Prólogo: La historia que nadie quiso contar.

La raza de los antimagos, se extinguió hace milenios. Eran unos seres extraños…su aspecto era humano, pero no así sus habilidades. Bajo la apariencia de simples muggles, escondían un poder oscuro y devastador. La antimagia.

Un antimago tenía la capacidad de neutralizar cualquier hechizo, maldición o conjuro existente en un radio de cincuenta metros a la redonda. Si tocaban a un mago, podían eliminar hasta la última gota de sangre mágica…hasta convertirlo en un simple muggle.

Sin embargo, muy pocos vivieron para contarlo, ya que cuanta más magia poseía la víctima, menos probabilidades tenía de sobrevivir al contacto.

Muchos antimagos, nunca descubrieron sus capacidades, porque no era habitual cruzarse con gente mágica, por lo que vivieron como gente común y corriente.

Pero muchos otros, por obra del destino o de la casualidad, no tardaron en descubrir qué los hacía diferentes del resto de los humanos.

Y conscientes de la ventaja que eso les proporcionaba, decidieron utilizarla.

La mayoría sólo se conformó con usar su poder para defender a aquellos que no eran inmunes a la magia. Pero no todos tenían unas intenciones tan nobles.

Reynard Obelyn, el llamado Rey Antimago, más por propia invención que por un verdadero estatus, logró reunir un ejército. Un grupo de antimagos bien entrenados…primero para la neutralización de la magia….luego para el combate directo.

Las bajas entre los hechiceros y las brujas del viejo continente fueron tan altas que muchos temieron por la supervivencia de la especie.

Por tanto, y conscientes de que la magia no era una opción viable para acabar con sus enemigos, los magos decidieron pactar con mercenarios muggles para acabar con la amenaza. Al principio éstos no quisieron ayudar, porque creían que Reynard Obelyn era un héroe. Pero pronto su ambición llegó tan lejos, que en su ansia de acabar con todo rastro de magia, se llevó consigo la vida de miles de personas inocentes…pueblos enteros fueron arrasados. Sus hombres, asesinaron indistintamente a muggles y a magos, puesto que nunca estaban muy seguros de quién tenía poderes y quién no.

Abrumados por la triste realidad, al final se creó una resistencia lo suficientemente fuerte como para hacer frente a la armada de Obelyn.

La alianza duró lo suficiente para provocar un genocidio en las filas del adversario. Tanto magos, como muggles y antimagos perecieron en una sangrienta batalla por la supremacía.

Y en una victoria pírrica, los magos lograron exterminar a la única especie que los había desafiado con probabilidades de éxito.

Durante cientos de años la existencia de esta extraña especie se mantuvo en secreto. Sólo unos pocos sabían de ese oscuro pasaje de la historia.

Y por eso, yo, Ulric elviejo, lo pongo por escrito, para que, tras mi muerte, quede constancia del peligro que una vez acechó a los nuestros, y de lo cerca que estuvimos de perderlo todo.

Cui amat periculum in illo peribit (quien ama el peligro, en él perece)

Ulric el Viejo, Secretos de Historia de la Magia