Disclaimer: Shokugeki no Soma y sus personajes pertenecen a sus autores.

Nakiri Erina dio los últimos toques a su atuendo y miró el reloj encima de su escritorio por al menos décima vez en los últimos minutos. La heredera del imperio Nakiri se encontraba en su dormitorio preparándose para la importantísima compra que tenía que realizar aquella tarde y la espera la estaba poniendo de los nervios. Fiel a su perfeccionista naturaleza, Erina no permitiría un solo fallo ni nada hecho a destiempo.

Finalmente dieron las cinco en punto de la tarde, momento en que Erina agarró su bolso y bajó apresuradamente las escaleras de la mansión. Cuando llegó al garaje encontró que Hisako y el chofer ya estaban ahí con el coche preparado para el viaje. Erina sonrió. Siempre podía contar con su amiga y secretaría.

— ¿Está todo listo? —preguntó Erina subiendo al vehículo.

—Sí—respondió Hisako con su tono más serio y profesional—. La tienda más cercana está a diez minutos en coche, estamos yendo hacía allí primero. Si no lo tuvieran, he trazado una ruta que nos permitirá visitar todas las tiendas especializadas en un radio de 50 km.

— ¿Y si no lo encontráramos en ninguna? —inquirió Erina intentando ocultar su preocupación—. Sabes que si no lo consigo en menos de una semana será catastrófico.

—No hay nada de qué preocuparse—aseguró Hisako sonriente, abriendo su ordenador portátil y poniéndose las gafas de lectura—. Si realmente fuera necesario, lo tengo todo preparado para comprarlo por Internet.

—Gracias—suspiró con alivio Erina. Todo saldría bien.

El paisaje avanzaba ante sus ojos, el pueblo más cercano a Tootsuki ya era visible. Tras unos tortuosos minutos el coche entró en la calle principal y tomó un giro a la derecha. No tardaron en encontrar la tienda ya abierta y un aparcamiento solo unos pocos metros más arriba. Erina agarró su bolso con impaciencia.

—Si no lo encuentro te haré una llamada perdida ¿de acuerdo?

—No hay problema.

Erina asintió cerrando la puerta del coche y avanzando casi a zancadas hasta el establecimiento con el móvil ya en la mano. Una vez allí entró con decisión, la pequeña campana en la puerta anunciando su presencia.

—Buenas tardes—le sonrió el dependiente— ¿Qué desea?

Erina se acercó al mostrador con su expresión más firme y su mirada más decidida, había llegado el momento de la verdad.

—Necesito el tercer tomo de "Amo el amor" de Yamaguchi Taeko.

—Me temo que no nos ha lle-

Prácticamente a la velocidad de la luz Erina apretó el botón de llamada de su móvil y salió de la librería sin decir ni una palabra. Bajó la cuesta corriendo derribando a quien osase ponerse en su camino y subió al coche casi arrancando la puerta.

— ¿Dónde?

—Tres calles más arriba, dos minutos como mucho—respondió Hisako con la misma seriedad.

Erina echó un vistazo a la ruta en el ordenador y fijó su mirada al frente. Tenía que conseguir ese manga. El último capítulo había terminado con los protagonistas sentándose juntos en clase y hablándose. Erina necesitaba saber cómo seguía, e iba a conseguirlo aunque tuviese que visitar las treinta y dos librerías en el planning de Hisako o esperar los tres días que tardaría comprándolo en Internet. Y antes la pillarían muerta que pidiéndole los mangas otra vez a Yukihira Souma.