Las sombras quedarán atrás
Sirius Black tenía que morderse fuerte los labios para no interrumpir cuando pasaba frente a una puerta entreabierta y escuchaba la voz de Remus Lupin hablando en susurros con algún otro Miembro de la Orden.
O cuando lo veía pasar por su lado y se saludaban apenas con un gesto de la cabeza.
Porque Sirius podía notar la desesperanza y el dolor en la voz de Remus aún a través de una puerta de madera maciza.
Porque Sirius se daba cuenta sin apenas esfuerzo de cómo las canas iban ganando terreno en la melena castaña, de que las arrugas eran más profundas, las ojeras más frecuentes y las sonrisas más tristes.
A Sirius le hubiera gustado estrecharlo fuerte entre sus brazos, besar cada una de esas cicatrices como lo hacía antaño, acariciarle los cabellos, las sienes, las orejas, los párpados y murmurarle quedamente: "Tranquilo Remus, las sombras quedarán atrás. Te lo prometo."
Pero cuando se trataba de Remus Lupin, Sirius Black no podía mentir. También él sentía el desasosiego carcomiéndole el alma. Cada día que no se acercaban más a derrotar a Voldemort, iba a sumarse a todos los anteriores, irónicamente idénticos, y pesaba en sus huesos como un lastre.
A Sirius le hubiera gustado poder decirle a Remus que todo iba a estar bien, que no se preocupara, que él siempre iba a estar a su lado. Pero la fugacidad de esas palabras era tan efímera que no podía ni capturarlas con la mano. No podía decirle palabras falsas a su Remus.
Entonces prefería no decirle nada.
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Pequeño S/R que escribí hace un tiempo. Sé que necesitaría ser más extenso, con mayor explicación en ciertos puntos, pero nació cortito y si decidiera extenderlo quedaría así, extendido, no mejor.
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Lean, escriban, sueñen, amen, sonrían
Estrella
