Hace muchísimo tiempo que no pasaba por aquí. Menos de un año, por supuesto. Pero debo actualizaciones y ni se me ve el pelo. Tan comprometida como siempre, yo.

Hace mucho tiempo que no escribo nada demasiado sentimental. Pero hasta de comedias románticas se aburre una, pese no querer saber de más dramas que los diarios.

Hace un año que Mello y Matt abandonaron a Near. Oh, si, son ficción, pero bueno, producen emociones y eso.

No sé, fue significativo el año pasado. Me pregunto si alguien más ha decidido dedicarles un fic por este día, o soy la única tonta de por aquí. En fin, chocolate entre los dientes, THNKS FR TH MMRS a todo volumen en mis cascos y emotiva que se siente una; aquí el fic.


M

Solitaria y simple, aquella única y significativa letra era toda la decoración de la tumba blanca. El cementerio estaba desierto. El inclemente clima de enero había hecho estragos; todo estaba embarrado, empapado y congelado. Near no era la excepción.

Se había sentado justo enfrente de la lápida. El agua le pegaba el cabello albino demasiado largo a la cara. La camisa blanca estaba adherida a él como una segunda piel. Y estaba siendo cruelmente azotado por los vientos gélidos que parecían venir por todas partes.

Pero, en realidad, daba igual.

No le importaba demasiado resfriarse, no le importaba demasiado que Halle, cumpliendo su auto-impuesta función de madre, le regañara por la locura que suponía su comportamiento.

"Locura..." Sopesó enredando un dedo en un húmedo mechón. "No, definitivamente no." Se dijo. Y pasó una mano de piel nívea sobre la M cuidadosamente tallada en el mármol. Simple; simple y blanca. Él mismo había ordenado que así fuese. "Eran pasionales, se dejaban llevar. Actuaron demasiado a la ligera. Pero no estaban locos."

Su expresión, siempre indiferente, no había cambiado en ningún momento de su camino desde el coche hasta la tumba. Pero eso era lo que se esperaba de él. Serenidad. Calma y autocontrol.

Y siguiendo esa norma, no había derramado jamás una lágrima. Jamás. Ni cuando se llevaba la mitad de los golpes de la Wammy's House. Ni por miedos. Ni por incertidumbre. Ni cuando había vivido aislado del mundo. Ni cuando había muerto L. Ni cuando había muerto Matt... Ni cuando había muerto Mello.

Frío.

Así le habían denominado. Alguien de su equipo había preguntado algo como; "¿Por qué ni siquiera cambiaste tu expresión cuando Mello y Matt habían dado su vida para que tu pudieras llevarte la gloria y atrapar a ese sucio asesino?" Y Near, simplemente había respondido con un prolongado silencio y un "¿Debería?".

Le habían mirado recelosos. Y habían seguido trabajando, sin decir ni una palabra. Pero eso era lo normal. No le entendían. Y no podía importarle menos.

Las pocas personas que habían comprendido a Near alguna vez, que habían compartido su cargo y sus pesares, estaban muertas. Y su pérdida había envuelto el mundo de Near en una escala acromática. Y se había encerrado más en su burbuja que nunca. Y se había olvidado del mundo más allá de los crímenes y los naipes que amontonar.

Buscaba estímulos. Pero habían muerto.

Hacía un año, un año donde toda la luz que había recibido hasta el momento había sido la de la pantalla del ordenador.

Ahora, frente los restos mortales de lo que alguna vez pudo tildar de amigos, se sentía expuesto. Pero no incómodo. No dolorido. No tenía nada que lamentar.

Solo Mello habría enmudecido tan sólo con imaginar a Near, con un montón de irregulares Lirios blancos en sus manos.

Y no lloró, no lloraba, y no lloraría. No podía.

La gente seguía tildando que no tenía sentimientos.

Y tenían razón.

Habían muerto. Y les llevaba flores a la tumba.


Espero que no se considere una sarta de chorradas mal ensartadas. R&R?

Haineko, 260110