One piece y todos sus personajes son propiedad de Eichiro Oda.

He de decir, que aunque ponga violación... solo es en el primer capitulo xD lo demás lo considero lemon y no se queda corto en lengua soez, pero... con crocodile y doflamingo a la cabeza
es básicamente inebitable jaja espero que os guste :)

Cap1

Todos los días en Impel Down. Así pasaba las 24 h el ex-shichibukai Crocodile. Jamás pensó que se llegaría a aburrir tanto. Todo por culpa de los malditos mugiwara.
Para colmo de estar ahí pudriéndose, tenía que llevar una especie de prenda lo más parecido a un molesto pijama. ¿Alguna vez se habría puesto alguno? Quería sus carísimas joyas, su abrigo de piel y sus lujosos zapatos. Aquel lugar no tenía clase pero, ¿Qué le iba a hacer? Era una cárcel.

Los carceleros abrieron las puertas y los llevaron al comedor. El desayuno era un tanto catastrófico. A la mínima, saltaba una guerra de comida. Mientras revolvía su "papilla", miró a su alrededor. Hoy había algo que no cuadraba. Bon Clay, Buggy y Mr.3 revoloteaban a su alrededor. Como de costumbre. Hasta ahí, todo normal. Cuando empezasen a cansarle, un golpe en la cabeza con el garfio y calladitos en su sitio. Todas las puertas estaban salvaguardadas por tres guardias, cuando lo habitual era uno en cada puerta. ¿Si casi todos estaban allí, quien vigilaba las celdas? Hasta Taisei, un hombre de casi cinco metros, que básicamente no salía de su metro cuadrado para nada, hoy, estaba en el comedor.

- He vuelto a perder el postre de la comida- farfulló Buggy y se sentó en frente.

- No apuestes contra Bon Clay, es un tramposo- le repitió Crocodile-. Sois peor que los niños. Esto no es ningún juego.

- El día que salga d…

- ¿Saldrás?

- Tsk.

El peliazul frunció el ceño y miró hacia otro lado. Desde el momento de su llegada, esos tres pirados se unieron a él. No tenía otra cosa que hacer más que…

- Un momento.

- Sí, falta Masaru- el payaso también se dio cuenta.

Solo había dos peli azules conocidos en Impel Down. Buggy y Masaru. Al chico se le había condenado a cadena perpetua por el asesinato de un vicealmirante de la marina y el saqueo de su propiedad. Estafador experimentado a pesar de sus veintitrés años. Crocodile y él nunca se llevaron mal pero tampoco eran amigos. En realidad nuestro protagonista tampoco sabía lo que significaba la palabra amigo o compañerismo o… amor.

¿Qué era el amor para él? ¿Alguna vez lo había experimentado? ¿Sabía lo que se sentía? Para nada. A sus cuarenta y seis años y ni idea del sentimiento más normal del mundo.

- ¿Qué demonios es eso?- Bon Clay se unió a la conversación dando saltitos y vueltas, millones de vueltas.

Ante la atenta mirada de todo el comedor, los tres se acercaron al asiento de Masaru para mirar lo que estaba depositado en su silla.

- Una.

- Pluma.

- ¿Rosa?

- Hey, ¿Qué pasa?- Crocodile se puso tenso de repente al verla. Estaba cien por cien seguro de saber a quién pertenecía esa pluma y como odiaba a aquella persona. Si es que se lo podía llamar así. La odiaba tanto como a su abrigo hortera, y esas gafas… era el peor estilo que jamás había visto-. ¿Te aterra el rosa?

No respondió y Buggy dio gracias por haberla dejado pasar. El del tutú se libró de una buena. El ex-shichibukai se volvió a sentar, esta vez, con la pluma rosa en la mano. Definitivamente, era imposible su presencia aquí. Claro que él tenía sus derechos por lo tanto… si quería entrar a Impel Down, ¿Por qué no? El dilema, ¿para qué cojones iba a querer entrar a este lugar? A sabiendas de cómo era en realidad, todos podían estar preparados para los cambios.

Crocodile apretó el puño con rabia. ¿A caso tenía miedo de sentirse tan vulnerable? El rubio mantenía alguna especie de rencor por no crear alianzas con él e incluso por haber sido expulsado de los shichibukai. ¿Y si solo había venido de visita? Se aburría (nada raro en él por cierto) y decidió pasarse a echar un vistazo.

- No me tengo que preocupar. Todo esto es innecesario.

El desayuno terminó y nos llevaron al patio. Era una sala gigantesca. En una esquina, millones de rocas, con picos y palas alrededor. El trabajo más absurdo de todo el Grand Line. Por supuesto, había turnos, y él siempre ofrecía amablemente (cuando decimos ofrecer amablemente, queremos decir, obligar bruscamente) su lugar a otro preso. Pasaba la hora sentado en las gradas pensando en alguna forma de escapar para acabar con ese sombrero de paja. No había sentido tanto rencor en su vida.

- Maldito crio.

- ¡Un médico por favor!

El grito hizo olvidar sus ansias de venganza. Los reclusos formaron un círculo alrededor y no dejaron ver a Crocodile. Si pudiese utilizar sus poderes, habría llegado allí sin pestañear. Ahora, tenía que levantarse y caminar hasta el lugar donde inundaba el pánico. Los tres palurdos también se encontraban observando.

- No creo que debas verlo- Daz Bones paró el avance del moreno. Confiaba en su aliado pero esa recomendación solo hizo ponerle nervioso.

- Masa…- Mr.1 quitó la mano de su pecho y bajó la mirada. En seguida se dio cuenta-. ¡Apartar!- el corro se disipó rápidamente, nadie quería molestar al señor Crocodile-. Mierda. ¿Qué coño te han hecho?

El otro peliazul de Impel Down se encontraba desplomado frente a él. Muerto. El ex-shichibukai se inclinó para poder tocarle por última vez. Su cabello había robado el color del precioso mar del Caribe. Tenía unos ojos grandes y muy brillantes, del mismo color que el mismísimo sol, pero que ahora, no tenían ese brillo tan característico. Crocodile le cerró los ojos sintiendo una punzada en su corazón. Deslizó sus dedos por la pálida mejilla y se detuvo al llegar a los rojizos labios de apariencia tan apetecibles. Los acarició con suavidad.

Sin tan solo hubiese podido pasar una apasionante noche con él, rozándose, deseándose, jadeando los dos tras haber terminado… Imposible, habría acabado sabiendo lo que era el amor.

- Ayer se encontraba perfectamente- le oyó decir a Bon Clay-. La vida es injusta.

- Está claro que le han dado una paliza idiota. Masaru era fuerte, no acabo de entender cómo se dejó hacer esto.

- ¡¿Cómo se va a dejar?!

- Tranquilo señor- Daz Bones sabía lo que en realidad le pasaba pero tampoco era como para ponerse a pelear entre los cinco.

- Tiene algo dentro de la boca, fijaros.

Crocodile estaba tan ensimismado en su belleza que no se había percatado. Le abrió la boca y cogió lo que estaba dentro.

La ira le inundó por completo y estaba a punto de explotar. La venganza de Luffy pasaba a segundo plano, había alguien que se merecía su máxima atención. Cuando le cogiese… El cuerpo de Masaru estaba entumecido y lleno de heridas. El cuello mostraba fuertes moratones y la camisa de preso estaba rota.

- Lo han violado- Mr.3 señaló a los pies del cadáver. Un líquido blanquecino fluía de ellos. Crocodile ya tuvo suficiente- ¿A dónde vas?

- A la caza del flamenco- dijo furioso aplastando la segunda pluma rosa hallada en la boca del peliazul-. Tengo la ligera sensación, de que pronto, los shichibukais serán solo seis.

Apenas pasaron cuatro días y fueron apareciendo presos muertos en las mismas condiciones que Masaru. Los tres eran bastante agradables de ver y a Crocodile se le estaba agotando la paciencia. Siempre la misma historia. Todos los guardias dejaban libre las celdas del nive la media hora, se escuchaba un grito de socorro. Aparecían dos plumas rosas con cada cadáver. El moreno guardaba las dos del peliazul para recordarse todos los días la rabia que sintió al perderle.

Impel Down estaba patas arriba, los prisioneros atentos siempre por si encontraban plumas en sus sitios. Se notaban los nervios en el ambiente. A los tipos feos o viejos no se les veía preocupados en absoluto y alguno que otro se tuvo que hacer, por voluntad propia, heridas para conseguir un aspecto horrible.

Las "autoridades" de la cárcel no hacían nada al respecto y eso le hizo entender que hasta que no se fuera ese maldito pajarraco, las muertes no iban a cesar.

El muy cabrón se ocultaba bien, todavía no había dejado verse en ningún momento y no mostraba signos de querer hacerlo. Crocodile tenía que quedarse por narices en su celda y esperar a que llegase el de las gafas horteras pero los guardias mantenían la rigurosa norma de, nivel 4 vacío en algún momento del día. No atacaba siempre por la mañana, la última vez, los sacaron a todos a las once de la noche con la excusa de hacer deporte porque era sano. Anda y que les jodan.

Eran las dos de la tarde y acababan de terminar de comer. De momento los médicos no tuvieron que hacer ninguna intervención. Actuaría al anochecer.

- Ahora tengo los malditos análisis.

Se dirigió a la enfermería porque tenían que sacarle sangre para asegurar que estaba bien y sin ningún problema. ¿Por qué estando en una cárcel se aseguraban de que los criminales estaban sanos? Lo más normal es que les dejasen morir.

Entró en la blanca sala y se sentó en la camilla. El médico era un señor bajo y regordete con un bigote rubio enorme. No daba buena espina.

- Quitase la camiseta. Señor Crocodile, ¿no es así?

-Sí.

- ¿Qué se siente al tener tanto poder y de un día para otro perderlo todo?

- ¿Me quiere hacer el análisis?

- Vaya vaya… veo que tiene prisa. ¿Ha quedado con alguien?

- Muy gracioso.

- Gracias. Le pondremos una vacuna.

- ¿Vacuna? Nadie me dijo nada de vacunas.

- ¿Miedo a las agujas? Solo será un pinchacito y después le sacaremos sangre.

- ¿Vacuna contra qué?- le preguntó al ver como se preparaba para inyectarle el contenido de la jeringa.

- Como sabrá, hay grandes cantidades de suciedad y algunos presos se niegan a asearse. Solo por si acaso.

Aunque no se quedó más tranquilo, paró de hacer preguntas para poder salir de allí cuanto antes.

Volvió a la zona de las celdas. Hoy había mucha gente por allí. Decidió echarse una siesta, ya que a las tantas de la noche les iban a despertar y él tenía que pensar en un plan para vérselas con el flamenco. Además, le dolía la cabeza y tenía ganas de tumbarse un rato.

- ¿Cansado?

- Más o menos. ¿A dónde vais los cuatro?

- Tenemos una partida de parchís pendiente, es nuestra hora libre.

- Que juego más aburrido.

- Oh, ya sé que prefieres a papas y a mamas- ironizó Buggy.

- En el parchís se come- intervino Bon Clay.

- Así de gordo estás.

- ¡¿A quién has llamado gordo?! ¡Pelo cutre!

- Llévatelos de aquí ya.

- Sí señor, que descanse.

Se recostó en la cama y miró el techo. ¿Por qué le daba la sensación de que se estaba haciendo mayor? El tiempo pasa muy rápido. ¿No habría sido todo más fácil si se hubiera dedicado a buscar a alguien con quien formar una familia y vivir en un pueblo tranquilo y acogedor?

- ¿Una familia? No sé si me gustan las mujeres o los hombres, así que mal vamos. En fin… no pensemos en cosas imposibles.

Se despertó de su siesta algo aturdido. Al incorporarse de la cama, sintió un dolor de cabeza inmenso y notó que su cuerpo aún permanecía medio dormido. ¿Cuánto tiempo había estado descansando? Miró fuera de la celda… Todo estaba a oscuras. ¿Qué hora era? Y lo más importante, ¿dónde estaba todo el mundo?

Solamente una vela en el interior de su "habitación" estaba encendida y tampoco daba mucha luz que digamos. Como le gustaría tener a Masaru cerca. Definitivamente, sentía algo desconocido por él. No pudo seguir pensando en el peliazul porque le vino un mareo que estuvo a punto de ver las estrellas. ¿Qué le pasaba a su cuerpo? A pesar del frio, su frente estaba sudorosa.

Al ir a coger su pañuelo, debajo de la almohada, casi se le paró el corazón. ¿Qué era lo que estaba tocando?

- Soy el siguiente- susurró.

- ¿Acaso pensabas que te ibas a librar?- todos los sentidos alerta. Como si estuviera escondido dentro de la pared, de entre la sombras, salió aquel hombre rubio, alto y musculoso. Como no, llevaba su abrigo rosa, con las dichosas plumas. ¿Todavía le quedaba alguna?- ¿Sorprendido?- el shichibukai mantuvo las distancias.

- No.

- He de reconocer de que las plumas rosas me delatan un poquito.

- ¿A qué estás jugando?

- Yo no juego, me tomo las cosas muy en serio.

- Por eso te vas por ahí tirándote todo lo que se mueva.

- Y bien que lo paso- el moreno soltó un gruñido- ¿Pero desde cuando te importan los demás? Esto es nuevo.

- No sabía que te gustase dar por culo.

- No sabes muchas cosas de mi Croco-chan.

- ¿Croco-chan? Lo poco que sé me sirve para describirte a la perfección puto maricón reprimido.

- No tengo un condón a mano, ¿no te importa verdad?- el rubio dejó su abrigo a un lado y pasó su lengua por sus labios sonriendo lujuriosamente.

- ¿Qué?

Crocodile se levantó rápido para bloquear su avanzada pero las fuerzas le fallaron y estuvo a punto de caerse al suelo si no hubiese sido por el flamenco. Su cuerpo, no reaccionaba ni al cincuenta por cien.

- Vaya vaya. Parece que esa "vacuna" te está perjudicando un poquito.

- ¿Qué era eso?

- Mnm… pues en realidad no lo sé muy bien pero por lo que puedo observar ha hecho el efecto que deseaba. Bienvenido a la lista de los ligues de Doflamingo Croco-chan. Este día va a ser realmente inolvidable, no todos son los elegidos.

- ¿Elegidos?

- ¡Para que les folle!

Le empujó violentamente contra la pared y le pegó un puñetazo en la tripa para poder controlarlo a sus anchas. Le puso de espaldas a él, dejando que se apoyase en la fría piedra. Le sujetó los brazos por encima de la cabeza y metió la pierna entre las dos del moreno. Con la mano libre que le quedaba, le bajó los pantalones y la ropa interior y se quedó unos minutos observando. El gran ex-shichibukai así, solo para él… su hombría le ardía con solo de pensar estar dentro. Pasó la lengua por el cuello del moreno hasta llegar a su oreja y morderla.

- Ah…

- Puedes gemir todo lo que quieras, será tú última vez con alguien. Promesa.

- Suéltame o yo te prometo que lo pagarás caro.

- Vamos a ver…- para la sorpresa de Crocodile, agarró su miembro y empezó a mastúrbale de una manera enloquecedora. Incapaz de reprimirse- amenazar a alguien de esta forma, es caer un poquito bajo. Por intentarlo no pasa nada.

- ¡Que me sueltes!

- Grita grita, con mucha suerte te oirá alguien y además… me estás excitando hasta límites inimaginables.

- ¡…hngh…!-Crocodile jadeo bruscamente y luego se estremeció violentamente.

- Siento comunicarte de que tengo la manía de correrme dentro…-susurró con una voz baja y ronca mientras continuaba deslizando su mano, y los oídos del moreno se entumecieron.

- Deja de tocaaarme, ah… dios…

- Yo que tú me correría ya, mi polla está muy grande y deseosa… si te vienes podré usar algo de lubricación. Eres virgen, ¿verdad?

- Fóllale a tú madre cabrón- el ritmo era tan lento y a la vez apretaba cada vez con más fuerza. Sentía que se iba a correr en su mano. Joder que si lo sentía. Era tan vergonzoso que…

- Ahí ahí sale… mnm biiien, jaja. Eres resistente Croco-chan.

- ¿Con cuántos te has acostado hoy maricón de mierda?- le preguntó por simple curiosidad mientras intentaba reponerse, antes de que lo "otro" sucediera.

- ¿Acaso importa o es que te sentirías celoso? Porque si es así, no te preocupes, mi cosita y yo solo deseábamos estar contigo. Dentro- soltó el agarré y el ex-shichibukai intentó atacar pero le cogió de la camiseta y lo lanzó hasta la cama. Hizo uso de sus poderes una vez más para ponerle a cuatro-. Tú entrada me está pidiendo a gritos que te la meta. Luego ya sabes a quien echarle la culpa- no se podía mover y por culpa de las cadenas de kairoseki que lo sujetaban, no podía transformarse en arena. Además, los malditos poderes de Doflamingo no ayudaban.

Escuchó la cremallera del rubio cediendo. Hoy iba a ser el peor día de su vida, nada se iba a comparar a aquel momento de humillación máxima. Lo había hecho con varias mujeres e incluso a veces se animó con los hombres, siempre por la fuerza claro está pero ahora entendía la frase de "No hagas lo que no te gusta que te hagan" El miembro acariciaba lentamente su entrada.

- ¡Me caguen… es enorme! Me va a matar- teniendo en cuenta sus 3,03 de alto, algo tendría que influir.

- Voy.

- ¡Aah! ¡Duele, quítalo!- fue lo más parecido a una estaca, entrando a la fuerza y desgarrando todo a su paso.

- Que caliente eres Croco-chan, se está de cine. Suerte tienes que no sea un bruto y te la haya metido a pelo. Algo húmedo ya estaba.

- Sácala- no tenía fuerzas para gritar más. Sintió un líquido caliente escurrir por su entrada.

- Aiba, pues sí que eres virgen.

- Nadie me da por culo, hijo de puta.

- Corrección. Nadie excepto yo y me encanta.

Como era de esperar su tono no cambió en absoluto y para Crocodile, salía veneno de su boca, cada frase, cada palabra hasta cada parada porque no podía evitar gemir, todo, le daba asco. Sentía tal repulsión hacia ese rubito de los cojones…

- Ah… sabes una cosa- Doflamingo no paraba de gemir junto al moreno- Masaru no era puro… te lo puedo asegurar y no me extrañó en absoluto. Era como una puta, me imagino como se ganaba los favores.

- Mentira… ¡Para de una vez me estás matando!

- ¿A caso te lo tiraste? Yo creo que no. Créeme, ese peliazul estaba más usado que mis gafas.

- N-no lo com pa… aaah… res con algo tan.

- Mnmmm, ¿tan qué? No puedes seguir porque yo seguiría dándote toda la noche. Eres delicioso- notó su musculoso cuerpo apoyándose contra su espalda y lamiendo lo que le viniera en gana y pegando pequeños mordiscos. Alguno que otro le hizo sangrar pero no podía decir palabra alguna- ¡Oh sí, tan estrecho! Aprieta más Croco-chan vaaaamos.

- Hñggn…- se corrió por segunda vez pero esta vez sin sentir apenas placer, se dejó ir por compasión hacia su pene que no podría que su hinchazón ni un minuto más pero digamos, que no le ayudo mucho. Doflamingo se excitó el triple de lo que ya estaba y sus estocadas se volvieron más fuertes e irregulares, tocando todos los puntos de su interior. La sangre escurría por sus muslos mezclándose con el pre seminal del shichibukai, que sabiendo que el moreno no podría atacar por su falta de fuerzas, le dejó desplomarse sobre la cama. Muy a pesar del rubio, esa posición hizo que pudiera entrar del todo y tuvo que soltar su esencia. El grito de placer se pudo escuchar en toda la planta. Como le habría gustado seguir envistiendo.

- Me ha gustado mucho ser tú primero Croco-chan… hasta ahora el mejor con diferencia. Mnm… el mejor semen que he probado y tú piel, realmente sabrosa.

- …- su mirada comenzó a nublarse.

- Ya sé que ahora tú aaah- sacó su miembro despacio, escuchando un horrible ruido a mezclarse todo- dios que bien, jaja. Tú cabecita no está para pensar, ¿recuerdas que les pasa a los presos que me tiro y se quedan así?- Crocodile no pudo contestar pero sí que lo recordaba perfectamente- Eso es muy bien, bye bye querido. Te lo repito- se acercó a su oído- el mejor con diferencia- lamió su lóbulo- un sobresaliente alto.

Ya todo daba igual, la vida se acababa allí. Crocodile sabía que uno de los presos violados iba a ser él mismo, pero no hizo nada. ¿Quería acabar con su vida? Tal vez. Su infancia era lo único que recordaba como algo "bonito".

Antes de perder la consciencia, notó unos labios depositarse suavemente contra su mejilla. Su corazón de repente bombeó con fuerza y no pudo saber por qué después de semejante acto contra su voluntad, había acabado así o si le hacía eso a todos o simplemente, a él.

Pensar que ese gesto solo se lo hubiera hecho a él, de alguna forma le reconfortaba y solo había algo de lo que se arrepentía no haber hecho antes de morir, que era… saber lo que significaba sentirse amado.

Fin cap1

En mi opinión va a ser un fic que sorprenderá a más de uno por el camino que tomará a partir del capitulo siguiente :D

Contiene también toques de humor y Doflamingo hará de las suyas xD

Agradezco mucho los reviews, ¿ha estado bien? ^.^