—A mí me gustan tus ojos.

—¿Mis ojos? ¿Qué tienen?

—Son... azules. Lindo color.

Rose se lanzó a reír y apoyó su cabeza en el hombro de su amigo Scorpius. Llevaban tres horas en bajo el mismo árbol, charlando y jugando algo que ellos mismos habían inventado hace unos minutos. Se llamaba "Eso" y consistía en, literalmente, decir qué te agradaba de la otra persona y qué no te gustaba. Simple, estúpido y una pérdida de tiempo.

Pero a ellos parecía divertirles.

—Vale, ahora dime algo que no te guste de mi. —Dijo él, con tono casual.

Rose levantó la cabeza lentamente y lo miró directo a los ojos un segundo.

—Pues no me gusta cuando Emilie Thomas te manda indirectas.

Bajó la vista, aún manteniendo su sonrisa. Su amigo, en cambio, parecía bastante confundido.

—¿Emilie Thomas? ¿Esa chica de Gryffindor dos años menor?

Se revolvió el cabello con una mano y la pelirroja le golpeó amistosamente el hombro.

— Ravenclaw, de nuestro curso, despistado. —Se burló.

Scorpius sonrió pícaramente. Su amiga le miró de mal talante y abrió de golpe uno de los libros que tenía a su lado con el entrecejo arrugado.

—Genial, pues mira, según el horario ahora mismo los Ravenclaw están saliendo de Herbología. —Comentó bruscamente. — ¿Por qué no vas y le pides una cita?

—No, ¡sigamos jugando! —Protestó Scorp, quitándole el libro de las mano.

Rose le miró acusadoramente. Ella disfrutaba cuando era infantil, y él lo sabía. Entrecerró los ojos y le bufó en la cara.

—No hay nada que jugar, ya te dije lo que me molestaba. —Un ligero calor subió a sus mejillas mientras intentaba no mirarlo a la cara. —Y, francamente, me he dado cuenta que no me importa en lo más mínimo.

El chico rubio sonrió de oreja a oreja, y se acercó hasta el oído de ella para luego susurrar coquetamente:

—Me gusta cuando te pones celosa. La verdad es que...

Rose giró la cabeza bruscamente, encontrándose con los ojos de Malfoy. Podría haber apostado estar colorada como tomate y aún así, no podía articular ninguna palabra.

—... Me gustas bastante. —Concluyó Scorp acercándose lentamente hacia los labios de la pelirroja y acabando la distancia con un corto beso.