Los personajes de la serie Naruto no me pertenecen a mi, sino a su querido y alabado autor: Mashashi Kishimoto. No obstante, la historia/trama sí ha salido de mi cabeza.
Capítulo 1.
Intromisión
La respiración agitada de la chica parecía resonar en todo el claro.
Apenas serían las siete de la mañana, y como siempre, ellos eran los únicos que se encontraban ya entrenando, o mejor dicho, acabando de entrenar. Llevaban peleando más de una hora, una larga hora que a ambos jóvenes parecía habérseles pasado volando.
La muchacha dejó que su espalda resbalara por el duro poste de madera, quedando sentada sobre el césped mientras su mirada seguía posada en una imponente figura. Apenas a unos metros de ella, se alzaba entre el verde pasto una silueta alta y estilizada. Era él. Él.
Con un gruñido la kunoichi volvió a ponerse en pie, no sin esfuerzo. Tomó uno de los muchos kunais que habían sido clavados en el poste de entrenamiento ese mismo día, y aún con la respiración entrecortada, dijo:
- Otra vez.
Se incorporó un poco más al tiempo que el shinobi negaba con la cabeza, impasible ante el cansancio de su compañera de equipo.
- Mírate, apenas puedes ponerte en pie, Tenten.
- Otra vez. - insistió, dando a entender que no pensaba aceptar una derrota tan fácilmente; una nueva derrota, de hecho, ya que cada vez que entrenaba con el Hyuuga acababa perdiendo de manera irremediable.
El chico suspiró y adquirió la postura de ataque, a la espera de que la morena se le acercara kunai en alto con la misma intención de siempre: Ganar. Lamentablemente para ella, nunca lo conseguía. Él era demasiado fuerte, y sus técnicas podrían considerarse divinas a la hora de luchar cuerpo a cuerpo. Ante ello Tenten no podía hacer nada, e incluso antes de comenzar a pelear ya sabía cómo iba a acabar... Perdiendo.
Pero no. Ella nunca perdía la esperanza ni la confianza.
De nuevo corrió hacia él, lanzando el kunai directo a su rostro mientras con su mano diestra sacaba un pequeño pergamino de su bolsillo. El Hyuuga fue lo suficientemente rápido y hábil como para parar en seco el kunai que se le acercaba a una velocidad peligrosa; no obstante, nada podía escapar a la vista de su Byakugan.
Dejó caer el kunai al suelo y observó a Tenten, que tras morderse su pulgar, invocó cerca de un centenar de armas que comenzaron a caer en picado sobre Neji. Éste se limitó a realizar su Defensa Absoluta - Kaiten -, y en apenas unos segundos todo tipo de metal afilado fue repelido por la barrera de chakra.
Ésta vez sí, la kunoichi se dejó caer de rodillas al suelo, totalmente exasperada ante la imposibilidad de derrotarle.
- Maldición. -fue lo único que salió de sus labios en ese momento.
El Hyuuga seguía mirándola, analizándola como si de un enemigo se tratase. Al comprobar que sus reservas de chakra eran nulas, se relajó y se le acercó con total tranquilidad, como si nada hubiera estado ocurriendo en la última hora de entrenamiento.
La morena alzó la vista para ver cómo el chico se paraba justo en frente suya, tendiéndole la mano con la firme intención de ayudarla a levantarse. Con un largo suspiro de exasperación la aceptó y se puso en pie al tiempo que echaban a andar hacia un terreno más tranquilo, lejos del trío de postes que durante tantos años habían sido testigos de sus largos entrenamientos y combates. Antes se reunía allí todo el equipo de Gai, pero dada la ausencia de su sensei y de Lee habían optado por seguir practicando ellos dos solos.
Además, según Neji, era mejor así. Le resultaba muy molesto tener que soportar los gritos de ambas bestias verdes día tras día, sin contar con las payasadas y las tonterías que hacían casi sin darse cuenta.
Tras caminar unos 100 metros se sentaron a la sobra de uno de los muchos abetos que rodeaban el claro. El Hyuuga optó por cerrar los ojos e ignorar todo lo que le rodeaba mientras Tenten se esforzaba por serenarse y tranquilizarse. Los combates siempre la alteraban sobremanera, incrementando su nivel de adrenalina, y ésta no era una excepción. Sacó una botella de agua de su mochila y dió un gran sorbo; luego se la lanzó a su compañero, que la tomó en el aire sin abrir los ojos siquiera.
La kunoichi se le quedó mirando, curiosa, espectante; pero el moreno no bebió. Fue entonces cuando se dio cuenta de que, al contrario que ella, él se encontraba perfectamente, sin rasguños, sin muestras de cansancio, sin ningún cabello fuera de su lugar. Examinó sus ropas, y al hacerlo pudo comprobar que se encontraban totalmente impolutas, sin manchas y sin arrugas, casi como si se acabara de vestir con ellas. Aquello la molestó. ¿Ni después de tantos años podría provocarle un simple rasguño? ¿Ni rozarle con un shuriken? No es que quisiera hacerle daño ni mucho menos (pues le apreciaba más de lo debido) pero era humillante que demostrara ser tan superior a ella.
- Y bien, Tenten. ¿Cuándo comenzamos a entrenar? - preguntó el genio tras largo rato ignorando la mirada de la chica sobre él. La aludida le miró sin comprender a qué se refería.
- ¿Cómo que a entrenar? Acabamos de hacerlo.
- Aquello no era más que un simple calentamiento. - musitó con aquel molesto tono neutro que siempre empleaba.
La joven se cruzó de brazos e infló levemente sus mejillas, indignada ante sus palabras. Pareció no darse cuenta de lo infantil que se veía haciendo eso, pero aquel pequeño y minucioso detalle no escapó de la vista del shinobi, que la observaba con uno de sus blancos ojos abiertos. Esbozó una pequeña sonrisa llena de diversión - tan pequeña y ligera que no muchos se hubieran dado cuenta, pero tras tantos años Tenten había aprendido a descifrarlas-. Sí, le divertía molestar a su amiga, y era extraño teniendo en cuenta que no solía mostrarse tan "humano" con nadie más que con ella.
Entonces la morena vio que su inseparable compañero le miraba y sonreía simultáneamente, y ante ello no pudo hacer cosa mejor que sonrojarse cual niña pequeña, cosa que detestaba con toda su alma. ¿Porqué? Fácil. El sonrojo le hacía parecer una muchacha débil, quebrantable y sentimental, lejos de la fachada de mujer dura, fuerte y sonriente que solía mostrar al mundo. Por otra parte, sabía que tratándose del gran Neji Hyuuga no podía mantener aquella imagen por mucho tiempo, puesto que él podía ver a través de ella sin necesidad de usar su Byakugan. Ella era casi como un cristal, un cristal fino y translúcido que no escondía secretos.
Iba a responderle a semejante provocación cuando una voz desconocida hizo que ambos volvieran a voltear hacia el campo de entrenamiento.
- Quieres entrenar, eh... ¿Y porqué no lo haces conmigo, Hyuuga?
Ambos fruncieron el ceño a la vez, volteando a observar con suma cautela la silueta que se encontraba erguida sobre el poste central.
Ninguno de los dos sabía quién era.
Espero que les haya agradado el primer capítulo de éste fic. No se preocupen, que la trama se irá desarrollando a lo largo de los capítulos siguientes (los cuales subiré en breves, pues ya los tengo escritos)
Es mi primer fic, así que espero con ansias sus reviews para poder saber si les gusta o no n.n"
