Hola a todos! :D Bueno, hace mucho tiempo dejé de escribir y me retiré parcialmente de los fic's, aunque regreso sin continuar mis fic's pendientes en otros sitios, pero me vino a la mente este fanfic de Ranma 1/2 el primero que haré y ojalá no el último. Desde que leí un fic de aquí, llamado Juntos-Una Historia de Transformación y Tragedia, de "Rowan Seven" en inglés y traducido por "Albreyck", mientras buscaba fanfics NO yaoi de RanmaxRyoga xD, y creánme que me encantó. Y se me ocurrió hacer un fic basado en la información de ese fic, como si fuese la continuación, bueno no lo es, sólo es desde mi bizarra imaginación, ya que mi temática se centrará en el romance de una madura Akane con un adolescente, pero por eso incluyo esa parte de ese fic, el nombre del chico ya sabrán porqué y quién es :p, bueno si mi inspiración no me abandona jeje. Espero no se considere plagio, la temática la desarrolla mi mente, pero basándome en el fic, y también en el anime que es por supuesto obra de nuestra querida y ya conocida autora "Rumiko Takahashi".

Me queda decir que espero lo disfrutes, y perdón por tanto texto, es el prólogo, y debo retroalimentar mi historia, ya lo demás, espero sea más entretenido, sin más por ahora, Gracias, y si ha sido un plagio, me disculpo y en cuanto se me notificara me dedicaría entonces a crear otra retroalimentación, jeje. Por ahora es todo.

Como adicional, habrá algunas palabras en japonés, no muy dificiles. Si tienen duda pondré los significados al final.


Amor en tiempos de edad.

Prologo:

Una mañana como cualquier día de verano, se encontraba el señor Soun Tendo bebiendo té en la sala de su ya vacía y solitaria casa. Sonrió al recordar las veces que su hogar estaba a reventar de invitados, ni las habitaciones eran suficientes para todos sus inquilinos. Primero la habían habitado él y su ya fallecida esposa, cuando estaban recién casados y soñaban con ver niños corriendo en su hogar. No pasó mucho para que su sueño se hiciera realidad, primero con la llegada de su primera hija, Kasumi, luego Nabiki y finalmente su pequeña Akane. Estaban felices por haber logrado su sueño de ser una familia. Soun no tenía varones, pero se sentía tan bendecido con su esposa e hijas, que poco le importaba ser padre de un varón.

No tuvo que preocuparse por un heredero, pues poco después de haber nacido Akane, tuvo noticias de su viejo amigo Genma Saotome, el cual le daba la buena noticia de que era padre de un varón. Soun lloró de felicidad cuando Genma expresó su deseo de unir a ambas familias, y así se acordó que el pequeño Ranma, se habría de comprometer con alguna de las hijas de Soun y heredar el dojo. Preservando y unificando así ambas escuelas y técnicas marciales.

Nada podía salir mal, aún cuando poco después tuvo que enfrentarse a la muerte de su esposa y ser ahora padre y madre de sus hijas. Situación que no duró mucho, pues su hija Kasumi, terminó ejerciendo el rol de madre y ama de casa cuando concluyó la preparatoria. Los Tendo estaban tristes, pero con el tiempo se sobrepusieron, y entonces llegó el día en que Genma presentaría a su futuro hijo y este elegiría a una de sus hijas para continuar con su supuesto compromiso; aunque la llegada de los Saotome acabó con la pacífica y monótona vida de los Tendo, Ranma y su maldición del Jusenkyo que lo hacían convertirse en una mujer al contacto con el agua fría, volviendo a su estado de hombre al bañarlo con agua caliente o tibia. El haber hecho que Akane fuera la prometida de Ranma, Kasumi se negó por ser mayor que él, Nabiki se negó haciéndoles ver que no tenían nada en común, y Akane aunque se negara, ya había sido ella la elegida para unificar ambas escuelas. Tan sólo quedaba esperar que ambos fueran mayores de edad, mientras tanto los Saotome vivirían en el dojo Tendo.

Esto para hacer que ambos jóvenes convivieran y desarrollaran sentimientos el uno por el otro.

Pero de nuevo las complicaciones surgieron cuando comenzaron a aparecerle prometidas de quién sabe dónde a Ranma. La mayoría a causa de Genma, que había comprometido a su hijo más de una vez a conveniencia. Poco después la aparición de rivales al joven en todo Nerima, la aparición de su madre, por la cual Ranma había optado por mostrarse en su forma femenina Ranko, debido a que Nodoka le había hecho prometer a Genma que su hijo seria un hombre entre hombres. De no ser así, los mataría a ambos haciendo que cometieran Seppuku.

Ranma, Ranko una vida muy complicada, y al final todo se les fue de las manos en sus narices. Cuando trataron de hacer algo, ya no había nada que hacer, sólo aceptar y resignarse.

Resignarse a que se había quedado sin heredero, cuando la maldición de Ranma se completó volviéndolo Ranko permanentemente. Y al chico lejos de desagradarle, lo aceptó y había continuado con su nueva y menos problemática vida de mujer. Y todo por un simple y genuino deseo, una moneda echada a una fuente de los deseos, al servicio de un alma en pena que vivía para realizar los sueños de la gente, siempre y cuando estos trajeran dolor en consecuencia. Y así fue.

Nodoka Saotome deseó por el aprecio que le tenía a Ranko e ignorando la verdad detrás de la chica, que se volviera una señorita y se enamorara del joven Ryoga. Pensó hacer un bien, y al final su deseo se cumplió pues era un deseo con demasiado dolor a consecuencia. Y así fue.

La maldición de Ranma culminó cuando en una pelea contra su rival Mousse, destrozaron el techo de una tienda de antigüedades que acababa de instalarse en Nerima. Al destrozar el techo, Ranma cayó a una fuente antigua, que sin saberlo contenía agua del Jusenkyo, justo el agua de la poza que a él lo había convertido en mujer.

Por supuesto que dolía, había pasado el tiempo y aún dolía. Ranma pereció dándole vida a Ranko. El compromiso con los Tendo quedó anulado, incluyendo todos los demás compromisos clandestinos que perseguían al joven. Los rivales desaparecieron lamentando la pérdida de tan talentoso oponente. Y sus prometidas lloraron desconsoladas hasta que cada una fue encontrando consuelo. Todas excepto Akane, pues su hija no volvió a ser la misma jamás.

Dejó de sonreír y le perdió el sentido a la vida, pero era demasiado orgullosa para dejarse vencer, o tal vez sí se había dejado vencer. Renunció a continuar con la preservación de la escuela Tendo, y enfocó su atención al arte y actuación. Primero pensaron que era simple pasatiempo, hasta que sorprendió a la familia con una beca que obtuvo en la mejor escuela de arte y actuación de todo el país, en Tokio. Soun no aceptó con agrado la noticia, pero se sentía en deuda con ella. Porque aunque Akane comenzó a brillar en el mundo del espectáculo, Soun sabía que ella no era feliz. Sus sonrisas eran falsas, él mejor que nadie la conocía, se aisló de sus amigos y se alejó de su familia cuando decidió establecerse en Tokio. Primero por la escuela y luego por su trabajo, pues no se había recibido cuando ya había participado en obras de teatro, algunos comerciales y personajes secundarios dados en algunas novelas. No era mucho, pero Momo Hirahara como se hacía llamar en el mundo artístico, había desplazado a Akane Tendo, con el tiempo.

Al menos sus hijas Kasumi y Nabiki le habían dado la dicha de verlas realizarse por completo, Kasumi lo sorprendió cuando retomó los estudios y se graduó de Cirujana, y con honores. Consiguió emplearse con el doctor Tofu, con quién se comprometió y casó luego de que el consultorio creciera tanto y se volviera una clínica, hasta ser el hospital Tendo en la actualidad. Se llamó así dado que su yerno Ono Tofu, vio la preocupación de Soun por la desaparición del apellido Tendo. Pues Kasumi ahora era una Tofu también, y le había dado dos hermosas hijas: Akari y Kaori, en eso diez años de matrimonio que llevaban.

Nabiki se había recibido en Finanzas y se había casado finalmente con Kuno Tatewaki, lo cual era excelente para ella, jamás se preocuparía por no tener dinero, aunque había fundado con ayuda de su esposo una casa de préstamos que actualmente era ya, el Banco Nacional de Nerima. Y Nabiki la directora. Nunca antes la fortuna de los Kuno había prosperado tanto. También había engendrado dos hijos en su matrimonio: Akemi y Rentaro. Ambos sacaron la habilidad e inteligencia financiera de su madre, y un poco de la arrogancia de los Kuno.

Sin duda no todo era tan malo, su relación con los Saotome seguía aunque ya no tan estrecha como antes. Nodoka y Genma se habían mudado a las afueras de Nerima hacía algunos años y de vez en cuando Genma lo visitaba. Aún cuando ambos varones sintieran que algo faltaba... El tema de Ranma era tabú.

Y justo esa mañana, Soun había despertado más solitario que de costumbre y sintiendo que no había sido un buen padre para Akane, pero la esperanza volvió cuando en su puerta vio una postal de España, era de Akane. Con su creciente éxito como estrella, se mudaba en cada lugar donde se le ofreciera un contrato.

"Querido padre:

Le he echado de menos, me disculpo por no haberme comunicado antes, el trabajo me había absorbido, pero estaré de vuelta en Nerima por un tiempo, desearía me permitiese visitarle, necesito hablar con usted. Llegaré en dos semanas.

Atte. Tendo Akane."

A Soun se le nublaron los ojos y empezó a llorar, de felicidad. Su hija por fin volvía. Se perdió en todos esos años que no supo de ella y se había encerrado en su miseria y soledad. Y no reaccionó hasta que llamaron a su puerta.

— ¿Tadaima?—dijo dudosa esa voz que tanto extrañaba y en años no había vuelto a oír.

— ¿Akane?— Sorprendido —Akane musume, ¡Has vuelto!—la miró con lágrimas en los ojos, su niña ya era toda una mujer y muy guapa. Con la belleza que adquiere la madurez, pero con los mismos ojos vacíos con los que se fue...

— Gomennasai Otoosan— dijo con voz débil y postrada en el suelo. Soun entendía que su hija estaba arrepentida y entendía su arrepentimiento.

Se arrodilló él también quedando ambos frente a frente.

— En todo caso, quien debe pedirte disculpas soy yo, musume—le dijo inclinando su cabeza en el suelo —Era mi deber velar por tu bienestar y te fallé, gomennasai musume, por haberte hecho tan infeliz.

Akane lo miró conmovida, no sabía qué decir o hacer. Trató de levantar a su padre del suelo pero éste se negó.

— Necesito saber que tengo tu perdón, no puedo verte a los ojos si no me perdonas, onegai dame tu perdón musume— imploró aún aferrado al suelo.

— ¡Pero si no tengo nada que perdonarle! Otoosan— lo obligó a levantar su cara del suelo y lo abrazó, y lloraron abrazados los dos por largo rato.


Sin duda alguna, nada en sus últimos años de vida que llevaba había sido como lo planeó, todo fue inesperado y cuando menos sintió ya todo estaba dado. No podía negar que había tenido momentos de tristeza en los que se arrepentía de no haber sido más decidido, de haber perdido la determinación por pelear por lo que realmente quería. Y se preguntaba si no era el miedo a la soledad, la que lo había hecho llegar a tanto. Eso y su falta de carácter quizá. Aún si se lo preguntaba, sabía que seguiría con el curso de su vida sin cambiarlo. No se atrevía, no lo haría. Pues aún si no era lo que esperaba de su vida, no podía sentirse desdichado, y menos en un momento como éste.

Pues no había cosa más sublime para él, que tener en sus brazos a su pequeña hija de apenas tres meses, que dormía pacíficamente ajena a todas esas cosas que afligían a su padre. Tan inocente y ajena a ese dolor como lo era la familia que ahora tenía. Tal vez su esposa no era tan inocente, pero le había hecho creer y ver que ya era feliz con ella. Desde que le había dado la noticia de que serían padres por primera vez, en el cuál Kami los bendijo con dos hermosos varones mellizos. No olvidaba ese día, la vio tan cansada e indefensa y tan fuerte a la vez que la veía sostener a ambos bebés que ya pedían ser alimentados por primera vez.

No pudo evitar besarla y admirarla. Estaría eternamente agradecido por haber librado casi veinte horas de doloroso parto y haberle dado tal honor de ser padre. No se comparaba jamás a cualquier satisfacción que sintiera por sus logros personales o profesionales. Y quizá desde que respetó a esa mujer que era la madre de sus hijos, fue que se decidió a hacerle ver cuán feliz era junto a ella, y demostrarle amor, que más que amor era agradecimiento y admiración, pero era lo más que podía darle de sí. Aunque con el tiempo, se olvidó del agradecimiento y se dedicó a hacer feliz a su esposa e hijos.

Y no se arrepentía en absoluto. Pues su mujer al sentirse amada, se volvió mejor esposa de lo que ya había sido. Dejó de limitarse en sólo cumplir con el hogar y los niños, y se volvió una ayuda idónea para él, motivándolo a progresar como hombre en todos los ámbitos, especialmente el profesional. El cual los llevó a vivir a Núremberg, Alemania, cuando a él lo promovieron. Y el cual de nueva cuenta los llevaba a regresar en unos días a su lugar de origen.

Situación que lo había llevado a sus pensamientos iniciales, pero de nuevo contempló a la pequeñita de cabellos negros y piel blanca, herencia de él, durmiendo tan pacíficamente envuelta en su manta color amarillo, y sonrió cuando sintió ese vuelco en el corazón. Enamorado o no, su esposa le había dado todo lo que cualquier hombre podría desear. Incluso él lo había deseado alguna vez, no con ella. Pero era ella quien se lo había dado: Ranko Saotome, su esposa, o mejor dicho Ranko Hibiki, esposa de Ryoga Hibiki, figura pública y reconocido artista marcial, escritor, esposo y padre de familia. Y sólo por eso no se atrevería a abandonarla jamás. Mucho menos a sus hijos.


Tadaima: Estoy en casa

Gomennasai: Lo siento.

Otoosan: Padre.

Onegai: Por favor

Musume: mi hija, (yo lo tomo como hija mía, pero si me corriges, te lo agradeceré)

Sin más, me queda agradecer tu tiempo y pedirte tu opinion al respecto, Gracias! :D tan pronto como tenga el chapter uno, lo subo y más si hay respuesta favorable. Igual si se me notificara que he cometido una falta, haría mis modificaciones, pero por ahora esperaré. Mata ne! (sueno demasiado formal, lo sé xD)