Las estrellas brillantes

Hace diecisiete años, en un lugar sagrado como la iglesia, en Italia, se encontraba un grupo de curas, monjes, cardenales, que parecían desesperados, algunos curiosos, y otros tranquilos que parecía saber lo que iba a suceder.

Un monje se adelantó y hablo: -Entonces, ¿la profecía es cierta? ¿Va a suceder en este momento?, ¿Sabéis quién es?

Un cura lo interrumpió: -¡Espera! ¿Cómo sabéis que la profecía es cierta y por qué dicen que ocurrirá ahora?, ¿podría ser en los próximos años?

-Hemos esperado mil años para que la profecía se cumpla.- Aclaro un cardenal-Además, las señales han aparecido. Las estrellas señalan el lugar y el nacimiento del niño.

Era de noche y dos estrellas tan brillantes dirigían el mismo lugar. Hace miles de años que no sucedía, desde la estrella de Belén, que anunciaba el nacimiento de un niño que salvaría el mundo. Pero este nacimiento será diferente.

El mismo monje habló de nuevo: ¡Debemos avisar a Su Santidad, para reunir y preparar a todos nuestros y así empezar a buscarla!¡Tenemos…

No- exclamo el cardenal - Ya avisé a Su Santidad pero dijo que no la buscáramos. Nosotros no debemos intervenir, puesto que El hará que se cumpla la profecía y la misión, enviando a unos de los suyos, después de todo, es lo que se menciona en la profecía.

-¡Pero!- contradijo- ¿Cuándo vamos a buscarla?, ¡No podemos esperar mucho tiempo, podría caer en manos equivocadas!

Un cura pregunto: Señor, ¿cómo podemos identificarla y encontrarla si hay demasiada niñas en el mundo?

Primero, la niña estará protegida por el Supremo Creador- respondió el cardenal- Segundo, en la profecía menciona que la niña tendrá la marca del ángel de forma de remolino, cuyo nombre tendrá un significado hija del ángel. Y nacerá hoy.

En el otro lado del mundo, en una parte de Japón, había nacido una niña, cuya madre la llamo Kotoko.