Advertencia: Antes que nada, deberías saber que esto es un FEMSLASH, es decir una relación entre una chica y otra chica. Si no te agrada puedes apretar la equis de arriba. ¡Gracias!

Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Rowling.


{{FIC EDITADO POR SEGUNDA VEZ}}

Edité la ortografía, le agregué algo más de coherencia, y pues, no sé, lo traté de hacer más creíble (creo).

Enjoy!


Como tú a los libros.

Estás allí, sentada a unos cuantos pasos.

Tus ojos chocolates recorren divertidos las páginas de tu libro. Tu cabello enmarañado se mueve al compás del viento que entra por una ventana próxima. Tus labios articulan palabras inaudibles, tal vez incoherentes. Observo tus pies, uno se mueve impaciente, quién sabe a qué o quién estás esperando. Más arriba tus piernas que han recorrido tantos caminos que ya quisiera yo también recorrer, junto a ti.

—Ginny, ¿qué haces ahí parada? Ven a sentarte —me llamas y mi corazón se agita a cien por minuto. Cien, doscientas mariposas nacen en mi estómago. Acudo como hipnotizada. Tu voz me perfora los tímpanos con delicadeza cada que vez que la oigo, tal vez sea que la adoro. Sí, la adoro, la amo. Bendigo cada momento al escucharla.

Me siento a tu lado y observo tus ojos. Siento que tus labios perfilados me hablan, pero yo no escucho nada, el chocolate me consume.

—¡Ginevra Weasley! —al fin tus palabras entran en mí. Mi corazón ahora late a doscientos. Si supieras cuanto amo mi nombre en tu boca.

—¿Qué pasa? —trato de articular.

—Estás ahí, sin decir nada. Te he estado hablando del libro que estoy leyendo —veo que tus manos recorren el libro y deseo al mismo tiempo ser yo la que estuviese atrapada entre tus dedos.

—Oh —es lo único que puedo decir.

—Te pasa algo, Ginny —aseguras con el cejo fruncido.

Cuánta razón tienes, Hermione. . Tú eres lo que me pasa.

—Sólo tengo un poco de sueño —miento en un susurro.

—Pues ve a dormir. No soporto que estés ahí sin hablar, sin hacer nada —tu voz suena enfadada. Tu rostro me causa gracia y ternura al mismo tiempo. Ahora cuatrocientas mariposas vuelan alegres por mi estómago.

—Lo siento, Hermione. Solo sigue leyendo, me encanta verte leer —digo con naturalidad. —Me relajo —añado rápidamente al ver tu cara divertida.

Tus ojos vuelven a las páginas. Mi corazón se relaja, pero las mariposas todavía vuelan. Respiro hondo y el olor de tu pelo me impregna las entrañas.

Creo que te amo, Hermione. Creo que te amo como tú amas a los libros.


¡Gracias por leer!

Violeta.