.
.
Naruto no es mio
Summary: "—Padre… Por favor, perdone mis pecados…—. — Dime, hija mia, ¿qué es lo que con tanto anhelo, deseas que te perdone?"
Dedicado a MonoChronus... ¡Feliz Navidad! Atrasada XD
.
.
forgiveness
.
.
Itachi no era un joven como cualquiera.
Itachi es un joven excepcional.
Itachi es una gran persona.
Itachi, realmente, es muchas cosas. Y todas, las que puede contar y recordar, son buenas.
El joven Itachi, desde temprana edad, decidió que él se dedicaría a su religión, a servir a los demás, a ayudar a los demás antes que a él mismo, ser de los demás, más que de él, pero en especial, a ayudar a las personas necesitadas, fuese lo que fuese.
Y así, fue como cada día de la semana, sin descanso, se dedicaba al prójimo.
El joven Itachi era querido por todos: los niños le querían tanto por su paciencia y al mismo tiempo dulzura y dedicación, además de los pequeños premios que él les daba. Los adultos estaban maravillados de tener a gente así, además de que los adultos de la 3era edad iban a una misa especial para ellos, donde solo ellos iban, no iban niños o adolescentes, e inclusive, adultos. No, solo ellos. Aunque claro, dentro de esta rama de gente, faltaban los adolescentes, quienes pensaban más en otras cosas, o más bien, hasta cierto punto, egoístas.
Muchos adolescentes eran iguales, pensaban más en otras cosas.
Y aquí claramente era un ejemplo.
Itachi estaba sentado en aquel pequeño lugar, esperando por la siguiente persona que pasara al confesionario. Y cuando por fin sucedió…
— Sin pecado concebido…— Comenzó él en voz baja.
— Amén, padre…— dijo en voz aquella voz femenina, que por lo que pudo deducir, ella era una simple joven
— Dime tus pecados…— Y para ser sincero, cada que decía esta frase, él siempre esperaba que no fuera nada malo… O al menos no al extremo.
— Padre…— dijo la muchacha con un llanto angustioso. — Por favor, perdone a esta pecadora… Por favor, perdone mis pecados…— le dijo por último, con su llanto tan doloroso y bajo. Y por alguna razón, esas palabras le dolieron, esa joven anhelaba tanto el perdón, ¿qué es lo que haría?
— Dime, hija mía, ¿qué es lo que con tanto anhelo, quieres que te perdone? — le dijo, con un tono de voz bajo y suave, hasta cierto punto, comprensivo.
— Padre, usted no entiende… Si tan solo fuera así de simple… Yo… Nada de esto estaría pasando…— le dijo, llorando.
— Hija, dime, para que de alguna manera, pueda entenderte…
— Padre… Tengo tanto que contar… ¿será que en verdad merezco perdón? — le dijo, y la joven, pensando en todo, simplemente se sorbió el moco, antes de decirle. — Padre, primero que nada, está esto…
— ¿Dime, hija?
— Amo a quien no debo…
"Amo a quien no debo…" Y ante esto, el simplemente piensa, ¿a quién amará?
— ¿A quién amas para que sea tan malo como un pecado?
— Amo a un sacerdote…— él simplemente se quedó callado, y si alguien lo viera, se sorprendería de lo pálido que se veía. — Lo deseo tanto… Deseo que me abrace como a una amante, que me deseé como tal, que me quiera, que me ame… Aunque yo sé que eso es prácticamente imposible…— y ante esta nueva confesión, se puso más pálido. Esta joven, enamorada… ¿…de un sacerdote?
— Tal vez no sea tan malo…— intentó pasarlo por encima, así que simplemente le pidió que continuara.
— El segundo, y último, él que considero peor que cualquiera…
¿Qué podría ser peor que amar a un sacerdote?
— Tuve relaciones íntimas con mi padre…— y ante tal confesión, casi abre aquella pequeña cortinita que los separaba. Y como no habló, ella simplemente continuó. — Al principio no quería, pero después… Pero después todo cambió… Yo… Yo lo disfrutaba, y lo sigo disfrutando… Padre, yo no estoy enamorada de mi padre… yo en verdad amo a…— Pero fue interrumpida.
— Calla… Por favor, calla…— le dijo, abriendo la pequeña cortina, sorprendiéndose al encontrar a la pequeña Sakura. Esa niña de tan solo catorce años, con tanta inocencia irradiando de sus ojos verde jade. Aquella Sakura que tanto le había tomado cariño. Aquella niña de cabellos rosas y de no mucha altura. Aquella niña tan inocente, confesando tales cosas… Él… Él no puede…
— P-padre…
— Calla, por favor…— le dijo en un susurro, y cualquiera que lo hubiera visto en tal aspecto, hubiera pensado lo peor. Pobre, pobre muchacho, ahora no parecía tan contento de ser lo que es.
— P-perdóneme…— Dijo por último, aquella niña… Pero, al parecer de él, ella ya no era una niña.
— V-vete… Yo no puedo perdonarte…— y así, fueron las últimas palabras de él, son concederle el perdón, sin importarle, simplemente se fue, porque en ese instante, fue egoísta, porque en ese instante, solo le importaba él mismo, y no aquella enferma niña, enamorada de un sacerdote y mancillada por su mismo padre. Ya no importaba, ya no…
.
.
A/N: Siento la tardanza, y una disculpa a todos... Aunque no sea actualización. Espero no haya sido tan malo u_u
Hasta pronto
