Regalo de cumpleaños
Era el cumpleaños de Edward, y yo nunca lo había celebrado en su compañía, no tenía dinero, lo que tenía lo gasté para arreglar las motos con Jake, cierto.
¿Si Edward lo que mas desea es mi sangre por que no regalarle un poco?, ¿Al menos un poquito?
Estudié la idea durante horas, me revolvía en la cama por todos lados sin poder pegar el ojo, temía que Edward me preguntara por que estaba tan inquieta y yo no supiera que responder.
-¿Qué es lo que no te deja dormir Bella mía?-preguntó y se notaba la intriga que tenía.
No sabía que decir así que hice como si me quedara dormida creo que se lo creyó porque no volvió decir ni "a" hasta que de verdad me hundí en un sueño profundo.
Al despertar, Edward no estaba, seguro se había ido a cambiar de ropa, pero mi sueño me había dado la respuesta a mis dudas, lo que le tenía preparado le agradaría mucho.
Me puse lo primero que encontré en mi armario, unos vaqueros azules y una blusa celeste un poco ceñida, tenía que encontrar la parte principal del regalo, seguro que lo encontraría rápidamente en la calle, gracias sueño por tu idea tan económica y sumamente perfecta.
ººººº
Ya en casa de Edward, me sentía pequeña y algo insignificante, pues los regalos que le daban eran algo extravagantes.
Rose y Emmett le dieron un nuevo piano, negro con algo de degradación.
El regalo de Jasper y Alice fue un Bugatti Veyron azul, ese auto era lindísimo obvio que caía con el pero no conmigo.
Una laptop fue el regalo de Esme y Carlisle, mi novio se notaba algo impaciente, por lo cual se apuró en abrir los regalos que se traslucían por encima de la envoltura.
Y tocó mi turno de darle el regalo, y yo… algo nerviosa saque la pequeña caja de aretes que obviamente no tenía aretes del bolsillo de mi saco, la idea de este regalo fue de improviso, por lo cual estaba segura de que Alice no lo sabe.
-Edward este es tu regalo- le dije mirando el suelo, ruborizada a más no poder y extendiendo la diminuta caja.
-Gracias- dijo algo confundido
-Te puedo pedir un gran favor- dije abrazándole.
-Claro, si me lo pides así-
-Bueno, ¿Te importaría si tu regalo lo abrimos juntos en tu habitación?-
Emmett aulló en forma repentina, no quise ni imaginarme que cosa se podría estar imaginando, Alice salió corriendo, seguro quisiera ver que cosa es y no arruinarme el plan de sorpresa hacia Edward.
Nos dijimos lentamente al cuarto y nos adentramos, cerré la puerta a la vez que Edward sacaba la cajita de aretes forrada con papel de regalo.
-¿Qué es?- masculló samaquiando la caja.
Tragué una gran bocanada de aire y solté las palabras atropelladamente.
-Una pulga que me picó, tiene mi sangre, así que dije si lo come Edward derepente le gusta- dije sonrojándome al máximo.
Hizo la sonrisa torcida que tanto me gusta, y abrió la cajita, la pulga seguía viva y el con un movimiento rápido la cogío con los dedos y la metió a su boca y la masticó, veía como saboreaba mi pequeño regalo, así supe que era un buen regalo.
-Genial- fue lo único que le escuché decir en un buen rato, mientras cerraba los ojos.
Al momento de abrirlos de nuevo, me miró atentamente examinándome el semblante.
-Prométeme algo Bella- se notaba algo molesto, a la vez contento y a la vez aturdido. Yo solo atiné a asentir, tenía miedo, no creo que me regañe pues no creo que algo vaya mal.
-¿Me regalarías siempre las pulgas que te piquen?-
Abrí los ojos como platos.
-Este es el mejor regalo que me han podido dar- replicó.
-Mi golosina favorita desde ahora-
