Ok, este es mi primer intento con esta pareja, o incluso con el universo de J.R.R Tolkien en general. Básicamente está basado en el movie-verse de Peter Jackson, aunque tome un par de cosas del libro, pero no es gran cosa. No hay spoilers, lo prometo.
De acuerdo, gente sean amables :3. El Hobbit no me pertenece bla, bla, bla, no gano ni un peso con esto, y bueno todas esas cosas que siempre toca repetir.
Homo fóbicos ¡HUYAN! FilixKili, luego no digan que no se los advertí.
CAPITULO UNO: GIVE ME LOVE (Ed Sheeran)
El que haya dicho que la vida pasa por tus ojos cuando estas a punto de morir, obviamente no ha estado en esa situación. Así que además de ser la afirmación más idiota que Kili había escuchado en su vida, también consiguió que gruñera entre dientes, mientras un sabor amargo invadió su boca. Quizás en parte debido al retorcido sentido de humor de Mahal, que no se decidía a dejarlo en el mundo de los vivos.
—Hn.
Lo cual en retrospectiva es más molesto que otra cosa, sin embargo, si se asusto por estar al borde de la muerte no lo supo, porque en ese instante experimento un profundo enojo y un terco fastidio por negarse a aceptar lo que sucedía. Porque no quería que todo terminara así, no tan pronto. Claro que más tarde se dio cuenta que nunca estuvo asustado, sino que por un tétrico y eterno momento, estuvo aterrado.
No obstante, es difícil pensar en eso porque si estar a punto de morir es incomodo, reaccionar es la cosa más insoportable que pueda existir. Mahal debía de tener cierta predilección en hacer su vida difícil, porque en todo el viaje para recuperar Erebor estuvo a punto de ser comido por Trolls, los gigantes de piedra casi lo aplastan, las arañas decidieron que jugar con él sería muy divertido y ¡oh si! Casi se lo comen ¡Otra vez! Además el veneno de la flecha de los Orcos además de casi aniquilarlo, hizo que su tío lo dejara atrás en la búsqueda de la puerta (una de las cosas más deshonrosas que le había sucedido en su joven vida). Y no olvidemos, que estuvo a punto de no contar la historia en la Batalla de los Cinco Ejércitos.
Sin embargo, que tu vida penda de un hilo pierde encanto después de las primeras tres veces, así que cuando estuvo en batalla, lo único que le preocupó fue la seguridad de su hermano y su tío. Cuando se separaron solamente quiso fue volver a su lado, pero cuando lo consiguió todo fue confuso. Porque las guerras son así, están llenas de cuerpos que vienen y van en un rio de sangre, y extremidades que no están necesariamente atadas a ninguna parte.
Mas, en algún punto de los gritos, la sangre y ese desagradable sonido que surge cuando la espada corta algo, vino el dolor. Kili no estaba muy seguro cómo sucedió, aunque no es como si importara mucho, porque ahora sólo pudo parpadear entre esos breves intervalos, en los que su conciencia despierta.
Fue doloroso y confuso. La mayor parte del tiempo no entendía que sucedía, aunque es difícil culparlo cuando de repente su mundo terminó reducido a sombras, murmullos y un fuerte olor a hierbas y medicina. A veces el dolor lo hacía quejarse, otras veces balbucear cosas incomprensibles hasta para él, pero la mayor parte del tiempo sólo quería que todo pasara rápido, que el dolor desapareciera y que existir no fuera una carga tan grande.
Por eso, en algún punto entre ese mundo de sombras, se encontró mirando el techo de la tienda sin saber desde hace cuanto que lo hacía. De alguna manera le pareció una escena familiar (como si todos los techos de las tiendas no se parecieran), aunque no supo porque.
—¿Estas despierto?
…y ahí, entre su fascinante y profundo momento de descubrir el secreto de la vida en el techo, llegó una suave y melodiosa voz que lo obligó a mirar de lado. Tauriel acababa de entrar, donde toda esa deslumbrante presencia de los Elfos por poco y lo ciega.
—Hey— saludo Kili con la voz ronca y una pequeña y débil sonrisa, que desapareció una vez frunció el ceño en un gesto de consternación— ¿Eres un espejismo?
—No lo soy— sonrió Tauriel al sentarse cerca de su cama— ¿Cómo te sientes?
—Como si hubiera estado en una guerra— respondió con desenvoltura, y ese carácter fresco que lo caracterizaba.
Pero él no se veía como pretendía sonar, ni siquiera llegaba al tono de voz que quería. Porque estaba pálido, sudoroso, con vendas manchadas de sangre que se negaba a sanar y heridas aun abiertas e infectadas, que lo hacían lucir un tono amarillento poco saludable. Su voz también era lenta y cuidadosa, como si cada palabra doliera.
Sin embargo Tauriel no mencionó nada de eso, sólo le quitó el paño de la frente y lo humedeció en agua caliente, para volver a colocarlo en su lugar. El arquero todavía tenía fiebre y por el sonido de su respiración, un pecho congestionado no es un buen diagnostico. En especial cuando empezó a toser como si se estuviera ahogando.
—Ya, ya, ya— cantó ella al sobarle el pecho con cuidado de sólo tocar donde no le hacía daño.
La forma como convulsionaba por la tos era doloroso, Tauriel lo sabía, por ello esperó paciente, aunque no menos asustada y sin poder hacer algo con esa mirada triste que la acompaño, hasta que Kili se calmó.
—Definitivamente debes ser una alucinación— insistió sin dejar de sonreír.
Porque aun cuando esto se sentía bien, no se le ocurría ninguna buena razón para que la Elfa estuviera ahí. Sin mencionar que estaba casi seguro que ningún Enano en buen juicio, la dejaría entrar en la tienda de uno de los herederos de Thorin, que por cierto estaba herido e inconsciente.
—Te aseguro que soy muy real— dijo ella con calma, mientras le quitaba el cabello de los ojos y le acomodaba otra vez la toalla en la frente, ya que se había caído con el movimiento.
—¿Qué haces aquí?
—Te visito.
—No— dijo Kili al negar con la cabeza— Aquí en el campamento, ¿Cuándo llegaste?
Tal vez estaba alucinando por la fiebre, aunque desmeritar un golpe en la cabeza no sonaba sensato. Ninguno parecía mejor que el anterior, pero Tauriel frunció sólo un poco el ceño mientras lo meció bajo su dulce encanto para que se relajara, para que respirar o que incluso existir fuera más llevadero.
Él había olvidado que ella ayudo en la guerra, aunque no era extraño que no supiera que luego de la batalla un pequeño grupo de Elfos se quedo para ayudar a reconstruir Erebor, de esa manera forjarían lazos en su delicada alianza con los Enanos. Pero no era nada que el arquero necesitara saber por ahora, no cuando estaba débil.
—Estoy aquí por ti— sonrió Tauriel y eso consiguió que a cambio el joven príncipe sonriera.
Kili quería preguntarle si se había escabullido en su tienda, de hecho quería preguntarle como encontró el campamento, porque francamente recordaba muy poco de nada, pero antes de ponerle algo de orden al asunto, alguien entró.
Ambos miraron al recién llegado, donde Fili se quedo de pie en la entrada luciendo sorprendido, quizás por ver a su hermano despierto o por descubrir a Tauriel a su lado. Posiblemente era un poco de ambos. Pero como fuera, lo que de repente pareció importante fue ver donde las manos de la Elfa estaban. Lo cual era básicamente era sobre su hermano y… ¿Le estaba tocando el cabello?
¿El cabello?
Claro que no se necesitaba ser adivina para saber que era tiempo de irse, así que la mujer se puso de pie con toda la elegancia y gracia que poseía, para luego dar un leve asentimiento a Kili que podía traducirse como un "Te veo luego" y otro a Fili que era un simple "Si me disculpa"
De esa manera, ella se fue y durante un largo minuto nadie volvió a hablar, aunque el menor no pudo evitar reparar en la mano de su hermano que se movió sospechosamente cerca de la empuñadura de su espada. Lo noto en medio de su afiebrada mente, porque Fili casi se cae en el proceso ya que tampoco es como si se encontrara en su mejor momento.
El rubio tenía una muleta, el brazo en un cabestrillo y una serie de vendas que eran visibles entre los tramos de una ropa que francamente, le quedaba grande.
—Ella no es un enemigo hermano— dijo Kili.
—Ya se— respondió Fili sin desviar la mirada del camino que Tauriel dejó. Al final respiró hondo y aflojó los hombros. Pero además de eso, no se movió.
Por ello, Kili lo miró curioso hasta que comenzó a toser, si el otro se removió incomodo no se dio cuenta, pues estaba muy ocupado intentado respirar de nuevo. Gracias. Pero, cuando se repuso vio que Fili seguía en el mismo lugar; eso le permitió examinar las heridas contrarias. Él se apoyaba más de la cuenta en la muleta, pero fue la expresión desencajada lo que hizo enarcar una ceja.
—Estas…cofcof… ¿Estas b-bien? Cofcofcof— dijo con voz ahogada. Pero a cambio Fili pareció notablemente extrañado con la pregunta.
—¿Qué si estoy bien?— repitió a lo que el menor asintió, aun con una tos suave— ¿Yo?
—¿Si?— divagó Kili algo dudoso por la manera como evadía la pregunta, incluso lo vio removerse en su puesto y estaba casi seguro que si su pierna no estuviera inmovilizada, se estaría paseando por todo el lugar como un león enjaulado, como siempre que algo le inquietaba
Y aunque no era una situación muy frecuente, el lenguaje corporal era conocido. Quizás porque le bastaba con recoger esos pequeños gestos para saberlo.
—¿Yo?— insistió— ¿Te has visto últimamente?
No realmente, Kili ni siquiera podía moverse, por lo que resopló y miró el techo de la tienda. En verdad era algo deprimente la manera como se sentía, pero lo último que necesitaba era deprimir a su hermano, así que volvió a mirarlo con una leve sonrisa.
—No estamos hablando de mí.
Sólo con eso, la exasperación de Fili decayó junto con sus hombros, y ahora lucia desesperado y asustado. De hecho abrió la boca y la cerró sin nada que decir, mientras intentó usar las manos, aunque no logró nada más que un par de gestos extraños que no tuvieron ningún sentido para el otro.
—¿Te vas a quedar ahí todo el día?— dijo Kili con una sonrisa preocupada, debido a su errático comportamiento.
—Es de noche— corrigió Fili.
—Uh…— musitó con poco interés, porque sinceramente la hora era la última cosa que ocupaba su mente— Entonces…. ¿te vas a quedar ahí toda la noche? Porque me siento sólo aquí.
—Casi te mueres.
Al parecer no iban a llegar a nada, el pelinegro casi estuvo tentado a resoplar, pero no paso mucho para que su hermano llegara a su lado, donde se dejó caer en la silla para así arrastrarla más cerca de la camilla.
—¿Cómo está el tío?— preguntó mientras el rubio lo miró sin saber qué hacer y eso no le gustaba, era incomodo.
—Recuperándose, aunque si Bilbo no lo detiene seguro que comienza a gobernar de inmediato.
Era bueno saberlo, por ello Kili se rio entre dientes, sin embargo se arrepintió casi de inmediato porque esto dolía como el infierno. Fili cerró con fuerza los ojos durante un largo instante, como si le doliera verlo así. Pero apenas su hermano menor se calmo, le regaló una sonrisa triste que fue devuelta. Eso no evitó que respondiera sus preguntas e intentara bromear de vez en cuando, sólo para verlo sonreír. Y eso, a pesar de toda la maldita situación, hizo que Kili se sintiera mejor.
—No voy a ir a ninguna parte Fili— murmuró adormilado por la fiebre.
Eso…
Eso tal vez no era cierto. Kili no podía prometerlo y por la expresión del otro, Fili también lo sabía, pero el arquero estaba cansado, tan cansado que cerró los ojos sin comprender lo que el mayor decía. Su mente se tambaleó hasta todo sólo fueron murmullos perdidos en la nada y antes de siquiera saberlo, ya se había extraviado en un sueño inquieto.
De vez en cuando despertaba, aunque debió pasar mucho tiempo antes que se sintiera mejor. A veces veía a otros miembros de la compañía, aunque nunca les prestó demasiada atención, era difícil hacerlo. Lo único constante entre su aturdimiento, era el agónico dolor que surgía cuando alguien lo movía, pero era algo que debía hacerse, después de todo las heridas no sanarían si permanecía en la misma posición, sin mencionar que podían aparecer yagas que al final se infectarían.
Algunas veces se encontraba gritando, después volvía a caer inconsciente. Y de esa manera se la paso navegando entre el mundo de los vivos y los muertos, hasta que un día se encontró mirando el techo de la tienda notando lo increíblemente familiar que le parecía.
No estuvo seguro de cuánto tiempo permaneció así, o si acaso había parpadeado o si seguía respirando.
¿Se había muerto?
—¿Estas despierto?
Desconocía cuantas veces había escuchado la pregunta, pero giró la cabeza hacia la derecha, donde vio a Bilbio sentado en una silla a su lado. El Hobbit tenía una camisa que le quedaba grande, pero por la tela supo que algún Enano debió dársela.
—¿Y ese vestido?
—Eso no es muy amable de tú parte— áspero Bilbo con un mohín de falso enojo— Y yo que te estoy haciendo compañía.
La indignación de la pequeña criatura no duro mucho, porque terminó sonriendo casi de inmediato en un gesto lleno de alivio por ver al joven príncipe despierto. Sin embargo, apenas pudo pensar en ello, ya que debió saltar de su asiento gracias a ese inquieto Enano que comenzó a sentarse.
—¡Todavía estas herido!— chilló Bilbo al ayudarlo.
—Estoy aburrido— contradijo Kili con la mandíbula apretada, porque ¡Maldición! Esto sí que dolía.
De alguna manera consiguió incorporarse, claro que le tomó más esfuerzo del que le hubiera gustado. De hecho su visión se nubló por un vertiginoso instante, mientras su respiración se deshizo como si hubiera corrido por toda la montaña.
Ese tipo de debilidad no le gustaba y es que para alguien tan lleno de energía, es frustrante estar postrado en una cama. Además se sentía inútil, donde saber que eran heridas de batalla, no hacían que la situación fuera comprendida ni apreciada, porque ¿Qué si estuvo a punto de morir? En toda esa sangrienta carrera por recuperar Erebor lo estuvo un montón de veces, por eso quería estar bien ya, no esperar durante quien sabe cuánto tiempo para que su cuerpo se recupere.
—Tú barba me pica.
Aunque con la respiración agitada, miró sorprendido al pobre Hobbit que tenía fuertemente asido en sus brazos. Aparentemente Bilbo luchaba por mantenerlo sentado y Kili en su intentó por no perder el equilibrio, terminó encerrándolo en un hermético abrazo.
—Ejem.
Pero ni bien hubo reaccionado, una fingida tos lo distrajo. Por ello ambos miraron hacia la entrada de la tienda, donde Thorin y Fili se habían quedado como si acabaran de interrumpir algo. Por alguna razón Kili supuso que fue su tío quien carraspeo, que le dedicara una dura expresión no fue su primera pista.
No, para nada.
—Tío, hermano— sonrió todavía pálido y con una expresión poco saludable, por lo que Bilbo se negó a dejarlo ir.
—Kili…—masculló Fili al intentar acercarse, hasta que un Enano entró casi corriendo y lo empujó sin notarlo.
Era uno de los sanadores, que apenas vio al joven heredero comenzó a hacer un escándalo. Que sucede si los puntos se abren, que si las heridas se infectan, que si la fiebre regresa, que si se desmaya y bla, bla, bla.
El arquero estaba casi seguro que mascullo un "La familia real es imposible" pero lo ignoró cuando el hombre por fin decidió revisar su espalda. Cosa que básicamente ocurrió cuando abrazó con fuerza a Bilbo, en una terca actitud en la que se negaba a acostarse.
Casi parecía un cachorro desobediente, por lo que Fili respiró hondo como no había podido hacer durante las semanas de ese largo mes.
Pero a pesar de lo que su hermano menor quisiera decir o hacer, al final aceptó acostarse de nuevo cuando su visión se hizo borrosa, también estaba tan mareado que casi vomita, por lo que gruñó de mala gana. Claro que Kili ni siquiera noto que Fili hizo el amague de querer tocarlo, ya que por el momento cerró los ojos para que el mundo dejara de moverse. Cuando los abrió, sonrió una vez vio que el rubio se había movido para entrar en su reducido campo de visión. Desde arriba lo observaba curioso, casi como si quisiera cerciorarse que siguiera despierto, pero sonrió casi al mismo tiempo que el pelinegro lo hizo.
—Hey.
—Hey— saludo Fili— Debes tener cuidado, la próxima vez vas a aplastar al pobre Bilbo.
—Estoy bien—dijo el Hobbit algo acalorado por sostener su peso, aunque de todas maneras frunció el ceño, porque si uno de sus amigos lo necesitaba, algo tan insignificante como su tamaño no lo iba a detener.
—Todos adoran mis abrazos— prosiguió Kili al ignorar a su amigo.
Bilbo resopló pero Thorin a su lado enarcó una ceja y lo miró, casi como si esperara que digiera algo.
—No fue un abrazo— corrigió y a cambio el Rey bajo la montaña asintió, aunque no porque le importara ni nada.
Pero aun cuando normalmente eso haría sonreír a los hijos de Dis, ahora el mayor buscó de nuevo la mirada de su hermano, ya que Kili se perdió en algún punto del techo. Últimamente hacia eso, lo perdía sin saber cuánto tiempo estaría despierto o siquiera coherente.
—No quiero dormir— dijo con un bostezó pero noto vagamente que en algún momento, Fili había tomado su mano.
—Sera sólo un momento.
—No quiero.
—Estaré aquí cuando despiertes.
Él no dudaba de su palabra, es sólo que esta situación no es precisamente la cosa más divertida que le había sucedido, aunque suponía que la muerte suele ser así. Pero Kili apretó su mano cuando sus ojos se volvieron pesados.
—Fili…— se quejó por lo bajo una vez lo miró con una expresión adormilada. Como si su hermano pudiera hacer algo para que no se durmiera.
—Descansa— respondió el rubio con una pequeña sonrisa ante ese puchero, que seguramente el otro no sabía que hacía.
El menor se quejó una última vez, mientras mascullo algo que sonó a "no quiero" pero no es como si pudiera hacer algo para evitarlo; por ello la inconsciencia fue lentamente reclamándolo, aunque se sintió mejor cuando Fili le quitó el cabello de la cara y le acarició el dorso de la mano con el pulgar.
Se podría decir que ese fue el momento decisivo para su lenta y tediosa recuperación, cada vez permanecía más tiempo despierto, por lo que fue realmente consciente del dolor de las heridas. Después de todo, sin la inconsciencia para acunarlo, no había nada que lo resguardara de las secuelas de la guerra.
Claro que fue vergonzoso que la primera vez que intentó ponerse de pie, casi se desmaya. Fili lo sostuvo sin dudar, pero entre su aturdimiento maldijo por esa estúpida debilidad. No obstante, a la cuarta vez se sintió lo suficientemente fuerte, como para aventurarse fuera de la tienda.
Al sanador le iba a dar un infarto, porque el pobre Enano tenía los nervios de punta por cuidar del inquieto príncipe. Ni bien Kili estuvo despierto comenzó a moverse, lo cual no era del todo malo, pero amenazaba con echar a perder todo su arduo trabajo.
Pero con casi dos meses de reclusión, apenas el arquero vio su oportunidad salió por algo de aire, además sólo iban a caminar no era para tanto. Ni que fuera a saltar de un abismo, ni a escalar un risco.
—Madre llegara dentro de poco— comentó Fili— Te recomiendo que te recuperes pronto.
La cara de físico terror que puso su hermano fue casi cómica, porque Dis aunque tierna y amorosa, también tenía un carácter fuerte y agresivo, por lo que no le haría mucha gracia que sus dos únicos hijos casi murieran en batalla. Así que no sólo ellos recibirían su ira, si no que Thorin iba a oírla.
Pero es más fácil decir que se recupere que hacerlo, así que Kili comenzó a pensar seriamente como salir de esto sin terminar perjudicado, aunque a cambio el mayor se rió y lo empujó un poco para que se tranquilizara.
—Claro, como no eres tú al que van a golpear— contradijo al empujar a su hermano de vuelta.
—Estarás bien sólo…finge— dijo tras empujarlo un poco más fuerte.
—¡Eso nunca ha funcionado!
Quería sonar como un reclamo, pero Kili se estaba riendo. Y tal vez deberían estar discutiendo cosas importantes de política, la reconstrucción de Erebor o siquiera sus alianzas con los Hombres y los Elfos, pero ahora no era tiempo para eso. Cuando volvieran a la tienda volverían a ser los herederos de Thorin y entonces Balin los bombardearía con información, o Fili iría personalmente a conseguir un reporte. Porque así era y así seria siempre, de hecho ambos no pasaban mucho tiempo juntos. En parte por la recuperación del pelinegro, por lo que en ese pequeño y apartado lugar a las afueras del campamento, ambos comenzaron a jugar.
…el problema fue cuando Fili empujó más fuerte de lo que debería, porque Kili aun cojeaba y caminaba con un bastón. También tenía un brazo inmovilizado, una venda en la cabeza y muchos más vendajes por todas partes. Así que cuando el arquero terminó en el suelo, lo miró con vivo e intenso pánico por haberlo lastimado; pero una vez el menor comenzó a reírse sintió que volvió a respirar, así que se preguntó cuándo dejó de hacerlo.
—¡Wow!
Aunque eso resulto intrascendente, ya que Kili lo golpeó con su pierna sana y le hizo perder el equilibrio. De esa manera terminó en el suelo junto a otro, donde se contagio de su risa.
—Que idiota eres— dijo Fili divertido.
—Tú me derribaste primero idiota— devolvió mientras el mayor se acomodo mejor a su lado.
—No me importaría si te caes sobre mi— comentó Fili por lo bajo y tan suavecito, que no estuvo seguro de haber entendido bien.
Por ello Kili lo miró curioso, pero cuando su hermano no dio indicios de querer explicarse, terminó restándole importancia. Porque quizás sólo estaba molestándolo, además cuando el viento meció los arboles cercanos, su atención se perdió en algún punto de los alrededores.
Limpiar la montana requería de mucho trabajo para hacer del lugar habitable, por lo que el campamento se mantendría por el momento. Así que entre los límites del perímetro, el príncipe miró el bosque. Porque luego de dos largos meses encerrado, Kili parecía un cachorro hiperactivo. Tenía el mismo nivel de atención y la misma energía cuando algo lo emocionaba.
Así que herido, de todas maneras sonrió por el sol que se filtraba entre las ramas de los arboles. Por ello comenzó a sentarse para ir a explorar más a fondo; después de todo era un día tan bonito que no valía la pena desperdiciarlo acostado, además quien sabe cuánto tiempo tendría antes que alguien decidiera buscarlos.
Mas, apenas se movió un poco para quedar semi-sentado, una mano lo empujó con suavidad para que volviera a acostarse. Fue un gesto amable que atrajo toda su atención, aunque Fili no debía hacer demasiado para que eso sucediera. El detalle siempre resultaba un poco gracioso, incluso el rubio sonrió pero no demasiado, ya que toda expresión alegre se esfumó cuando se subió con cuidado sobre el otro.
Kili lo miró con duda, pero no opuso resistencia cuando se encontró en el pasto, o siquiera cuando Fili bajó con cuidado y lo encerró entre el suelo y su cuerpo. Lo único que hizo cuando su hermano escondió el rostro entre la curvatura del cuello y el hombro, fue parpadear un par de veces debido al roce entre ambos; todavía no se tocaban del todo, pero el calor de su cuerpo resulto lo suficientemente llamativo como para que olvidara cualquier otra cosa.
—¿Fili?— llamó—…
Nadie dijo nada después de eso, por lo que el arquero alzó su mano buena y la colocó en la espalda contraria, hasta que comenzó a acariciarle el cabello de manera distraída. El hijo mayor de Dis pareció apreciar el gesto, ya que respiró hondo y se acercó sólo un poco más.
—¿Sucede algo?— intentó Kili de nuevo.
Al principio, Fili acomodo las piernas entre las suyas en busca de una posición más cómoda, así que esperó con toda la paciencia que tenía. No porque tuviera mucha, ya que siempre había sido curioso, cosa que únicamente empeora si su hermano está involucrado, pero esta vez hizo su mejor esfuerzo.
—Casi te muertes— dijo el rubio sobre su hombro.
—Oh…Uh…. Sí, bueno, "casi" es la palabra— dijo Kili con una sonrisa fácil, en un intento por aligerar el ambiente.
No iba a negar que sus palabras lo tomaron por sorpresa, pero al menos la respuesta logró calmar su efusivo temperamento. Después de todo no le gustaba que él le ocultara nada, donde su honestidad bastó para despejar todas sus dudas e inquietudes. No era una sorpresa que Fili influyera en su comportamiento, pero ahora mientras estaba en esta peculiar situación, pensar en ello resulto….diferente.
No obstante, Kili desecho el pensamiento cuando abrazó a Fili como pudo. Su brazo herido resintió el movimiento, pero no le importó demasiado, ni siquiera cuando su mirada flaqueó en respuesta a ese punzante dolor. Porque estaba intentando alejar la intranquilidad del otro, asegurarle que todo estaba bien y como las palabras no parecían apropiadas, lo sujetó con fuerza.
Fili se relajo bajo su toque, pero no se movió ni un milímetro, por lo que el pelinegro comenzó a notar detalles inútiles e innecesarios, como la respiración suave y pausada, el calor de su cuerpo o como la nariz del rubio subió por su cuello y delineó el camino, antes de ser seguido de sus labios. No erizarse resulto imposible, pero fue extraño como su respiración se cortó sin aviso, sin embargo fue aun más extraño sonrojarse por ello.
—Pensé que te había perdido— prosiguió Fili y durante un torpe instante, el otro perdió el hilo de la conversación, así que trató retomarla porque esto era serio. Definitivamente debía ignorar los labios que comenzaron a susurrarle al oído.
—Ya sabes hermano, eso no es tan fácil— dijo Kili con una nueva sonrisa, aunque esta era un poco forzada e insegura, pues comenzó a notar demasiado de la presencia contraria.
Ambos eran muy unidos, así que estas muestras de afecto no eran raras. Pero había algo diferente, aunque el arquero no supo que era. Al final debió respirar hondo quizás por el peso de sus palabras, porque entendía lo que el mayor decía ya que él mismo estuvo en esa posición cuando lo perdió de vista en la batalla. Donde tal vez el conocimiento de estar vivos y juntos hizo que su corazón palpitara con fuerza, en especial cuando escuchó la risa contraria.
El sonido le retumbo con la misma intensidad con la que oía su corazón, por lo que parecía increíble como ambos sonidos parecieron sincronizarse, aun cuando cada uno era totalmente diferente entre sí.
—Al menos esa terquedad tuya es útil— comentó Fili con una sonrisa, mientras bajó lo que faltaba para encerrarlo por completo.
—Si bueno, para algo tiene que servir— divagó Kili de repente sintiéndose torpe.
Ahora sentía demasiado del rubio y eso hizo de sus toques, gestos descuidados. Como si no supiera muy bien qué hacer. Aunque difícilmente se le podría culpar, ya que el cuerpo de su hermano lo estaba presionando en los lugares "adecuados" Lo que era vergonzoso, en especial porque estaba casi seguro que no debería serlo, ni mucho menos que ambos parecieran amoldarse entre sí.
El menor no debería estar notando nada de esto, no con Fili.
Claro que no dijo nada, sólo se mordió los labios mientras siguió acariciándole la espalda, para despejar los pensamientos que lo atormentaban. Por ello pudo sentirlo relajarse por completo bajo su toque, y eso era reconfortante de cierta manera (si omitimos todos los demás detalles, claro está)
—Nunca más— murmuró Fili.
—Nunca más—repitió Kili casi divertido.
Ninguno podía hacer esa promesa, ninguno podía decir que no iban a estar en peligro eminente de muerte, pero por Mahal que intentaría cumplir. Así que permanecieron abrazados, sintiendo que estaban vivos, sencillamente compartiendo algo tan natural como esa cálida sensación y la constante presencia del otro. Tal vez por eso Kili pudo empujar esos extraños pensamientos para después. Gracias. Y así entregarse sólo a lo que importaba: reconfortar a su hermano mayor.
—Ejem.
Aunque cuando una falsa tos lleno el lugar, los descendientes de Durin miraron a la izquierda donde Thorin enarcó una ceja por verlos en el suelo, mientras Bilbo sonrió divertido. En respuesta Fili casi saltó de su puesto; después comenzó a explicarle a su tío porque estaban en esa posición, mientras Kili se apoyó en los codos y observó sin comprender porque debían dar explicaciones si no estaban haciendo nada malo.
—…
Claro que cuando el viento sopló de manera muy particular, como una canción o un llamado, sonrió al buscar esa conocida sensación. Encontrar a Tauriel cerca fue sencillo, donde Legolas a su lado rodó los ojos por tener que acompañar a la mujer.
—Vas a causar una guerra— dijo Legolas mientras dos de los tres Enanos los miraron con recelo, uno más que otro, aunque el tercero sonrió al ponerse de pie con dificultad.
—Tonterías.
Bilbo debió ayudar a Kili, apenas el príncipe hizo una mueca de dolor.
—¿A dónde vas?— preguntó Thorin, ya que el hijo de su hermana estaba a punto de alejarse.
—Voy a saludar. Alguien tiene que hacerlo, seria descortés de otra manera— respondió con una sonrisa.
El rey Enano negó con la cabeza, porque Kili no es precisamente el Enano más diplomático que existía, pero no había nada que hacer, además Tauriel y Legolas habían demostrado ser leales, ya que tuvieron muchas oportunidades de matarlos y nunca lo hicieron. Pero si Thorin y Bilbo les dieron la espalda para hablar con Fili, el príncipe de cabello rubio no se movió ni un centímetro, ni tampoco dejó de ver a su hermano.
—Fili— dijo Thorin con su voz de Rey bajo la montaña.
—¿Uh?— devolvió el otro con el ceño fruncido, por lo que apenas y lo miró.
—Presta atención, esto es importante. Más tarde habrá una reunión sobre la distribución del tesoro y….
Su tío podría decirle que el secreto de la vida era cortarse la barba y Fili sólo asentiría, porque mientras hablaba, su mirada se desvió cada cierto tiempo hacia el menor que sonreía a lo que Tauriel decía.
…¿Qué tenia de interesante ella? Sólo porque posee gracia, encanto y belleza no la hace….
Bueno si, pero…
Maldición.
—Veo que te encuentras mejor— dijo la mujer una vez el joven heredero llegó a su lado.
—Si gracias, la línea de Durin no es tan fácil de exterminar.
—Igual que una plaga— dijo Legolas y la chica lo recriminó con la mirada, pero a cambio el enano terminó riéndose.
—Una plaga que gana batallas y recobran su reino.
El carácter fácil de pelinegro era interesante, tal vez por eso Tauriel se encontró observando fascinada al que debería ser su enemigo. Porque Kili no era igual que los otros Enanos. Seguro se enojaba y respondía a las provocaciones si algún Elfo decía las cosas con el tono equivocado, pero por el momento había comenzado a adaptarse a Legolas y sus comentarios, por lo que a cambio el rubio también lucia más relajado en su presencia y eso ya era todo un logro.
—Me dijeron que ayudaste en mi recuperación— comentó Kili con seriedad— Estoy en deuda.
—Es un placer maestro Enano, aunque no hay ninguna deuda entre nosotros, sólo es algo que los amigos hacen entre sí.
Hasta ahora no habían hablado de su relación de una manera tan directa, ni le habían puesto nombre. Por lo que Kili parpadeó un par de veces sorprendido, hasta que sonrió como ella nunca imaginó que lo haría y eso enterneció su corazón. Él en verdad era una criatura curiosa.
—Pero si insistes, permíteme ayudarte a entrenar de nuevo con tú arco. Sería bueno para tú recuperación.
—Es un precio pequeño para lo que me has dado, pero sería un placer entrenar contigo.
Tauriel sonrió en respuesta y se inclinó un poco cuando noto un par de hojitas en el cabello negro, por ello alargó una mano hasta que pudo quitarlas aunque Kili se removió inquieto con el toque. Ella sonrió con un gesto amable y le mostró lo que hacía. No era sorpresa que los Enanos fueran recelosos de sus barbas y el cabello, pero que él no la apartara demostraba confianza y compañerismo.
—Tú hermano tiene una extraña expresión— dijo Legolas con descuido, mientras Kili tomó las hojitas— Un poco homicida diría yo.
En la distancia, Fili abrió grandes los ojos cuando la Elfa tocó el cabello de su hermano. Incluso dejó de escuchar a su tío, por lo que Thorin miró sobre el hombro donde su sobrino más joven recibió unas hojitas.
—¿Qué?— preguntó Escudo de Roble.
Fili frunció el ceño casi de inmediato, y señaló al trió con raros gestos que intentaban ayudarlo a expresarse, aunque al final sólo pudo chasquear la lengua de mala gana.
—No es nada— aseguró.
Tauriel no tenía derecho de tocar a Kili de manera tan descuidada, de hecho no tenía derecho de tocarlo de ninguna manera. La Golfa… es decir, la Elfa (suena igual, perdón) debería quedarse con sus manos para sí misma y no ponerlas sobre su hermano. Gracias.
—Se hace tarde, vamos— dijo Thorin al empujarlo por el brazo para que lo siguiera.
—¿Y Kili?
—Yo me quedo con él— sonrió Bilbo porque de todas maneras no podía estar en un consejo de Enanos.
Fili maldijo en Khuzdul y eso le valió una dura expresión de Thorin, así que se mordió la lengua y lo siguió a regañadientes. Por lo que cuando Kili se despidió de los Elfos, su hermano ya se alejaba.
—¿El consejo?— preguntó cuando Bilbo se acercó. Había una nota de desilusión por la pronta partida del mayor. Quería decirle sobre su entrenamiento con Tauriel, pero suponía que tendría que esperar.
—Si— respondió el Hobbit al mirar de reojo como por un segundo el pelinegro se mostró realmente abatido, aunque luego Kili sonrió tan rápido, como si nada hubiera sucedido.
—Entonces señor Bolson, supongo que estaremos los dos el resto del día.
—O hasta que Balin te encuentre.
—O hasta que Balin me encuentre— concedió de buena gana.
Bilbio resopló para ocultar su sonrisa, pero de todas maneras caminó a su lado. Ambos pasaron la mañana en las afueras del campamento, descansando ocasionalmente para que el Hobbit mantuviera el ritmo (o eso fue lo que le dijo a Kili para que parara y se quedara quieto, estaba bien que se moviera pero no tanto, eso abriría los puntos) Fue cerca del almuerzo que Balin los encontró, por ello Kili fue obligado a regresar a su tienda y aun cuando ya no era un niño, de todas formas recibió un largo y aburrido sermón mientras obedecía la orden.
Claro que eso no le impidió escuchar los leves murmullos, y las palabras en Khuzdul en las que constantemente distinguió el nombre de "Elfa" entre ellas, así que frunció el ceño y siguió sin detenerse a decir nada.
No es como si le importara en realidad, desde un principio supo que su amistad con Tauriel no sería fácil, pues una rivalidad que llevaba casi medio siglo no iba a desaparecer sólo porque ella decidió ayudar. Sin embargo, para alguien que ha sido propenso a los murmullos por su falta de barba y por ser parte de la línea de Durin, todo el asunto podía resultar agotador. Eso sin mencionar que todos siempre tienen muy altas expectativas, que él no cumplía del todo bien.
Porque Kili no era Fili, su hermano era el heredero perfecto. Era fuerte, honorable, un guerrero asombroso, inteligente, leal y bien parecido. Sin embargo, incluso para el rubio era duro. A ambos les afectaba de maneras muy distintas, pero no se podría desdeñar a ninguno. Aunque esto nunca afecto su relación, porque ambos conocían muy bien cuál era su posición.
Mas, pensar en eso era difícil, así que al final del día Kili estaba tan cansado que se quedo dormido sin darse cuenta. Por eso, a partir de ese día, así como los días que le siguieron, algo cambio. No era un sentimiento nuevo, es sólo que esta vez le prestó atención. Por ello cada vez que Fili lo tocaba se sentía tan diferente, pero tan familiar, que no podía calificar la situación.
Y como ya dijo, él no era un niño. Pero apenas y podía ser considerado un adulto por lo que cosas profundas como esas seguían siendo confusas, así que resulto frustrante. Donde su reclusión sólo hizo que todo fuera más molesto.
—Vi que la señorita Tauriel acaba de salir— señaló Bilbo al entrar luego que la mujer se fuera hace pocos minutos.
—Vamos a entrenar mañana— respondió Kili una vez dejó de lado sus pensamientos, para así sonreírle al hobbit.
Habían pasado 15 días, por lo que ya podía caminar y salir casi cuando quería. Su brazo también estaba mejor y le habían quitado el cabestrillo de la pierna, por lo que estaba ansioso porque su cuerpo volviera a funcionar como antes.
—Pasan mucho tiempo juntos últimamente— dijo Bilbo al sentarse en la misma silla de siempre, aunque a cambio el otro se encogió de hombros.
—Es una buena amiga, me salvo muchas veces.
La sonrisa que su amigo le regaló fue mucho más cálida que de costumbre, aunque cuando comenzó a reírse Kili debió mirarlo curioso.
—¿Sabes? Eso es lo que yo le digo a todos— aseguró Bilbo, pero la cara de incomprensión que puso el arquero le hizo respirar hondo— Hay rumores en el campamento sobre ella ¿sabes porque?
Kili afiló la mirada, incluso chasqueó la lengua pero sentado en la camilla, hizo un gesto desdeñoso como si espantara algún bicho.
—Imagino que es porque es un Elfo.
—Es porque es un Elfo— concedió Bilbo— Y porque todos creen que se están cortejando.
—….
Oh.
La expresión del príncipe fue de confusión absoluta, incluso parpadeó un par de veces, por lo que Bilbo no pudo evitar reírse de su desconcierto. Pocas veces alguien había tomado por sorpresa a Kili, él es de los que pone en situaciones incomodas a los demás con sus bromas y preguntas impertinentes, no quien se siente descolocado por un mal entendido.
—¿Qué?— dijo sin saber muy bien que preguntar— ¿Por qué piensan eso?
—Bueno…— empezó el Hobbit con paciencia—…ella desobedeció a su rey por ti, te salvo a la vida, te siguió al campo de batalla y cuido de tus heridas.
—Pero…
—Además me contaron un comentario sobre "¿no vas a revisarme? Podría tener algo escondido en mis pantalones"
—¡Estaba bromeando!— exclamó Kili al llevarse las manos a la cabeza en recuerdo a las celdas de Thranduil, por lo que terminó acostándose boca arriba en la camilla— Mahal, nadie pensaría que hablaba enserio, ¿Quién corteja así?
—Aparentemente los enanos— rió Bilbo.
—No es gracioso— dijo el arquero con un mohín de disgusto al arrugar la nariz.
—¿Por qué es tan malo?
—Ella podría tener problemas, además esm prer amga
—¿Qué fue eso?— preguntó cuando el otro comenzó a balbucear, sin embargo cuando Kili se sentó de golpe, Bilbo casi salta.
—Es la primera vez que tengo una amiga ¡¿Contento?! Puedes reírte.
—No voy a reírme— señaló casi ofendido.
—Pues deberías, porque es raro— dijo Kili al apoyar los codos en las rodillas donde escondió el rostro en las manos. Ahí respiró hondo para calmarse— Las Enanas como sabes, no son tan recuentes y no tener una barba tampoco me hace muy popular, así que no tengo muchos amigos, al menos no unos que me consideren un igual.
Ah. Bilbo finalmente entendió porque ella era diferente. Tauriel era una guerrera, una arquera y tan buena en batalla como cualquier hombre de cualquier raza. Y aun cuando Kili era un guerrero honorable, los ancianos todavía no lo toman muy enserio por su edad y por algo tan extraño como no tener barba. Aun así el muchacho se había hecho de renombre a la fuerza, contra las posibilidades y sorprendiendo a los demás a pesar de todo.
Pero Tauriel no sabía nada de eso, para ella Kili era un guerrero sin importar las costumbres de su pueblo. Más, antes que el Hobbit pudiera decir algo, el pelinegro se alzó asustado y lo miró a los ojos.
—¿Ella sabe de los rumores?
—Estoy casi seguro que sabe— respondió Bilbo— ¡Pero no creo que le importe! Así como a ti tampoco te importa.
Se apresuró a agregar cuando lo vio palidecer, porque Kili no quería que su única amiga fuera castigada por los Elfos sólo porque sus razas no deberían ser amigas. Sabía que su relación no sería bien vista, pero no pudo evitar sentirse cómodo en su presencia cuando ella le recordaba tanto a su madre. Ambas eran fuertes, amables, honorables y podían matar a un hombre sin apenas parpadear.
Unas damas.
—Mahal— resopló— Tengo que hablar con Tauriel.
—¡Wow! Espera— pidió Bilbo al saltar de su asiento cuando Kili se puso de pie— Thorin viene hacia acá y si te vas, nos vas a meter en problemas a los dos. Espera hasta mañana.
—Pero…
—¿Qué hay que esperar?
Cuando Fili entró a la tienda, encontró a Bilbo sosteniendo a su hermano para bloquear su camino. No porque Kili tuviera problemas en empujarlo y abrirse paso, pero la situación bastó para que enarcara una ceja una vez el arquero buscó su mirada.
—¡Fili!— exclamó sin alejarse de su amigo— ¡¿Sabías que el campamento piensa que estoy cortejando a Tauriel?!
—…
¿Por qué se le ocurrió entrar ahí? Debió hacerle caso a Bombur y comer algo antes, pero no, ahora estaba en medio de una situación que no quería. Incluso debió luchar por no fruncir el ceño, gruñir entre dientes, o siquiera apretar los puños.
—Si sabia— respondió luego de un incomodo segundo.
—¿Por qué no me dijiste?
—Bueno hermano, si ese es tú deseo yo no me opongo— concluyó con la mandíbula apretada.
Si el menor quería estar con la Golfa…La Elfa, la Elfa. Debía repetirlo para que no se le olvide. Pero como decía, si quería estar con la Golfa era su problema, a él no le importaba. Podían casarse y tener muchos… bebes.
….
….
….
Maldita Golfa.
¡Elfa!
Demonios.
—¡No estamos cortejando!— señaló Kili algo enojado. No le gustaba que le ocultaran cosas, mucho menos una relación imaginaria.
—¿Cómo se supone que iba a saberlo?— respondió Fili con el mismo tono de voz— Últimamente pasan tanto tiempo juntos que es fácil confundirse.
—¡Pudiste preguntar!
—Chicos, mejor nos calmamos— dijo Bilbo al pararse entre ambos cuando se acercaron tanto, que parecían que iban a comenzar a pelear de un momento a otro.
Claro que supo que los perdió cuando empezaron a discutir en Khuzdul, mientras hacían ademanes bruscos y groseros. Porque Kili estaba enojado por una situación que hubiera podido desmentir antes y Fili estaba enojado por… ¿Por qué? ¿Por ser gritado?
El menor en realidad no sabía, y en ese momento no podía importarle menos. Porque cuando el rubio alzó la voz, él hizo lo mismo.
—¿Saben? Es muy grosero hablar en una lengua que no todos entendemos— dijo Bilbo mientras era aplastado por ambos, en su intento por separarlos.
—¿Qué sucede?
Cuando Thorin entró a la tienda, sus herederos guardaron silencio al mirarlo, sin embargo apenas sus ojos volvieron a encontrarse fruncieron el ceño y comenzaron a hablar al mismo tiempo, mientras señalaban al contrario para explicarse.
—Cállense— ordenó— Bilbo, ¿Qué sucede?
Preguntó, cuando la pequeña criatura salió de entre sus sobrinos con la ropa desecha y el cabello alborotado. También estaba sonrojado y algo agitado, pero Thorin seria maldecido si aceptaba que miró como la suave piel adoptó un tono bellamente carmín, o que siquiera remarcó el instante en que Bilbio se humedeció los labios antes de hablar.
—Uh…Ah bueno…
—¡No estoy cortejando a Tauriel!— interrumpió Kili algo impulsivo, pero consiguió que las cejas de su tío se alzaran con sorpresa.
Aunque, el Rey Enano luchó por no parecer complacido debido a la mirada de reproche que Bilbo le regalo, porque eso sólo empeoraría el asunto.
—Ya veo— dijo algo incomodo.
¿Por qué no le hizo caso a Bombur y comió algo antes de venir ahí?
—Es bueno saberlo. Aunque si querías desposarla te hubiéramos apoyado.
¡¿Acaso su familia estaba loca?! Kili afiló la mirada, porque mientras los demás se alegraban de que sus razas no se mezclaran, él estaba preocupado por la seguridad de su amiga.
—Creo que estas pensando mucho en esto— dijo Bilbo luego de darle una mirada de desaprobación a los otros dos.
Thorin masculló un "¿Qué?" pero Fili se cruzó de brazos. Por ello negó con la cabeza, "Tacto marca Durin" Seis de diez Enanos no lo recomiendan.
—Tauriel corre el mismo peligro que tú.
Un amante de Elfos lo coloca casi al fondo de la escala social, junto con Azog y los Orcos. Kili sería el alma de la fiesta, sin embargo sus palabras parecieron poner algo de cordura en sus duras cabezas, porque de repente todos se mostraron serios.
—Dijiste que es tú amiga ¿cierto? Entonces confía en su fuerza, como ella confía en ti.
Kili casi se rio por la facilidad con que eso lo calmo, porque él tenía razón. No podía insultar la fuerza de Tauriel, él no haría algo tan poco honorable con un amigo, por lo que colocó un brazo alrededor de los pequeños hombros de Bilbo.
—Eres una criatura sabia maestro Boggins— dijo divertido cuando lo vio luchar por espacio.
—Ejem— "tosió" Thorin.
—Tío, vas a tener que hacer algo con esa tos— intervino Fili y su hermano se rio con fuerza.
Porque así eran los Enanos, impulsivos. Su enojo podía durar muy poco o toda una eternidad dependiendo del problema. Además, no es cuestión de guardar rencor, si no de dar el primer paso para suavizar las cosas. Pero si Kili llegó a pensar en porque empezó la discusión, jamás lo menciono, así como tampoco dijo nada por la expresión del rubio, que endureció sólo un instante por las palabras de Bilbo.
Fue una tarde cuando el mundo del arquero comenzó a ponerse de cabeza. Para ese momento gran parte de los Enanos ya se había instalado en la montaña, Thorin y sus hombres seguían en el campamento porque un dirigente no debe disfrutar de comodidades mientras sus súbditos no lo hacen, además los caminos a las cámaras reales todavía no habían sido despejados. Mas lo importante de ese día en particular no era que dentro de poco todos tendrían habitaciones, o que Kili hubiera practicado en la mañana con Tauriel, si no que en ese momento los hijos de Dis estaban entrenando.
Claro que parecían estar jugando más que otra cosa, pero mientras las espadas sonaban, hubo un momento en el que el pelinegro logró que Fili soltara su arma. Derribarlo después de eso no fue particularmente difícil, pero tampoco tan fácil como le hubiera gustado, mas cuando quedo sobre el rubio, su hermano comenzó a reírse.
—¡Me dejaste ganar!— reclamó Kili casi ofendido, mientras su espada estaba contra el cuello del contrario.
—¿Por qué haría eso?— rio Fili, una vez una sonrisa altiva curvó sus labios.
Quitarse a su hermano menor de encima no fue la cosa más sencilla del mundo considerando la hoja en su cuello, pero no era nada que no pudiera manejar. Por ello terminó entre las piernas del arquero, mientras capturó sus manos y las forzó a quedarse a cada lado de su cabeza.
Ahí Kili lo miró de mala gana, con ese gesto de fastidio que divertía tanto al otro. Porque sin saber cómo, terminó en el suelo como si fuera algún principiante.
—¡Hermano!— se quejó cuando no pudo soltarse, ya que el mayor lo mantuvo quieto con todo su peso.
—¿Qué?— dijo Fili al fingir demencia.
—Eres imposible— resopló Kili una vez miro a otro lado, y a cambio el otro se rió.
—Has mejorado mucho— aseguró.
—Ya— masculló poco convencido.
—Lo digo enserio— dijo sin lograr que lo viera— ¿Acaso quieres que te deje ganar?
—No— respondió al mirarlo— Ya veras, uno de estos días seré mejor.
—Eso sería interesante.
Sus palabras tuvieron un tono ligero y descomplicado, sin embargo pasados unos segundos el rubio se mostró repentinamente serio, por ello Kili lo observó curioso. También quiso moverse, pero su hermano no lo permitió, de hecho apretó con fuerza sus manos para que se quedara quieto.
—¿Sucede algo?
—Lo de Tauriel…
—¡No estoy cortejando!— interrumpió a la defensiva.
—Y yo te creo— aseguró Fili— Pero…lamento no haberte dicho de los rumores, te juro que no fue por mala intención. Es sólo que si la estabas cortejando no debía inmiscuirme, únicamente estaba esperando que lo hicieras oficial y me contaras. Pero mientras eso sucedía sólo debía apoyarse, aun lo hago, por eso no voy a dejar que nadie te toque sólo porque eres amigo de un Elfo.
—Creo que me estas confundiendo con una cosa frágil hermano— señaló Kili antes de suspirar por la expresión expectante del mayor— Mira, no debí enojarme. Me disculpo por eso y entiendo lo que dices, así que no te preocupes, yo hubiera hecho lo mismo.
—No creo que seas frágil y lo siento si te molesta, pero voy a seguir cuidando de ti aunque ambos seamos ancianos, o si incluso llegamos a morir.
Esa era una ruda manera de mostrar preocupación, porque Fili le estaba diciendo que iba a hacer lo que quería sin importar si le gustaba, o si tenía una opinión diferente. Más, lo que tuvo que esperar para que el menor respondiera fue la cosa más desesperante del mundo. Fili estaba tan tenso y preocupado por la manera como el otro fuera a reaccionar, que incluso sus manos comenzaron a sudar.
Porque Kili podía enojarse y estaba en todo su derecho de hacerlo, ya que no era un niño, era un guerrero que podía valerse por sí mismo y no necesitaba una niñera. Así que cuando el pelinegro se mostró sorprendido por sus palabras, casi entró en pánico.
Claro que el menor no estaba enojado, debería estarlo, pero es difícil cuando su hermano dice ese tipo de cosas. Porque es cierto, no importaba la edad que tuvieran, él también velaría por Fili. Además en medio de su rudeza, había una propuesta infantil disfrazada que lo hizo sonrojar ligeramente. Por fortuna el rubor podía pasar como si se debiera a su entrenamiento, aunque ese era el menor de sus problemas.
Fili básicamente dijo "Estaremos juntos hasta el final y te aguantas" Donde prometía con ese tinte inocente algo que no sabía si podía cumplir, incluso había algo mordido al contemplar la muerte en este punto. Sin embargo, Kili frunció el ceño cuando sintió su corazón palpitar más rápido de lo normal y no era por el esfuerzo físico, aunque tampoco se atrevió a ponerle nombre.
—Tks— chasqueó la lengua, una vez miró el cielo— De acuerdo.
—¿De acuerdo?— repitió Fili confundido, hasta que el otro finalmente lo miró.
—No me importa.
—…
Ahí estaba su hermano menor, con un par de palabras y ya había derrumbado su mundo. Más, si Kili antes se sintió inquieto, ahora fue como si la mirada contraria lo aplastara. Porque hubo algo diferente, los ojos del rubio tuvieron un fuego que jamás había visto, era algo que lo recorrió y lo hizo sentir expuesto como nunca antes. Por ello se tensó cuando Fili se inclinó más cerca.
Fue inquietante como todo se movió rápido y lento al mismo tiempo. Kili no había olvidado que sus piernas estaban a cada lado del otro Enano, pero que el otro se moviera implicó que casi quedara en su regazo, por lo que sus piernas se movieron y debió alzar la cadera. Más, si se sintió alarmado por ello no tuvo tiempo de mencionarlo, ya que de repente lo único que sentía era todo Fili: el calor de su cuerpo, la constante presión que lo mantenía contra el pasto y esa fuerte mirada que lo congelo sin aviso.
Así que con el corazón palpitando con fuerza, hubo un momento en el que se le olvido respirar debido al par de suaves labios que rozaron los suyos. Ambos compartieron el mismo aire, mientras unos tortuosos milímetros los separaron y eso pareció ser lo único importante de todo el asunto.
—EJEM.
…pero así como surgió el momento igual se perdió. Aturdido, Kili desvió la mirada al igual que su hermano, por eso vieron que Dwalin acababa de aparecer mágicamente en el lugar. El Enano casi escupe un pulmón cuando tosió, aunque el pelinegro estaba lo suficientemente descolocado como para notar que no fue real.
—Eh….— empezó cuando Fili lo soltó y finalmente le dio espacio. Parecía necesario explicar lo que sucedía, aunque él ni siquiera entendía que ocurrió.
—Thorin los quiere ver— dijo Dwalin con una sonrisita que hizo que el rubio frunciera el ceño. Pero sin decir nada, los hijos de Dis se pusieron de pie.
Kili recogió su espada, el arco y siguió a los otros dos. Sin embargo mientras acomodaba sus cosas, Dwalin disminuyó el paso para caminar a su lado.
—Así que…estas cortejando— dijo el anciano y Kili rodó los ojos en respuesta..
—Sí.
—¿Enserio? — preguntó sorprendido.
—¡No!
—¿Por qué no? Él está loco por ti.
¿Él?
Sin pensar el arquero dejó de caminar y ladeó la cabeza ligeramente, sin comprender de lo que estaban hablando.
—¿Quién?
—¿Quién qué?— preguntó Dwalin.
—Tú dijiste…
—¡No se queden atrás!— gritó Fili a una considerable distancia, por lo que el Enano más viejo apresuro el paso.
—¡Espera Dwalin!— exclamó Kili al trotar para seguirles el paso— Cuéntame, ¿De qué estás hablando?
El joven príncipe no consiguió que le digieran nada más, aunque si se gano varias sonrisitas divertidas y un par de miraditas cómplices que iban entre su hermano y él. Por eso miró a Fili y sin hablar le preguntó si sabía qué demonios sucedía. El rubio sólo negó con la cabeza para que no le prestara atención, aunque Kili casi podía jurar que estaba inquieto.
Más, aunque a pesar del consejo de Fili, él no pudo olvidar el asunto. Porque si cortejar a Tauriel lo altero, estar envuelto en una nueva relación no le entusiasmaba demasiado. Por lo que cuando Thorin les informó que se mudarían a la montaña, apenas y habló.
El hijo menor de Dis sabía que debía estar emocionado, pues estuvo entre las reconfortantes paredes de Erebor, pero cuando el sol apenas se alzó en el cielo, salió de la montaña sin apenas haber dormido.
CONTINUARA:
¡Taran!
Son tan lindos, los adoro desde que me di cuenta que debían estar juntos xD. Sé que la pareja no tiene mucha acogida en las páginas en español, así que no me sorprendería mucho si sólo algunas personas lo leen. No es como si importe, escribí esto porque adoro el FilixKili y si alguien disfruta la historia, entonces seremos dos los que estemos felices n.n
Aunque nunca imagine que tendría un Fic tan largo, así que debí partirlo en dos. Espero les guste la continuación y ultima parte :3
