Once de la noche, las agujas seguían corriendo, ella estaba en frente del espejo, viéndose con tristeza, su delicado cuerpo, sus hermosas piernas desnudas que eran cubiertas simplemente por un pedazo de tela donde iniciaban sus miembros inferiores, su pequeño busto pero aun así el anhelo de muchos, igualmente cubierto por un sensual sostén, era un conjunto negro que le levantaban tanto su trasero como su busto, su plano vientre, adornado con hermosas curvas a los costados, sobre todo su fino rostro blanco cual nieve, mojado por pequeñas gotas que iban recorriendo sus mejillas, llevándose consigo su mirada cálida y alegría.

Tocándose su vientre recordando que era más grande que meses atrás, a la vista de alguien que en los últimos días parecía herirla más de lo que ella pudiera ignorar, después de muchas veces de repetirle lo mismo Akane, prefería evitarlo para no seguir con esas estúpidas alegatas, que la dejaban mucho más sensible. Ella creía que era fuerte, se lo vivía repitiendo, también muchos pensaban lo mismo, sin embargo cuando ella conoció a Ranma, por primera vez en su forma femenina, aunque Ranma le hubiera ganado con tanta facilidad, le pareció una chica amigable y tímida le ofreció su amistad, cuando lo vio en la tina desnudo no supo cómo reaccionar, ni supo quién era, simplemente huyó de la situación, y cuando se enteró que realmente era un hombre se molestó tanto, no porque fuera un hombre, si no por el hecho que traicionó su confianza, no compartiendo la realidad de la situación, no pudo compartir el con ella algo tan simple, cuando ella le ofreció amistad y para colmo diciéndole que él, en su forma femenina tenía mejor figura que ella.

Día tras día el seguía traicionando su confianza, y ella de algún modo u otro se tenía que defender, no se habían hablado en una semana, irónicamente el queriendo llamar su atención trataba de hablarle como si nada hubiera pasado entre ellos dos, eso la enfurecía aún más, ella no pensaba hacer nada para arreglar las cosas entre ellos dos, simplemente lo ignoraría, como siempre aunque en el fondo le estuviera destrozando el alma.

En eso parada frente al espejo, recordó algo que le comentaron sus amigas...

Ranma en el dojo practicando como siempre para después darse un baño estaba disgustado, una semana ya había transcurrido desde que ella le dirigió por última vez la palabra, era incluso estúpido, ni buenos días, ni palabras en el camino al colegio, ni cuando comían, sin habla todo el día, para después una semana. Al principio no le importó mucho, o más bien trataba de ignorar esa molestia. Recordaba como el después de haberla hecho enojar, Ranma trató de disculparse, cuando ella no le prestó atención se molestó, y no quería pensar que lo estaba haciendo en venganza por las palabras que él le había dicho, siguió ella como si no le hubiera hablado, cuándo no le siguió dirigiéndole la palabra se desquitó con palabras más ofensivas, para simplemente ser ignorado. El muy idiota pensaba que así le llamaría la atención, para que ella aunque sea le golpeara pero nada.

Paro de hacer su entrenamiento mirando la duela del dojo, suspirando, arrepintiéndose de lo que le había dicho, pero el quería que ella lo entendiera, él a pesar de tener un sentimiento que no quería reconocer como amor, Ranma la estimaba mucho, o posiblemente era amor hacia una hermosa amiga, el estimaba a Ukio, Shampoo incluso a Kodachi, pero con Akane, el hecho de que ella siempre quisiera apoyarlo en las buenas o malas lo hacía apreciarla mucho más y cuando ella le dio la espalda para ignorarlo, hacía que esos sentimientos honestos que florecían cada día más fueran marchitándose.

Dejó de hacer su entrenamiento para darse un baño, pues aunque se quedara no serviría de nada, pues por la tonta de Akane ya había arruinado su práctica

Akane estaba buscando en el mueble donde su padre guardaba sus licores, encontró esa bebida que le llamaba la atención desde hace meses, esa bebida tradicional, hecha de arróz, después de escuchar como los papás de sus amigas, incluso recordar que su padre se quitaba las penas con esa bebida decidió llevarla a su cuarto, sólo envuelta en una bata por no quererse cambiar para después volverse a desvestir, había bajado pensando que todos estaban ya dormidos, iba por el corredor dirigiendose a las gradas, cuando entró Ranma del dojo, que se iba a dirigir a bañar.

Ranma estrechó los ojos con furia viendo como desde lejos ella, al parecer iba a pasar a la par de él ignorándolo, se interpuso en su camino dirigiéndole la palabra.

-¿Todavía estás en tu estado de niña arrogante y despreciable?

Akane no contestó sólo trato de moverse a un lado para seguir su camino, viendo este su actitud la tomo del brazo sin delicadeza, haciéndola voltearse hacia él.

-Akane, déjate de idioteces, ya me disculpé. ¿Por qué sigues con esa actitud hacia mí?

Ella siguó sin contestarle volteando la cara para el lado opuesto, esto hizo a que Ranma retorciera la mandíbula de la furia, y le apretara más el brazo, trató de apartar la vista del rostro para no seguir viendo sus ojos de rechazo, y los iba a bajar al suelo cuando se percató mucho más de su vestimenta, agrandando sus ojos cuando vio que su bata se había suelto un poco por el jalón que él le brindo al jalarla del brazo, mostrándole un poco de su anatomía, tanto de su pecho como de sus piernas. Lo que le molestó aún más era nada de ella, absolutamente nada era de él, un simple trato entre padres en vez de unirlos los había separado más.

-Déjame ir.

-No.

Después de una pausa, en silencio Ranma volvió a intentar.

-Quiero que me perdones.

Esta vez fue ella la que simplemente dijo.

-No.

Cerrando los ojos con dolor, sentía que ella no era la persona con la que él se identificaba.

Apretando los labios y los dientes, empezo a soltar su brazo que tenía agarrado y con tal de no enfocarse en su rostro y su cuerpo semicubierto, la miro a las manos, con ello se fijó en su mano con un nuevo sentimiento de furia preguntó.

-¿Porque tienes una botella de sake Akane?

Ella reaccionó llevándosela al pecho.

-Quítate, no es de tu incumbencia.

Ranma la pegó a la pared, con una mano tomándola de la cuello y parte de la mejía, y la otra mano sosteniendo la mano donde tenía el sake, poniendo su peso para sostener la otra mano de Akane entre su espalda y la pared, presionando en una forma sumamente exquisita su pequeño cuerpo, pero trataba de no enfocarse en ello, por la situación actual también empezó a creer que no sólo con él tenía ella problemas, para querer perderse en esa bebida.

-Dámelo por favor Akane. ~Buscando sus ojos, le dijo tratando de olvidar la furia, para que ella confiara en él, ella seguía sin hablarle, pero esta vez elevó ella la mirada, manteniendo la mirada por un momento, pensando ¿qué pasaría si la familia estuviera despierta en casa y los encontraran en esa situación comprometedora? sin embargo ya estaban todos durmiendo, y el señor Saotome estaba de turno en la clínica del Dr. Toffu, dejando a Ranma sólo esa noche.

Ranma aprovechó el momento para acariciarle la mejía con ternura, tratando de apaciguar cierta necesidad, mientras que sin darse cuenta acerco su rostro para oler su aroma, haciendo reaccionar nuevamente a Akane. Akane volteó la cara, y murmuró.

-Ranma duele mucho, me voy.

-¿Sólo asi? Lo podemos resolver Akane, no quiero seguir con este sentimiento Akane. Sabiendo que tú estás molesta conmigo.

-¿Para qué? En unos días todo esto se te habrá olvidado y seguirás ofendiéndome, ya no quiero estar teniendo que escucharte. ¡Déjame en paz! ~Empujó fuertemente a Ranma, y le volvió a dirigir la palabra~

-Es mejor así, prefiero estar lejos de ti, tranquila sin escuchar tus ofensas, a que estar escuchando tu boca insensible idiota. ~Palabras agrias salían de sus labios al recordar lo vivido en los últimos días~

-Tu eres más idiota, no viendo que me he disculpado varias veces, y aun así me ignoras, ya no te voy a seguir rogando, estúpida.

-Nadie te está pidiendo que le ruegues, eres un hipócrita que sólo cuando hay un beneficio para tí lo buscas a uno, o por no sentirte mal con tu conciencia.

-Ya te escuché tonta, por cierto, no bajes así idiota, que no sólo vas a ponerte borracha, estando así en ese estado, podrías hacer el ridículo, más de lo que haces.

-No seas ingenuo, sólo venía por esto, me largo, además no venía a mostrar o insinuar nada imbécil, ya me largo. ~Dándose la vuelta, ya subiendo los escalones~

-Qué bueno que te largas, no quisiera verte a ti desnuda, ni porque me rogaran.

Eso hizo a que Akane parara sus pasos, no volteándolo a ver para esconder su reacción hacia el rechazo que el hizo, Ranma sólo escucho responderle

-Te odio.

Continuará **