¿Cómo comenzó todo esto?

Me preguntaba esto en mi camino al salón de Pociones. Harry y Ron hablaban, pero yo iba distraída, pensando en mis cosas.

Es muy confuso. Parece como si hubiera sido ayer, pero fue hace meses.

[Comienzo del Recuerdo]

-Oye Granger, ten un poco de respeto por todos nosotros y ponte decente, que nos afecta la vista verte por ahí - escuche una voz detrás de mí. Por supuesto, no podía ser otra persona mas que el rey de los idiotas, Draco Malfoy y sus amigotes, riendo como maquinas con cada critica que salía de la boca de su majestad.

El quinto año no había comenzado hace mucho y ya se me hacia raro que no me hubiera molestado. Acepto que no es muy temprano que digamos para que yo este afuera, pero después de todo soy prefecta y puedo estarlo.

Suspiro cansada, y lo ignoro. No tengo ganas de pelear hoy.

No doy ni tres pasos para irme cuando siento mi cuerpo golpeando la fría pared de los corredores de Hogwarts. Un leve quejido deja mi boca y al abrir mis ojos, veo directamente a los ojos fríos de Malfoy. Me siento algo asustada, pero no pienso demostrárselo. No me puede hacer nada, soy prefecta, y estamos en el colegio.

El no es tan estúpido como para meter la pata haciéndome algo aquí, en Hogwarts, donde hay profesores por doquier.

-Déjenme solo - les dijo, sin dejar de mirarme, a sus amigotes que se acercaban a nosotros con cara de malicia. Gorilas estúpidos. Al escuchar las palabras de Malfoy, se alejaron hasta perderse por los pasillos de Hogwarts.

-Sabes que esto le costara muchos puntos menos a tu casa...- dije entre dientes, furiosa, mirándolo fijamente. El solo rió maliciosamente, como si hubiera dicho que el Señor Oscuro estaba aquí en Hogwarts.

-Ah Granger...pero que vas a hacer sin tus amigos, la comadreja y nuestro héroe favorito, Harry Potter...- apretó mas fuerte mis brazos. Dolían, pero no pensaba demostrárselo.

Harry y Ron se encontraban en la sala común de Gryffindor, probablemente durmiendo. No que los necesitara, me las puedo arreglar sola, no por nada soy la mejor de la clase.

Si tan solo pudiera alcanzar mi varita en mi bolsillo...

No llegue muy lejos, otra vez, en mi intento de agarrar mi varita; me sentí jalada violentamente por un brazo hasta entrar en la puerta más cercana. Me soltó y con el impulso, tropecé y caí al piso, no sin antes escuchar como cerraba la puerta con seguro. Se me helo la sangre. ¿Qué piensa hacerme?

Estábamos en un aula vieja y abandonada...no estaba a mi favor la situación.

Saque mi varita mágica lo más rápido que pude y cuando me di la vuelta para apuntarlo con ella, me tope con la suya apuntándome directamente a mi frente.

-Suelta la varita Granger - dijo fríamente. No la solté.

-Ya veo...te crees muy valiente...¿quién te va a salvar? No veo a tus guardaespaldas por aquí...o quizás, pienses salvarte tu misma? Por favor, no me hagas reír. - ¿guardaespaldas? Me puedo proteger yo sola, no son mis guardaespaldas...¿verdad? Quizás me distraje con aquel comentario, porque el se dio cuenta y aprovecho para hacer accio y quitarme mi varita.

Bueno, al parecer las cosas van de mal en peor.

Me levante y me limpie la falda. No pensaba dejar que me viera lo asustada que estaba, así que lo mire exactamente de la misma manera en la que él me estaba mirando. Para mi sorpresa, guardo mi varita y la suya en su bolsillo.

-Sabes, podría matarte aquí mismo - dijo a medida que se me acercaba y caminaba en círculos alrededor de mí. Yo mantuve mi mirada desafiante.

Mantuve mi mirada porque temía que si hablaba, mi voz me delataría, de lo asustada que estaba.

-No solo eres la mejor en clase, eres parte del trío estrella, eres prefecta y lo peor es que eres todo esto siendo una sangre sucia. Y aun así actúas indiferente a una situación como esta, en la que lo mas seguro es que mueras. ¿O acaso esperas a que Potter aparezca mágicamente y te salve? No esta vez. - dijo esto a pocos centímetros de mi cara, como queriendo asustarme. Si supiera.

-Vete al infierno Malfoy...- dije con el poco aliento de valentía que me quedaba.

-Ya estoy ahí - y con esto, se me nublo la vista. Al principio no me di cuenta de que sucedía, pero luego caí en cuenta.

Malfoy me estaba besando.

Y yo lo estaba besando de vuelta.

[Fin del Recuerdo]

Si, lo sé. Confuso. Pero así fue mi primer beso.

Y no me arrepiento.

Abro los ojos, algo sorprendida, al sentir una mano agarrarme los dedos por unos segundos y luego soltarlos. Era Malfoy, bueno, Draco, que pasaba junto a mí. Intercambiamos miradas silenciosas pero significativas. Nadie sabia lo nuestro, y era mejor que permaneciera así.

Antes de entrar al salón de Pociones, y aunque fueron solo unos dos segundos, me dedico una pequeña sonrisa.

Y yo le sonreí de vuelta.