Los personajes de Digimon no me pertenecen.

Espero críticas constructivas o negativas, de ser posible que me ayuden a mejorar.

Full summary: Una guerra entre la Luz y la Oscuridad atormenta al Digital World. Millones de Elegidos han encontrado a sus Digimons compañeros, pero por serias disputas entre ellos, se han dividido en tres bandos: los que defienden la Luz, los que admiran a la Oscuridad y los que no interfieren en la batalla. Yggdrasill, al ser consciente de aquello, creó un cuarto bando, formado por solo seis integrantes, los más valientes y leales, pero sin darse cuenta los envió a una misión suicida, que provocó la amnesia de la integrante más importante y la captura de los seis miembros... ¿Cómo lograran los Elegidos detener la fuerte guerra y recuperar la memoria perdida de la portadora del Emblema de la Armonía?


Digimon: Harmony's bearer.

Capítulo 1: Atrapada.

¿Dónde estoy? Sinceramente, no tengo la más mínima idea, solo puedo asegurar que es un lugar oscuro, muy oscuro. A mucho costar logro levantarme, apoyándome en las paredes. Bajo mi mirada para ver mi reflejo en un pequeño charco de agua… Largos cabellos color chocolate, ojos marrones, tez blanca… Palabras aparecen en mi mente, las cuales puedo juntar en diversas oraciones: soy Jimena Milagros Knight, tengo doce años y curso séptimo grado de primaria... Pero hay otras que no entiendo… Leormon, Oscuro, Armonía y Akumu… ¿Qué significarán? Muevo mi cabeza de lado a lado para despejar un poco mi visión, nublada por la terrible oscuridad.

Me apoyo en una de las paredes y respiro, inundando mis pulmones con un nauseabundo olor. Cierro mis ojos, conteniendo a duras penas las ganas de vomitar, intento caer dormida; pero, cuando casi lo logro, escucho una voz masculina, bastante conocida:

?: Ya era hora de que despiertes, Jimena…

Entonces vi una figura oscura que se me acercaba, un poco más alta que yo. Él se detuvo frente al charco de agua, mostrando cabellos color vino, ojos marrones y tez un poco bronceada

?: Creí que el ataque te había quitado la vida…

Incliné mi cabeza, en señal de confusión.

Yo: (con tranquilidad a pesar de su oscura apariencia y el nauseabundo olor) ¿Quién eres?
?: (sentándose a mi lado, quitándose la capa) ¿A caso no me recuerdas? La pérdida de sangre debió causarte amnesia… Soy Daisuke Motomiya, pero puedes decirme Davis si gustas
Yo: (más tranquila) ¿Qué es este lugar? ¿Tú me trajiste?
Davis: Este es el calabozo perteneciente a los Elegidos decididos a seguir las órdenes de la malvada deidad de la Luz, Lord Seraphimon… Y, con respecto a tu segunda pregunta, nunca te traería a este asqueroso lugar…

Pero entonces algo lo interrumpió: una puerta se abrió, trayendo una fuerte luz que nos cegó por unos segundos.

Un chico de cabellos azules casi negros y ojos verdes había entrado, seguido por una especie de criatura verde, de mediano tamaño, con apariencia de dragón. Ambos rieron con fuerza…

?: ¿Quién diría que podría atrapar a los dos Elegidos más fuertes de Yggdrasill? ¡Ahora tendré el honor de matarlos! (exclamó mientras el dragón me agarraba del cuello y exhalaba una pequeña lengua de fuego, que casi me quema) Coredramon, encárgate del chico, yo voy a asesinar a esta pendeja no deseada… –

Coredramon soltó mi cuello, solo para que el chico acerque una buena navaja a mi piel, sobre mi yugular. ¿Este será mi fin?... Pensé en sus palabras, pendeja no deseada… ¡Pendeja no deseada su pinche abuela!

De un rápido movimiento, le di un puñetazo tan fuerte que lo tiró al piso. Sentí que el dragón iba a golpearme, así que lo más rápido posible junté la navaja y se la clavé en el estómago. Aquella verde criatura cayó con una fuerte e importante hemorragia; reí…

Yo: (caminando hacia la luz con la navaja en mano) Venga, escapemos…

Ni bien salimos, encontramos diversos pasillos, todos casi tan oscuros como nuestra habitación…

Davis: (al verme caminar hacia unas escaleras) Espera, antes de irnos tenemos que buscar a nuestros compañeros…

Me di vuelta y, tranquila, pregunté:

Yo: ¿Quiénes son?
Davis: Son cuatro humanos y seis Digimons: Ken, Yolei, T.K. y Kari son los humanos, mientras que los Digimons son Veemon, Patamon, Gatomon, Wormmon, Hawkmon y…

Entonces lo interrumpí.

Yo: (murmurando) Leormon…

Apareció en mi mente la imagen de un león de pelaje dorado, con unos ojos que parecen esmeraldas, unos cabellos rojizos sobre su cabeza y un gran collar de oro en su cuello; mi compañero, mi Digimon…

Davis: (sonriendo, al parecer mi memoria no estaba muy perjudicada) Exacto, apenas lo viste le diste un apodo: Oscuro.

Empezamos a caminar tranquilos, pero con cuidado de que si alguna persona o Digimon intentaba atacarnos, estemos listos para pelear. Caminamos durante minutos y minutos, hasta encontrar una celda donde se encontraba esa misma criatura con forma de león, que me miró con sus ojos verdes y saltó hacia mí, golpeando su herido pecho contra las rejas. Me agache y acaricié su cabeza…

Digimon: Jimena… Creí que estabas muerta…
Yo: (sabiendo que podía equivocarme en las últimas palabras) Nunca lo estuve, y mientras permanezca en este mundo, nunca lo haré…

Tras él estaba otro Digimon, con forma de dragón celeste, bastante pequeño, de pecho y parte del rostro blanco y una V en su cabeza, junto con un pequeño cuerno; que se acercó a Davis.

Digimon 2: Davis… No puedo creer que hayan escapado… ¡Tenemos que apurarnos! ¡Dentro de muy poco tiempo van a ejecutar a los demás!
Davis: Entonces… ¿Me permites la navaja?

Le pasé la navaja, recibiendo una de sus hermosas sonrisas. Él empezó a serruchar un barrote, pero era demasiado tanto para su fuerza como para el filo del objeto de metal.

Yo: (con tranquilidad) ¿Puedes ayudarnos, Leormon?

El pequeño león asintió y dio varios zarpazos en tres barrotes, que lentamente empezaron a doblarse y romperse. Dos menos, ocho más…

Escuchamos gritos desde un pasillo, a diferencia de los demás, muy iluminado. Empuñé la navaja desafiante mientras ambos Digimons se disponían a atacar. Siempre con cuidado, caminamos por aquel pasillo, llegando rápidamente a un estilo de parque, donde estaban los ocho Elegidos y Digimons faltantes, pero a falta de eso, con sus cabezas en ocho guillotinas, y en varios asientos, todos los demás Elegidos seguidores de la Luz.

Trague saliva, sabía que nos costaría salvarlos… No tenía miedo, ni temor, solo un poco de angustia; todo dependía de nosotros si esas ocho vidas podían ser salvadas. Ambos pensamos en como salvarlos, hasta que lo noté: en un trono de cristal blanco, se encontraba Lord Seraphimon, y a su lado, en un trono de igual color, su Elegido. Recogí del piso otra navaja, escondida entre el polvo y algunas rocas… Tenía que apuntar bien…

Con extrema puntería, lancé la navaja, que chocó contra los candados de las ocho guillotinas, rebotando en la anterior, dejando libres a los cuatro humanos y Digimons, y por el rebote del último candado, se incrustó en una pared, justo al lado de la cabeza del chico, líder del escuadrón seguidor de la Luz… Ustedes pensaran que he fallado, pero no: mi objetivo era romper los candados de las guillotinas.

Yo: (tranquila) ¡Ataquen!

Entonces los ocho Digimons empezaron a atacar a los Elegidos de la Luz que se encontraban en su camino; algunos solo tenían serios cortes o moretones, pero otros, muy pocos, morían… Miré a Oscuro, que luchaba valiente contra varios enemigos, dando y recibiendo fuertes golpes, pero ambos sabíamos que eran demasiados para tan solo ocho personas…

Empuñé la navaja, la cual reconocí que era un cuchillo rambo, y me uní a la batalla. Cortaba a todo enemigo que entraba en mi visión, sin darme cuenta de algo: Davis, junto a las personas y Digimons que salve, me miraban con temor…

(Narrado por Davis)

Hay cosas que tengo que admitir: siempre admiré a Jimena, su hermosura, sus habilidades en pelea, su impresionante familia, todo en ella es un ejemplo a seguir que tengo. Desde del comienzo sabía que esta era una misión suicida, y se lo dejé bien claro a Yggdrasill, pero por haberme hecho oídos sordos ahora estamos en esta horrible situación: luchando, acorralados contra una pared, con posibilidades casi nulas de sobrevivir… Veo como un Digimon salta para darme un golpe con sus filosas garras en mi cuello; lo reconozco, este es mi final… Dejo mi Digivise caer en impotencia, deseoso de que mi muerte no la afecte demasiado, y que nadie sufra…

Cierro mis ojos al casi sentir al Digimon sobre mi, pero… nada me toca, ni siquiera su pelaje… Abro mis ojos marrones, viendo con sorpresa como Jimena había abandonado su puesto seguro, alejado de la batalla por una orden mía, para salvarme, enterrando el cuchillo rambo en el pecho de la criatura. Sonrío, pero mi felicidad dura poco: sus cabellos se volvieron lacios, de color negro, su piel palideció un poco, y lo más aterrador, sus ojos se volvieron carmesí, tan brillantes como la sangre derramada…

Yo: (preocupado) ¡Jimena detente!

Ella me miró y no dijo nada, solo volvió a luchar contra varios enemigos. Finalmente reconozco el cambio, temeroso de lo que pueda suceder…

Yo: ¡Oscuro, tienes que detenerla! ¡Ya no es Jimena, ahora es Akumu!

El Leormon me miró, luego a su Elegida, y finalmente asintió. Oscuro la golpeó en un hombro, tirándola al piso, feliz de que los Elegidos de la Luz se estén retirando por orden de su líder; así podría luchar contra ella sin temor alguno, solo a matarla.

Oscuro: ¡Por favor Jimena, supera tus miedos y temores! ¡Tienes que detener a Akumu!

Pero Akumu seguía sin mostrar sentimiento alguno, solo una frialdad que congeló el brillante valor del pequeño león dorado. La chica de negros cabellos le lanzó el cuchillo, que cortó la piel de su hombro izquierdo, empezando a perder sangre, que teñía su pelaje del mismo color de ojos de su atacante.

Oscuro no mostraba sentimiento alguno, pero sabía bien, por conocerlo como la palma de mi mano, que en su interior sentía temor y angustia, que empezaban a opacar su flamante valor.

Oscuro: (dejando algunas lágrimas caer por impotencia) ¡Jimena, no quiero volver a hacerlo! ¡No quiero volver a casi matarte para detenerla!
Akumu: (con extrema frialdad) ¡¿Qué acaso no lo recuerdas?! Yo represento su lado oscuro y tenebroso, todos sus temores y enojos… ¡Volví cuando ella sintió temor de perder, de fallarles a todos ustedes! (entonces me lanzó el cuchillo que había juntado del piso, pasando al lado de mi cuello) Lastimosamente no tengo su misma puntería… ¡Sino ya estarías muerto, Davis!

La impotencia y dolor empezaban a carcomerme; no tenía ningún arma con que defenderme, ninguna esperanza de que se tranquilice, de que supere sus temores… Trago saliva mientras recojo el cuchillo incrustado a mi lado, no tenía miedo de usarlo para defenderme, sino de usarlo para atacar y asesinar a mi querida amiga…

Yo: ¡Akumu, déjala volver, te lo suplico! ¡Si Yggdrasill se entera de esto, ambas morirán!

Ella se miro, indecisa ante mis palabras, bajando el puño cerrado con el que iba a golpearme; pero mis palabras eran del todo ciertas: si alguno volvía herido, o Jimena aún bajo el control de su contraparte, Yggdrasill, con todo el dolor de su corazón mecánico, tendría que sacrificarla, pues Akumu representa un serio peligro, no solo para el Digital World y el Mundo Humano, sino también para nosotros y hasta para él mismo…

Akumu me miró mientras sus ojos volvían a ser marrones, ese color que tantas veces me cautivó, y su largo cabello negro lacio se volvió rebelde y de color chocolate… Jimena le ganó a sus miedos, sus peores temores… Ella cayó de rodillas al piso, y luego sobre su pecho, empezando a cerrar sus ojos por cansancio…

La levanté en brazos y miré a los demás Elegidos, a nuestros compañeros elegidos por Yggdrasill, quienes al ver mi simple mirada asintieron. Teníamos que huir ahora que tenemos la pequeña oportunidad…


Hay algo que quiero decirles: esta es la historia alterna de cierto fic que estoy escribiendo, a partir de cierto capítulo y determinado hecho. Para dar dos pequeños spoilers voy a comentarles dos cosas:

1°: El título será Digimon Adventure: the battle for the Digital World.
2°: Tendrá casi el mismo summary.

Lo publicaré cuando tenga más o menos cinco caps hechos.