Prólogo:
Noche profética
-En cuanto la luz cayó sobre el mundo, la oscuridad fue descubierta y en ella nació el miedo de la vida y el temor a lo desconocido, convirtiéndose pronto en la fuente y final del mal. El mal creció junto al bien y su poder se volvió tan grande que logró crear su propio mundo, alejado de aquel que le juzgaba. Pero el mal es solo capaz de engendrar mal y en las profundidades de su exilio auto impuesto, sin nada más que él mismo, el mal se volverá contra sí y sera ahí cuando decida volver a poner un pie sobre el mundo terrenal. Será entonces que los guerreros serán escogidos y bajo el joven brillo escarlata de la noche, marcharán para hacer frente a una batalla cuyo resultado no importará, pues el mal, como solo él, es oportunista, ambicioso e insaciable.
En lo alto de un tejado, a mitad de la noche, un humano y un pokemon sostenían una charla sobré fantasía, leyenda y futuro. La noche era fría en ciudad Lavanda y la silvante canción de la brisa nocturna en sus oídos creaba un ambiente en exceso sereno que casi parecía sobre natural. Más que él marco perfecto para que cualquiera se entregara a un largo y profundo sueño, se sentía como el preludio a la catástrofe. A demás, la historia que se había encargado de llenar el silencio hasta entonces, hacía aún más difícil deshacerse de esa sensación.
-Así que, ¿bajo el joven brillo escarlata de la noche? -Preguntó, Jarek con escepticismo, al tiempo que masajeaba su cuello con una de sus manos; cabello negro, apenas sobre sus ojos; piel morena y una gabardina negra que le resguardaba del frío formaban su apariencia. -Algo como eso no interesaría a muchos por más de medio minuto, pero, en una noche como esta, realmente te llega al alma, ¿no crees? -concluyó con una voz relajada, casi burlona mientras observaba el panorama del cielo, donde una singular luna de rojizo brillo coronaba la torre de radio de Kanto.
-Tu fuiste quien deseó saber. Si decides creerme o no, es asunto tuyo. -Respondió Darkrai, el pokemon oscuro y de apariencia fantasmal con quien charlaba y su compañero desde hacía tiempo.
-No necesitas reclamarme, a fin de cuentas, si estoy aquí ahora es por que creo lo que me dices, o mejor dicho, me preocupa. Y parece que no soy el único. -Dijo mientras le señaló a su compañero dos siluetas que se movían cubiertas por la noche.
Sobre la calle, dos hombres se apresuraban en dirección a la torre de radio, uno vestido con una gorra y una camisa roja y el otro llevaba una capa negra y su cabello lucía del mismo color que la ropa de su compañero. Ambos se detuvieron un momento en la entrada de la torre, contemplando su estado inerte y apagado antes de entrar con la misma premura con la que habían llegado.
-Será entonces que los guerreros escogidos marcharán, ¿no es cierto? -Comentó Jarek
-Y, ¿qué te hace pensar que esos guerreros serán humanos? Te lo dije, la razón por la que ni tu ni ningún otro humano sabe algo sobre esto es por que esto es nuestro asunto, narrado a los primeros de nosotros en tiempos ya casi inmemorables. Así que esos guerreros de los que se habló, también serán escogidos entre nosotros. Esto no tiene por que involucrarlos a ustedes.
-Te equivocas, Darkrai. Esta podrá ser una leyenda suya, contada antes de que el hombre naciera y que es posible que sucede después de que el hombre se extinga. Pero este es un mundo que hombres y pokemons comparten y si algo le afecta, le afecta a ambos. No puedes esperar nos quedemos sentados mientras observamos al mundo terminar frente a nuestros ojos. Por otra parte, lo que nos amenaza, podría ser considerado como deidad entre ustedes y lamento decirte que lo único tan grande como la magnificencia de un dios, es la arrogancia de un humano. Por más proféticos que sean los guerreros de los que hablas, no les vendría mal tener aliados capaces de pensar que lograr la victoria es posible.
Darkrai se mantuvo en silencio, levitando sobre el tejado y mirando fijamente a la torre de radio, donde algunos destellos luz parecían verse a través de las ventanas, aunque a la distancia que se encontraban, los destellos lucían demasiado pequeños además de esporádicos como para ser considerados algo más que el reflejo de las luces de la ciudad.
-Entonces, ¿no deberías con ellos? Preguntó el pokemon, rompiendo su largo silencio.
-No puedo hablar por ellos dos, pero, al menos que sea absolutamente necesario, preferiría no tener que arriesgar mi vida contra algo que apenas he empezado a conocer. Luchar a ciegas siempre será mi ultima opción, así que seré paciente y contemplare la situación más tiempo y, tal vez, ellos pudieran saber incluso más que tu sobre este asunto y nos muestren algo muy interesante.
-¿Quieres decir que solo usarás sus vidas para prepararte antes del momento en que tengas que arriesgar la tuya? Preguntó Darkrai, con una curiosidad desbordada, abandonando el gran edificio para concentrar su atención en la respuesta de su compañero.
-Esa es una forma muy cruel de plantearlo y verdadero, desde un punto de vista similar. Yo prefiero verlo como que ellos escogieron la forma en la que enfrentarán esto y yo escogí la mía, pero no encuentro lo malo en aprender de las experiencias de otros en el camino.
El silencio de nuevo se alzó sobre ambos mientras Darkrai observaba a su compañero intentando comprender su respuesta de una forma que no fuera lo que él ya había entendido, aunque sin éxito. La silente atmósfera perduró hasta que Jarek notó un destello a través de una de las ventanas de la torre.
-Otro destello. -murmuró, obligando a Darkrai girarse y convencerse de que lo que creyó ver en verdad sucedió y no se trató solo de su imaginación o algun reflejo. -Parece que esos dos ya iniciaron algo ahí adentro.
-¿Aún seguirás esperando?
-Sí, solo un poco más. Algo grande va a pasar, y quiero tener una vista tan amplia como sea posible.
Darkrai y Jarek continuaron observando la torre esperando a que algo sucediera, pero no fue así, incluso los destellos dejaron de verse. Todo fue abrazado por una silenciosa calma que aterraba en vez de tranquilizar. Momentos después en esa constante situación, un pokemon de pelaje blanco, un absol llegó de un salto al mismo tejado en el que Jarel y Darkrai seguían aguardando. El pokemon se colocó aún lado de Jarek y comenzó a gruñir con recelo hacía la torre, sin que en él se notará la intención de avanzar un solo paso más.
-Espes, intenta relajarte un poco. -dijo Jarek mientras palmeaba la cabeza del pokemon. -Estás mucho más alterado que cuando llegamos. Esto lo vuelve un hecho. En definitiva, algo sucederá aquí, esta noche.
Una luz volvió a encenderse dentro de la torre, centellante y dorada, creció cada vez más hasta iluminar todo un piso de ventanas en la torre, iluminando incluso las afueras de la misma. Luego un violento sonido se escucho, como si algo hubiese explotado, y cada una de las ventanas del piso donde apareció el destello volaron en pedazos seguidas por una densa nube de polvo.
Por un instante, todo quedó en silencio. Jarek y sus acompañantes observaban atónitos sin poder articular una sola palabra o ruido que salieran de sus bocas; estaban totalmente concentrados en cada detalle de lo que sucedía.
Luces en muchas casas comenzaron a brillar. La el ruido de la explosión rompió el sueño de todo aquel que se encontraba en las cercanías de la torre de radio. Ni Jarek ni a Darkrai les importo ser vistos como extraños en la azotea de una casa y quienes alcanzaron a verlos no tuvieron tiempo de reclamarles algo, pues un furioso y abrumador rugido emergió desde las profundidades de la torre.
El sonido pareció creado por una bestia enorme y feroz, cuyo profundo aclamo era capaz de transmitir una indescriptible sed de sangre. En seguida y empezando por el primer piso, las ventanas estallaron en pedazos con llamas escapando a través de ellas y así en cada piso, uno por uno hasta llegar a donde el resplandor ocurrió. Llamas salieron como una ola por los espacios que dejaron las ya destrozadas ventas, pero estás, en lugar de extinguirse en el aire, regresaron con fuerza y a manera de espiral a su origen, finalmente, las llamas volvieron a salir, esta vez extinguiéndose en el aire como en el resto de las veces. Luego, solo la calma quedó. Nadie, ninguno de los espectadores hizo un solo ruido, solo seguían observando.
Solo un no humano, un pokemon pudo hablar sin problema alguno.
-Bien, Jarek, ¿Estás satisfecho con la vista? Preguntó el pokemon oscuro, girándose hacia su compañero para esperar su respuesta.
-No, aquí es cuando vamos a ver más de cerca. -contesto Jarek esbozando una media sonrisa. Si duda estaba impactado y preocupado por lo que vio, pero no le permitiría a su compañero verlo comer sus propias palabras tan fácil.
