Esta historia es original e inventada por mi.


Esta es la historia de un profesor de matemáticas normal. Lo único que lo diferencia del resto de los profesores de su misma área es que él, más que los demás, piensa que las Mates sirven para todo.

Eran las 14:05 de la tarde de un viernes en un instituto cualquiera, en un pueblo cualquiera situada en un país cualquiera, situado en cualquier continente en un mundo cualquiera que está en una galaxia cualquiera en un único universo que está vete a saber donde...

La cuestión es que ya era hora de salir del instituto, esa hora mágica cuando recoges las cosas y sales corriendo por la puerta como si te fuera la vida en ello... A no ser por supuesto que a última hora te tocase Matemáticas, si, ya sabeis a que me refiero, esa asignatura complicada que no se le da bien a casi nadie y que, supuestamente, sirve para todo...

Pepe, un profesor de Matemáticas normal, está terminando de dar la lección del día como normalmente lo haría;

-... y por eso debemos poner 0, porque como todos sabeis el 0 no vale nada. Pobre cero...

Entonces, el normal alumno que normalmente le hace preguntas a este, levanto la mano e hizo su normal pregunta.

-¿Por qué el cero no vale nada?

Y como normalmente lo hace, le respondió.

-Porque con un cero no se obtiene nada. Por ejemplo: Si cobras y a final del mes te quedas con un 0% de dinero, no obtienes nada.

-Pero tampoco tienes perdidas.

-Eso es cierto, pero también significa que no ganas dinero y que has escapado por un pelo, el próximo mes a lo mejor no te da, o tienes una emergencia y no te alcanza el dinero.

-Entonces, ¿por eso la gente considera más el cero como número negativo que positivo?

-Correcto -mira a un rincón del aula- Es como los kiwis, aparentemente no son nada malos, cuando te los comes, la textura no está nada mal, pero el sabor empieza a saber como a ácido y la gente lo suele escupir. No le gusta a mucha gente. Pobre kiwi... Pobre cero...

-Ah, e-entiendo...

Y, para concluir; como normalmente pasaba, recogieron y se fueron como normalmente hacían a sus respectivas casas.

La rutina de Pepe tampoco cambió; Volvió a su casa. Saludo a los kiwis. Habló con los kiwis. Fue hacia el salón. Dejo la mochila de portátil que llevaba al instituto en el sofá. Se sentó en el sofá. Vió la tele. Apagó la tele. Se comió un kiwi. Lloró por comerse a su amigo el kiwi. Se levantó, se cambió y se fue a comprar al supermercado. Llegó al supermercado. Habló con los kiwis. Compró kiwis. Compró más cosas. Volvió a su casa. Hizo la mitad de los exámenes sorpresa que tenía planeado hacer el lunes. Se acostó.

Cuando se despertó... Era sábado OwO.

Era sábado. No era un día festivo, no pasaba nada importante, pero... Era sábado, el día después de que hubieran clases y el día antes de que pensaras que al día siguiente había. Era un día hermoso. Era un día para disfrutar. Era un día para no preocuparse por los kiwis. Era... Un gran día.

Pepe se levantó, se vistió, se peinó y salió a la calle. No tenía ni idea de a donde iba porque no tenía absolutamente nada planeado para ese día, así que, solo, salió...

Paseo por la calle. Sonreía. No pasaba nada, solo estaba caminando... Pero era sábado, solo por eso valia la pena sonreir... Hasta que se encontró con un alumno al que le daba clases.

-Hombre, profe, ¿qué hace por aquí usted solo? -pregunto uno de los chicos- ¿Dando un paseo?

-Si... Tomando un poco el fresco.

-Debería irse de fiesta, ser un profesor amargado no le viene nada bien a nadie.

-No estoy amargado.

-Ya, me refería a que le vendría bien encontrar una pareja, a su edad, eso sería lo normal, ¿no?

-Eso no es algo que le pueda decir un alumno a un profesor -dijo con voz enfadada y acelero el paso-

-Vale vale, lo siento.

En realidad no estaba enfadado, pero para él, no era una comodidad estar hablando con los alumnos en su rato libre, y menos un sábado. Los ratos libres son para disfrutarlos, y los sábados aún más. Un sábado es un día feliz. Un sábado es lo que la gente como él esperaba. Aunque no tuviera otra cosa que hacer aparte de dar paseos, él ansiaba y esperaba el sábado.

Después de un largo día volvió a su casa a seguir haciendo los exámenes de sus alumnos, como era sábado y estaba de buen humor los hizo un poco más sencillos de lo que tenía previsto. Se fue a dormir.

Despertó tarde el domingo siguiente. No tenía nada que hacer, así que lo único que hizo fue ver la tele hasta la noche. Se fue a dormir. Ese tampoco fue un día para kiwis.

Ese fin de semana se divirtió, excepto por tener que charlar con un alumno, se divirtió.

Y ese, fue un típico fin de semana para un profesor normal en una escuela normal, pero... ¿Cuánto le iban a durar esos días?

Continuara ~~