Antes de comenzar:
- Estos personajes no me pertenecen, son parte del mundo de Harry Potter que nació en la mente de JK Rowling. Escribo estas lineas para atrapar este momento y sólo por diversión, no espero nada a cambio. Aunque un review siempre será bien recibido.
- Una advertencia: Slash. Contiene slash, sutil, breve, pero slash. Si no te agrada, no hay problema, presiona el botón atrás, y todos amigos. ;)
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Sirius, Remus y una Naranja
Y ahí está otra vez, el sutil rito de la naranja: Remus saca una naranja de su mochila, la observa un momento, le toma el peso en una mano, luego en la otra. Se la acerca a la boca y en un gesto rápido le entierra los dientes superiores. Solo un poquito, lo suficiente para romper la cáscara, cierra los ojos y arruga la nariz al sentir el golpe ácido. Sirius sonríe sin mirarlo, le encanta ese gesto: el pliegue en la nariz y los ojos fuertemente apretados para evitar esas gotitas de jugo que se escapan siempre. Y aún sin verlo, sabe que en ese momento en el que el ambiente se comienza a llenar de aroma cítrico y dulce Remus ha posado sus labios en la naranja de turno y le ha dado un mordisco suave, una afortunada naranja en opinión de Sirius.
Los largos dedos de Remus retiran la cascara a pedazos desde la marca dejada por sus dientes, y los restos quedan cuidadosamente apilados a un lado para ser desechados en la basura más tarde. La parte, y sin decir palabra, le da una de las mitades a Sirius, que la recibe estirando la mano, aún sin mirarlo. Sirius sabe que recibirá una parte sin pedirla, sin que se la ofrezcan y sin esperar que se lo agradezcan. Es un pequeño acto que Remus tiene solamente con Sirius. Luego Remus ofrece cortésmente unos gajos de los suyos a los chicos... y James lo rechaza con una sonrisa (a veces acepta uno o dos)... Peter generalmente ya está comiendo algo así que tampoco acepta.
James sonríe porque ha visto el rito por varios años y siempre es igual, es algo predecible y familiar, y le agrada la sincronía que han logrado esos dos.
Por eso cree que sus ojos lo engañan cuando esa tarde de sábado, unos minutos después de terminar de comer y cuando el suave olor a fruta se comienza a disipar, Sirius se levanta del sofá, se inclina, toma las cascaras, y suavemente, besa los labios de Remus, por un segundo o dos, sonríe aún pegado a la boca de Remus, se endereza, pasa a botar las cascaras al basurero que está junto a la mesa de más allá y sube a buscar los apuntes que necesitan al dormitorio. Hace gala de una tranquilidad que vuelve aún más sorprendente la escena.
Remus sonrojado a más no poder, se hunde en el sillón y se oculta tras su libro, y aunque desde donde lo observa no se le ve la cara, James nota que sonríe,(lo notaría aunque estuviera tras una pared o bajo la capa de invisibilidad) porque eso hace, sonríe mordiéndose el labio inferior solo un poquito, sonríe con los ojos y con el ser completo, un poco desarmado por un fugaz beso con sabor a naranja, desarmado de un modo dulce y agradable, cabe aclarar.
James se demora unos segundos en entender la magnitud de lo ocurrido, lapso en el que Sirius regresa y observa entre divertido y fascinado a Remus, antes de sentarse y seguir como si nada.
El rito de la naranja ha sumado un final nuevo, y se siente tan familiar que James decide que, pensándolo bien, esa es la primera vez que ve el rito completo.
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Gracias por leer.
