Advertencia: Uso de nombres humanos y un poco sangriento. Rusia ( Ivan ) y Lituania ( Toris )
Disclaimer: Hetalia, para mi mala suerte, no me pertenece.
Todos los días son iguales, todos terminan igual. Tragedias es lo único que puedo ver mientras permanezco en esta horrible mansión. Miedo es lo único que se respira. Dolor es lo único que puedo llegar a sentir. Todos los días son terribles, y aun así no puedo hacer nada para evitarlo, porque sé que está mal, que necesita amor. No puedo evitar amarle a pesar de como me trata.
Siempre, todas las noches me reclama a su cuarto y me golpea con un látigo. Una, dos, tres...Ocho, nueve, diez... Quince, dieciséis, diecisiete. La sangre cae gota a gota por cada uno de los cortes que me hace. Me tirá a su enorme cama y con un cuchillo me hace cortes más profundos que luego se dedica a lamer. Me hace daño pero no me quejo, me duele pero aun le amo.
Debo ser masoquista o algo, no lo sé, pero no lo puedo evitar. Quizás sea porque Ivan llora mientras me golpea, porque luego me abraza y me pide perdón. Está mal, necesita amor, pero a pesar de que yo puedo dárselo no sé como hacerlo. Le amo, pero le tengo miedo.
Soy su esclavo favorito, me reclama y me maltrata para luego arrepentirse. Todas las noches. Todos los días. La cama termina ensangrentada por mis cortes que él provoca, el suelo manchado por pequeñas gotas saladas que caen de sus finos ojos, el ambiente queda manchado de dolor y soledad. Le amo, a pesar de todo lo que me hace, le amo.
Ivan está trastornado, Ivan necesita que alguien le demuestre que no está solo, pero ni yo puedo porque mi miedo hacía él es mucho mayor que mi propio amor. Le tengo pánico, temo que un día se pase y me mate. Es tonto pensar eso cuando somos naciones y por lo tanto inmortales, pero no puedo evitarlo. Soy su esclavo favorito, no podré escapar de sus garras. Ivan disfruta de mi dolor, de mis lágrimas. Ivan sabe que le temo, sabe que no haré nada por evitar sus golpes.
-Toris, ven a mi cuarto ahora. -
-Sí, señor Ivan. -
-Ja ja ja, por fin te dignas a llamarme por mi nombre, Toris. Luego te lo recompensaré. -
-Sí, señor Ivan. -
Y ahora, como todos los días, entraré en su cuarto y todo será teñido por mi dolor, por una sangre que después entre lágrimas los dos tendremos que limpiar.
