La luz del sol comenzaba a salir del horizonte iluminando los dorados pastos de la sabana y la ciudadela de Deredes se despertaba junto con sus ciudadanos, las hornillas de los herreros volvían a arder junto con las de los panaderos, los comerciantes sacaban a la calle sobre estantes toda su mercancía y las antorchas eran apagadas por los guardias nocturnos que volvían a casa para un merecido descanso, ya no se les necesitaba por el momento.

En el Distrito Militar, dentro de una habitación yacía dormido un enorme felino de nombre Parnok, un guerrero león que ejercía como oficio ser guardia de la ciudad, había ganado su puesto hace algunos meses más aun así soñaba con algún día volverse guerrero del grupo de exploración y salir de los muros exteriores.

La puerta retumbó con los golpes de una persona que llamaba con insistencia desde afuera, lo que obligó a Parnok a levantarse de la cama.

"Ya voy, ya voy. Solo denme un momento" dijo el león somnoliento estirándose de brazos y con los ojos aun cerrados. Los músculos todavía le dolían del día anterior pero ya se había acostumbrado.

Se levantó de un salto de lo que él llamaba una cama; un montón de paja sujeta a una base de madera con la ayuda de una red que evitaba tocar el piso, no era precisamente lo más cómodo del mundo pero servía para descansar bien.

Los golpes en la puerta volvieron a resonar, ahora con más fuerza.

"¡Que ya voy!, dejen solamente me cambio" gritó Parnok en dirección a la puerta mientras se agachaba a tomar sus ropas del suelo, las extendió y se puso su lungui color café cubriendo sus partes íntimas y asegurando la parte superior con un nudo a la cadera al mismo tiempo que dejaba una pequeña apertura por la que podría salir la cola.

Esta especie de falda corta era el uniforme reglamentario de la guardia de Pridelands, antiguo y un poco primitivo pero muy ligero a la vez que permitía la fácil movilidad del cuerpo, lo que la volvía muy cómoda en el calor seco que siempre había en Pridelands.

Una vez terminado de vestirse, Parnok se aproximó a la puerta y la abrió mostrando a otro león, más viejo tanto en la edad como en carácter que Parnok, mostrando cicatrices de luchas pasadas que nunca sanaron correctamente, con la vedeja castaña rojiza y un pelaje tan café como el barro. En el marco de la puesta estaba Urath, el comandante del ejército.

"Te quedaste dormido de nuevo." Le reclamó desde la entrada con la desaprobación marcada en el rostro.

"Lo lamento Lord Urath," contestó Parnok cabizbajo "no sabía que era usted."

"No tiene que ver en nada quien toque la puerta con que tu tengas que estar listo para presentarte en tu puesto." Comentó firmemente, una vez dicho eso, dejó escapar un suspiro, "Solo lárgate ya al entrenamiento matutino," el tono de su voz había disminuido, ahora era más calmada.

"Entendido, iré enseguida señor." Dijo Parnok frotándose los ojos para quitarse las lagañas hasta que una duda sobresalió en su mente "Urath, ¿Por qué vino usted a despertarme? Normalmente me castiga dándome trabajo extra cuando me retraso en lugar de venir por mí."

Eso era cierto, además del patrullaje, Parnok había tenido que trabajar limpiando las calles, reparando edificios e incluso con entrenamiento extra, lo que lo dejaba más exhausto de lo normal.

"¿Y quién dice que no lo voy a hacer?" dijo Urath con una pequeña sonrisa reprimida en los labios "Esta noche también te tocará medio turno de patrullaje nocturno."

Parnok ya sabía lo que le esperaba, un día de cansancio total, no solamente tendría que proteger las calles por la mañana y sino que también una parte de la noche. Si tenía suerte, tal vez podría ir a la cama y dormir unas seis horas antes de volver a quedarse dormido después del alba y recibir otro castigo por parte de Urath.

El viejo león le dio un golpe en el brazo como señal de amistad.

"Sabes que me caes bien niño," su comentario sacó una ligera sonrisa en Parnok "pero eso no te da permiso de quedarte dormido a estas horas. El sol ya ha salido."

A través de la entrada se alcanzaba a escuchar señales de vida de la misma ciudad, gente hablando por las calles y carretas circulando de allí para allá. No parecía que hace solo algunos minutos se encontraba tan callada y en calma.

"Muy bien, ya estoy listo." Dijo Parnok mientras cerraba la puerta de su habitación a su espalda "Pero todavía no me has dicho, ¿por qué viniste a despertarme?

"No te había visto por ningún lado en el patio de entrenamiento así que decidí ir por tu trasero yo mismo, iba a dejárselo a mi hijo pero aproveché que iba de camino al Distrito Alto para sacarte de la cama."

"Distrito Alto, ¿A caso sucedió algo?" preguntó el joven león, "nunca te llaman tan temprano a sus reuniones."

Urath negó levantando una pata con ademan de calmarlo. "No, solo voy a dar mi reporte semanal, cosas sin úrate y no vuelvas a llegar tarde, Daudi te está esperando para entrenar, ha de estar impaciente."Asintió la cabeza a modo de despedida y se encaminó de nuevo a la calle.

El patio era una zona amplia al aire libre donde todos los guerreros de Deredes podían entrenar a sus anchas en cualquiera de las dos áreas disponibles:

Una tenía el suelo de piedra y dianas, o incluso muñecos de trapo, colgadas a la pared para practicar puntería o estocadas, esta zona era la más frecuentada por las leonas cazadoras.

Estas eran un subgrupo del ejército cuyo trabajo consistía en salir a cazar en los terrenos salvajes de Pridelands para sustentar de carne a sus ciudadanos, una tarea básica pero esencial. Los leones, por más granos y verduras que integraran a su dieta para hacerla más variada, no podían dejar de lado su instinto natural de ser carnívoros.

Parece que ya se fueron todos. Una veloz examinación de la zona de práctica había confirmado la sospecha de Parnok. Ya debieron de acabar su entrenamiento y se fueron a cumplir con su deber.

Una pequeña figura en la segunda zona captó su atención. El suelo era terregoso, adornado con rocas de diferentes tamaños, pequeños arbustos secos y pasto, simulando un campo de batalla en la pradera. En Pridelands reinaba la paz desde hace muchos años pero los guerreros se preparaban para defender su tierra si así fuera necesario.

Al acercarse a la figura, Parnok reconoció de inmediato a su amigo encontraba parado con dos palos en las garras y una mirada de impaciencia.

"Llegas tarde, de nuevo." Dijo Daudi lanzándole uno de los dos palos, Parnok alzó la garra tomando en el aire el arma que le habían dado.

Mirándola de cerca podía ver que se trataba de una lanza de madera, con pintura blanca marcando en un extremo en lugar de la punta metálica, se usaban para entrenar combates a corta distancia. No eran tan peligrosas como una lanza de verdad, pero los golpes que se daban con ella de seguro generaban moretones debajo del pelaje.

"No me des más sermones, ya tuve suficientes con el de tu padre."

Daudi era el hijo de Urath, mas no se parecían mucho, él mostraba una musculatura casi tan desarrollada como su padre, pero su pelaje era distinto. El color café del pelaje de Urath, teñía la melena de Daudi en lugar de su cuerpo, y el resto de él era como el color de la arena por herencia de su madre, esta combinación hacía difícil saber que se trataba del hijo de Urath.

"¿Quieres que te lo ponga fácil?" fanfarroneo Daudi mientras hacía girar la lanza en sus dedos.

"¿Todo este tiempo has sido blando conmigo? Jaja." Se burló Parnok soltando una risa forzada. "Yo pensé que siempre te ganaba simplemente porque eras un enclenque."

Los dos leones, motivados por su pequeña competencia personal se adentraron en el campo de entrenamiento tomando sus posiciones para comenzar la pelea. Daudi juntó una pequeña roca del suelo, la lanzó al aire y esperaron su caída como señal de dar comienzo con la pelea.

Parnok se lanzó directo con movimiento de estocada hacia Daudi quien lo desvió dándole un golpe al palo, cerca del extremo pintado, cambiando su trayectoria.

Tan pronto como la lanza de Parnok se impactó contra el suelo en lugar del cuerpo de Daudi, volvió la vista hacia su contrincante quien se encontraba en posición para oscilar su arma de vuelta a él. Parnok se agacho rodando por el suelo para que el palo pasara por encima de él y evitar así el golpe.

Apoyándose sobre su rodilla, Parnok se levantó con el extremo pintado apuntando a Daudi para evitar que se acercara mientras recuperaba el equilibrio. Detrás de los combatientes leones, en el área de puntería, salía un joven león armado con arco en la garra y carcaj a la cintura.

"Hola Hasani," dijo Daudi sin apartar la vista de Parnok "¿Quieres entrenar con nosotros?, será más divertido uno contra dos. Ayudas a Parnok y tal vez entre los dos me puedan ganar."

Daudi tomó impulso para subirse a una roca de la cual brinco por los aires tomando su lanza con las dos garras para dar un golpe descendente, Parnok alzó su arma en posición horizontal para volquear su ataque, el impacto fue algo duro pero la madera resistió. La pelea continuó con Daudi y Parnok intercambiando realizar golpes y estocadas sin éxito.

"Hola Daudi, me gustaría pero no se luchar con lanzas." Dijo Hasani como respuesta sin inmutarse por la pelea que tenían ellos dos.

En apariencia se podría comprender porque Hasani nunca entrenaba con armas que no fueran su arco y flechas. Aunque tenía la edad necesaria para comenzar su entrenamiento militar, su cuerpo era pequeño a comparación de los demás leones, no desarrollaba músculos marcados por más ejercicio que hiciera, pero moldeaba su figura resaltando los pequeños pectorales y su gran condición física, incluso todavía no le había crecido del todo su melena rubia como el oro hasta el pecho. Estaba claro que si algún día se enfrentaba cuerpo a cuerpo contra alguien, saldría perdiendo miserablemente.

"Vamos, a veces tienes que salir del ataque a distancia e intentar algo más directo. Tal vez eres igual de bueno pero no lo sabes porque no lo has intentado." Intentó animarlo Daudi a la vez que hacia una estocada a la cabeza de Parnok pero este logró esquivarla.

"Gracias pero creo que usaré el arco por hoy"

Haciendo caso omiso, Hasani se dedicó a perfeccionar su puntería con las dianas mientras Parnok y Daudi peleaban entre la tierra.

"Deja que el cachorro se divierta con sus tontos juguetitos, estas peleando contra un verdadero guerrero ahora." Comentó Parnok mientras seguía intentando golpear a Daudi.

Después de un tiempo, al ver que la lucha no iba a favor de ninguna parte, Parnok tomó un poco de tierra del suelo y la arrojó apuntando a los ojos de Daudi dejándolo temporalmente ciego. Provechando la oportunidad, rápidamente uso su palo para hacer una barrida a los pies de Daudi tumbándolo al suelo.

Cuando los ojos de Daudi comenzaron a abrirse, lo primero que vio fue la parte pintada del palo apuntando hacia su rostro.

"Vez, te lo dije. Si solo te dedicas a mantener tu distancia con el enemigo, perderás."

"ME TIRASTE TIERRA A LOS OJOS, ESO ES HACER TRAMPA." Reclamó Daudi desde el suelo alzando la vista para ver a Parnokcon los ojos entrecerrados.

"Tu una vez me dijiste que en un combate todo se vale. A demás que se supone que iba a hacer, solo estabas a la defensiva y mantenías distancias como aquel niñito de mami y su arco." Parnok señaló a Hasani con un gesto de su cabeza. Este estaba a punto de disparar cuando escuchó el comentario y permaneció congelado con la flecha aun en la cuerda.

"Estaba practicando mis contraataques." Los ojos le ardían al intentar quitarse la tierra con la garra."Luchar no es solamente intentar atravesar el cráneo de tu oponente como tú lo harías, también es saber defenderse y atacar cuando sea el momento idóneo."

"De cualquier manera el resultado hubiera sido el mismo, YO gano y tu pierdes." Parnok no movió el arma apuntando al pecho de su amigo y esperó a oír la sumisión de Daudi. "Dilo."

No se escuchó nada proveniente de los labios de Daudi, él se negaba a aceptar su derrota. De repente, el sonido de una flecha impactándose en el palo de Parnok rompió el silencio. Parnok, sorprendido, vio en todas direcciones intentando descubrir la procedencia de la flecha.

No le tomó mucho tiempo, pues Hasani permanecía todavía con el brazo extendido y el arco apuntando hacia él mientras lo observaba fijamente. Su mirada mostraba enojo hacia Parnok.

Puede que mi comentario le haya ofendido, pero esa no es razón para casi matarme. Se dijo Parnok. Lo miró detenidamente durante unos segundos antes que Hasani se fuera rápidamente atravesando el patio.

Parnok seguía pasmado ante la flecha que permanecía pegada a su arma por la punta hasta que un pequeño golpe en el pecho lo volvió a la realidad. Al bajar la vista observó que se trataba del palo de Daudi tocando en el punto donde se encontraba su corazón.

"Yo gano y TU pierdes."

"Eso no cuenta." Gritó infantilmente Parnok al darse cuenta que había perdido.

"En un combate todo vale." Dijo Daudi repitiendo el tono que había usado Parnok con una sonrisa en el rostro. "Es suficiente por hoy."

Se levantó del suelo usando su palo para apoyarse y le pidió el otro a Parnok, éste arrancó la flecha del palo y le entregó ambas.

"Ve a cambiarte, tu patrullaje comienza dentro de poco." Le indicó Daudi mientras se dirigía al almacén de armas para depositar lo que cargaba con él, a medio camino volvió a detenerse. "Parnok," alzó la voz para llamar su atención "espero que te disculpes con Hasani."

"¿Yo, disculparme?" Dijo mostrando indignación. "Sí, lo llamé 'cachorro' y 'niño de mami' pero eso no es razón para que intentara matarme."

Daudi cerró sus ojos y soltó un respiro.

"Él es huérfano."

Un leve silencio se creó entre los dos leones.

"Lo lamento."Parnok no sabía que decir, tan solo se limitó a agachar las orejas en señal de arrepentimiento.

"No deberías de decírmelo a mí. Búscalo más tarde y discúlpate en persona."

"Lo haré." La culpa todavía le picaba en el pecho.

"Eso espero."

Parnok asintió y se dispuso a marcharse.

"Ah, y Parnok…" Llamó Daudi a su amigo antes de que este se fuera.

"¿Si?"

"Hasani no intentaba matarte. He visto su puntería, si él quisiera la flecha hubiera impactado en otro lugar." Parnok sintió un escalofrió recorriendo desde su cuello hasta la punta de su cola dejándole los pelos de punta. "Puede que sea débil en combate pero es un arquero letal cuando se lo propone. Por eso no quiero que la escena de hoy se vuelva a repetir."

Asintiendo con la cabeza y sin decir nada más, ambos se marcharon de aquel lugar tomando caminos separados.