Hola chicos! ... aquí les traigo una historia.. la más larga que he escrito hasta el momento... ya llevo escrito 8 capítulos y es que la verdad la idea de este fic surgió en Enero del 2010... luego vinieron los borradores.. luego los detalles y desde inicio de año se ha venido empolvando (haha ) en mi computadora.

Estoy esperando ya que la idea caiga para los últimos capítulos. Este es mi primer teenchester, la idea de Dean adolescente cuidando de Sam y que luego los papeles se inviertan siempre me ha encantado :)

Como siempre sus reviews son super hiper bienvenidos.. a decir verdad ellos alimentan más a mi musa que en temporadas de estrés justo se le ocurren nuevas ideas! (Dios sabe que tengo una mochila llena de papelitos con fics potenciales ... pero no hay tiempo!)

Ni los chicos ni el título son míos... los dos guapos primeros pertenecen a Erick y El segundo a esa película maravillosa del 2010.

Bueno... ya no hablo más, espero que les guste y si no pues gracias por haberle dado una chance... :) bye!


Never let me go

Ch.1

Todo lo que podían ver eran árboles y la maleza a sus pies, estaba empezando a oscurecer. Los jóvenes Winchester iniciaban la cacería de la criatura que era la causa de la desaparición de tres personas en ese pequeño pueblo de Virginia del Oeste.

Estaban solos, él y su hermano; su padre le había dejado ir a dos cazas por si mismo hace unos meses y ahora estaba con Sammy, lo que le agregaba otro rango de importancia a esta cacería en especial, ahora él era el chico a cargo de su molestia en el trasero de hermano menor. Con sólo 17 años Dean Winchester se encontraba en un estado alejado al de su padre; que estaba en otra cacería en Detroit,- En un bosque, buscando a algo que posiblemente los mate.

Nada fuera de rutina.

-"No te alejes Sammy" - dijo Dean

-"Dean… tienes que ver esto"- Llamó Sam desde un árbol cercano.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca entendió porqué el menor lo había llamado. La corteza del árbol estaba rasguñada y trozos de esta regados alrededor, había manchas de sangre y la maleza del piso estaba revuelta.

Sí, como ya lo sabían, era un Wendigo con lo que lidiaban.

-"Okay Sam, entonces mi teoría era cierta."- dijo mirando con una sonrisa de triunfo a su hermano menor. –"Lo cual significa que durante las próximas dos semanas serás tú el que ordene, desempaque y lave mi ropa".

-"Idiota"- murmuró derrotado.

-"Una apuesta es una apuesta… perrita"- Dijo socarronamente.

-"Entonces, ahora que hacemos"- Pregunto Sam aun fastidiado intentando cambiar de tema.

-"Esperar y si la cosa no aparece en una hora, irnos porque está oscureciendo y no quiero tener que consolarte cuando llores como princesa"- Respondió feliz.

Sam bufó y se sentó en el pasto sacando un libro de su mochila.

-"Puedo preguntar… ¿por qué trajiste un libro a una cacería?

-"Para leer".

-"Okay… señor Obvio, porque eso es tan razonable"

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-"Bueno Sam, hora de irnos"- Anunció Dean.

Eran casi la ocho de la noche y habían estado casi dos horas esperando en el mismo lugar a que el bendito Wendigo aparezca pero nada había pasado. Dean se levantó y cogió la mochila de Sam y la suya.

-"Día productivo"- murmuró el menor.

-"No te atrases, vamos rápido que ya está oscuro"- Dijo el Adolescente.

Sam se detuvo.

-"Dean…".

-"shhh…".

Lo sabía, también lo había escuchado. De entre los árboles llegó un ruido, como de alguien, O algo, corriendo.

-"Quieto, Sam… saca la bengala"- Susurró rápidamente.

Sam lo hizo y Dean también; ambos quietos, expectantes, esperando el salto que sabían, por experiencia propia, llegaría cuando menos se lo esperen.

-"DEAN!"

-"¡Lo tengo Sam!" – Gritó, disparando la bengala hacia la criatura que hace unos segundos había estado parada en frente de él, escondida entre los árboles. Falló.

-"Sam tenemos que…"- Empezó, pero la boca se le secó completamente cuando volteó y no vio a su hermano menor.

-"¿Sam?"

Nada

-"¡SAM!"- Gritó sin importarle que volviera a aparecer el Wendigo. Tenía que proteger a su hermano, nada le podía pasar a Sammy. Nada, no, primero que le pase a él, pero no, a su hermanito menor nada. No, no, no, no...Sammy. ¡Demonios!

-"¡SAM!"- Intentó otra vez, ahora corriendo entre los árboles.

Entonces lo escuchó. Alguien lo llamaba; reconocería esta voz donde sea.

-"¡Dean!"

En ese momento muchas cosas pasaron a la vez. Dean volteó hacia el origen del sonido, una figura pasó rápidamente a su lado y una sensación punzante y ardiente en su lado izquierdo lo obligó a doblarse por la mitad.

Cerró los ojos de dolor, sentía algo caliente empapando su camisa; su cara tocó el suelo, sus brazos abrasaban su torso y no podía emitir sonido alguno.

Algo lo agarró de los tobillos, lo primero en lo que pensó fueron garras, garras que se enterraban en su piel y lo arrastraban por el piso. Su cara, brazos y pecho magullados por las rocas y ramas. La tierra se le metía en la boca y se mesclaba con la sangre que comenzaba a escupir. Deseó que todo acabe, el dolor era insoportable.

Sam. Un minuto… donde estaba su hermano, tenía que protegerlo, él era su responsabilidad, su hermano.

Intentó llamarlo, pero no podía, los únicos sonidos que abandonaban sus labios fueron ridículos gemidos, tenía que poner más esfuerzo, nada malo le debía pasar a Sammy. Nada.

-"S'my"- intentó, nadie respondió.

Sus piernas cayeron abruptamente y quedó allí tendido. Abrió los ojos, todo era una mescla de colores y en medio un mar de confusión una forma brillante se movía, olía el humo, olía a quemado.

No pudo evitar cerrar sus ojos, todo se sentía raro, ausente. Sintió unas manos calientes en su rostro adolorido, abrió sus ojos un milímetro y vio a su hermanito devolviéndole la mirada asustado. Sonrió, Sam estaba bien. Luego todo se volvió negro.

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