debía a sus preferencias sexuales si no que a ninguna chica era tan hermosa como su hermana o su madre, nadie podía cumplir sus estándares de belleza con el que él había crecido y criado desde tan solo un niño. Sus babuchas café moka chocaron contra sus piernas al caminar, el frío se colaba por sus pies descalzos y la ancha camisa blanca sin mangas que cubría su torso se apego más a él, Eren era un buen partido por donde se le mirase, bello, rico, amable, dulce, preocupado y sencillo.

Yeager se detuvo a medio camino y se trago sus propias palabras que aún pronunciaba, él nunca había sentido una atracción hacia nadie y mucho menos hacia alguien de su mismo sexo, era el tipo de chico al que le gustaba observar desde lejos y deleitarse con la felicidad de otras personas — Como su hermana en este caso o también, su pueblo — Eren jamás había deseado algo para él hasta que lo vio.

Su respiración se detuvo y pudo sentir que su corazón también lo hizo, avanzando con un paso felino hasta él, Levi se abría paso por entre la multitud con la cabeza en alto y el cuerpo perfectamente erguido en señal de orgullo, despreciando a todos los hombres que se atrevían a murmurar detalles sobre su propia persona. Un pie frente al otro con un exquisito vaivén de caderas que solamente él poseía, la brillante piel porcelanica que producto de —Quizás— la azúcar pegada a él. Sus piernas que pasaban a través del velo hasta quedar completamente desnudas y luego volver a ser cubiertas, el brillo de aquellos brazaletes, collares y aros solo resaltaba más y más la blancura de su piel.

— Su majestad, el él Levi Arckerman — Dijo Jean cuando el chico se encontraba a menos de treinta centímetros de Yeager — Su consorte, señor—

Levi se cruzo de brazos y levanto su rostro para encontrarse con los ojos de Eren. La diferencia de altura era tan marcada que serian al menos unos doce o diez centímetros de altura pero al rey solo le pareció una adorable cualidad, con las manos a cada costado de su cuerpo el castaño observo con detenimiento el rostro de su consorte para grabarlo a fuego en su mente. Cabellos tan negros como el mismo carbón atado en una trenza que caía por su hombro izquierdo hasta la cintura, sus facciones finas y sus pequeños rosados labios eran una tentación con la que el rey estaba luchando arduamente, y qué decir de sus propios ojos; aquellos pozos verdosos eran las aguas más turbias y peligrosas que había visto en su vida. Aparentemente calmas daban la impresión de ser aguas tranquilas y casi serenas sin embargo cuando las veias con un poco más de atención, observabas los remolinos en los costados y centro de ella, pacientes, atentas a cualquier animal valiente e indefenso y lo suficientemente suicida para cruzarlo.

— Soy Eren Yeager, rey de—

— Se quién eres — Respondió antes de que el muchacho terminara, su voz firme y decidida rompió todas las ilusiones que el pobre muchacho de veinte y tres años se había hecho — No repito las cosas así que escucha bien, no estoy enamorado de ti, no esperes que sea la mujer que te abrace y te abra las piernas cuando tu desees. Si me tocas te mataré, grábatelo en la mente reyecito —

El silencio inundo el lugar y la gente los observaba temerosas, Grisha, el antiguo rey era una persona de carácter y siempre hacia los más grandes escándalos cuando alguien no cumplía sus órdenes, por lo tanto esperaban algo parecido de su primogénito. Alterados, asustados y con un nudo en la garganta comenzaron a gritar todo lo que por sus mentes pasaba hacia el futuro causante del desastre.

— ¡Como te a través a hablarle de esa manera al Rey! — Grito uno.

— ¡Deshonrado, tú y tu familia deberían morir por tan insulto! — Exclamó una mujer.

— ¡Hereje! —

— ¡A la guillotina! —

— ¡Mátenlo, maten al ofensor de la familia real! —

Arckerman ni siquiera se inmuto ante los gritos de las personas, tras pertenecer a su familia se había acostumbrado a todo tipo de insultos y también a todo tipo de hombres; las palabras de su fallecida madre resonaban por su cabeza y tan solo mantuvo la cabeza en alto, mirando los hermosos ojos aguamarina de su futuro esposo. No se doblegaría ante una familia que era exactamente igual a él.

Eren levantó su mano y con un movimiento suave acalló a la multitud, para la sorpresa de todos se arrodillo. Con una pierna en el suelo y un pie afirmado en el piso Eren recargo el peso de su pecho en el brazo sobre su rodilla, con la cabeza gacha y las manos estiradas completamente en una posición de completa fidelidad y servidumbre. La multitud quedó impactada e imitando a su propio rey se arrodillaron frente al nuevo integrante de la realiza, Mikasa quien aún no creía lo que estaba viendo se inclino hacia adelante en contra de su voluntad mientras que Carla tan solo agacho la cabeza.

— Mi reino desde hoy será tú reino, mi gente desde hoy será tú gente y mi pueblo será tú pueblo. Tendrás un lugar en el cual hospedarte en cada limite de mis tierras, gobernaras a mi lado y tomaras las decisiones que estimes necesarias para el bien con nuestra propia gente. Puedes hacer lo que desees con mis cosas porque desde hoy serán tuyas y aunque así no lo quieras seré devoto hacia tu persona. —

— No es necesario tu devoción, yo no lo seré contigo. — Respondió apático, apretando más el cruce de sus brazos sobre su pecho.

— No estoy pidiendo que lo seas. Puedes conservar tu apellido si gustas — Eren levantó la cabeza y con un gesto sublime, autoritario y lleno de delicadeza se levanto y expuso una mano hacia el pelinegro, sin llegar a tocarlo para girarse hacia la multitud — Cualquier persona que se atreva a dañarlo estará bajo el escrutinio de mi familia. ¿Entendieron? —

El vozarrón por parte de la multitud se dejo escuchar perfectamente en un "entendido" se levantaron en lentitud y Mikasa al igual que Carla volvieron a su posición inicial, la tersa sonrisa en los labios de la madre se tatuó en su rostro todo la noche. Era ella quien conocía perfectamente a su hijo, cada detalle y cada mirada por parte de sus hermosos ojos, como madre nunca se había equivocado mucho menos cuando lograba identificar la mirada de un joven embelesado

¿Qué significa esto, madre? —

Él Eren, es un oráculo, una persona capaz de predecir el futuro con tan solo el deseo, sin embargo no está consciente de ello, por esa misma razón nos beneficia el tenerlo de nuestro lado. —

¡No me casare por conveniencia! —

En ese caso deseas que otro rey de alguna otra nación lo tome y lo trate, quizás, de forma aborrecible por su don. ¿No preferirías tenerlo a tu lado y cuidarlo? —

Esto no está bien —

Lo sé, pero por el momento, nosotros solo debemos protegerlo. Hasta que la casa Arckerman pueda adquirir una buena defensa deberás. —

— Escóltenlo a sus aposentos. —

Eren vio como Levi volvía por sobre sus pasos, con un pie delante del otro y se pregunto. Como seria el infierno que se hombre debió vivir para tener tantas cicatrices en su espalda