Buenas noches:
Mis amigos. Un nuevo fic ha invadido mi voluntad. Yo, que me había propuesto dedicarme solamente a escribir "El cazador" y justo ahora que un emocionante suceso ha revuelto el mundo de mi adorado protagonista, me puse a buscar canciones para integrar la banda sonora del nuevo capítulo. Y, para mi desgracia o suerte, encontré la canción "Breath of Life" de Florence + Machine y quedé aturdida. Me devoré la letra y aunque concuerda con lo que siente mi protagonista femenina en estos momentos no estaba adaptada para ella., pues, la mujer que habla en la canción es una que no es dulce ni tierna. Esta es una mujer atormentada por sus propias acciones y esto me hizo parir esta idea.
Por primera vez no es Hermione ni Ginny la musa de mis locuras… es una mujer completamente nueva y desconocida a la cual iremos todos conociendo capítulo a capítulo y que no le temblará la mano ante nada con tal de conseguir lo que desea.
Es mi primera villana protagonista… una venenosamente bella Pansy Parkinson.
Espero que les guste la historia… saludos
Emily (viviendo en la venas de Pansy) Weasley
Capítulo 1: El veneno de unos labios… la dulzura de un amor
Despertó y movió su rostro hacia un lado para encontrar una cabellera rubia descansar en la almohada. Los ojos grises que tanto le gustaban le estaban vedados por el sueño que lo alejaba de ella. Se incorporó un poco en la cama y empezó a acariciar sus espalda alba como la leche más pura.
Si había algo que a ella le excitaba era la espalda de un hombre.
Decidió levantarse. Ya era tarde y quería marcharse antes que él despertara. No le gustaba que él la viera salir de la habitación. Quería que él se desperezara en las sábanas y la buscara con las manos. Que la deseara, que maldijera por no tenerla al despertar.
Ese era su juego, así después él la buscaría rogando por otra noche de pasión.
Desnuda se contempló en el espejo por un momento. Miró sus pechos que sin ser grandes eran deliciosamente hermosos. Sus pezones eran oscuros y perfectos para la boca de un hombre. Estiró los brazos y se sonrió a si misma. Se miró la cintura, estrecha y sugerente, las caderas en sensual curva, los brazos delicados y suaves. Las piernas estilizadas, hermosas. El monte de venus descubierto, suave, excitante.
Un mechón de cabello se le fue los ojos. En vez de retirarlo pensó que le daba un toque más lujurioso a su aspecto. La hacía ver salvajemente sensual. Sus labios rojos furioso a causas de tantos besos en una madrugada intensa y sus ojos verdes brillantes a la luz de la mañana contrastaban con sus lacios y sedosos cabellos negros como la noche más oscura.
Era hermosa, deliciosa, deseable, y ella lo sabía muy bien.
Se felicitó a sí misma por ser tan bella. Lanzó un beso a su reflejo en el amplio espejo y se cubrió con una bata de seda blanca que daba un pequeño contraste con su piel. Sin mirar de nuevo al hombre que yacía dormido en la cama, abrió la puerta del cuarto y salió descalza hasta la sala común de su casa. Era temprano pero ya Zabini estaba despierto y sentado junto a un mullido sillón, parecía esperarla.
Buenos días, princesa– le saludó sin disimular que la devoraba con la vista.
Buenos días, Blaise. ¿esperando algún regalo matutino? – Le preguntó ella coquetamente desordenando un poco su cabello con la intención de provocarlo.
La esperanza es lo último que se pierde– le sonrió el moreno.
Ella humedeció sus labios y le miró tentadora, lentamente fue bajando la tela de la bata hasta que un hombro quedó al descubierto y zabini tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lanzarse y estrecharla en sus brazos.
No deberías aspirar tan alto, Blaise. Sabes de que cama vengo–
Lo sé– susurró el muchacho– Pero si me tientas de esta manera no puedo evitar desear lo que tiene Malfoy–
Ella rió suavemente, luego se llevó el dedo índice a la boca y lo mordió delicadamente haciendo que Blaise se encendiera más.
¿Quién dice que soy propiedad de Malfoy?– preguntó lanzando una ceja.
Él mismo. Dice que eres suya y que matará al que ose tocarte un cabello–
Y tu desearías tocar más que eso, ¿verdad?–
Yo… me llenaría las manos de tu piel–
Blaise, imposibilitado de contenerse más, se aproximó a la chica con la clara intensión de atraparla. Ella estiró una de sus pequeñas y bien cuidadas manos y le detuvo tocando su pecho sin ejercer mucha presión. Ese mínimo contacto estremeció al Slytherin.
No soy propiedad de Malfoy. No soy propiedad de nadie. Y nadie me puede obligar a entregarme, Zabini. Yo entrego mi cuerpo a quien yo desee, mis besos los disfruta la boca que deseo probar, mis caricias queman el cuerpo que me gusta. Yo no soy de Malfoy… él es mío–
Yo puedo ser tuyo, preciosa. Quema mi piel, prueba mi boca, ten mi cuerpo–
Si me tocas, él te matará–
Tal vez quiera morir por su mano si vivo el placer de tenerte- Los susurros de Zabini eran intensos, como también era intenso el deseo en su mirada.
Ay, Blaise… no sabes lo que dices– se alejó de él y caminó moviendo sutilmente las caderas para llegar a la escalera que llevaba a su habitación. Se giró y estiró su cuello hacia atrás dejando caer su cabellera negra hacia un lado, sonriendo– Suerte tienes al no probar mi veneno. Porque el día que lo hagas… te esclavizaré para siempre… y ninguna mujer podrá saciar la sed que yo te provocaría. Vive tu vida plenamente… no sea que decida encadenarte a mis pies–
No esperó respuesta del joven. Dio la vuelta y subió los peldaños hasta desaparecer detrás de la puerta. Zabini la siguió con la mirada sintiendo la lava que corría por sus venas. La deseaba demasiado y odiaba a Draco por tener el privilegio de disfrutarla. Por un momento pensó que no le importaría ser su esclavo toda la eternidad si ella le colmaba de besos con sabor a miel y ardor de fuego. Pero sabía que Draco estaba incluso más esclavizado ya que tal como ella dijera, Draco ya había probado su veneno y ahora era arcilla en sus dedos.
Es una víbora y no deberías ni tú ni Draco caer en su juego– escuchó a un costado de la sala común – ¿No se dan cuenta como los manipula con su cuerpo? Parecen unos estúpidos babosos. –
Blaise miró a la chica que se apoyaba en el muro junto a la entrada. La rubia apretaba los puños cruzados en el estómago y miraba hacia el lugar por donde Pansy desapareciera, con odio.
Daphne, Daphne. Lo que tú sientes es envidia. Pansy es un banquete exquisito que todos deseamos devorar, pero para mi desgracia solo Draco puede hacerlo. Si en mi estuviera, le arrebataría esa mujer de los brazos a Malfoy y te dejaría el camino libre para que trataras de conquistarlo. Pero desde ya te digo que después de que Pansy Parkinson marca la vida de un hombre, ninguna otra mujer podrá hacerle sombra. Ella es simplemente casi una Veela–
Sí, maldita como la más pérfida de las Veelas… pero te deja la huella de los dientes de una víbora. Y ustedes ruegan que ella los muerda.– Daphne Greengass se aproximó a Blaise y lo miró con desprecio– Hombres, tan viscerales, tan básicos… una mujer solo hace un ligero movimiento de caderas y ustedes se encienden como leños en la hoguera. Ella sabe como jugar con ustedes. De ti no me sorprende que te derritas en su presencia, pero Draco… Él es el mejor de todos ustedes y sin embargo…–
Sin embargo también es un visceral y básico hombre… y ella es su trofeo máximo. Resígnate, Greengass, Tal como Pansy lo dijo hace poco... Draco le pertenece y tú nunca podrás sacarla de su mente y de su piel–
Zabini la dejó sola y se marchó por la puerta de entrada. Daphne se quedó inmóvil por un momento dejando que las lágrimas le bañaran el rostro. Le dolía la cruel verdad que Blaise le enrostrara. Por mucho que ella amara a Malfoy nunca podría lograr que él la mirara, pues todos sus sentidos eran controlados por la víbora.
Te maldigo Pansy Parkinson… te maldigo por toda tu vida. Encadenas hombres y juegas con ellos sin quererlos, solo por maldad y diversión, Pero un día llegará a tu vida un hombre que no podrás hechizar, un hombre que te encadenará y jugará contigo… y lo amarás… y eso te llevará al infierno… Y ese será el que menos esperas, un hombre que hasta que llegue el momento será invisible a tus ojos – Daphne movió su varita sobre la foto que tenía en el puño y que mostraba a una Pansy vanidosa lanzando un beso. – Estás maldita, me dejaste sin amor, pues yo impido que tu amor te quiera… ese que me vengará te destrozará en mil pedazos, perra… porqué él no te amará jamás, pues su corazón ya tiene dueña–
Y Daphne pronunció unos susurrantes conjuros de magia negra que oscurecieron la luz del día que entraba por una pequeña ventana. Pues no hay peor enemigo que una mujer despechada a la que le arrebatan a su amor sin siquiera darle la oportunidad de luchar por él.
Harry y Ron caminaban por los pasillos sin prisa. Acababan de terminar la primera clase de pociones con Slughorn y Harry llevaba dichoso su frasquito con Felix Felicis en la mano. Ambos comentaban la rara clase y como el nuevo profesor se había desvivido en atenciones hacía "El Elegido"
En serio, hermano. Si yo estaba seguro que en cualquier momento Slughorn se arrodillaba y te besaba los pies. –
La verdad es que fue muy extraño. Es la primera clases de pociones que disfruto en mi vida–
Pero claro, es la primera en donde te resulta una poción. ¿Y dices que lo único que hiciste fue seguir las instrucciones de ese libro viejo? Te digo que intenté seguir las del mío, pero no hay caso, pociones y yo no somos compatibles–
No es lo que dice el libro lo que yo seguí, Ron… fue lo que alguien escribió en él. Mira–
Se detuvieron en medio de un pasillo antes de la esquina para examinar las notas que alguien había dejado escritas en los márgenes. Ron se rascaba de vez en cuando la cabeza para comprender un poco y Harry se dedicaba a contemplar las hojas que una a una pasaban ante sus ojos. Unos pasos más atrás una castaña les alcanzaba y su rostro no se mostraba muy contento.
Harry, quiero saber como lograste la poción–
Ya te dije Hermione. Solo puse atención al libro–
Pero no hiciste lo que el libro decía–
¿Y qué? Consiguió hacerla igual. No te enojes Hermione. Una vez que Harry te supere no creo que sea tan malo– Dijo Ron
Por un momento los tres se quedaron callados. Harry expectante ante la reacción de Hermione. Ella enfurruñada ante el éxito de Harry que consideraba injusto y Ron que seguía mirando el libro y leyendo una que otra nota.
Tan callados quedaron que las personas que venían por el otro pasillo no los escucharon. Muy pronto los tres amigos se percataron que esas personas discutían y ellos, un poco curiosos, se escondieron en un armario de escobas para seguir fisgoneando.
Ay, ¿Quien me pisó un pie?– susurró Hermione más enojada.
Perdón. Es que aquí está tan estrecho que apenas puedo estirar los pies– susurró Ron
Cállense ambos. Es Malfoy, quiero escuchar que está diciendo–
Una chica morena y de ojos verdes venía caminando aburrida de las palabras que el rubio que venía detrás suyo decía. Más atrás una rubia joven seguía la pelea incluso más interesada que el trío de oro.
Mira Parkinson, no voy a permitir que estés coqueteándole a Zabini, ni a Nott, ni a ningún otro–
¿Ah, sí? ¿Y que harías para impedirlo?– Le preguntó ella con una sonrisa irresistible.
Draco le tomó del brazo y por un momento alzó la mano como con la intención de abofetearla, mas, rápidamente la bajó para tan solo acariciarle el rostro con angustia. La rubia enrojeció de la rabia.
Pansy, no juegues conmigo. Ahora más que nunca estoy con las sensaciones a flor de piel. Tengo demasiadas presiones y tú te estás convirtiendo en la peor de todas. –
Ella no respondió, solo se acercó y cerró los ojos ofreciendo sus labios al Slytherin quien no demoró más de un segundo en besarla con desesperación. Tanto fue su arrebato que Draco la levantó del piso. Ella lo rodeó y le desordenó el cabello rubio con sabias caricias que solo provocaron que Draco sucumbiera más ante su embrujo.
Estoy loco por ti–
Entonces deja de escuchar la ponzoña de serpientes malintencionadas. ¿Acaso no me tienes en tus brazos? ¿Acaso no es a ti a quien le regalo mis besos?–
Dime que ningún otro te pondrá un solo dedo encima–
El que yo no desee las caricias de otro es tu responsabilidad, Draco. Tienes que mantenerme interesada en ti–
Esos dos se están comiendo el uno al otro– susurró Ron con cara de asco– si sigo mirando creo que voy a vomitar–
Esa Parkinson es una arpía. Pero una muy inteligente– susurró Hermione pensativa– ese poder para hacer con los chicos lo que una quiera… no todas los tienen–
Pansy y Draco seguían besándose hasta que Daphne ya no lo pudo soportar más. Se abalanzó contra ellos y empujó a Pansy para alejarla del Slytherin.
¿Qué haces, estúpida? – le rugió Draco
Te está aturdiendo de nuevo, ¿No te das cuenta?–
Y tú no lo puedes soportar, ¿Cierto Greengrass? No puedes soportar que él sea mío– Dijo la morena arreglando su cabello.
Tú no lo amas… eres una maldita perra – la enfrentó la rubia.
Draco frunció el ceño y contempló la inminente lucha de serpientes. Greengrass estaba temblorosa de impotencia y odio. Parecía una cascabel que se contraía. Parkinson estaba calmada, sonriente. Se balanceó como una cobra Egipcia dando la impresión a todos los espectadores que estaba danzando.
Que pena me das, Greengrass. Como no puedes conseguir que él te mire buscas por todos los medios que se aleje de mí. Pero él me busca. Me necesita. Y a ti…– sonrió– A ti ni te ve–
Solo no quiero que te rías de él–
Que tontería dice4s, De mi no se ría nadie– protestó el rubio.
No… lo que quieres es alejarlo de mí porque te mueres de la envidia de que me necesite y que no sienta nada por ti… Lo amas, pero yo no dejaré que lo tengas jamás– amplió más su sonrisa.
¡Que maldita!– susurró Hermione acurrucada bajo el brazo de Ron y sobre el hombro de Harry
Imbécil. Solo tratas de atacarme porqué le dije a Draco lo que hiciste esta mañana. Yo te vi. Vi como hechizabas a Zabini con tu coqueteo–
Dirías cualquier cosa para que él me dejara. Pero no. Que risa me das, eres tan poca cosa, tu pelo lacio casi ni brilla, tus ojitos pequeños son insignificantes, ni busto tienes y que decir de tus caderas. No eres nada, Greengass. No eres mujer suficiente. Contra mí no tienes opción. Miraste lo mejor de Slytherin pero eso… ya es mío–
Pansy rodeó a Greengass y se acercó a un sorprendido Draco que halagado por que dos chicas se pelearan por él la recibió complacido. Pansy, para verter con más intensidad el veneno en Daphne, besó a Draco savemente consiguiendo su cometido. Daphne no soportó más y salió corriendo con el llanto vivo.
¿Así que soy lo mejor de Slytherin? – La preguntó Draco sonriente.
Claro, yo no me conformo con cualquier cosa– le devolvió la chica.
¿Y solo serás mía?–
Ya te dije– le dijo ella soltándose y dejándolo parado en medio del pasillo– que yo quiera estar contigo depende exclusivamente de ti–
No me provoques, preciosa. Un día voy a perder la cabeza por tu culpa y sucederá una tragedia–
Entonces– Le habló ella mirándolo coqueta por sobre su hombro– mantenme contenta–
Pansy se alejó seguida paso a paso por Draco. Al trío le pareció que veía la caminata de una gran dama seguida de cerca por su esclavo.
Esa Pansy es de temer– Dijo Ron al salir del armario– Creo que es más mala que Malfoy, ¿vieron como dejó a Greengass? Barrió el piso con ella–
Es hermosa y es muy consciente de ello– Dijo Hermione algo intimidada– por eso abusa, quizás Daphne Greengass sea una chica muy encantadora por dentro, pero su belleza queda opacada por al arrastre de Parkinson–
Sí, es muy bella – admitió Harry– pero su nivel de belleza rivaliza con el veneno que vierte. Y yo creo que Daphne tiene razón, Parkinson solo juega con Mafloy y de seguro también con Zabini. Pero ellos están tan embrutecidos por ella que no se dan cuenta de ello–
Bueno, es una Slytherin, ¿no?– dijo Ron- exhalan ponzoña. Pero por muy bonita que sea yo ni me acercaría. No quisiera ser una más de sus marionetas–
Pero es muy hermosa– repitió Hermione– Muchas no tendrían como pelear contra ella. El chico que sucumba a su encanto no tendrá ojos más que para ella, como Malfoy. –
Bueno– dijo Harry– al menos los de Gryffindor estamos a salvo. Ella no se rebajaría a mirar a ninguno de nosotros. ¿No escucharon que ella no se conforma con cualquier cosa?-
Eso dilo por Neville, por Seamus y por mí, Harry– contestó el pelirrojo – Tu eres el Elegido, el chico que sobrevivió. Eres leyenda así que eres lo mejorcito de Gryffindor. Te recomiendo que andes con cuidado. En cambio nosotros… Neville es demasiado tímido, Seamus está loco y yo soy don nadie. Malfoy me llama "El pobretón", a mí si que nunca miraría esa víbora… la verdad es que no creo que alguna chica me vea– dijo algo resignado.
No digas eso– se apresuró a decir Hermione– Eres simpático, divertido, algo flojo y rezongón pero no eres Don nadie–
Bueno… – Dijo Harry que ya se estaba empezando a aburrir de la conversación– Ya debemos ir a la clase siguiente, ¿Nos vamos?–
Avanzó y dejó atrás a los amigos que se habían puesto colorados sin poder evitarlo.
¿Tú me consideras simpático? – preguntó Ron un poco nervioso.
Cla… claro. Cuando quieres eres muy agradable–
Ron Sonrió y aspiró hondo. Impulsivamente le tomó la mano a la castaña y salió corriendo llevándola con él. En poco tiempo dejaron atrás a Harry y sin detenerse fueron por los pasillos y subieron las escaleras para abandonar las mazmorras. Ron mantenía el agarre sin apretar demasiado para no lastimar la pequeña mano de su amiga y la tiraba sutilmente del brazo para hacer que ella apresurara el paso. Hermione lo obedecía sintiendo como sus mejillas se coloreaban más y más por el esfuerzo y por sentir el contacto de sus pieles. Los cabellos de ella volaban como una estela. Sus pies daban tres zancos mientras Ron solo daba uno. Hermione sonreía y ya admitía que su corazón estaba atrapado por Ron así como atrapada estaba su mano en ese momento.
Ron seguía corriendo divertido pues Harry había apresurado su marcha para alcanzarlos y ahora estaban los tres en una especie de carrera. El muchacho no podía dejar de sentir la electricidad que corría por su brazo al sentir la delicada mano de su amiga. Su corazón saltaba emocionado y él no sabía si era por la carrera que estaba a punto de ganar o por estar unido a Hermione por sus manos. Al final Harry subió el velocímetro y los dejó atrás. Hermione le tiró del brazo en protesta por la exigencia y cuando Ron se giró para mirarla quedó un poco descolocado. Ella estaba sonrosada y los cabellos estaban más alborotados que de costumbre, pero la mirada la llevaba brillante. Ron sintió un golpe en el rostro… Hermione se veía preciosa.
No puedo más…– se quejó la chica bajando su bolso del hombro– mi… mochila… pesa–
No seas aguafiestas, Hermione... ya casi ganábamos–
Pero mi bolso pesa–
¿Para qué cargas media biblioteca en el bolso? –
No es media biblioteca– gruño la chica– solo los libros necesarios para poder estudiar como corresponde–
Sí, claro…. Como tú digas– devolvió el pelirrojo
Ron reinició la marcha pero a los tres pasos tuvo que devolver la mirada de nuevo. Hermione se había quedado parada en el mismo lugar y miraba con desánimo su mochila mientras se frotaba el hombro. Ron puso los ojos en blanco y deshaciendo sus pasos tomó la mochila y la puso en su hombro junto con la suya.
Vaya que está pesada esta cosa– protestó– Te deformarás la espalda si sigues cargando tanto peso–
No es tanto peso. Es el preciso para que mi cuerpo lo resista– se cruzó de brazos la chica
Pues ¿cuánto peso eres capaz de soportar? Yo calculo que son como 20 kilos o más. Te vez algo… pequeña para resistirlo–
¿pequeña? ¿Me veo como una niña?– Hermione perdió el rubor de sus mejillas.
Eh… no… eh… solo que eres delgada –
Claro– se dijo para sí misma – comparada con ella yo debo verme como una niñita– susurró abatida.
¿Comparada con quien? – preguntó Ron
Con nadie, vamos ya es tarde–
No, dime con quien te estás comparando–
Ron, la clase está por comenzar–
No me muevo de aquí hasta que me lo digas–
¡Ron!–
¡Hermione!–
Uy, que insufrible te pones a veces–
No te estarás comparando con Parkinson, ¿verdad?– continuó Ron– No puedes compararte con ella, no hay margen–
Esas palabras le dolieron a la chica.
Me voy. Le pediré a Harry que me preste una pluma y un pergamino– Dijo herida.
Hermione pasó por el lado de Ron y siguió su camino tratando de mantener la cabeza en alto. Cuando él ya no podía ver su rostro sus labios se transformaron en un puchero. Ron se quedó un momento sin entender por qué Hermione se había molestado. Para él ella y Parkinson eran demasiado distintas como para encontrar algo con que compararlas. Eran como la luz y la oscuridad.
Pero de a poco creyó entender que Hermione había mal interpretado sus palabras. Corrió para alcanzarla pero ella seguía sin mirarle.
Me entendiste mal, Herms. No quiero decir que tú...–
No digas nada… vamos a clase –
No– le tomó del brazo– Tú y ella un pueden compararse. Tu eres inteligente, brillante debo decir, pero ella… astuta tal vez, pero no brillante–
No sigas, Ron. No lo arruines más–
Es que… yo… ella es bella, pero tú eres… linda. Ella parece una estatua de hielo…bien hecha y con buenas curvas pero… –
Ay, cállate, Ron–
Deja que me explique… ella es impresionante si se permite esa palabra… pero tu eres delicada. Tu… tu figura...– Ron bajó la vista– Bueno, la túnica no permite que te vea bien… pero… cuando solo estás con la falda del uniforme y la blusa… – se puso muy rojo– se puede ver que ya no eres una niña… te… te estás volviendo una… bonita mujer– terminó de decir sin apartar los ojos de sus zapatos.
¿Ah, sí?– preguntó Hermione con el rubor otra vez en la cara.
Lo que quiero decir es que… tú eres tibia, ella da frío. Ella es como una caja que está bonitamente adornada pero que no tiene nada dentro. Tú, eres una caja más sencilla, pero no menos hermosa y cuando uno puede ver lo que tienes dentro… Tienes tanto dentro que pareciera que no tienes fondo. Ella es como un espejismo… pero tú eres de verdad–
Hermione sonrió dulcemente. Nunca pensó que el ser asimilada como una caja la halagaría tanto.
Así vivieron ambos todo ese sexto año. Un vaivén de emociones los envolvió y los condujo por un sinuoso sendero en donde los miedos y las inseguridades los dominaron. Inseguros pues no sabían cuales eran los verdaderos sentimientos del otro y sin poder convencerse que pudieran inspirar amor. Miedo por que no se atrevían a desnudar sus corazones y terminar heridos de muerte en un rincón. Habían sido demasiado cobardes el uno con el otro. Al final Lavender Brown se convirtió en la punta del iceberg que les hizo comprender que estaban perdidamente enamorados y que ese sentimiento era más fuerte que ellos mismos. Cuando ya todo volvía a la calma y pensaban cada uno por su lado que tal vez podrían revelar lo que sentían, Dumbledore fue asesinado y una amenazadora guerra se les caía sobre los hombros. Ahora tenían que ir en busca de terribles Horrocruces y destruirlos para tener una oportunidad de combatir al Señor Tenebroso. Se embarcarían en una desconocida aventura acompañando a Harry y al filo del peligro Ron se juramento seguir a Hermione a donde ella fuera y Hermione se prometió a sí misma que cuidaría de Ron y de Harry con dedicación. Que protegería a Ron de todo.
Su mundo había cambiado para siempre y sus sentimientos deberían esperar hasta que la amenaza terminara o que la muerte los reclamara.
Entonces los acontecimientos se les vinieron encima con una velocidad abismante. La partida de Harry para siempre de Privet Drive que terminara en una emboscada que reclamaría la vida de Ojo loco. La fiesta de la boda interrumpida por la caída del ministerio y la posterior huida, sin saber cual era el lugar más seguro para esconderse. El asalto al ministerio en busca del primero de los temibles Horrocruces que casi termina en un fracaso mortal. La departición del brazo de Ron que lo hizo vivir un dolor indescriptible. La errante incertidumbre escondidos en los bosques mientras el miedo, el hambre, los celos y la inseguridad hacían estragos en los tres. La partida de Ron cargando un corazón y una mente heridos y atormentados que provocó un vacío inaguantable. La desolación de Hermione, la angustia de Harry. La frustrada y casi fatal incursión en le Valle de Godric en donde Nagini casi los mata y Voldemort casi los atrapa. La tibia bolita de luz que apareció para darle al lastimado corazón de Ron una nueva esperanza atravesándolo y llevándolo hasta el dulce susurro de Hermione. La cierva plateada que guió a Harry y Ron en una noche oscura y los ayudó a encontrar la espada de Gryffindor y a ellos mismos una vez más. La destrucción del maldito relicario que tanto daño había hecho en todos pero sobretodo en Ron. La confesión de Harry, su verdad al decirle a Ron que no había en él amenaza alguna, que él siempre querría a Hermione como a una hermana y que el sentimiento era mutuo y ese abrazo de amigos que derribó cualquier otra barrera que les impidiera demostrarse un cariño sincero de hermanos. Después la bienvenida a golpes que Ron recibió como caricias de parte de su amada. Más tarde la chiflada visita a Lovegood en donde muchos misterios se les revelaron.
Hasta que fueron cazados por los carroñeros quienes los llevaron a la temida mansión Malfoy en donde Hermione fue cruelmente torturada y Ron casi se volvió loco de la desesperación. La irrupción de Dobby y el rescate de Ron para alejar a su Hermione de la desgraciada que la había lastimado hasta que el elfo los sacara de ese horrendo lugar para luego pagar su osadía con su propia vida. Ron corriendo sobre a arena húmeda llevando a una inconsciente Hermione en los brazos rumbo a Shell Cotage con el alma en vilo pues estaba aterrado de perderla.
Los siguientes días fueron una extraña calma luego de vivir tantas cosas precipitadas. Hermione curaba lentamente sus heridas y Harry trataba de encontrar el nuevo sendero a seguir en su lucha. Ron, no solo pensaba en ello, sino que había tomado la decisión de no postergar más sus sentimientos. Había sufrido demasiado al escuchar los gritos de dolor de Hermione, había sido atacado por el horrible miedo de perderla. Ya no quería ocultar más que la quería porque la guerra ya estaba sobre ellos y no sabía si sobreviviría a ella. Y Hermione tenía que saber que la amaba.
Una tarde, mientras Harry estaba junto a Griphork planeando la inminente irrupción en la bóveda de los Lestrange en Gringott, Ron fue hasta la terrza que miraba a la playa en donde Hermione se encontraba sentada en una banca y envuelta en una manta.
Ella miraba tranquilamente como las olas besaban la orilla y les escuchaba susurrar un canto de amor en cada choque. Se vería más repuesta aunque aun tenía las ojeras que reflejaban el agotador tormento del cual había sido víctima, cuya mejor y terrible huella era la cicatriz en el cuello. Ron se movió despacio y se sentó a su lado dejando un espacio entre ambos. La contempló y se odió a sí mismo por no haber podido impedirle el dolor. Ella siguió observando el horizonte llenando sus ojos con las imágenes hermosas. Giró el rostro para extender el margen de su vista cuando unos ojos de un color tan intenso como el mar frente a ella la sorprendieron. Dio un brinquito y aspiró una ligera bocanada ante la repentina presencia.
Perdón por asustarte– Dijo él afligido.
Es que no te oí llegar–
Estabas tan concentrada mirando a la playa que no quise interrumpirte. ¿Cómo estás hoy?–
Mejor. El cuerpo casi no me duele pero aún estoy muy cansada. ¿Harry está con el señor Griphork?–
Sí, el condenado enano no desiste en pedir la espada a cambio de sus servicios. Harry está loco si se la entrega–
Los enanos son muy insistentes en sus reclamaciones. Griphork no dará marcha atrás. No tendremos más remedio que entregársela–
Yo también lo creo, nos tiene acorralados–
Una ligera pero fría brisa los rodeó y Hermione se arrebujó en la manta tapándose hasta los labios, mientras exhalaba aire tibio que rebotaba en la prenda y que volvía para entibiarle las mejillas. Ron cerró la cremallera de su cazadora y eliminó la distancia que lo separaba de ella para quedar justo a su lado. Extendió la mano derecha y le acarició la mejilla con ternura.
Estás helada. Es mejor que entres, este frío no es bueno para tu salud–
No, por favor. No quiero encerrarme aún. Es que el paisaje está tan bello y no puedo verlo desde la ventana del cuartito. Las olas me calman–
Entonces tendremos que hacer algo para que ganes calor– le dijo dulcemente para luego rodearla con sus brazos y acurrucarla contra él. Hermione se estremeció con el contacto- Estás temblando, es mejor que entremos– le susurró.
No, Ron. Estoy bien.– Se acomodó en el hombro del muchacho– Ahora estoy mucho mejor–
Se quedaron quietos mirando el horizonte. El mar ronroneaba, el sol se desvanecía de a poco. El atardecer fue coronando la imagen más hermosa que habían visto en mucho tiempo.
A causa de las vicisitudes vividas, el pelo de Hermione ya no estaba perfumado con el suave aroma de azucenas. Ron ahora podía sentir el olor natural de la chica y esté lo estaba emborrachando aún más que el delicado perfume. Cerró los ojos y se perdió en medio del mareo que le producía ser hechizado de aquella manera. Hermione se movió y se acurrucó en su pecho, permitiéndole un mejor apoyo para seguir absorbiendo el aroma verdadero de su amada. La estrechó otro poco y deseó que ese momento no terminara jamás.
– Ron… tu corazón late muy fuerte – Le dijo ella alzando su vista para alcanzar la suya.
Ron la miró, tomó un pequeño mechón de cabello que le tapaba la mejilla y lo puso detrás de la oreja para luego acariciar los rizos. Aspiró una bocanada de coraje. Era ahora o nunca.
Tú… tú lo haces latir así–
¿Yo?–
Tú… solo tú–
Hermione sintió el estremecimiento recorrerle el cuerpo. Las mariposas en el estómago la torturaban sutilmente. Su propio corazón empezó a palpitar desbocado.
¿ En serio?– susurró
Hermione… Yo… tuve tanto miedo. Cuando esa maldita te torturó yo me desgarraba por dentro con cada uno de tus gritos. Estaba aterrado de perderte. Si te hubiera pasado algo creo que me hubiera vuelto loco…–
Ron…–
No, deja que termine porque si no lo hago ahora no sé cuando tendré otra vez el valor de hacerlo… Te quiero… Creo que te he querido desde siempre pero era tan idiota que no me daba cuenta y cuando lo descubrí fui demasiado cobarde para admitirlo. Y después fui un imbécil que solo te hacía daño. Ahora último he hecho todo mal sin encontrar modo de llegar a ti– y le tomó
Hermione lo miró embelesada. Toda ella estaba siendo atacada por esa sublime sensación de ahogo. La mirada de Ron la atravesaba. Su más ansiado sueño se estaba haciendo realidad. Él la amaba… Merlín, Ron la amaba.
He soñado contigo hace mucho tiempo. Quisiera que tu sintieras lo mismo que yo siento. A veces, creo ver algún atisbo en tu mirada, en un gesto, en una sonrisa. Otras veces me siento tan cerca de ti que casi creo tocar tus sentimientos… No quiero estar equivocado, pero si lo estoy te pido que no seas cruel… Te amo y sé que no tengo nada que ofrecerte, mucho menos con esta guerra sobre nosotros, pero sería capaz de todo si tu me aceptaras… si me amaras– le susurró estremecido.
Ella no pudo detener la sonrisa. Luego poco a poco fue acercándose para quemarle la boca con un suave toque. Ron cerró los ojos temblando y esperando ese beso que parecía no llegar nunca. Ella le acarició con los labios lentamente logrando enloquecerlo. Se fue alejando pero Ron la tomó de la nuca para atraerla otra vez y besarla con esa arrebatadora intensidad que lo estaba consumiendo por dentro. Al separarse ambos buscaron el aire que les despejara la mente después de tan maravilloso beso.
Ámame, preciosa. Te lo suplico– Le susurró – ámame, porque sin tu amor ya no puedo sobrevivir–
Yo… yo te amo desde que era una niña, Ron… He esperado tanto por ti… creí que nunca me verías –
Perdóname… he sido un grandísimo idiota. Un cobarde. Estaba aterrado de esto que estaba devorándome y nunca pensé que tú pudieras quererme. Eres tan dulce, tan fuerte y poderosa… Yo… yo no soy nada…–
Hermione la besó de nuevo y Ron se entregó completamente desarmado. Ella le rodeó el cuello y lo fue aturdiendo sin piedad alguna. Ron la estrechó en sus brazos y se dejó llevar. Estaba perdido, Hermione lo había esclavizado y él se ponía las cadenas con felicidad.
Hermione… me estás matando con tus besos– Le dijo en un seudogemido para luego esconder el rostro en el cuello de ella – Mi hechicera, Mi dueña–
Ella lo apretó más. Ahora que él estaba en sus brazos se sentía poderosa. Cuando él le dijo que era su dueña, ella se sintió invencible.
Por un rato se quedaron así, entrelazados y sintiendo el constante latir de ambos corazones. Ahora todo era distinto. Una fuerza nueva los invadía para continuar su lucha. La fuerza del amor correspondido.
Ron… ¿Aun sigo siendo una cajita para ti?–
Él se incorporó y la miró profundamente. Sonrió.
¿Aún te acuerdas de eso?–
Lo recuerdo cada día–
Sí… eres mi adorada cajita. Y pasaré mi vida entera descubriendo más y más de lo que hay dentro de ti. Pero yo ahora he puesto algo dentro para que lo guardes–
¿Qué cosa?– le preguntó Hermione curiosa.
Mi corazón. Quiero que lo guardes porque solo en ti confío, amor–
Entonces lo cuidaré y lo defenderé de todo. Es mío y yo cuido celosamente lo que me pertenece–
¿A mí también? ¿También vas a cuidarme con celo?–
Si, mi amor… Soy tu dueña… ya no puedes amar a otra… y voy a defender tu amor de todo… de todos–
Se besaron nuevamente sintiendo la dicha más profunda. Al fin podían decirse todo lo que habían callado por años. Por fin podían amarse sin reparo alguno. Una guerra se alzaba delante de ellos pero ahora la enfrentaban más seguros que nunca. Porqué su amor era el más poderoso escudo.
En unos días más volverían junto a Harry a la aventura. Se colarían en el banco de magos más seguro y buscarían un nuevo horrocrux en sus bóvedas.
Pero esta vez la incertidumbre no se veía tan sombría.
Mas, ni Ron ni Hermione podían sospechar que otras cosas les estaba deparando el destino.
Justo ahora que habían declarado su amor verdadero… una sombra despiadada les acechaba para poner a prueba ese amor.
