Ciega.
Disclaimer: Toda la Obra de Percy Jackson es de Rick Riordan, yo sólo juego con sus personajes.
Rachel se abrazó a sí misma enredada entre las sábanas de su cama. Su cabello ensortijado como largas lenguas de fuego lamían sus hombros salpicados por pecas disparejas; enredadas y sin ningún orden particular. Ella llevaba tres días encerrada en su habitación casi sin probar bocado. Enroscada en su lugar seguro, el Oráculo de Apolo no lograba estar en paz. Ni siquiera allí, el único lugar en el mundo al cual sentía que pertenecía.
A lo largo de su vida Rachel había tenido como exclusivo objeto de vanidad su don de ver más allá que los demás. En primer lugar, su visión vencía la niebla sin necesidad de proponérselo. Los monstruos nunca le fueron ajenos. Además, desde que había sido bendecida por el Dios de las profecías, su capacidad para ver las intenciones y leer a los otros se había afianzado a pasos agigantados.
La señorita Dare podía ver la verdadera esencia de las personas desde niña, sus intenciones y sentimientos, y ahora podía verlo con mayor claridad.
No iba a mentir; su don había mutado entre una bendición y una maldición a lo largo de su vida. Pero nunca se sintió tan correcta como cuando aceptó su destino; guardar dentro de sí al espíritu de Delfos. Finalmente había entendido la razón por la cual vino al mundo. Y todo fue bien, hasta que lo perdió todo.
Perdió su capacidad para ayudar. Ya no era útil.
Tenía que sentarse a ver a su mejor amiga, Annabeth Chase, ir de un lugar a otro sin paz. Afligida a niveles extraordinarios, sin dormir, agresiva, molesta, preocupada y camino a morir de angustia. La joven tenía el ceño fruncido y los ojos siempre rojos. Rachel no necesitaba verla llorar para saber que lo hacía, y que no tenía descanso en su búsqueda por Percy.
¿Qué podía hacer ella si Apolo se ensañaba en no mostrarle nada? ¿Qué podía hacer ella por Percy, su amigo y el motor de cambio en su vida, o por Annabeth? Rachel se trasladó hasta la ventana del cuarto y observó a su mejor amiga, de nuevo, cada vez más demacrada y obsesiva. Cada día sin Percy parecía afirmar la posibilidad de que no regresaría de nuevo.
Y Rachel temblaba de pánico cada vez que pensaba en ello.
Había intentado todo, incluso llegó a llorar e implorar a Apolo por ayuda, a ofrecerle lo que quisiera a cambio. Eso incluía ser su oráculo hasta el último día de su vida. Pero él no le hizo caso en lo absoluto, ningún Dios hacía contacto con sus hijos, o en su caso, con sus protegidos. Rachel se concentraba en una foto con Percy y podía sentirlo a él; débil pero vivo.
Pronto Annabeth iría en su búsqueda y preguntaría si sabía algo de él, de Percy. Ella haría lo mismo de siempre, negar, y contestarle que sólo podía afirmar que él estaba vivo. Lo sentía, o quizás era todo parte de su sugestión ¿Pero cuándo sus instintos habían fallado? El abandono repentino de Apolo la mantenía nerviosa.
Rachel se concentró en Percy y trató de encontrarlo, de sentir cualquier cosa, cualquier indicio. Pero sólo tenía la firme certeza de su corazón latiendo, y una respiración cálida y pacífica en su oído. Por primera vez en toda su vida, pensó ella mientras lloraba encogida en el suelo, estaba ciega.
Completamente ciega.
Amo a Rachel, desde su primera aparición aunque a mucha gente no le gustó entonces porque era una "competencia para Annabeth". Vamos, gente, adoro a este personaje. Estuve bloqueada muchos días y de la nada ¡puff! Esto.
¿Se imaginan cuán inútil debió sentirse ella siendo incapaz de colaborar en la búsqueda por Percy? Eso estaba pensando, como se habrán dado cuenta. Hace mucho que no escribía de estos libros. Ojalá les guste.
