Nota:
Este fanfic ha sido cambiado de fandom por capricho de la autora.
Disclaimer:
Detective Conan así como sus personajes son propiedad de Gosho Aoyama
Sus pasos apresurados se escucharon resonando por la calle vacía, mientras su corazón latía con fuerza y sus cabellos castaños con reflejos rojizos eran ondeados por la fuerza del aire. Tenía que escapar. En un momento determinado, tropezó cayendo irremediablemente contra el suelo, ensuciando aún más las ropas que llevaba y abriendo nuevas heridas en su fina piel.
Tras un vano intento de levantarse se dio cuenta de que era demasiado tarde; la habían alcanzado. No existía a donde huir, su perseguidor era demasiado rápido y ella ya no podía seguir corriendo en ese estado. Pero, la idea de quedarse allí sentada esperando su final no era agradable, ¡jamás! Por lo que hizo uso de toda su fuerza de voluntad para levantarse, a pesar de estar exhausta, y de nuevo empezó su huida.
Pudo sentir, no obstante, los ojos de quien la perseguía examinándola, como un depredador a su presa. La sensación de aquella mirada hambrienta sobre su persona era insoportable. Desesperada, intentó despistarlo una vez más, aún sabiendo que sus esfuerzos eran inútiles. Al poco tiempo, contempló con horror que había ido a parar a un callejón sin salida:
Había caído en la trampa.
Con lentitud, giró sobre si misma obligándose a abrir los ojos paralizada por el miedo; encontrándose así con la sádica expresión de quien la perseguía.
—¿Por qué? —preguntó con voz casi inaudible.
—Lo siento, pero… —salió de la boca del hombre frente a ella mientras se acercaba y alzaba bruscamente su rostro para dejar un beso en sus labios— Adiós, Sherry —le susurró al oído con una macabra sonrisa cuando el sonido de un disparo cortó el silencio de la noche.
—Gin...
Y el cuerpo inerte de la joven fue resbalándose hasta quedar tendido en el suelo, dejando su última palabra suspendida en el aire.
