Noviembre
Feliz cumpleaños Horo-Horo
Tamborileó los dedos en su fino escritorio y luego miró su agenda. Sabía muy bien que día era, lo había notado unos días antes, el 27 caía en martes y hoy era ese martes. Sabía muy bien que tenía una agenda llena ese día en particular, citas con varios inversionistas, una cena en la tarde con un socio importante y miles de llamadas. Lo peor había sido cuando al fin había hecho un poco de espacio en su agenda y Jeanne había llegado de improviso. Ya sentía un tic en la frente cuando vio la hora. ¡Cómo era posible! Se suponía que tendría al menos treinta minutos libres para hacer esa llamada telefónica.
Se desesperó y solo pensó en una solución ¡el baño! Ahí nadie lo molestaría. Corrió a su baño y enseguida abrió la puerta y sacó su celular. Vio qué tenía varias llamadas perdidas y suspiró ignorando lo demás, marcó el número y sonrió.
-bueno ¿ren?-
-Feliz cumpleaños baboso- fue lo primero que dijo cuando escuchó la voz del otro, supo que Horo- Horo se había reído un poco.
-Creí que no lo recordarías… - La voz se escuchaba suave tranquila y grave. Como lo recordaba, y aún así más madura.
-Nunca lo olvido…- Ren sonrió igual, sabía que no era muy propio de su parte hacer cumplidos así, pero sinceramente Horo siempre le sacaba ese lado dulce que siempre trataba de opacar.
-Gracias Ren ¿mucho trabajo?- Horo amplió aún más su sonrisa. Estaba en Hokkaido celebrando junto con su hermana. Si tenía que ser sincero tenía horas esperando las llamadas de sus amigos. La de Yoh había sido temprano y de la colorida comitiva "escuadrón salvemos a la princesa Hao" justo después. Solo faltaba Ren. Llegó a pensar que el chino, ahora si lo había olvidado. Cuando el Tao le había llamado su cara se iluminó de alegría y supo que su amor secreto, aún estaba ahí. En el corazón de ambos.
-Más del que esperaba- Ren suspiró y pensó en él. En lo mucho que extrañaba ver aquella sonrisa pícara, odiaba amar a tanto a ese sujeto de cabellos azules cabeza hueca. Pero él y su hijo eran las razones más importantes para ser feliz en esta vida.
-¿Estarás en navidad con nosotros? Bueno… ¡tienes que darme mi regalo! … no es que te quiera ver- Ren rió un poco y supo que el Usui debía de estar sonrojado, esas declaraciones sutiles de afecto no eran lo suyo. La relación entre ellos era delicada y frágil. Un amor de juventud que nunca se habían atrevido a comentar y que seguía a ahí… y a pesar de que Ren estaba casado y con un hijo… sabían (ambos) que era una simple fachada. Ren amaba a Horokeu Usui.
-Cállate baboso, deberías dar gracias que tienes el honor de escuchar mi voz- Ambos rieron un poco y Ren terminó por sentarse sobre el escudado, quería estar ahí y si el baño era el único lugar donde podría hablar tranquilo… pues…
-si ¡cómo no! Quien quiere oír la voz del señorito… error, del "señor" Tao- Ren sintió ganas de golpearlo y solo ahí se dio cuenta de la distancia, él estaba China, muy lejos de donde quería estar realmente.
-Eres un idiota Usui-
-Te extraño Ren…-
-Estaré allá en navidad… te llevaré tu estúpido regalo- Ambos soltaron un suspiro que se interrumpió con la voz de Horo- Horo.
-Te amo-
- Y yo a ti- se hizo un silencio entre los dos, aquel que sabían, era su momento íntimo. Donde sabían que se pertenecían mutuamente a pesar del tiempo y la distancia. Ellos eran el uno para el otro. Así de simple.
-Te estaré esperando, y no olvides llevar al pequeño Men-
-Si… nos vemos, en navidad-
Ren colgó el teléfono y salió del baño, supo que su agenda seguía llena y que tenía 30 minutos de retraso, no importaba. Tenía que apurarse el doble de lo que ya estaba pues ahora, tenía que hacer todo lo posible para estar a tiempo para navidad.
Fin
