Es inevitable.
Lo veo conectarse y miles de preguntas vuelven a surcar mi mente.
¿Cómo estará?
¿Qué será de su vida?
¿Estará saliendo con alguien?
¿Será feliz con él?
¿Será más feliz de lo que lo fue conmigo?
Ese tipo de preguntas insanas y probablemente innecesarias, que ninguno de nosotros deberíamos hacernos pero igual lo hacemos. O bueno, hablaré solo por mí, igual lo hago.
Cada vez que Shun aparece, en aquella pequeña ventanita, comienza un sinfín de recuerdos a pasar por mi mente. Recuerdos, de una época, en la que no éramos tan lejanos como lo somos hoy en día. Si no que por el contrario, hablábamos a diario… ¡y por todo el día!
Pendientes el uno del otro. Atentos el uno con el otro. Cercanos, cariñosos, íntimos…
Y ahora, distantes…
Muy distantes…
Con una última conversación hacía mucho tiempo. Y un trato más de dos conocidos, cuyo pasado o historia jamás ha tenido un punto en común…
¿Es curioso no?, como una de las personas más importantes en nuestra vida, lo es por un tiempo y luego ya no más…
Ha pasado ya mucho tiempo desde que nos dejamos de lado y que me sentí bastante mal y sé que él también lo hizo. Y lloramos, y nos separamos y fuimos atentos y cuidados con el otro un tiempo más hasta que luego bueno, ya no hizo falta y cada quien siguió con su vida por separado.
Pero, aunque ya no sea tan fuerte o intensa esa emoción como para hacerme llorar, si sigo sintiendo ese raro aire de nostalgia y reflexión, que lo veo al conectarse a internet y colocarse una nueva foto en el perfil…
…Que cambiado y a la vez que igual está…
Hola Hyoga… - Aparece en mi ventana del mensajero.
…! –
Eso sí que no lo veía para nada venir.
¡Esa linda fotico me está hablando!
Que gusto verte conectado. Casualmente por estos días, me había estado acordando de ti… -
Y con eso bastó, para haberme alegrado el día…
